sábado, 30 de noviembre de 2013

Comunicado de Prensa de Colombia Solidarity Campaing

26 11 2013
Colombia Solidarity Campaign (Campaña de Solidaridad por Colombia), organización de derechos humanos basada en Londres, ha publicado un Informe Alternativo acerca del proyecto de Minería de Oro de AngloGold Ashanti en Cajamarca, Tolima, intitulado La Colosa: Una Muerte Anunciada.  Este informe es resultado de una investigación que abarca 108 entrevistas, análisis de documentos, y asesoría técnica del Dr. Mark Muller, reconocido experto internacional en minería.

El reporte desvela hechos que no han sido revelados antes por investigadores o medios que han trabajado en el tema. Demuestra además, que los impactos de una eventual fase de explotación minera serían mucho mayores a los anunciados e imaginados por los tolimenses y por la nación misma.
Datos Colosales: 
·         50 Ha del proyecto La Colosa están en zona de páramos, un ecosistema estratégico para todos los colombianos.
·         La Colosa produciría 100 millones de toneladas de escombros, que rellenarían los valles en Cajamarca, con alta probabilidad de generar drenajes ácidos mineros.
·         El dique de colas, donde se almacenarían residuos tóxicos, sería uno de los mayores del mundo: tendría una altura máxima de 250 metros, más alta que la torre Colpatria.  Si se realiza, sería la estructura artificial más alta de Colombia.
·         La Colosa demandaría más agua y electricidad que el consumo mínimo doméstico en todo el Tolima.
·         La Colosa sería el primer proyecto de un distrito minero de 200.000 Ha, una extensión superior al Departamento del Quindío.
Hallazgos Alarmantes:
·         Los inversionistas extranjeros reciben información acerca del proyecto minero más completa, exacta y con mayor anticipación, que los propios tolimenses.
·         Se evidencia una estrategia de AGA de permear los medios de comunicación mediante pautas publicitarias y patrocinios de eventos con resonancia mediática.
·         Las inversiones del programa de Responsabilidad Social Corporativa de AGA están dividiendo a la comunidad local,creando dependencias y promueven la percepción que la minería es compatible con la vocación agropecuaria de la región.

El derecho de las comunidades afectadas a participar en el debate acerca del futuro de la región está sistemáticamente minado:
·         Una nueva sustracción de la Reserva Forestal fue silenciosamente otorgada a AGA en mayo 2013.  Los tolimenses sólo se enteraron dos meses más tarde.
·         Más que la mitad de los concejales han tenido vínculos económicos directos o indirectos con la empresa minera, lo cual implica un conflicto de intereses.
·         Las personas que de forma pacífica se oponen a la minería habitualmente se caracterizan de “radicales”, “fundamentalistas”,personas que van “en contra del desarrollo”, o incluso “terroristas” o “guerrilleros”.

Empeoramiento en la calidad de vida y condiciones laborales precarias
·         Pese a promesas de una vida mejor, los habitantes de Cajamarca han sufrido un encarecimiento del costo de la vida,brotes de violenciaincremento de la prostitución, y  un cambio alarmante en el valor, la propiedad y el uso de la tierra.
·         El clima laboral en el proyecto minero está marcado por el temor de perder el empleo
·         “[AGA] me desconocieron, me dijeron que no sabían nada de mí, o sea que si me llego a morir no van a querer responder por mí, a pesar de que yo les di mi trabajo durante 7 años [...]” -  ex trabajador del proyecto minero incapacitado por vida.

Opositores de la mina en Riesgo
·         Se evidencian numerosos casos de hostigamiento a los opositores del proyecto minero.
·         “Quien se oponga a la minería en este momento, es una persona perseguida” -- Carmen Sofia Bonilla, ex directora de Cortolima.
·         La intimidación continúa en casi completa impunidad por falta de voluntad política del Estado colombiano, y el poder político y económico que la empresa tiene.
·         Tras el asesinato de César García, dirigente campesino e integrante de Conciencia Campesina, hay graves preocupaciones por la seguridad de otros líderes en la region.


Para más información por favor contacte:
Colombia Solidarity Campaign
mining@colombiasolidarity.org.uk

sábado, 23 de noviembre de 2013

De Marx y Engels al Ecosocialismo

Artículo de Michael Löwy
No se puede pensar la alternativa ecosocialista sin integrar la aportación de Marx y Engels. Es cierto que su reflexión sobre el medio ambiente es limitada. Aunque no es nada sorprendente que los temas ecológicos no ocupen un lugar central en el dispositivo teórico marxiano: los desgastes causados por la civilización moderna no tenían en el siglo XIX, ni mucho menos la misma gravedad que en nuestra época. La crisis ecológica actual, y en particular la amenaza que el cambio climático hace pesar sobre cualquier forma de vida en el planeta, engendra desafíos inéditos, que exigen una definición mucho más radical del programa socialista.
No obstante, se pueden encontrar en Marx y Engels algunas intuiciones importantes sobre la contradicción entre el progreso capitalista y el medio ambiente. Hasta el punto de que el geógrafo italiano Massimo Quaini escribió: “Marx denunció el saqueo de la naturaleza antes de que hubiera nacido una conciencia ecológica burguesa moderna” (1). Pero, como veremos más adelante, su concepción del “desarrollo de las fuerzas productivas” exige una revisión crítica desde el punto de vista de una ecología marxista en el siglo XXI.
También se encuentran en Marx y Engels muchas referencias al “control”, al “dominio” o incluso a la “dominación” sobre la naturaleza. Por ejemplo, según Engels, en el socialismo los seres humanos “se vuelven por primera vez dueños reales y conscientes de la naturaleza porque son, y en tanto son, dueños de su propia vida en sociedad” (2). No obstante, como veremos más adelante, los términos “dominio” o “dominación” de la naturaleza en Marx y Engels se refieren simplemente al conocimiento de las leyes de la naturaleza, más que a un proyecto “prometeico” de avasallamiento del entorno natural (3).
Los primeros escritos
Desde los primeros escritos de Marx llama la atención su naturalismo ostentoso, su visión del ser humano como ser natural, inseparable de su medio natural. La naturaleza, escribe Marx en los Manuscritos de 1844“es el cuerpo no orgánico del hombre”. O también: “Decir que la vida física e intelectual del hombre está indisolublemente ligada a la naturaleza equivale a decir que la naturaleza está indisolublemente ligada a sí misma, ya que el hombre es una parte de la naturaleza”. Es cierto que apela al humanismo, aunque define al comunismo como un humanismo que es, al mismo tiempo, un “naturalismo consumado”; y sobre todo lo concibe como la verdadera solución al “antagonismo entre el hombre y la naturaleza”. Gracias a la abolición positiva de la propiedad privada, la sociedad humana llegará a ser “la culminación de la unidad esencial del hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo realizado del hombre y el humanismo realizado de la naturaleza” (4).
En un famoso texto de Engels sobre “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre” (1876), ese mismo tipo de naturalismo sirve de fundamento para una crítica de la actividad depredadora humana sobre el medio ambiente:
“No debemos vanagloriarnos de nuestras victorias humanas sobre la naturaleza. Por cada una de estas victorias, la naturaleza se venga de nosotros. Es cierto que cada victoria nos da, en primera instancia, los resultados esperados, pero en segunda y tercera instancia tiene efectos diferentes, inesperados, que muchas veces anulan los primeros. [...] Los hechos nos recuerdan a cada paso que no reinamos sobre la naturaleza como lo haría un conquistador sobre un pueblo extranjero, como alguien que está fuera de la naturaleza, sino que le pertenecemos con nuestra carne, nuestra sangre, nuestro cerebro, que estamos en su seno y que toda nuestra dominación sobre ella reside en la ventaja que tenemos sobre el conjunto de las otras criaturas por conocer sus leyes y poder servirnos juiciosamente de ellas” (5).
Este ejemplo tiene un carácter más general –no cuestiona el modo de producción capitalista sino las civilizaciones antiguas. Pero no deja de constituir un argumento ecológico de sorprendente modernidad, tanto porque pone en guardia contra las destrucciones generadas por la producción como por su crítica de la deforestación. Se encuentra un argumento análogo en una carta de Marx a Engels del 25 de marzo de 1868 en la que, a propósito de la desertificación, llega incluso a mencionar el cambio climático: “El libro de Fraas, Clima y Flora en el tiempo, una historia de ambos (1847), es muy interesante por su demostración de que el clima y la flora cambian en un tiempo histórico. [...] Afirma que con la agricultura –y en correspondencia con su grado de intensidad– la “humedad” tan apreciada por los campesinos desaparece (de ahí la migración de las plantas del sur hacia el norte) y se forman estepas. El primer efecto de la agricultura es útil pero, en último análisis, es devastador [verödend] por la tala de bosques”. Marx observa que este autor –Karl Nikolaus Fraas, botánico (1810-1875)–  no supera el punto de vista burgués, pero que sus análisis manifiesta una “tendencia socialista inconsciente” (6). Entiéndase bien, Marx no podía prever el recalentamiento global que amenaza a la humanidad en el siglo XXI, pero se pregunta por los efectos de algunas formas de producción sobre la flora y sobre el clima.
Valores de cambio, valores de uso
Según los ecologistas, Marx, siguiendo a Ricardo, atribuye el origen de todo valor y de toda riqueza al trabajo humano, ignorando la aportación de la naturaleza. Esta crítica es, en mi opinión, resultado de un malentendido: Marx utiliza la teoría del valor-trabajo para explicar el origen del valor de cambio, en el marco del sistema capitalista. La naturaleza, por el contrario, participa en la formación de las verdaderas riquezas, que no son los valores de cambio sino los valores de uso. Esta tesis fue avanzada por Marx de forma muy explícita en la Crítica del Programa de Gotha contra las ideas de Lassalle y sus discípulos: “El trabajo no es la fuente de toda riqueza. La naturaleza es también la fuente de los valores de uso (¡que son sin embargo la riqueza real!) tanto como el trabajo, que en sí mismo no es sino la expresión de una fuerza natural, la fuerza de trabajo del hombre” (7).
Los ecologistas acusan a Marx y Engels de productivismo. ¿Está justificada esta acusación? No, porque nadie ha denunciado tanto como Marx la lógica capitalista de producir por producir, la acumulación del capital, de las riquezas y de las mercancías como un fin en sí mismo. En un destacable pasaje de los Manuscritos de 1844, acusa a la desmesura del capital, su expansión sin límites y su manipulación de necesidades artificiales: “La falta de medida [Masslösigkeit], la desmesura [Unmässigkeit] se convierte en su auténtica norma. [...]. La extensión de los productos y de las necesidades hace del hombre el esclavo inventivo y calculador de apetitos inhumanos, imaginarios y contra natura” (8).
La idea misma de socialismo –al contrario de sus miserables falsificaciones burocráticas– es la de una producción de valores de uso, de bienes necesarios para la satisfacción de las necesidades humanas. El objetivo supremo del progreso técnico, dice Marx, no es el crecimiento infinito de bienes –el “tener”– sino la reducción de la jornada de trabajo y el crecimiento del tiempo libre –el “ser”–( 9).
Aunque es verdad que muchas veces se encuentra en Marx y Engels (y aún más en el marxismo ulterior) una postura poco crítica respecto al sistema de producción industrial creado por el capital y una tendencia a hacer del “desarrollo de las fuerzas productivas” el principal vector del progreso. Así, en el Manifiesto Comunista, rinden homenaje a la capacidad de la burguesía de crear “fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones pasadas en su conjunto”, lo que se traduce en la “sumisión al hombre de las fuerzas de la naturaleza, maquinismo, aplicación de la química a la industria y a la agricultura”, la “roturación de continentes enteros”, la “regulación de los ríos” (10), etc.
Pero el ejemplo más llamativo de la demasiado poco crítica admiració de Marx por la obra “civilizadora” de la producción capitalista, y por su instrumentalización brutal de la naturaleza, es el siguiente pasaje de los Grundisse:
“La producción basada en el capital crea por una parte la industria universal, es decir, el sobretrabajo al mismo tiempo que el trabajo creador de valores; por otra parte, un sistema de explotación general de las propiedades de la naturaleza y del hombre. [...] El capital comienza por tanto a crear la sociedad burguesa y la apropiación universal de la naturaleza y establece una red que engloba a todos los miembros de la sociedad: ésta es la gran acción civilizadora del capital. [...] Se eleva a un nivel social en que todas las sociedades anteriores aparecen como desarrollos puramente locales de la humanidad y como una idolatría de la naturaleza. En efecto, la naturaleza se convierte en un puro objeto para el hombre, una cosa útil. Ya no se la reconoce como una potencia. La inteligencia teórica de las leyes naturales tiene todos los aspectos del ardid para someter la naturaleza a las necesidades humanas, bien como objeto de consumo o como medio de producción”(11).
Fuerzas destructivas
Parece faltar en Marx y Engels una noción general de los límites naturales en el desarrollo de las fuerzas productivas. Aunque se puede encontrar aquí y allí, por ejemplo en este pasaje de La Ideología Alemana, la intuición de su potencial destructivo: “En el desarrollo de las fuerzas productivas se alcanza un estadio en que nacen fuerzas productivas y medios de circulación que ya no pueden ser sino nefastos en el marco de las relaciones existentes, y no son ya fuerzas productivas, sino fuerzas destructivas (el maquinismo y el dinero)” (12).
Por desgracia, esta idea no ha sido desarrollada por los dos autores, y no es seguro que la destrucción que se cuestiona aquí sea también la de la naturaleza. En cambio, en algunos pasajes referidos a la agricultura, se esboza una verdadera problemática ecológica y una crítica radical de las catástrofes que resultan del productivismo capitalista.
En estos textos se descubre una especie de teoría de la ruptura del metabolismo entre las sociedades humanas y la naturaleza, como resultado del productivismo capitalista(13). El punto de partida de Marx son los trabajos del químico y agrónomo alemán Liebig“uno de cuyos méritos inmortales es haber destacado el lado negativo de la agricultura moderna desde el punto de vista científico”(14). La expresión Riss des Stoffwechsels, ruptura o desgarro del metabolismo –o de los intercambios materiales– aparece de forma destacada en un pasaje del capítulo 47, “Génesis de la renta de la tierra capitalista”, en el libro III del Capital“Por una parte, la gran propiedad de la tierra reduce la población agrícola a un mínimo en declive constante, a la que, por otra parte, opone una población industrial siempre en crecimiento, hacinada en las grandes ciudades: ella crea por consiguiente condiciones que provocan una ruptura irreparable [unheilbaren Riss] en la conexión del metabolismo [Stoffwechsel] social, un metabolismo prescrito por las leyes naturales de la vida; como resultado de ello la fuerza del suelo es derrochada [verschleudert] y este derroche se extiende gracias al comercio mucho más allá de los límites de cada país. [...] La gran industria y la gran agricultura industrializada actúan en común. Aunque en un principio se distinguían en que la primera devastaba [verwüstet] y arruinaba la fuerza de trabajo y por tanto la fuerza natural de los seres humanos, mientras la segunda hacía lo mismo directamente con la fuerza natural del suelo, en su desarrollo posterior ambas conjugan sus esfuerzos, ya que el sistema industrial en el campo debilita también al trabajador mientras la industria y el comercio proporcionan a la agricultura los medios para el agotamiento del suelo” (15).
Como en la mayor parte de los ejemplos que veremos a continuación, la atención de Marx se concentra en la agricultura y en el problema de la devastación de los suelos, aunque los asocia a un principio más general: la ruptura en el sistema de intercambios materiales [Stoffwechsel] entre las sociedades humanas y el medio ambiente, en contradicción con las “leyes naturales de la vida”. Es interesante señalar dos sugerencias importantes, aunque poco desarrolladas por Marx: la cooperación entre industria y agicultura en este proceso de ruptura, y la extensión de los daños a una escala global, gracias al comercio internacional.
El tema de la ruptura del metabolismo aparece también en un conocido pasaje del libro I del Capital: la conclusión del capítulo sobre la gran industria y la agricultura. Se trata de uno de los raros textos de Marx donde expresamente se abordan los estragos producidos por el capital en el entorno natural –así como una visión dialéctica de las contradicciones del “progreso” inducido por las fuerzas productivas: “La producción capitalista [...] destruye no sólo la salud física de los obreros urbanos y la vida espiritual de los trabajadores rurales, sino que perturba también la circulación material [Stoffwechsel] entre el hombre y la tierra, y la condición natural eterna de la fertilidad duradera [dauernder] del suelo, haciendo cada vez más difícil la restitución al suelo de los ingredientes que le son quitados y usados en forma de alimentos, vestidos, etc. [...] Además, cada progreso de la agricultura capitalista es un progreso no sólo en el arte de explotar al trabajador, sino también en el arte de desvalijar el suelo; cada progreso en el arte de acrecentar su fertilidad por un tiempo, es un progreso en la ruina de sus recursos duraderos de fertilidad. Cuanto más se desarrolla un país sobre la base de la gran industria, por ejemplo los Estados Unidos de Norteamérica, más rápido se completa este proceso de destrucción. La producción capitalista desarrolla la técnica y la combinación del proceso de producción social socavando [untergräbt] al mismo tiempo los dos recursos de los que nace toda la riqueza: la tierra y el trabajador”(16).
Una lógica depredadora
En este texto hay varios aspectos destacados: en primer lugar, la idea de que el progreso puede ser destructivo, un “progreso” en la degradación y el deterioro del medio natural. El ejemplo escogido no es el mejor, y resulta demasiado limitado –la pérdida de fertilidad del suelo– pero no deja de plantear la cuestión más general de los ataques al medio natural, a las “condiciones naturales eternas”, por la producción capitalista.
La explotación y el sometimiento de los trabajadores y de la naturaleza son expuestos en paralelo, como resultado de la misma lógica depredadora de la gran industria y de la agricultura capitalistas, abriendo el campo a una reflexión sobre la articulación entre lucha de clases y lucha en defensa del medio ambiente, en un combate común contra la dominación del capital.
Estos distintos textos señalan la contradicción entre la lógica inmediata del capital –y de manera más general, el espíritu del capitalismo– y la posibilidad de una agricultura “racional” basada en una temporalidad mucho más prolongada y en una perspectiva duradera e intergeneracional que respete el entorno. Siguiendo en el libro III del Capital, Marx vuelve a esta contradicción intrínseca entre capitalismo y agricultura razonable: “La moraleja de la historia [...] es que el sistema capitalista se opone a una agricultura racional o que una agricultura racional es incompatible [unverträglich] con el sistema capitalista (incluso si favorece su desarrollo técnico); ésta necesita las manos del pequeño campesino trabajador o el control de los productores asociados”.
Aquí se sugieren dos ideas interesantes: a) el desarrollo técnico forma parte de la irracionalidad de la agricultura capitalista, y b) la alternativa es, a la vez, la agricultura campesina y el socialismo (los “productores asociados”), igual de respetables y “racionales” a los ojos de Marx.
Al agotamiento de los suelos se añade el ejemplo citado por Marx y Engels de la destrucción de los bosques, que tiene una gran actualidad, cuando la deforestación bajo la égida del capital y el agronegocio es uno de los mecanismos que favorece el recalentamiento global. Los dos fenómenos –la degradación de los bosques y del suelo– están estrechamente ligados en los análisis de Marx y Engels.
El problema de la contaminación del medio ambiente no está ausente de sus preocupaciones, aunque es abordado casi exclusivamente desde el ángulo de la insalubridad de los barrios obreros de las grandes ciudades inglesas. El ejemplo más llamativo son las páginas de La Situación de la Clase Trabajadora en Inglaterra, donde Engels describe con horror e indignación la acumulación de escombros y basuras industriales en las calles y los ríos, el gas carbónico que sustituye al oxígeno y envenena la atmósfera, las “emanaciones de los ríos contaminados y polucionados”(17), etc.
¿Cómo definen Marx y Engels el programa socialista respecto al medio natural? ¿Qué transformaciones debe sufrir el sistema productivo para hacerse compatible con la salvaguarda de la naturaleza? Aquí está la principal limitación de la reflexión de ambos pensadores, y es el aspecto que exige un cuestionamiento crítico. Parecen concebir a veces la producción socialista simplemente como la apropiación colectiva de las fuerzas y medios de producción desarrollados por el capitalismo: una vez abolida la “traba” que representan las relaciones de producción, y en particular las relaciones de propiedad, estas fuerzas podrán desarrollarse sin problemas. Habría por tanto una especie de continuidad sustancial entre el aparato productivo capitalista y el socialista, constituyendo la apuesta socialista, ante todo, la gestión planificada y racional de esta civilización material creada por el capital.
Por ejemplo, en la célebre conclusión del capítulo del Capital sobre la acumulación primitiva, Marx escribe: “El monopolio del capital se vuelve una traba para el modo de producción que ha crecido y prosperado con él y bajo sus auspicios. La socialización del trabajo y la centralización de sus resortes materiales llegan a un punto en el que ya no pueden contenerse en su envoltorio capitalista. Este envoltorio se rompe en pedazos. La hora de la propiedad capitalista ha sonado. [...] La producción capitalista engendra en sí misma su propia negación con la misma fatalidad que preside las metamorfosis de la naturaleza”(18). Además de su determinismo fatalista y positivista, este pasaje parece dejar intacto, en la perspectiva socialista, el conjunto del modo de producción creado “bajo los auspicios” del capital, cuestionando sólo el “envoltorio” de la propiedad privada, convertido en una “traba” para los resortes materiales de la producción.
Las sociedades precapitalistas
La misma lógica “continuista” domina algunos pasajes del Anti-Dühring, donde presenta al socialismo como sinónimo de desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas: “La fuerza de expansión de los medios de producción hace saltar las cadenas con que el modo de producción capitalista la había cargado. Su liberación de las cadenas es la única condición requerida para un desarrollo ininterrumpido de las fuerzas productivas, progresando a un ritmo cada vez más rápido, y por consiguiente, para un crecimiento sin límites de la propia producción”(19). Ni que decir tiene que esta concepción del paso al socialismo es literalmente insostenible y debe ser cuestionada desde un punto de vista ecosocialista.
También hay en Marx y Engels escritos que consideran la dimensión ecológica del programa socialista y abren algunas pistas interesantes. Ya hemos visto que losManuscritos de 1844 se refieren al comunismo como “la verdadera solución al antagonismo entre el ser humano y la naturaleza”. Y en el pasaje arriba citado del libro I del Capital, Marx deja entender que las sociedades precapitalistas asegurarían “espontáneamente” [naturwüchsig] el Stoffwechsel, el metabolismo entre los grupos humanos y la naturaleza. En el socialismo (el nombre no aparece directamente, pero es posible inferirlo del contexto) habrá que restablecerlo de forma sistemática y racional, “como ley reguladora de la producción social”. Es una lástima que ni Marx ni Engels hayan desarrollado esta intuición, basada en la idea de que las comunidades precapitalistas vivían espontáneamente en armonía con su medio natural, y que la tarea del socialismo es establecer esta armonía sobre bases nuevas(20).
Algunos pasajes de Marx parecen considerar la conservación del medio natural como una tarea fundamental del socialismo. Por ejemplo, el libro III del Capital opone a la lógica capitalista de la gran producción agrícola, basada en la explotación y el despilfarro de las fuerzas del suelo, otra lógica, de naturaleza socialista: “el tratamiento conscientemente racional de la tierra como eterna propiedad comunitaria, y como condición inalienable [unveräusserlichen] de la existencia y de la reproducción de la cadena de generaciones humanas sucesivas”. Un razonamiento análogo se encuentra algunas páginas más arriba:“Una sociedad entera, una nación e incluso todas las sociedad contemporáneas reunidas, no son propietarias de la Tierra. Son sólo las ocupantes, las usufructuarias [Nutzniesser] y, como boni patres familia, deben dejarla en mejor estado a las generaciones futuras”(21). En otras palabras, Marx parece aceptar el “principio responsabilidad” tan querido a Hans Jonas, la obligación de cada generación de respetar el medio ambiente –condición de existencia para las generaciones humanas por venir.
En algunos textos, se asocia el socialismo a la abolición de la separación entre las ciudades y el campo, y por tanto a la supresión de la contaminación industrial urbana. Se hace eco de ello la novela utópica del gran escritor marxista libertario William Morris, Noticias de ninguna parte (1890), un intento fascinante de imaginar un mundo socialista nuevo, donde las grandes ciudades industriales habrían cedido el lugar a un habitat urbano/rural respetuoso con el entorno natural.
Pero no por ello es menos cierto que a Marx y Engels les falta una perspectiva ecológica de conjunto. Sugerimos, como nos incita Daniel Bensaïd, la necesidad de instalarse en las contradicciones de Marx y de tomarlas en serio. La primera de estas contradicciones es, desde luego, entre el credo productivista de algunos textos y la intuición de que el progreso puede ser fuente de destrucciones irreversibles del entorno natural(22).
Hay que repensar por tanto el marxismo y la alternativa socialista a partir de los nuevos parámetros introducidos por la crisis ecológica y las amenazas que ella representa –no para “el planeta”, sino para la supervivencia de numerosas especies vivas, incluída la nuestra. Es imposible, por lo demás, pensar una ecología crítica a la altura de los desafíos contemporáneos, sin integrar la aportación de Marx y Engels, en especial: 1) la crítica marxiana de la economía política, su cuestionamiento de la lógica destructiva inducida por la acumulación ilimitada del capital: una ecología que ignora o menosprecia la crítica marxiana del fetichismo de la mercancía está condenada a no ser más que un correctivo de los “excesos” del productivismo capitalista; 2) el programa socialista de colectivización de los medios de producción y de gestión democrática de la producción y del consumo por la propia sociedad.
La renovación del pensamiento marxista
La cuestión ecológica es, en mi opinión, el gran desafío para una renovación del pensamiento marxista en el siglo XXI. Exige de los marxistas una ruptura radical con la ideología del progreso lineal y con el paradigma tecnológico y económico de la civilización industrial moderna. No se trata –es evidente– de poner EN DUDA la necesidad del progreso científico y técnico y la elevación de la productividad del trabajo. Son condiciones ineludibles para dos objetivos esenciales del socialismo: la satisfacción de las necesidades sociales y la reducción de la jornada de trabajo. El desafío ecosocialista es reorientar el progreso para hacerlo compatible con la preservación del equilibrio ecológico del planeta y, en particular, poner fin a la deriva suicida que nos conduce, por el proceso de recalentamiento global, a un desastre de proporciones inimaginables.
El talón de Aquiles del razonamiento de Marx y Engels era, en algunos textos “canónicos”, una concepción acrítica de las fuerzas productivas capitalistas –es decir, del aparato técnico/productivo capitalista/industrial moderno– como si fueran “neutras” y bastara a los revolucionarios con socializarlas, sustituyando su apropiación privada por una apropiación colectiva, dándolas la vuelta en beneficio de los trabajadores y desarrollándolas de manera ilimitada.
El programa ecosocialista introduce un nuevo principio: aplicar al aparato productivo formado por el capital el mismo razonamiento que Marx proponía, en La Guerra Civil en Francia (1871), respecto del aparato del Estado: “La clase obrera no puede contentarse con coger tal cual la máquina del Estado y hacerla funcionar por su cuenta”(23). Mutatis mutandis, los trabajadores no pueden contentarse con coger tal cual la”máquina” productiva capitalista y hacerla funcionar por su cuenta: deben transformarla radicalmente en base a criterios socialistas y ecológicos. Lo que implica no sólo la sustitución de las formas de energía destructoras por fuentes de energía renovables y no contaminantes, como la energía solar, sino también una profunda transformación del sistema productivo heredado del capitalismo, así como del modelo de consumo, del sistema de transportes y del sistema de habitat urbano.
Como ya hemos visto, Engels habla, en el Anti-Dühring, de un desarrollo “ininterrumpido” de las fuerzas productivas y de un crecimiento “sin limites” de la producción misma, gracias al socialismo. Al criticar, con toda justicia, cualquier forma de productivismo, algunos ecologistas proponen como alternativa el decrecimiento. Este término tiene el mérito de oponerse al culto capitalista del “crecimiento” y la “expansión”, pero se mantiene prisionero de una problemática cuantitativa: producir y consumir “menos” y no “más”.
Se trata de reorganizar la producción según criterios cualitativos, en base a criterios ecológicos y sociales. Algunas actividades deben desarrollarse de forma rápida y significativa (lo que no quiere decir “ilimitada”): la educación, la salud, la cultura, los transportes colectivos, las bicicletas, la agricultura y la pesca biológicas, la energía solar, geotérmica y eólica. Otras deben desaparecer lo más rápidamente posible, literalmente “enviadas al desguace”: centrales nucleares y térmicas (de carbón), industria de armamentos, publicidad, pesca industrial, pesticidas, OGM, etc. Otras deberán ser reducidas progresivamente: industria automóvil, explotación petrolera, minas de carbón. Esta reestructuración ecosocialista del aparato productivo –resultado de un debate democrático, en el que se confrontan distintas propuestas, decidiendo en última instancia la propia población– debe imperativamente hacerse con la garantía del pleno empleo de los trabajadores afectados.
En resumen, el ecosocialismo no sólo exige un cambio de las formas de propiedad, sino una profunda transformación de las formas existentes de producción y de consumo. Se trata de una radicalización de la ruptura con el “espíritu del capitalismo” y con la civilización material capitalista. En esta perspectiva, el proyecto socialista aspira no sólo a una nueva sociedad y un nuevo modo de producción, sino también a un nuevo paradigma de civilización.
Notas
1. Massimo Quaini, Geography and Marxism, Totowa, N.J., Barnes & Noble, 1982, p. 136.
2. Friedrich Engels, Anti-Dühring, Paris, Ed. Sociales, 1950, p. 322.
3. En su interesante obra Marx’s Ecology. Materialism and Nature, New York, Monthly Review Press, 2001, John Foster Bellamy me critica por haber definido el pensamiento de Marx como “concepción optimista, prometeica del desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas” (p. 135). Tiene razón en insistir en la inadecuación del término “prometeico” al hablar de Marx, pero sigo pensando que su visión del desarrollo de las fuerzas productivas es problemática. Volveremos a esta cuestión más adelante.
4. Karl Marx, Manuscrits de 1844. Economie polítique et philosophíe. Paris, Ed. Sociales, 1962, p.62, 87, 89.
5. Friedrich Engels, La Dialectique de la nature. Paris, Ed. Sociales, 1968, p.180-181.
6. Karl Marx, Friedrich Engels, Ausgewälte Briefe, Berlin, Dietz Verlag, 1953, p. 234-235.
7. Karl Marx, Critique des Programmes de Gotha et d’Erfurt, Paris, Ed. Sociales, 1950, p. 18. Ver también Le Capital, Paris, Garnier/Flammarion, 1969, libro I, p. 47: “El trabajo no es por tanto la única fuente de los valores de uso que produce, de la riqueza material. El trabajo es el padre, y la naturaleza la madre, como dijo William Petty”.
8. Karl Marx, Manuscrits de 1844. Paris, Garnier/Flammarion, 2007. Cf. Karl Marx, Friedrich Engels, Kleine Ökonomische Schriften, Berlin, Dietz Verlag, 1953, p. 141.
9. Sobre la oposición entre “tener” y “ser”, ver los Manuscrits de 1844, op.cit., p.103: “Cuanto menos eres, y menos manifiestas tu vida, más posees, más crece tu vida alienada, más acumulas tu ser alienado”. Sobre el tiempo libre como principal base del socialismo, ver Le Capital, op.cit., libro III, p. 828.
10. Karl Marx, Friedrich Engels, Manifeste du Parti communiste, Paris, Flammarion, 1998, p. 79.
11. Karl Marx, Fondements de la critique de l’économie politique, Paris, Anthropos, 1967, p. 366-367.
12. Karl Marx, L’Ideologie allemande, Paris, Ed. Sociales, p. 67-68.
13. Tomo prestado este término, y el análisis subsiguiente, de John Foster Bellamy, Marx’s Ecology…, op. cit., p. 155-167.
14. Karl Marx, Le Capital, Paris, Ed. Sociales, 1969, libro I, p. 660.
15. Karl Marx, Le Capital, III, Berlin, Dietz Verlag, 1969, Werke, Band 25, p. 821 (traducción propia).
16. Karl Marx, Le Capital, op.cit.,libro I, p. 363, revisado y corregido por mí según el original alemán, Das Kapital, op.cit., p. 528-530.
17. Friedrich Engels, The Condition of the Working-Class in England (1844), en Karl Marx, Friedrich Engels, On Britain, Moscú, Foreing Language Publishing House, 1953, p.129-130.
18. Karl Marx, Le Capital, op.cit.,libro I, p. 566-567.
19. Friedrich Engels, Anti-Dühring, p. 321.
20. Este aspecto del texto se ha perdido en la traducción del Capital por Jean-Pierre Lefebvre, citada en la traducción del artículo de Ted Benton, en la medida en que naturwüchsig –“espontaneo” – es traducido por “origen simplemente natural”.
21. Karl Marx, Das Kapital, III, p. 784, 820. la palabra “socialismo” no aparece en estos pasajes, pero está implícita.
22. Daniel Bensaïd, Marx l’intenpestif, Paris, Fayard, 1995, p- 347.
23. Karl Marx,La Guerre civile en France, en Marx, Engels, Lenin, Surla Commune, Moscú, Ed. du Progrès, 1971, p.56


El poder de las empresas en la cumbre de la ONU sobre cambio climático


     Amy Goodman
Democracy Now!


La conferencia sobre cambio climático de las Naciones Unidas de este año se está desarrollando en Varsovia, una ciudad llena de historia. Aquí se encuentra el principal monumento erigido en homenaje a Nicolás Copérnico, el famoso astrónomo polaco que postuló por primera vez que la Tierra gira alrededor del sol y no al revés. El aeropuerto de Varsovia lleva el nombre Frederic Chopin, en honor al brillante compositor que vivió aquí. La pionera de la ciencia de la radiación, Marie Curie, la primera mujer en ganar un Premio Nobel (ganó dos, de hecho), nació aquí.Aquí también fue el lugar donde estuvo el Gueto de Varsovia, uno de los más horribles símbolos del Holocausto, donde cientos de miles de judíos permanecieron encerrados antes de ser trasladados al campo de exterminio de Treblinka y otros campos de concentración nazis, donde fueron asesinados. En medio del terror de la ocupación Nazi, los judíos del gueto se alzaron en un valiente acto de autodefensa. Más tarde, inspirados por el levantamiento del gueto, los habitantes no judíos de Varsovia también se alzaron y lucharon durante dos meses antes de ser finalmente derrotados por las fuerzas de ocupación alemanas. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, 6 millones de polacos, la mitad de ellos judíos, habían sido asesinados y un ochenta y cinco por ciento de la ciudad de Varsovia estaba en ruinas.
En este preciso lugar se está desarrollando la 19a Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), denominada COP 19. Miles de negociadores de los 198 países miembros de la Convención caminan con prisa a través de los corredores de tela provisorios instalados en el campo del Estadio Nacional, al igual que representantes de numerosas organizaciones no gubernamentales y miembros de la prensa. La cumbre de este año tiene una característica diferente: el auspicio de las empresas.
“Esta probablemente sea la conferencia sobre cambio climático con mayor presencia de las empresas que jamás hayamos visto", me dijo Pascoe Sabido. "Esto no significa que en las anteriores no haya habido una gran influencia de las empresas. Sin embargo, lo que es diferente esta vez es el nivel de institucionalización, el grado en el que el Gobierno polaco, la ONU y la convención misma, han recibido a las empresas con los brazos abiertos y han alentado su participación”. Sabido trabaja en la organización Corporate Europe Observatory, que publicó un folleto denominado “Guía de la COP 19 sobre el lobby empresarial: delincuentes climáticos y complicidad del Gobierno polaco”. Algunas de las grandes empresas presentes en esta COP 19, afirma Sabido, son “General Motors, conocida por financiar a grupos de investigación que niegan el cambio climático, como el Heartland Institute de Estados Unidos y está también BMW, que está haciendo cosas similares en Europa, en un intento por debilitar las normas sobre emisiones”. El logo de LOTOS Group, la segunda principal empresa petrolera polaca, aparece en los 11.000 bolsos entregados a los delegados.
Polonia, cuya principal fuente de energía es el carbón, organizó una conferencia paralela junto con la Asociación Mundial del Carbón, denominada Cumbre Internacional del Carbón y el Clima. La Secretaria Ejecutiva de la COP 19, Christiana Figueres, provocó la ira de muchos activistas por el clima al pronunciar el discurso inaugural de la conferencia de la industria del carbón. Fuera de la cumbre, los activistas de Greenpeace colgaron una gran pancarta con los colores de la bandera polaca en la fachada del Ministerio de Economía. La pancarta decía: “¿Quién manda en Polonia: la industria del carbón o la gente?”. En el techo del edificio, otros activistas desplegaron una pancarta con la leyenda: “¿Quién manda en el mundo: la industria de los combustibles fósiles o la gente?”. Mientras tanto, en la plaza que se encuentra abajo, cientos de personas se manifestaban en contra del carbón en una procesión denominada “Cough 4 Coal” (Tos por el carbón) en la que había dos grandes pulmones inflables, que representaban los efectos nocivos del carbón en la atmósfera y en la salud humana.
Mientras que en el Estadio Nacional las negociaciones se iban diluyendo, los activistas gritaban al unísono: “¿Dónde está el financiamiento?”. Los países ricos prometieron brindar apoyo financiero a los países en desarrollo para que realicen la transición hacia fuentes de energía renovables (mitigación) y para que puedan hacer frente a los efectos del cambio climático (adaptación). Oxfam calcula que, hasta el momento, este fondo ha recaudado tan solo 7.600 millones de dólares, muy por debajo de la cifra prometida de entre 30.000 y 100.000 millones de dólares. No se trata de caridad, los contaminadores deben pagar. Hablé con el principal negociador sobre cambio climático de Filipinas, Yeb Saño, en el noveno día de su huelga de hambre, que comenzó el día en que se inauguró la COP 19. Saño me dijo: “Estados Unidos, que es responsable de al menos un 25% de las emisiones totales, tiene una gran responsabilidad, una responsabilidad moral de combatir el cambio climático, no solo a nivel nacional, sino también de brindar apoyo a los países en desarrollo”.
La destrucción causada por el tifón Haiyan es un crudo telón de fondo de las negociaciones en Varsovia. Yeb Saño se enteró de que su hermano sobrevivió al tifón al verlo en las noticias mientras ayudaba a juntar los cuerpos de los muertos. La ciencia es clara: si las temperaturas continúan aumentando, los eventos climáticos extremos se volverán cada vez más frecuentes y más mortales. Luego de que Saño anunciara en un emotivo discurso durante la sesión plenaria de la convención que había decidido iniciar una huelga de hambre, varios estudiantes marcharon en silencio junto a él mientras salía de la sala. Sostenían una pancarta en homenaje a los muertos en Filipinas. Como consecuencia de su acto espontáneo de solidaridad, se les prohibió asistir a las negociaciones sobre cambio climático durante un año. Una estudiante que participó en la acción, Clémence Hutin, de París, me dijo: “Para mí, la Cumbre sobre Cambio Climático es un espacio democrático. No entiendo por qué la sociedad civil no es bienvenida en la convención, pero las empresas sí lo son”.
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La economista Miren Etxezarreta considera que "un capitalismo verde, o con rostro humano, no se puede dar"

"Para llegar a una sociedad satisfactoria y justa hay que destruir el capitalismo"

Tercera Información

Miren Etxezarreta es Doctora en economía por la London School of Economics y economista crítica, catedrática emérita de Economía Aplicada de la UAB, y miembro del seminario taifa. La entrevista fue realizada en el marco del encuentro internacional Otra Economía Está En Marcha, organizado por Economistas sin Fronteras.

El capitalismo necesita de crisis cíclias para superar sus contradicciones. Cuando esta última crisis aparece, primero en el ámbito financiero, pero traspasándola automáticamente a todos lo niveles, ¿tiene algo que la haga especial, o es una crisis más? ¿Supone un punto de inflexión?
No es un punto de inflexión en el sistema. Yo creo que es una crisis más del capitalismo, unas son más intensas y otras menos. Ésta es bastante intensa, pero no creo que vaya a suponer una transformación en tanto en cuanto capitalismo, no veo el punto de inflexión.
Vivimos un proceso de atomización en el Estado Español, a partir de los 80 hay un proceso de deslocalización a los países subdesarrollados, y con el auge del Estado del Bienestar desde los 50. Esto ha supuesto un aumento de la terciarización de la producción, con aumento de la conocida como clase media ¿Qué define a la clase media como tal?
Es una distinción artificial, extremadamente. La diferencia fundamental es que la clase media tiene unos salarios más altos y las clases populares más bajos. Generalmente, la clase media tiene un nivel de formación superior que le permite acceder a escaños más altos, pero en el fondo de la cuestión trabajadores asalariados son unos como otros, con la diferencia de que unos reciben más. Esencialmente, no hay diferencia, sólo de nivel mientras las cosas van bien. Cáritas está diciendo que cada vez ayudan a más gente de clase media. Quiere decir que si una persona de clase media se queda sin salario tampoco puede sobrevivir.
Quienes no son propietarios del capital y venden su fuerza de trabajo, esencialmente da igual el nivel de su salario. No es exactamente lo mismo, pero en el esquema de la producción no hay diferencia.
Postulas una vía alternativa para salir de la crisis, e incluso del capitalismo. ¿Por dónde hay que caminar y cómo?
Hay que distinguir dos cosas. Una es salir de la crisis, volver a recuperar un nivel de actividad económica, y otra es salir del sistema. Mientras tengamos capitalismo siempre tendremos crisis recurrentes. Igual podemos salir de ésta, pero tendremos otras. ¿Cómo se sale de esta crisis? Va a ser enormemente complicado para países como el Estado Español, porque no tenemos una capacidad productiva fuerte, y que además se ha ido debilitando. Cuando hay gente que piensa en la recuperación, debería pensar que la recuperación no va a ser recuperar el año 2005 o 2006. Los salarios que se están perdiendo, el estado del bienestar que se esta destruyendo o la precariedad laboral provoca que estemos muy por debajo, y va a suponer que cuando la recuperación comience empezará a niveles muy inferiores, cuando empiece.
Hay que hacer una diferenciación importante, la sociedad no está hecha de un bloque homogénea, hay clases sociales. Ahora, cuando nuestros dirigentes políticos y algunos empresarios están diciendo que nos estamos recuperando, se están recuperando ellos, cuando recuperan la tasa de ganancia. Precisamente porque están deteriorando la situación de los trabajadores, de las clases medias y de las clases populares. Entonces, están mejorando ellos y pueden hablar de recuperación, pero al mismo tiempo se ven obligados a decir que el empleo no mejorará, al igual que el Estado del Bienestar. Al hablar de recuperación hay que preguntar recuperación de quién.
Una cosa es salir de la crisis, que se irán sucediendo mientras haya capitalismo. Creo, que para llegar a una sociedad satisfactoria, justa, armónica o atractiva hay que destruir el capitalismo. Un capitalismo verde, o con rostro humano, no se puede dar.
En el modelo zapatista, creaba su propio modelo fuera del capistalismo, dentro del propio Estado. En nuestro caso, si quisiéramos tomar el poder, hoy por hoy, es imposible. Si no lo queremos, descartamos la vía. Para ambas opciones ¿Qué nos puede aportar este modelo?
El modelo zapatista no está consiguiendo gran cosa en México, no podemos engañarnos. Pero sí que está marcando una manera de hacer diferente. Mi planteamiento, y del grupo en que yo trabajo, es que cada uno debe construir ámbitos de autonomía, luchando por transformar esta sociedad dónde puede. Un periodista puede intentar conseguir un ámbito de autonomía dentro de cierta prensa, pero no que cambie el sistema financiero. Cada persona debe trabajar donde pueda, creando su ámbito.
Hemos socializado las pérdidas de los bancos, pero ¿Podríamos haberlos dejado quebrar? ¿O nacionalizarlos? Hay países que lo han hecho, como Islandia o Chipre.
No soy capaz de ver una solución para los bancos. Personalmente creo que hubiera dejado quebrar muchos en el Estado Español, y de hecho han dejado quebrar 42 cajas de ahorro. Que los bancos no pueden quebrar es mentira. Cuando esos bancos y cajas han sido atractivas para los grandes bancos lo han hecho.
Una cosa es salvar el sistema financiero, y otra salvar a los propietarios del sistema financiero. Lo que ha hecho el Estado ha sido, con la excusa de salvar al sistema, salvar a los propietarios. Ahí es dónde hay una divergencia importante de la que debemos ser conscientes, cuando podemos salvar al sistema financiero sin tener que salvar a los propietarios. Aquí hemos visto que han hecho todo lo contrario. Se tendría que haber hecho otras cosas, pero no nos olvidemos de que estamos en el capitalismo.
¿Una opción podría ser crear una Banca pública?
La Banca Pública me da mucho miedo porque depende de quien pongas al frente. El Banco de España es una banca pública, y en este país el señor Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del banco de España, ha sido uno de los máximos potenciadores de una política antipopular.
Una Banca Pública requiere un Estado diferente. Por sí sola, no implica nada. Argentaria era pública, y sólo tenía unas pequeñas diferencias en que tenía un poco de política social, nada más. En el capitalismo, los arreglos a trozos son poco eficientes.
Sólo una pequeña parte de la deuda del Estado proviene de las familias. ¿Es legítimo pagarla?
Hay que distinguir entre la deuda pública y la deuda privada. La deuda pública, baja en los últimos años, ha subido por el apoyo que ha dado a las grandes empresas y que no ha dado a las familias. El problema de la deuda pública de España, hasta hace muy poco no era un problema de la parte pública, era un problema de la deuda privada, de los bancos y las grandes empresas.
Ya antes de la crisis España tenía un déficit de comercio exterior muy alto, que se tenía que financiar. Eso ha sido un desastre de los economistas y de los políticos de ese momento, por no atender a un problema evidente, porque había un 10% de deuda cada año de la balanza comercial. Si a eso le añades, la deuda de los bancos que salieron al exterior a pedir prestado para hacer más hipotecas en el interior, no para las familias, sino para los grandes constructores y para las grandes inmobiliarias, menos para las grandes empresas y pocas para las familias.
Ahí está el problema grave, que en el capitalismo se consigue una traslación de la deuda privada a la deuda pública.
¿Una auditoría funcionaría?
La auditoría pondría de relieve las cosas. Una vez hecha estaría más claro la injusticia de una gran parte de esa deuda que habría que repudiar. Además no nos va a quedar más remedio, sólo el pago de los intereses se eleva más que el subsidio de paro. Una recuperación económica sin el repudio de la deuda va a ser muy muy difícil, por mucho que haya bajado la prima de riesgo.
Para el estado español, ¿sería más conveniente seguir en la Unión Europea o abandonarla?
Es un tema complicado. Desde que entramos en la Unión Europea, España ha sufrido un proceso de desindustrialización muy importante, y en estos últimos años las políticas económicas son las causantes del aumento de deuda, la precariedad salarial. Europa nos está perjudicando, y desde la crisis todavía más. Eso hay que decirlo en voz alta.
¿Es la salida de Europa una solución? Es posible que sí, yo no tengo una solución clara. Primero, nosotros no tenemos capacidad para decidir salir de Europa, serán otros los que decidan. Segundo, en un mundo globalizado, ¿salir de Europa va a suponer que podamos hacer una política económica alternativa? Si el pueblo español está apoyando a sus dirigentes, para aceptar las consecuencias de una salida de Europa, esta salida puede ser interesante, pero si lo que el pueblo español quiere es salir de Europa sin que le moleste, entonces puede ser dificil.
Salir de Europa es un tsunami importante. Puede ser más facil repudiar la deuda, que hay que hacerlo antes que salir, porque si seguimos con la deuda en euros, estamos peor que antes. Pero si hicera falta salir de Europa, se sale.
¿Qué modelo planteas de democracia económica? Para crear capital social, ¿qué herramientas podemos utilizar? ¿Parcipando en el Estado, en cooperativas, etc?
Yo creo que no hay un modelo, y que no debe de hacer. Ese modelo se debe de ir construyendo de abajo hacia arriba, de acuerdo con los agentes sociales, en cada momento, respondiendo a las necesidades colectivas, de acuerdo con una serie de principios. Un modelo hecho y cerrado sería erróneo. La sociedad está cambiando tan rápidamente que cosas que valían hace 6 meses ya no lo hacen. Lo que si planteamos es que, primero, en el capitalismo no se puede tener ese modelo, tiene que ser un modelo anticapitalista; segundo, con propiedad privada no se puede conseguir nada de lo que queremos en una sociedad alternativa, luego no puede haber propiedad privada, tiene que ser comunitaria, gestionada por el conjunto de la sociedad y no por técnicos; y por último, con valores transformados, no de dinero y de bienestar material sólo, sino de sistemas armónicos, de justicia, colaboración, de construir una cosa entre todos juntos, pero satisfactoria para todos.
Debiera haber un sistema planificado socialmente, según la sociedad. Con este sistema no vamos a ninguna parte, y es imposible humanizarlo. Lo que está pasando es que se está deshumanizando todavía más. Tiene que ser un sistema que no es el capitalista, y tiene que ser bajo unas premisas totalmente distintas, buscando el bien común y la felicidad de la gente en lugar del beneficio de unos pocos.
Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article60576

La economista Miren Etxezarreta considera que "un capitalismo verde, o con rostro humano, no se puede dar"

"Para llegar a una sociedad satisfactoria y justa hay que destruir el capitalismo"

Tercera Información

Miren Etxezarreta es Doctora en economía por la London School of Economics y economista crítica, catedrática emérita de Economía Aplicada de la UAB, y miembro del seminario taifa. La entrevista fue realizada en el marco del encuentro internacional Otra Economía Está En Marcha, organizado por Economistas sin Fronteras.

El capitalismo necesita de crisis cíclias para superar sus contradicciones. Cuando esta última crisis aparece, primero en el ámbito financiero, pero traspasándola automáticamente a todos lo niveles, ¿tiene algo que la haga especial, o es una crisis más? ¿Supone un punto de inflexión?
No es un punto de inflexión en el sistema. Yo creo que es una crisis más del capitalismo, unas son más intensas y otras menos. Ésta es bastante intensa, pero no creo que vaya a suponer una transformación en tanto en cuanto capitalismo, no veo el punto de inflexión.
Vivimos un proceso de atomización en el Estado Español, a partir de los 80 hay un proceso de deslocalización a los países subdesarrollados, y con el auge del Estado del Bienestar desde los 50. Esto ha supuesto un aumento de la terciarización de la producción, con aumento de la conocida como clase media ¿Qué define a la clase media como tal?
Es una distinción artificial, extremadamente. La diferencia fundamental es que la clase media tiene unos salarios más altos y las clases populares más bajos. Generalmente, la clase media tiene un nivel de formación superior que le permite acceder a escaños más altos, pero en el fondo de la cuestión trabajadores asalariados son unos como otros, con la diferencia de que unos reciben más. Esencialmente, no hay diferencia, sólo de nivel mientras las cosas van bien. Cáritas está diciendo que cada vez ayudan a más gente de clase media. Quiere decir que si una persona de clase media se queda sin salario tampoco puede sobrevivir.
Quienes no son propietarios del capital y venden su fuerza de trabajo, esencialmente da igual el nivel de su salario. No es exactamente lo mismo, pero en el esquema de la producción no hay diferencia.
Postulas una vía alternativa para salir de la crisis, e incluso del capitalismo. ¿Por dónde hay que caminar y cómo?
Hay que distinguir dos cosas. Una es salir de la crisis, volver a recuperar un nivel de actividad económica, y otra es salir del sistema. Mientras tengamos capitalismo siempre tendremos crisis recurrentes. Igual podemos salir de ésta, pero tendremos otras. ¿Cómo se sale de esta crisis? Va a ser enormemente complicado para países como el Estado Español, porque no tenemos una capacidad productiva fuerte, y que además se ha ido debilitando. Cuando hay gente que piensa en la recuperación, debería pensar que la recuperación no va a ser recuperar el año 2005 o 2006. Los salarios que se están perdiendo, el estado del bienestar que se esta destruyendo o la precariedad laboral provoca que estemos muy por debajo, y va a suponer que cuando la recuperación comience empezará a niveles muy inferiores, cuando empiece.
Hay que hacer una diferenciación importante, la sociedad no está hecha de un bloque homogénea, hay clases sociales. Ahora, cuando nuestros dirigentes políticos y algunos empresarios están diciendo que nos estamos recuperando, se están recuperando ellos, cuando recuperan la tasa de ganancia. Precisamente porque están deteriorando la situación de los trabajadores, de las clases medias y de las clases populares. Entonces, están mejorando ellos y pueden hablar de recuperación, pero al mismo tiempo se ven obligados a decir que el empleo no mejorará, al igual que el Estado del Bienestar. Al hablar de recuperación hay que preguntar recuperación de quién.
Una cosa es salir de la crisis, que se irán sucediendo mientras haya capitalismo. Creo, que para llegar a una sociedad satisfactoria, justa, armónica o atractiva hay que destruir el capitalismo. Un capitalismo verde, o con rostro humano, no se puede dar.
En el modelo zapatista, creaba su propio modelo fuera del capistalismo, dentro del propio Estado. En nuestro caso, si quisiéramos tomar el poder, hoy por hoy, es imposible. Si no lo queremos, descartamos la vía. Para ambas opciones ¿Qué nos puede aportar este modelo?
El modelo zapatista no está consiguiendo gran cosa en México, no podemos engañarnos. Pero sí que está marcando una manera de hacer diferente. Mi planteamiento, y del grupo en que yo trabajo, es que cada uno debe construir ámbitos de autonomía, luchando por transformar esta sociedad dónde puede. Un periodista puede intentar conseguir un ámbito de autonomía dentro de cierta prensa, pero no que cambie el sistema financiero. Cada persona debe trabajar donde pueda, creando su ámbito.
Hemos socializado las pérdidas de los bancos, pero ¿Podríamos haberlos dejado quebrar? ¿O nacionalizarlos? Hay países que lo han hecho, como Islandia o Chipre.
No soy capaz de ver una solución para los bancos. Personalmente creo que hubiera dejado quebrar muchos en el Estado Español, y de hecho han dejado quebrar 42 cajas de ahorro. Que los bancos no pueden quebrar es mentira. Cuando esos bancos y cajas han sido atractivas para los grandes bancos lo han hecho.
Una cosa es salvar el sistema financiero, y otra salvar a los propietarios del sistema financiero. Lo que ha hecho el Estado ha sido, con la excusa de salvar al sistema, salvar a los propietarios. Ahí es dónde hay una divergencia importante de la que debemos ser conscientes, cuando podemos salvar al sistema financiero sin tener que salvar a los propietarios. Aquí hemos visto que han hecho todo lo contrario. Se tendría que haber hecho otras cosas, pero no nos olvidemos de que estamos en el capitalismo.
¿Una opción podría ser crear una Banca pública?
La Banca Pública me da mucho miedo porque depende de quien pongas al frente. El Banco de España es una banca pública, y en este país el señor Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del banco de España, ha sido uno de los máximos potenciadores de una política antipopular.
Una Banca Pública requiere un Estado diferente. Por sí sola, no implica nada. Argentaria era pública, y sólo tenía unas pequeñas diferencias en que tenía un poco de política social, nada más. En el capitalismo, los arreglos a trozos son poco eficientes.
Sólo una pequeña parte de la deuda del Estado proviene de las familias. ¿Es legítimo pagarla?
Hay que distinguir entre la deuda pública y la deuda privada. La deuda pública, baja en los últimos años, ha subido por el apoyo que ha dado a las grandes empresas y que no ha dado a las familias. El problema de la deuda pública de España, hasta hace muy poco no era un problema de la parte pública, era un problema de la deuda privada, de los bancos y las grandes empresas.
Ya antes de la crisis España tenía un déficit de comercio exterior muy alto, que se tenía que financiar. Eso ha sido un desastre de los economistas y de los políticos de ese momento, por no atender a un problema evidente, porque había un 10% de deuda cada año de la balanza comercial. Si a eso le añades, la deuda de los bancos que salieron al exterior a pedir prestado para hacer más hipotecas en el interior, no para las familias, sino para los grandes constructores y para las grandes inmobiliarias, menos para las grandes empresas y pocas para las familias.
Ahí está el problema grave, que en el capitalismo se consigue una traslación de la deuda privada a la deuda pública.
¿Una auditoría funcionaría?
La auditoría pondría de relieve las cosas. Una vez hecha estaría más claro la injusticia de una gran parte de esa deuda que habría que repudiar. Además no nos va a quedar más remedio, sólo el pago de los intereses se eleva más que el subsidio de paro. Una recuperación económica sin el repudio de la deuda va a ser muy muy difícil, por mucho que haya bajado la prima de riesgo.
Para el estado español, ¿sería más conveniente seguir en la Unión Europea o abandonarla?
Es un tema complicado. Desde que entramos en la Unión Europea, España ha sufrido un proceso de desindustrialización muy importante, y en estos últimos años las políticas económicas son las causantes del aumento de deuda, la precariedad salarial. Europa nos está perjudicando, y desde la crisis todavía más. Eso hay que decirlo en voz alta.
¿Es la salida de Europa una solución? Es posible que sí, yo no tengo una solución clara. Primero, nosotros no tenemos capacidad para decidir salir de Europa, serán otros los que decidan. Segundo, en un mundo globalizado, ¿salir de Europa va a suponer que podamos hacer una política económica alternativa? Si el pueblo español está apoyando a sus dirigentes, para aceptar las consecuencias de una salida de Europa, esta salida puede ser interesante, pero si lo que el pueblo español quiere es salir de Europa sin que le moleste, entonces puede ser dificil.
Salir de Europa es un tsunami importante. Puede ser más facil repudiar la deuda, que hay que hacerlo antes que salir, porque si seguimos con la deuda en euros, estamos peor que antes. Pero si hicera falta salir de Europa, se sale.
¿Qué modelo planteas de democracia económica? Para crear capital social, ¿qué herramientas podemos utilizar? ¿Parcipando en el Estado, en cooperativas, etc?
Yo creo que no hay un modelo, y que no debe de hacer. Ese modelo se debe de ir construyendo de abajo hacia arriba, de acuerdo con los agentes sociales, en cada momento, respondiendo a las necesidades colectivas, de acuerdo con una serie de principios. Un modelo hecho y cerrado sería erróneo. La sociedad está cambiando tan rápidamente que cosas que valían hace 6 meses ya no lo hacen. Lo que si planteamos es que, primero, en el capitalismo no se puede tener ese modelo, tiene que ser un modelo anticapitalista; segundo, con propiedad privada no se puede conseguir nada de lo que queremos en una sociedad alternativa, luego no puede haber propiedad privada, tiene que ser comunitaria, gestionada por el conjunto de la sociedad y no por técnicos; y por último, con valores transformados, no de dinero y de bienestar material sólo, sino de sistemas armónicos, de justicia, colaboración, de construir una cosa entre todos juntos, pero satisfactoria para todos.
Debiera haber un sistema planificado socialmente, según la sociedad. Con este sistema no vamos a ninguna parte, y es imposible humanizarlo. Lo que está pasando es que se está deshumanizando todavía más. Tiene que ser un sistema que no es el capitalista, y tiene que ser bajo unas premisas totalmente distintas, buscando el bien común y la felicidad de la gente en lugar del beneficio de unos pocos.
Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article60576

viernes, 15 de noviembre de 2013

Las Filipinas después del Haiyan: negligencia de las clases poseedoras, urgencia de la solidaridad.

Pierre Rousset
Extraído de anticapitalistas.org
El tifón Haiyan acaba de devastar las Visayas, en el centro del archipiélago filipino, al mismo tiempo que se abre en Varsovia la 19ª Conferencia Internacional sobre el Clima. El año pasado, otro ciclón mortífero había enlutado las Filipinas cuando la mencionada conferencia se celebraba en Doha. Los delegados gubernamentales habían saludado la memoria de las víctimas, antes de concluir que era urgente no hacer nada. Es seguro que este año ocurrirá lo mismo. Ahora de lo que se trata es de la avalancha por los gases de esquisto. Los lobbys de la energía dictan su ley. Así, para la Mesa Redonda de los Industriales Europeos, “la competitividad” debe ser considerada “tan importante” como “los objetivos de reducción de CO2”. Nada debe poner en cuestión sus beneficios y su poder /1.
Sería imposible “probar” que tal o cual ciclón no habría tenido lugar sin el calentamiento de la atmósfera. Quizá, pero esa no es la cuestión /2. Haiyan es el más poderoso tifón de los registrados en el mundo que haya tocado jamás la tierra. Para su desgracia, el archipiélago filipino sufre de lleno la violencia de los fenómenos meteorológicos excepcionales que se forman en el océano Pacífico. La lista de tifones mortíferos no deja de crecer: Frank (Fenghen, 2008), Ondoy (Ketsana, 2009), Sendong (Washi, 2011), Pablo (Bopha, 2012) y ahora Yolanda (Haiyan, 2013). Lo peor puede quizás estar aún por llegar: los ciclones se multiplican, sus trayectorias se modifican.
El “mensaje” de Haiyan es claro: esto es lo que significa para las poblaciones el caos climático -en particular para los sectores más pobres que viven a menudo en zonas de riesgo: amenazadas de inundaciones, desprendimientos, de una subida del nivel de las aguas marítimas....Ahora bien, en estos tiempos de urgencia, la corrupción así como la destrucción de los servicios públicos en nombre de los dogmas neoliberales y de los intereses privados han contribuido a hacer al estado impotente.
Negligencia de la comunidad internacional de los poseedores, negligencia criminal también de la presidencia filipina. El desastre estaba anunciado, pero no se había hecho nada para evacuar a los habitantes de las zonas más expuestas. No se crearon almacenes fuertemente protegidos con alimentos y material médico. No se preestablecieron centros de socorro cuando las autoridades conocían los riesgos y cuando las comunicaciones eran aún fáciles. Las élites filipinas parece que ignoran todo de la política de prevención de catástrofes y que eso no les preocupa nada en absoluto. Ciertamente, los ricos, los de verdad, pueden retirarse de las zonas amenazadas. Los demás, las autoridades locales, los pobres en particular, que se las apañen allí mismo con muy pocos medios.
Las televisiones del mundo entero y los reportajes de los periodistas o de los “cazadores de ciclones” que habían acudido nos han permitido tomar la medida de la catástrofe /3. La ciudad portuaria de Tacloban (220.000 habitantes) ha sido literalmente arrasada y se teme que solo allí el número de muertos ascienda a unos diez mil. Los hospitales están devastados, el personal no tiene ya medicamentos. Abandonados, los supervivientes vagan por las ruinas para encontrar agua, alimentos, con qué vestirse, con qué reconstruir un abrigo... y el presidente Benigno Aquino denuncia los “robos”, dándose por objetivo “restablecer el orden”: ¡los tanques del ejército llegan más rápidamente que la ayuda alimenticia! En vez de señalar con el dedo, de criminalizar a las víctimas, Aquino haría mejor sacando las consecuencias de su incapacidad para proteger a las poblaciones, para prevenir el desastre.
Tacloban no es la única localidad siniestrada, ni mucho menos. Haiyan ha pasado por numerosas islas de las Visayas, además de Samar y Leyte de las que hablan los medios: 41 provincias han sido más o menos gravemente afectadas por el tifón. Las comunicaciones son muy difíciles. Es hoy imposible estimar el número de víctimas y de destrucciones. Las Naciones Unidas han prevenido que, en lo que se refiere al balance final, había que “esperar lo peor”.
Imposible no encolerizarse frente a un desastre así, Sin embargo, es el momento de la solidaridad. La ayuda internacional comienza a afluir; tanto mejor. Por indispensable que sea, la experiencia muestra también sus límites, incluso sus efectos perversos como no deja de recordarnos la situación dramática en Haití.
Las ayudas deben ser concebidas para dar un verdadero poder de decisión a las poblaciones siniestradas. ¡Las víctimas no deben ser tratadas como asistidas que esperan caridad! La autoorganización de los medios populares debe ser facilitada a fin de que sean capaces de defender sus intereses en un momento de gran debilidad y de gran dependencia, de gran desorientación también. En caso contrario, los más débiles corren el riesgo de ser varias veces víctimas: de la catástrofe natural, de la distribución desigual de la ayuda, y luego de una reconstrucción desigual en beneficio de los posesores.
Ayuda de urgencia (agua, alimentos, atención médica...), rehabilitación y reconstrucción deben también estar ligadas: la ayuda no debe resumirse a una intervención puntual, sino que debe ser duradera.
Con este espíritu, con esta perspectiva, la asociación Europa Solidaria sin Fronteras ha lanzado un llamamiento a la solidaridad financiera /4, para ayudar a nuestras contrapartes filipinas a socorrer a las víctimas en particular allí donde el grueso de la ayuda internacional no irá.
Traducción de Alberto Nadal
Para enviar donaciones
Los cheques solo en euros y pagables en Francia a la orden de ESSF deben ser enviados a
ESSF 2, rue Richard-Lenoir 93100 Montreuil France
Bancos: Crédit lyonnais Agence de la Croix-de-Chavaux (00525) 10 boulevard Chanzy 93100 Montreuil France ESSF, compte n° 445757C
Referencias bancarias nacionales (RIB): Banque : 30002 Indicatif : 00525 N° de compte : 0000445757C Clé : 12 Compte au nom de : ESSF
Coordinadas bancarias internacionales: IBAN : FR85 3000 2005 2500 0044 5757 C12 BIC / SWIFT : CRLYFRPP Compte au nom de : ESSF
Paypal: se pueden transferir las donaciones vía Paypal (en la página http://www.europe-solidaire.org/spi..., arriba, a la izquierda, está el link para hacerlo).
En Francia, estas donaciones dan derecho a deducciones de impuestos. Se necesita la dirección de la persona donante para enviarle un recibo fiscal.
Informaremos regularmente en nuestra página web de la situación y de la utilización del fondo de solidaridad.
Notas
1/ Ver Daniel Tanuro, “Fossiles contents, Commission aux ordres – « Stop aux renouvelables, oui charbon, oui au gaz de schiste”, ESSF (article 30304) en http://www.europe-solidaire.org/spi...
2/ Aunque los científicos establecen lar elación entre la potencia de Haiyan. Ver Philippines: Typhoon Haiyan influenced by climate change, scientists say en http://www.europe-solidaire.org/spi..