jueves, 27 de diciembre de 2012

Contraloría advierte grave daño ambiental en Cerro Matoso


Por: Elespectador.com
La empresa adelanta actividades mineras sin licencia ambiental.

La Contraloría General de la República profirió este jueves una función deadvertencia a los Ministerios de Medio Ambiente y Minas y Energía para que vigilen de cerca la actividad de la empresa Cerro Matoso que adelanta actividades mineras sin licencia ambiental y que ponen en riesgo el ecosistema.
La Contralora General de la República, Sandra Morelli Rico, señaló que seguirá de cerca los avances en el tema por parte de las autoridades competentes y realizará el seguimiento y evaluación de las acciones que se adelanten por parte del Ministerio de Medio Ambiente y la Autoridad Nacional de Licencias.

También señala que la licencia ambiental es un típico mecanismo de intervención que tiene el propósito de garantizar que la propiedad privada cumpla con la función ecológica que le es inherente. 

La Contraloría advirtió que en el caso de la explotación de Cerro Matoso, no cuenta con estudios sólidos que permitan garantizar que se han mantenido las condiciones decalidad del aire ni de los recursos hídricos superficiales y subterráneos en los niveles que aseguren el buen estado de salud de los habitantes de las poblaciones aledañas a la explotación de la mina, por lo cual se pueden configurar pasivos sociales por problemáticas de salud pública derivados de la exposición de habitantes a elementos dañinos que se encuentran relacionados con el hierro y el níquel que se constituyen en el objeto y su posterior transformación en ferroníquel.

 
·         Elespectador.com

martes, 18 de diciembre de 2012

Diálogo de sordos


Por: César Rodríguez Garavito

El debate sobre la locomotora minera parece un diálogo de sordos. Pero no porque los unos (el Gobierno y las empresas petroleras y mineras) se ignoren con los otros (los críticos que piden rieles para la locomotora), sino porque unos y otros son igual de indiferentes a la evidencia de lo insostenible que es un país, un planeta, montado en semejante tren.


Las cifras salieron a flote la semana pasada, a propósito del fracaso de la Cumbre sobre Cambio Climático en Doha. El problema es sencillo: si se explotan las reservas comprobadas de petróleo, carbón y gas, el calentamiento global llegaría a extremos de ciencia ficción. En lugar del límite de dos grados centígrados que los científicos y los propios gobiernos fijaron en Copenhague en 2010, la temperatura de la Tierra estaría seis grados por encima de lo que fue antes de la era industrial. La razón es que las reservas que planean explotar gobiernos y empresas minero-energéticas expulsarían a la atmósfera una cantidad de dióxido de carbono que es cinco veces más alta que la que nos permitiría estar por debajo de los dos grados de calentamiento, según cálculos conservadores de Carbon Tracker Initiative.
Aunque las cifras suenen lejanas, los efectos son directos y cambiarían la vida de todos. Y no son un asunto del futuro, sino que se están sintiendo ya, porque de los dos grados límite ya hemos subido casi la mitad (0,8) y las emisiones de carbono aumentan año a año. Las muestras están por todas partes, desde las lluvias torrenciales que inundaron medio Colombia en los últimos años, hasta el deshielo sin precedentes de la capa de hielo ártica este año, pasando por la frecuencia inusitada de desastres climáticos como el huracán ‘Sandy’ en EE.UU. Como vamos, en unas cuantas décadas pasaremos de 3,5 grados de calentamiento, lo que llevaría a la extinción de entre 40 y 70% de las especies sobre el planeta, según RK Pachauri, el científico que preside el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.
Lo cual nos lleva al diálogo de sordos. Tanto los defensores de la locomotora como muchos de sus detractores (economistas críticos, ambientalistas creyentes en la “minería sostenible”, etc.) actúan como si nada de esto estuviera sucediendo; como si el reto fuera sólo que las empresas paguen más regalías o inviertan más en programas de responsabilidad social. Unos y otros dejan intacto el problema de fondo: incluso con estándares más exigentes, la sola explotación de las reservas comprobadas es insostenible ambientalmente.
Por eso está surgiendo un movimiento internacional que busca presionar a los pilotos de las locomotoras —las empresas y los gobiernos— a desacelerarla y, eventualmente, desmontarla. En cuanto a las empresas, una nueva movilización estudiantil en Estados Unidos está conminando a las universidades para que vendan las acciones que tienen en las compañías de petróleo, gas y carbón. A ella se suman organizaciones como 350.org, que recomiendan dejar bajo la tierra dos terceras partes de las reservas mineras y petroleras. Proponen también regular las actividades de esas empresas como se hizo con las tabacaleras, porque, como éstas, causan daños irreparables con pleno conocimiento de causa, pero lo ocultan con publicidad y reputados asesores.
En cuanto a los gobiernos, la cumbre de Doha dejó claro que muy pocos (como Alemania) están interesados en detener la locomotora y subirse a un tren de energía sostenible. Sin importar su inclinación política, parecen competir por calentar más el globo, desde Canadá, Estados Unidos y Colombia, hasta Venezuela, Ecuador y Bolivia.
De modo que el tren en que estamos montados nos lleva directo al precipicio climático. A menos que el movimiento internacional que se está gestando vaya acompañado de ideas y propuestas no sólo para ponerle rieles a la locomotora, sino para bajarnos de ella.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Licencias y metamorfosis


El Nuevo Día
XII 16 2012
 Le cabe toda suerte de razones a Usosaldaña y a todas las comunidades afectadas aguas abajo de oponerse a la licencia que pretende obtener Mineros de Ataco S.A. pues la experiencia nacional con esta clase de explotaciones y los métodos empleados solo ha producido la destrucción de las cuencas, contaminación de las aguas, desplazamiento de comunidades, miseria y violencia.

De todos es sabido de la acérrima oposición de Cortolima al proyecto minero de La Colosa en Cajamarca para el que se ha negado el agua para las labores de exploración, aduciendo desde ausencia de lluvias hasta la presencia del Niño.
 

Contrasta la posición de la Corporación con la dispensada a las explotaciones legales e ilegales que se desarrollan o piensan desarrollar en Ataco en el río Saldaña.
 

Todos recuerdan las diferentes metamorfosis que ha sufrido una empresa minera que ha mutado su nombre de Mineros El Dorado a Mineros de Antioquia o viceversa y que, según cuentan en la región, ahora reaparece como Mineros de Ataco S.A. de cuyas actividades tanto Cortolima como cualquier gobierno, investigador o ecologista puede rastrear  en Istmina o Condoto en el Chocó, Caucasia o Segovia en Antioquia, Marmato en Caldas o Barbacoas en Nariño. 

Por cierto, desde las primeras ediciones de EL NUEVO DÍA se ha publicado un registro de la oposición de las comunidades vecinas al río, de los distritos de riego y los cultivadores que son y serían afectados por la concesión de la licencia de explotación en el cauce del Saldaña y de la destrucción que las paladragas producen en cualquier lugar donde operen. Resulta extraño, por no usar otra palabra, que en el caso de Ataco la oposición de Cortolima sea poco menos que tenue y deje la puerta abierta a una potencial licencia. 

Como también mueve al pasmo que en Saldaña se hubieran podido asentar no menos de 70 retroexcavadoras con sus costosos equipos complementarios sin que Cortolima se hubiera dado por enterada, circunstancia en que la acompañaron desde la alcaldía hasta los organismos de control y la Policía del municipio hasta cuando se produjo el escándalo nacional y la propia ministra de Ambiente Beatriz Uribe inició una campaña nacional en contra de la minería ilegal. 

Le cabe toda suerte de razones a Usosaldaña y a todas las comunidades afectadas aguas abajo de oponerse a la licencia que pretende obtener Mineros de Ataco S.A. pues la experiencia nacional con esta clase de explotaciones y los métodos empleados solo ha producido la destrucción de las cuencas, contaminación de las aguas, desplazamiento de comunidades, miseria y violencia.

sábado, 15 de diciembre de 2012

El paisaje: la mirada como derrota


La Madeja


Lo que define la cultura humana -he escrito a menudo- es el trabajo permanente por mantener firmes las fronteras entre tres tipos de objetos: las (cosas) de comer, las de usar y las de mirar. Pues bien, la naturaleza misma, como fuente y contrapunto de la humanidad, puede ser abordada a partir de este triple criterio según lo que busquemos en ella; y, en este sentido, podemos hablar, por tanto, de Naturaleza, de Territorio y de Paisaje.
La Naturaleza es ese conjunto de leyes y fuerzas que los humanos han combatido siempre dentro y fuera de sí, como amenaza y necesidad, y cuyos ciclos, repeticiones y procesos alimentan sin distinción el color de las flores y el hedor de la muerte.
El Territorio es ese pañuelo de recursos, condición de la supervivencia, que los humanos se disputan entre sí con arados, perforadoras y misiles, y en el que clavan sus dientes y sus banderas.
El combate contra la Naturaleza y la disputa del Territorio han llevado a la derrota de los procesos de la vida, a los que ahora tenemos que sostener desde fuera para que sigan sosteniéndonos desde dentro: hasta tal punto hemos perdido el miedo a los rayos y a los leones, y a la tenia venenosa del hambre, que hemos sucumbido también a la ilusión de haber vencido al deseo -lo que Freud llamaba “instinto de muerte”. “Cosa de comer” y “cosa de usar”, la naturaleza se debilita tanto ante nuestra fuerza que sólo demasiado tarde redescubriremos que formamos parte de ella.
Luego está el Paisaje, la naturaleza -es decir- como “cosa de mirar”, eso que los romanos llamaban mirabilia, “maravillas”, los objetos dignos de ser mirados. No está claro que esta forma de tratar los árboles, las montañas y las nubes -como una relación integrada de elementos dependientes entre sí- haya sido siempre una evidencia para el ojo humano. Se diría más bien que el descubrimiento del Paisaje, como el del amor, tiene una historia reciente. Se diría -aún más- que la lenta formación de su autonomía visual es paralela, por una paradoja nada extraña, a la creciente centralidad del ser humano en el universo y a su control sobre los ciclos de la vida. Cuando la naturaleza era la fuente divina de todos los terrores y todas las bendiciones, nuestros antepasados rupestres, atrapados en ella, pintaban sólo cazadores y animales. De Giotto a Rubens, en una época en la que el alma estaba fuera del cuerpo y el creador fuera del mundo, el Paisaje aparece por primera vez, pero sólo como fondo o regazo divino en el que discurre la escena bíblica o mitológica escogida por el pintor. Hay que esperar precisamente al romanticismo -inseparable de la Ilustracion y de la revolución Industrial- para que Friedrich, Turner o Courbet conviertan al Paisaje en el objeto mismo de la mirada. El cazador vivía en la Naturaleza; el campesino en el Territorio; el moderno burgués, desde el siglo XIX, en el Paisaje.
Podemos decir, pues, que la existencia misma del Paisaje, incluso en sus expresiones más turbulentas o ruidosas, implica el distanciamiento y el dominio de la naturaleza. Frente a él, como frente a la ruina pero a la inversa, sentimos toda la melancolía de nuestra victoria y toda la melancolía de la derrota del enemigo, sin el cual no podemos vivir. Lo que nos atrae ahí -contemplando el valle irregular desde la cumbre del cerro- es una pérdida; en el Paisaje, la naturaleza sólo se presenta en su ausencia, como nostalgia o como enigma; es decir, como belleza. ¿No necesitamos este crimen? Al contrario. Hay una prueba paisajística de la existencia de los dioses; y hay una prueba paisajística de nuestra fragilidad humana; y hay una prueba paisajística de la realidad insuperable del cuerpo de Laura o de Jacinto.
El problema es saber mirar. Si la mirada es una pérdida, hay que saber conservar al menos la pérdida misma. No podemos vivir -ni cuidar nada- sin nostalgias y sin enigmas. Y el capitalismo, que ha erosionado hasta la fusión la diferencia entre cosas de comer, cosas de usar y cosas de mirar y que no distingue entre una manzana, una azada, un misil y el Himalaya, ha convertido también la pérdida de la naturaleza que llamamos Paisaje en un objeto de consumo o, lo que es lo mismo, de digestión banal. La victoria capitalista sobre la naturaleza conserva algunas reservas (como se habla de “reservas indias”) en las que la naturaleza, como un lienzo, lleva impreso en el marco el título que permite al turista reconocerla sin amarla o extrañarla: “naturaleza” (mucho más sofisticado que el “esto no es una pipa” de Magritte). El proceso de dominio, en una última vuelta de tuerca, acaba lejos de la melancolía como vínculo, en esas marcas y citas a pie de página que jalonan el camino: “sendero rural” para subrayar el ya-no-es-un-sendero y “mirador panorámico” para formatear la mirada del hambriento y “conjunto etnográfico” para fijar para siempre la falta de vida de un molino y una casa de piedra y “ruta paisajística” para que el Paisaje se convierta en su negación; es decir, en el plato de un menú.
Todo Paisaje ante nuestros ojos es destrucción y construcción. Es la destrucción de un vínculo animal; es la construcción de un vínculo visual. Lo propio de la cultura humana es luchar contra los primeros sin desengancharse jamás; y reforzar los segundos como último vínculo enigmático -el de la belleza misma- con un mundo que depende de nosotros conservar.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Doha, en el velorio del Protocolo de Kioto


Alejandro Nadal · · · · ·


No es fácil a veces deshacerse de un cadáver. Especialmente cuando hay muchos interesados en mantener las apariencias de que el difunto sigue vivito y coleando.
Esto le sucede al Protocolo de Kyoto, el tratado internacional que fijó metas cuantitativas obligatorias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Este tratado fue liquidado en 2009 durante la COP 15, la decimoquinta conferencia de las partes de la Convención marco de Naciones Unidas sobre el cambio climático (UNFCCC). Aunque en las conferencias de Cancún y Durban (COP 16 y COP 17, respectivamente) se trató de mantener la apariencia de buena salud, la verdad es que el Protocolo de Kioto (PK) ya nunca revivió.
Hoy se lleva a cabo en Doha la COP 18 y se vuelve al mismo expediente: exhibir como cuerpo viviente a un tratado al que le han quitado el corazón. Todos en el interior del Centro de convenciones pueden decirle que a pesar de que las metas de carácter vinculante en el tratado expiran el último día de este año, las otras disposiciones del Protocolo de Kyoto (PK) permanecen vigentes. En sentido estricto eso es correcto. Pero las metas obligatorias eran la esencia del tratado. Si bien técnicamente se puede decir que el tratado sigue vivo, también es cierto que el Protocolo de Kyoto ha sido eviscerado. Quizás estamos en presencia de un tratado zombi.
La tragedia arranca al final de la conferencia COP 15 en Copenhague. Un pequeño grupo de jefes de Estado y diplomáticos hicieron a un lado el proceso formal de negociaciones, se reunieron en una sala de juntas y llegaron a lo que se llamó el Acuerdo de Copenhague. Cuando el documento se presentó por el gobierno danés a la reunión plenaria, donde había representantes de 150 países, los delegados fueron informados que tendrían una hora para leerlo antes de la votación. Por supuesto, estalló el caos.
El Protocolo de Kyoto tiene muchos defectos, pero por lo menos fue resultado de un proceso de negociaciones multilaterales que desembocó en metas vinculantes sobre reducción de gases invernadero y consagró el principio de responsabilidad compartida y diferenciada sobre el cambio climático. El Acuerdo de Copenhague perdió las primeras dos características y sólo mantuvo un débil vínculo con la tercera.
Ese Acuerdo reconoció la necesidad de mantener el incremento de temperatura por debajo de los dos grados centígrados. Los países en vías de desarrollo por primera vez fueron conminados a adoptar una estrategia para reducir emisiones y se estableció un fondo de financiamiento (con recursos insuficientes). Pero lo más importante es que ahora los países ricos fijarían voluntariamente nuevas metas para reducir emisiones a partir de 2020. Estas metas deberían ser más estrictas que las del Protocolo de Kioto y debían adoptarse a más tardar el 31 de enero de 2010. Por supuesto, la palabra clave en todo esto es “voluntariamente”: cada país podía fijar sus propias metas y escoger el año base.
La plenaria de Copenhague decidió “tomar nota” del documento, pero no lo aceptó como decisión de la asamblea. Sin embargo, el documento fue el arma para destruir el Protocolo de Kyoto. En su lugar quedaron las metas voluntarias y el esfuerzo para negociar un nuevo acuerdo con metas vinculantes se desdibujó. En la COP 16 de Cancún el gobierno mexicano jugó su conocido papel de recogedor de basura, boicoteó las protestas de los representantes de Bolivia y Venezuela, al tiempo que ayudó a reorientar las “negociaciones” hacia temas supuestamente más específicos.
Al final, las metas voluntarias que los países ricos fijaron para 2020 no son suficientes para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a dos grados centígrados. Para evitar perturbaciones peligrosas en el clima (para usar el lenguaje de la UNFCCC), la reunión de Doha debería estar considerando opciones como dejar las 2/3 partes de las reservas mundiales de combustibles fósiles en el subsuelo, tal y como apuntan científicos como James Hansen. En lugar de negociar alrededor de metas serias, las que reclama la comunidad científica, la COP 18 está preocupada por temas como REDD y los nuevos esquemas de agricultura ‘inteligente’ que sólo servirán para promover el mercado mundial de certificados de emisiones de carbono, un esquema que no funciona y destruye a la agricultura sustentable. Lo importante es que en ausencia de metas vinculantes de reducción de emisiones, todos estos temas ‘específicos’ son simples instrumentos para promover el mercado mundial de bonos de carbono, un nuevo espacio de especulación financiera.
En Doha no se tomarán decisiones sobre metas efectivas para reducir emisiones de gases invernadero. En cambio, la reunión buscará consolidar la nueva era de instrumentos basados en el mercado de carbono. En muy poco tiempo será demasiado tarde. Si en los últimos 200 años el aumento de temperatura fue de 0.8 grados centígrados, podemos imaginar lo que sucederá con aumentos de 2 y hasta 3 grados. La COP 18 de Doha es una etapa más en ese tormentoso camino.
Alejandro Nadal es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.
http://www.jornada.unam.mx/2012/12/05/opinion/026a1eco

domingo, 9 de diciembre de 2012

Aniversario de la Declaración Universal de Derechos del hombre (1948)


Parar la guerra contra la Madre Tierra y la Humanidad



El 10 de diciembre de 2012 es el 64 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos. El mes y año en que antiguos pueblos de diversas culturas, etnias y territorios anunciaron el fin de un tiempo y el inicio de un nuevo tiempo de paz y prosperidad, inimaginable para la Humanidad integrada en equilibrio y armonía con la naturaleza.
Vivimos el fin de un tiempo, el del Mal Vivir que azota actualmente a la Humanidad. La crisis sistémica y civilizatoria, que es una crisis financiera, económica, medioambiental, energética, alimentaría, ideológica, de cohesión social y política, es el fin del sistema-mundo del capitalismo financiero internacional, pues no es otra que el cuestionamiento y rebelión de todos los pueblos contra su hegemonía y Poder. Ha estallado una vez que se ha extendido hasta el último rincón de la Tierra por la lógica intrínseca del propio sistema. La dialéctica de sus procesos internos ha provocado la necesidad de una profunda redistribución del Poder entre las élites gobernantes y la guerra abierta entre todas ellas, que no está sino en sus comienzos. El gran reto que tiene la Humanidad es parar la salida a través de la guerra como hasta ahora ha sido siempre en el capitalismo, y como lo es ya en esta guerra civil global no declarada que sufrimos por la explotación de los recursos naturales y de las personas en todo el mundo. Esta guerra es ya la mayor catástrofe ecológica, el mayor desastre humanitario y el mayor retroceso civilizatorio que borra por completo los Derechos Humanos que hoy conmemoramos.
Como decía Vandana Shivai hacer la paz con la Tierra siempre ha sido un imperativo ético y ecológico, que se ha convertido ahora en un imperativo para la supervivencia de nuestra especie. La dictadura del capital financiero internacional (1.175 personas que controlan las 147 sociedades de capital riesgo que dominan a las 43.070 transnacionales que controlan todos los mercados del mundo) y la mercantilización de toda la Vida, que supone elevar el Mercado a la posición de principio superior organizativo de la sociedad y única forma de cuantificar nuestro bienestar, ha llevado al debilitamiento de los procesos que mantienen y sostienen la Vida en la naturaleza y a las sociedades humanas. Las necesidades en alimentación y agua de la gente sólo pueden satisfacerse si se protege la capacidad de la naturaleza para producir alimentos y agua. Por ello, defender los derechos de la Madre Tierra es el más importante de los derechos humanos y de las luchas por la justicia social. Es el más amplio movimiento pacifista de nuestra época.
El nuevo tiempo nace en una situación inimaginable, con mucha debilidad y mediocridad en toda la humanidad. Pero hay una buena señal para recobrar el equilibrio y la armonía: la conciencia y movilización social mundial. El tiempo del cambio ha llegado en un periodo de inseguridad e inquietud. Abriéndonos hacia los demás y desarrollando un verdadero espíritu intercultural, a pesar del presagio de perdida para la humanidad que la amenaza, la satisfacción vendrá con el Gobierno Democrático Mundial que ha de apoyarse sobre el Poder soberano de la ciudadanía mundial y el reconocimiento de los derechos jurídicos de la Madre Tierra, ideas que tendrán el poder de llegar hasta el último rincón y acabaran con las guerras, hambrunas, migraciones inseguras, desintegración social y amenazas medioambientales. La voluntad de superarse y elevarse de la propia Humanidad tendrá éxito y traerá la esperanza y la dignidad a la humanidad devolviéndole la soberanía y la libertad.
Hoy la ciudadanía para poder disfrutar de nuestros derechos, tenemos que recurrir al supremo recurso de la rebelión, como establece el tercer considerando del preámbulo de la propia Declaración de los derechos Humanos, pues hay una situación extrema de tiranía y opresión que exige esta respuesta. El mismo espíritu rebelde que llevó a los colonos americanos a la Declaración de independencia y al concepto jurídico de ciudadanía.
Y como dice el quinto considerando de la Declaración, los pueblos del mundo nos reafirmamos en la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor del ser humano y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y nos declaramos resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de libertad y democracia participativa. Y nos comprometemos a trabajar para lograr el respeto universal y efectivo de todos los derechos humanos. Y reafirmamos el Art. 28 a establecer un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos: El Buen Vivir.
El objeto de ATTAC es la reapropiación, por parte de la ciudadanía, del poder de decisión que la esfera financiera ejerce sobre todos los aspectos de la vida política, económica, social, cultural, e informativa en todo el mundo. Y esto tan sólo se puede conseguir extendiendo la verdadera Democracia a todo el mundo y a todos los niveles. Nos permite imaginar y crear democracias vivientes basadas en el valor intrínseco de todas las especias, de todos los pueblos, de todas las culturas, y un reparto justo y equitativo de los recursos vitales de esta Tierra, un reparto de las decisiones sobre el uso de los recursos de la Tierra. La Democracia Mundial del S. XXI protegerá los procesos ecológicos que mantienen la vida y los derechos humanos fundamentales que son la base del derecho a la vida, incluyendo el derecho al agua, la alimentación, la salud, la educación, el trabajo y el sustento. Hay que escoger ¿Obedeceremos las leyes de mercado, de la codicia corporativa, o las leyes de la Madre Tierra para mantener los ecosistemas terrestres y la diversidad de los seres vivos?
La anunciada batalla de Harmagedón es la batalla a la que todos y todas estamos convocados, la batalla para construir un mundo, una Humanidad y un Gobierno Mundial Democrático, legítimo y transparente. La batalla para parar la guerra contra la Madre Tierra y la Humanidad.
Nota:
i Discurso de Vandana Shiva al recibir el Premio Sydney por la Paz 2010. Sydney
Fernando Moreno Bernal. ATTAC Andalucía en Cádiz

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Rechazan posible llegada de empresa minera a Doima


Temor y rechazo, es lo que se percibe en los habitantes del corregimiento de Doima, en Piedras. Aseguran que desde hace unas semanas llegó la empresa Anglogold Ashanti y desconocen sus motivos. Se tejen varias hipótesis.
Con tan solo llegar al corregimiento de Doima, en Piedras, se siente el ambiente de rechazo por la supuesta llegada de la multinacional Anglogold Ashanti.
Los habitantes instalaron pasacalles y varios pendones en sus viviendas, por medio de las cuales manifiestan su inconformismo y preocupación.
Pero no es la única manera en la que se están expresando y, aunque prefieren dejar su nombre en reserva, muchos aseguran que al parecer la empresa ya se instaló en el lugar e inició operaciones de manera soterrada.
Dicen que no conocen cuáles son los motivos, pero lo que sí aseguran es que no van a permitir que se haga cualquier procedimiento que atente contra el medio ambiente.
Precisamente ayer, en el colegio, se había programado una reunión en la que, al parecer,directivos de Anglogold Ashanti se reunirían con la comunidad y docentes, pero a última hora fue cancelada y se espera que hoy se cumpla dicho encuentro.
Los rumores crecen cada vez más entre los mismos pobladores, uno de ellos dice que laempresa pretende utilizar el agua de dos quebradas para lavar lo que extraigan de la mina La Colosa, en Cajarmarca.
Pero esta no es la única hipótesis alrededor del tema, para otros en Doima hay oro y ellos quieren explotarlo. Rumoran que habría minas desde este sector hasta las fincas que están hacia Camao.
“Según dicen, en los lugares cercanos a Cajamarca no los dejaron lavar el oro, entonces estaban buscando un sitio para eso; se dice que encontraron la región de Camao y que ya han comprado tierras”, agregó un residente en Doima.
Según los habitantes, las quebradas Opia y La Doima serían las más afectadas en este proceso, siendo precisamente las que surten de agua a Piedras.


Los lugareños señalaron que les preocupa diversas situaciones: Una que la multinacional minera se lleve el agua para Cajamarca para lavar el oro de La Colosa, pero les atemoriza mucho más que traigan material rocoso desde ese municipio para lavarlo en piscinas de cianuro que serían instaladas en el corregimiento, generando problemas de contaminación irreversibles en la zona.
 

Pagaron trabajadores
La situación poco a poco queda más expuesta y se hace evidente, pues los quejosos comentaron que hace tan solo algunas semanas llegaron personas de la empresa minera, mandaron a limpiar las calles y pagaron a 40 mil pesos el día.


“Por la falta de empleo se está generando mucha delincuencia y si llega esa empresa a ofrecer trabajo es muy posible que las personas acepten. 

“La gente del pueblo dice que si les pagan bien se ponen a trabajar”, dice otro de los pobladores.
Pero esta no es la única preocupación, algunos se atrevieron a comentarle a esta redacción que miembros de la empresa minera se han venido instalando en el corregimiento, tanto así que tres personas arrendaron una casa por cuatro millones de pesos.
El temor, según ellos, es que no sea solo una casa, sino que poco a poco se van a ir apoderando del pueblo.


¿Terreno del Gobernador?
Existe un tema sobre el cual los habitantes se encuentran preocupados, según ellos, son varios los terrenos que han venido comprando en Camao e incluso algunos comentan que lo que se ha escuchado es que una finca que tiene el gobernador del Tolima, Luis Carlos Delgado Peñón, habría sido vendida a la empresa minera.
Sobre este rumor, fueron varias las personas que esperan no sea verdad, mucho más cuando el mandatario seccional se ha opuesto a la minería y espera crear una dependencia del medio ambiente en la Gobernación. 
“Me contaron que el Gobernador tiene una finca en Camao y que, al parecer, la vendió a esa empresa. Eso no nos consta, pero son los rumores que cada día tienen más fuerza”, comenta.
 

El gobernador del Tolima, Luis Carlos Delgado Peñón, en un reciente discurso fue enfático en decir que: “No dejaremos tocar un solo metro de tierra en la alta montaña de nuestro querido Tolima, donde haya nacimientos hídricos o donde se deteriore el equilibrio ecológico porque preferimos la vida a unas cuantas monedas que nos puedan entregar las multinacionales”. 

Alcalde de Piedras, en contra del proceso 
EL NUEVO DÍA habló con Arquímedes Ávila Rondón, alcalde de Piedras, quien dice que su administración está en contra de que Anglogold Ashanti llegue al municipio.
Dice que tiene conocimiento de que ellos tienen intenciones de realizar una obra en el sector de Camao, con el fin de lavar los elementos que extraigan en el momento de iniciar la explotación de la mina La Colosa.
“No compartirnos esa explotación, porque nos perjudicaría mucho por los químicos que ellos manejan. Esperamos estar en todas las reuniones que se realicen porque no queremos que se hagan de manera aislada”, afirmó.
Por último, señaló que él no tiene la certeza si en el sector de Camao, se han comprado terrenos, que todo hasta el momento son rumores sobre esas fincas. 

Dato
Uno de los docentes del colegio de Doima le confirmó a EL NUEVO DÍA, que para hoy tienen una reunión para conocer cuáles son las intenciones con el agua en la zona. “Será un encuentro oficial con los profesores, luego será con la comunidad y después con el Gobierno”.

“Así nos toque pararnos en la entrada y no permitirle el ingreso a nadie, lo vamos a hacer, pero no vamos a permitir que lleguen a acabar con nuestras quebradas”. Habitante.

Publicada por
EL NUEVO DÍA

domingo, 2 de diciembre de 2012

Los dueños de las minas

P



La AngloGold Ashanti y la Continental Gold, son las grandes poseedoras de títulos. Con otras 18 firmas concentran más de mil y el 2,5 % del área del país.

María Paula Pérez Mejía fue, hasta enero del 2011, directora de Fomento y Desarrollo Minero de Antioquia y en varias ocasiones secretaria (e.) de Minas de ese departamento. Tres meses después de dejar el cargo se convirtió en la representante legal de Minerales OTU S.A., una firma que con menos de dos años logró el dominio de 40 títulos para explotar oro en el nordeste antioqueño. (Vea aquí la infografía: Así se reparte el país 'dorado')
La importancia de OTU radica en que es parte de un gran entramado de compañías, recién creadas, que confluyen en una sola: la Continental Gold Ltda.
Se trata de una multinacional, con sede en Bermudas, que, en papeles, maneja 140 títulos mineros que cubren 84.966 hectáreas en seis departamentos del país.
Pero su participación es mayor. A través de sus aliadas y filiales –incluida OTU– accede a otras 27.000 hectáreas. En total, el área bajo su dominio equivale a casi tres veces Medellín.
Así lo demuestra un cruce de bases de datos que EL TIEMPO realizó para establecer quiénes tienen los 2.326 títulos de oro que hay vigentes y cuya concentración nadie limita.
Tampoco hay controles sobre los mecanismos para lograr que pequeños mineros cedan sus derechos a grandes firmas ni para obligar a estas a que operen como grupo, sin fraccionar las hectáreas en su poder.
Aunque alegan razones técnicas, geográficas y estratégicas, ese fraccionamiento reduce el ‘impuesto’ que el país recibe anualmente por la explotación de su oro (léase: ‘Fraccionar, ¿un truco?’).
La gigante
A pesar de la gran expansión que la Continental ha logrado, apenas ocupa el segundo lugar en el ranking de firmas con más títulos. El primer puesto se lo lleva, de lejos, la surafricana AngloGold Ashanti (AGA), tercera productora de oro del mundo, que cuenta con capital británico y estadounidense.
Según el rastreo de este diario, en nueve años ha logrado acumular 391 títulos que cubren 733.000 hectáreas, más de cuatro veces el área que ocupa Bogotá.
Sin embargo, la multinacional –que creó su filial en el 2003 bajo el nombre de Kedahda S.A.– tiene otros brazos que envuelven 110 municipios y más vetas.
En un documento privado, firmado hace apenas dos meses, admite tener conexión directa con Exploraciones Northern Colombia S.A.S., Colombia Invest- ments Two Ltd., Minera Quebradona Holdings Ltda., Kedahda Ltda. y Minera Kala-Ana S.A.S.
A su nombre figuran 12 títulos y 22.500 hectáreas más. También hay nexos con Cordillera Exploraciones Mineras S.A., Anglo American Colombia Exploration S.A. y Exploraciones Chocó Colombia S.A.S. De esta última, el representante es Klaus Rohrbach, alto ejecutivo de la Anglo.
En el país, a perpetuidad
También han sellado alianzas con otras firmas, como Mineros S.A., tercera en el ranking. Pero su ‘socia’ más poderosa es la Continental Gold, con la que tiene el mayor y más polémico proyecto: La Colosa, en Tolima.
Aunque la Continental no aparece en el proyecto, EL TIEMPO la encontró a través del Grupo De Bullet S.A.S. Su representante es Robert William Allen, principal accionista de Continental.
Así mismo, hay conexión con Colombia Development Corporation S.A. y la Royal Sea Exploraciones S.A., que reúnen cerca de 1.200 hectáreas adicionales. Más las de OTU, cuya representante, María Paulina Pérez, dejó claro que no estaba impedida para ejercer ese rol después de haber ocupado altos cargos en la Secretaría de Minas de Antioquia.
“A esa entidad no le corresponde tomar decisiones sobre títulos y la mayoría de los de OTU se obtuvieron antes de que yo fuera funcionaria pública”, enfatizó.
En todo caso, estas firmas sonarán en el país los próximos 30 años, tiempo que duran las concesiones, prorrogables a 30 más.
Pero algunas ya están negociando las 52 cédulas reales, que les dan la propiedad del subsuelo colombiano, para explotar un puñado de minas a perpetuidad.
Mineros S.A. ya ha negociado 28 y la World Mining Corporation, seis. Por su parte, la Gran Colombia Gold, la Continental y la Croesus aparecen cada una con una cédula real.
El resto sigue en poder de familias como los Márquez Vargas, los Hoyos Estrada y los González, de forma vitalicia.
El otro negocio de ‘papel’
“El oro es uno de los activos de mayor rentabilidad del aparato financiero, solo superado por el petróleo y los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Es decir, poseer oro, en físico o en papeles bursátiles, es un negocio incomparable”, dice Mario Alejandro Valencia, analista del Centro de Estudios del Trabajo y profesor de economía de la Universidad Central. Valencia explica que este metal es acaparado por los bancos centrales de las economías más poderosas y por especuladores financieros, a través de Fondos de Inversión conocidos como Exchange Trade Funds, negocio que en el 2011 movió 86.000 millones de dólares.
“El negocio es obviamente extraer el oro, pero también lo es vender acciones de las empresas que poseen los títulos mineros. Es casi lo mismo tener el oro en lingotes en los bancos que en una montaña”, agrega, pero advierte que si las compañías no logran extraer el oro, la “burbuja especulativa se les puede estallar”.
Fraccionar, ¿un truco?
Canon depende del tamaño de concesión
Según el Código Minero, los dueños de los títulos deben pagar un ‘canon superficiario’ o arriendo por la mina. La tarifa depende de las hectáreas: de cero a 2.000 se consideran pequeños mineros y pagan un salario mínimo al año por hectárea; de 2.000 a 5.000 (pequeña minería) paga dos salarios mínimos al año, y de 5.000 para arriba (gran minería) sube a tres salarios. Las empresas que fraccionan sus áreas alegan razones técnicas y estratégicas.“La única prohibición es que en un solo título haya más de diez mil hectáreas”, explica una fuente de Catastro Minero.
UNIDAD INVESTIGATIVA
u.investigativa@eltiempo.com

sábado, 1 de diciembre de 2012

Santurbán, el parque que se encoge


Por: Pastor Virviescas Gómez / Especial para El Espectador Colombia

Critican posible favorecimiento a mineros

El aval para crear el Parque Natural Regional Santurbán deja un sinsabor: en 2010 se planteó que serían 12.267 las hectáreas protegidas y el proyecto final cobijó sólo 10.890.

La Corporación Autónoma para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (Cdmb) canta victoria, pero los defensores del páramo de Santurbán siguen inconformes. El motivo ahora es el concepto previo vinculante emitido por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, que avala la creación del Parque Natural Regional, donde nace el agua que consumen 2,2 millones de habitantes en Bucaramanga, Cúcuta y otros 20 municipios de los dos Santanderes.
El director de la Cdmb, Luwing Arley Anaya, muestra como su gran logro que 10.890 hectáreas (120 predios) de estas montañas repletas de oro y plata se vayan a convertir en Parque Natural Regional, y aunque admite que esta área se ha reducido, dice que no es su responsabilidad porque apenas lleva cinco meses en el cargo.
Anaya sostiene que se pondrán a salvo los complejos lagunares, las subcuencas de los ríos Suratá y Cáchira y especies emblemáticas de flora y fauna como los frailejones, cóndores, águilas crestadas y oso andino, pero que hay zonas que no se pueden incluir en el parque debido a derechos adquiridos que existen sobre determinados terrenos. “Para declarar parque es necesario considerar los usos del suelo y la producción agrícola de los territorios que se dan en la zona, para no generar conflictos, y por esta razón se da la reducción de hectáreas en la propuesta de parque”.
Sin embargo, en el concepto favorable emitido por Brigitte LG Bpatiste, directora del Instituto Humboldt, se llama la atención sobre los recortes que la Cdmb le ha hecho a la propuesta. De 12.267 hectáreas contempladas en octubre de 2010 por la entonces directora de esa corporación autónoma, Elvia Hercilia Páez, se pasó a 11.089 hectáreas en diciembre de ese mismo año, “sin ninguna justificación basada en información técnico-científica que sustentara dicha variación”. Luego, el pasado 19 de septiembre, la Cdmb habló de 10.912 hectáreas, quitándole 177 hectáreas del sector de Angostura (municipio de California), que es donde se halla el enorme yacimiento detrás del cual se encuentra la multinacional canadiense Eco Oro (antigua Greystar).
El Humboldt también se dio cuenta de que la Cdmb aumentó la cota de 3.000 metros sobre el nivel del mar, a 3.400, apelando a recomendaciones del Ministerio de Minas, pero de nuevo sin “los elementos de juicio basados en información biofísica que evalúen dicha variación a la luz de los objetivos de conservación propuestos”.
Y para completar los ‘ajustes’, la Cdmb pasó el 1° de octubre una última propuesta, pero con 23 hectáreas menos aduciendo razones jurídicas, es decir, apenas 10.890, restándole 1.377 hectáreas a la iniciativa de hace dos años.
Baptiste igualmente se mostró preocupada porque la vegetación de páramo y subpáramo se ‘encogió’ en 544 hectáreas, “al tiempo que los bosques andinos (con predominio de robledales) y altoandinos se han reducido en un 76%, pasando de 627 a 149 hectáreas”, factor clave a la hora de ver el páramo de Santurbán como un frágil ecosistema y no como una simple línea de demarcación.
“Hubiese sido deseable contar con un área que incluyera los ecosistemas de páramos presentes en la zona de manera más integral y coherente con los objetivos de conservación”, acotó Baptiste.
Mientras el diputado Henry Hernández (liberal) elogió la labor de Anaya y dijo que la responsabilidad es del Gobierno Nacional (Ingeominas) que ha entregado títulos mineros en zonas de páramo y no ha respaldado a las comunidades, su colega Freddy Cáceres (verde) mostró su desencanto, pues esperaba que al menos 20 mil hectáreas de las 63 mil de Santurbán correspondientes a Santander y que están bajo la jurisdicción de la Cdmb, se declaran reserva.
El diputado Roberto Schmalbach (Polo) fue más allá. Dijo que no entiende por qué una empresa como Eco Oro tiene más extensión para su actividad minera (25.099 hectáreas) que las que quedarían de parque y advirtió que: “La delimitación del parque no puede ilusionar a los Batistas (en referencia al brasileño dueño de la empresa AUX) que el camino de su gran minería depredadora del páramo está expedito, pues los santandereanos seguimos la lucha democrática por la defensa del agua y de Santurbán”.
La ambientalista Alix Mancilla señaló que no es cierto que con la declaratoria de 10.890 hectáreas de parque se pueda garantizar a perpetuidad el agua para Bucaramanga y que quede cerrado el debate sobre la conservación del páramo. “Está en juego es la protección a las grandes multinacionales localizadas en la zona”, denunció.
El ‘balón’ queda en poder del consejo directivo de la Cdmb, integrado, entre otros, por los alcaldes de Vetas y Charta, quienes ante la exclusión de cualquier actividad minera en el área del parque reclaman alternativas de ingresos para unas 9.000 familias de los municipios de la Provincia de Soto Norte (junto a California, Matanza y Suratá), que han vivido de la pequeña minería, así como del cultivo de cebolla y papa, y la cría de ovejas y vacas.


viernes, 30 de noviembre de 2012

El mayor contaminador del mundo preside la cumbre sobre el clima


DANIEL TANURO
Jueves 29 de noviembre de 2012
Este 26 de noviembre se ha abierto en Doha, Qatar, la Cumbre Anual de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Formalmente, la cumbre se compone de dos reuniones distintas: la 18ª sesión de la conferencia de las partes firmantes del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CCNUCC) firmado en Río en 1992, de una parte, y la 8ª sesión de la reunión de las partes en el Protocolo de Kyoto, de otra. Los principales objetivos de la reunión son los siguientes: primero, la aprobación por los países desarrollados de un segundo período de compromiso con el Protocolo (el primer período acaba a finales de este año); en segundo lugar la negociación de un acuerdo global que implique a todas las naciones en la lucha contra el calentamiento, a partir de 2020. Los dos aspectos están íntimamente ligados pues los llamados países “en desarrollo” exigen de los países llamados “desarrollados” que den ejemplo, dado que son los principales responsables históricos de los cambios climáticos, mientras que los segundos exigen de los grandes países emergentes que éstos asuman sus responsabilidades, dado que figuran hoy entre los principales emisores de gases de efecto invernadero.
De Balí a Doha
La cumbre de Doha sigue los pasos de las reuniones precedentes, en particular las de Balí, Copenhague, Cancún y Durban. Para comprender lo que está en juego hay que echar un poco la vista atrás.
- La cumbre de Balí (2008) adoptó una “hoja de ruta” que estipulaba que “serán necesarios recortes profundos en las emisiones globales” para estabilizar el clima y subrayaba “la urgencia de hacer frente al cambio climático tal como está indicado en el cuarto informe de evaluación del GIEC”. Al término de duros debates contra los representantes de la administración estadounidense, se añadió una nota a pie de página remitiendo a la página 776 de la contribución del grupo de trabajo III al informe de 2007 del GIEC sí como a las páginas 39 y 90 del Resumen técnico de dicha contribución. Este detalle es importante pues esos documentos proporcionan diferentes escenarios de estabilización del sistema climático, teniendo en cuenta las “responsabilidades comunes pero diferenciadas” de los países ricos y de los países pobres. Según esos escenarios, para no superar demasiado los 2ºC de subida de la temperatura respecto al siglo XVIII, 1) las emisiones de los países desarrollados deben disminuir entre un 25% y un 40% de aquí a 2020, y entre un 80% y un 95% de aquí a 2050, en relación al nivel de 1990; 2) las emisiones mundiales deben disminuir entre un 50% y un 85% de aquí a 2050; 3) la disminución debe comenzar como muy tarde en 2015; 4) los países en desarrollo pueden continuar aumentando sus emisiones netas durante un cierto tiempo, pero sus emisiones relativas deben bajar entre un 15 % y un 30% en relación a las proyecciones.
- En Copenhague (2009), la hoja de ruta de Balí debería haber desembocado en un acuerdo global que fijara a los países ricos obligaciones de reducción absoluta de sus emisiones y a los demás países obligaciones de reducción relativa, en función de un objetivo de limitación del calentamiento, y por medio de una transferencia de las tecnologías limpias del Norte hacia el Sur (a fin de garantizar el derecho de éste al desarrollo). Pero entretanto se produjo la crisis de lassubprimes. En un contexto de recesión y de competencia capitalista exacerbada, los grandes contaminantes, con los Estados Unidos a la cabeza, querían menos que nunca un acuerdo que amenazara la competitividad de sus empresas. Es la razón por la que Barack Obama organizó una negociación no oficial con China, India, Brasil, África del Sur y la Unión Europea, que dio lugar a un acuerdo que invitaba a cada estado a elaborar a su guisa su propio plan climático y a comunicarlo al secretariado de la CCNUCC. Así, países desarrollados y grandes naciones “emergentes” descartaron un tratado multilateral obligatorio con objetivos de reducción drásticos, determinados sobre la base de valoración científica del GIEC. La Conferencia “tomó nota” de este acuerdo en un ambiente tumultuoso, marcado por la valiente oposición de algunos estados del Sur (Bolivia, Venezuela, Cuba, en particular) que denunciaron el diktat de las grandes potencias. El representante de Tuvalu, por su parte, atacó a las naciones “en desarrollo” que aceptaban “las monedas de Judas” como precio de su sumisión;
- La cumbre de Cancún, un año más tarde, fue dominada por el tema de la adaptación al calentamiento: a falta de tomar medidas energéticas para reducir sus emisiones, los países ricos prometieron que serían puestos a disposición de los países pobres, en 2010-2012, 30 millardos de dólares para ayudarles a adaptarse al calentamiento, y que este sobre sería elevado a cien millardos por año a partir de 2020. Se tomó la decisión de confiar la gestión de esas sumas a un Fondo Verde para el Clima, en el que el Banco Mundial juega un papel preeminente. La conferencia afirmó por otra parte la necesidad de limitar la subida de la temperatura a 2ºC como media, de mantener ese objetivo bajo examen regular e incluso contemplar su refuerzo a 1,5ºC máximo, en función de la evolución de los conocimientos científicos sobre el impacto del calentamiento. Hasta entonces solo la Unión Europea se había pronunciado sobre el objetivo de una subida máxima de 2ºC. Lógicamente, la decisión de la cumbre habría debido llevar a los congresistas de Cancún a retomar la hoja de ruta de Balí y su famosa nota a pie de página, a fin de adoptar rápidamente un plan de urgencia que incluyera las reducciones de emisiones juzgadas necesarias por los especialistas. En lugar de ello, se contentaron con “tomar nota” de los objetivos de reducción de las emisiones que 80 países habían comunicado voluntariamente al Secretariado de la CCNUCC, según el planteamiento de Copenhague. Los climatólogos subrayaron que, sobre la base de estos planes climáticos nacionales, la temperatura en la superficie de la Tierra aumentaría probablemente de 3ºC a 5ºC de ahora a finales de siglo -poco más o menos dos veces más, pero no se les hizo caso. Los 2ºC de máxima eran para la galería.
- En Durban, el año pasado, se arrancaron con grandes dificultades dos acuerdos, que incumbían respectivamente a los países ricos y a todos los países. El primero estipula que habrá definitivamente un segundo período de compromiso en el marco del Protocolo de Kyoto (recordemos que el primer período de compromiso,2008-2012, emplazaba a los países ricos a reducir sus emisiones un 5,2% como media en relación a 1990). El segundo reconoce la necesidad de elaborar “un protocolo, otro instrumento jurídico o una conclusión concertada con fuerza de ley de la CCNUCC aplicable a todas las partes”. Ha comenzado un proceso de negociación de este acuerdo climático global. Debería acabar en 2015 en un texto a someter luego a los parlamentos nacionales de todas las naciones. Suponiendo que viera la luz, este acuerdo entraría en vigor como muy pronto en 2020.
Deslizamientos progresivos
A lo largo de estas reuniones (salpicadas de otras reuniones anuales, en particular en Bonn), se produjeron numerosos deslizamientos. En primer lugar, el principio de las “responsabilidades comunes pero diferenciadas” de los países del Norte y del Sur fue sometido a una creciente presión; bajo el pretexto de que los grandes países emergentes emiten hoy una proporción muy importante de gases de efecto invernadero enviados a la atmósfera, la responsabilidad histórica mayor de los países imperialistas (responsables en más del 70% del calentamiento) fue sistemáticamente relativizada, incluso borrada. Segundo, la respuesta de los gobiernos y de las instituciones internacionales tomó un aspecto cada vez más abiertamente neoliberal, hasta el punto de estar hoy casi exclusivamente basada en mecanismos de mercado (incentivación de las energías renovables, mercado de los derechos de emisión y compra de créditos de emisión).
Es cierto que estos mecanismos estaban previstos en el Protocolo de Kyoto pero, a pesar de su notoria insuficiencia, éste seguía teniendo un carácter híbrido, pues atribuía a los estados cuotas obligatorias de reducción de las emisiones (con sanciones en caso de no respetarlas). Por otra parte, hoy no queda ya gran cosa de este planteamiento “regulacionista” pues los grandes contaminadores (países imperialistas y “subimperialismos” emergentes, en particular China y Brasil) lo han sacado de Copenhague; además, se ha ampliado considerablemente el abanico de las posibilidades de reemplazar las reducciones de emisiones por medidas de compensación. Así son considerados como equivalentes a reducciones netas de emisiones medidas que abarcan no solo la plantación de árboles, sino también la protección de las selvas existentes, la valorización energética del metano de los yacimientos de hulla, o la destrucción de ciertos gases industriales de gran efecto invernadero. En realidad, esta equivalencia no existe más que en la cabeza de quienes la han imaginado y cuya preocupación más importante es permitir a la industria reemplazar medidas costosas de reducción de las emisiones por la compra de créditos de carbono al precio más bajo posible, lo que en realidad tiene por efecto retrasar la indispensable transición energética.
Los petrojeques qatarís maniobran
Ni que decir tiene que la conferencia de Doha no traerá ningún cambio de esta política desastrosa. El lugar mismo de su celebración es emblemático. Asentado sobre sus reservas de hidrocarburos y de petrodólares, Qatar tiene el triste privilegio de ser el país del mundo que emite más gas con efecto invernadero por habitante. El régimen es uno de los más retrógrados de la región: en las últimas elecciones municipales, en 2011, solo una mujer ha podido lograr un puesto de concejal. Los derechos humanos son pisoteados y el país, aunque haya abolido la esclavitud en 1952, aplica una ley llamada de “padrinazgo” que estipula que los trabajadores extranjeros pueden entrar, permanecer y trabajar en el emirato, pero no pueden abandonarlo sin autorización de su “padrino”. Considerado como el 51º estado de los Estados Unidos, Qatar apoya todas las dictaduras de la región: a través de él Washington y Tel Aviv intentan sabotear las revoluciones árabes, apoya cualquier régimen oscurantista islamista (acaba de entregar un importante material de represión al ministro tunecino del interior) y es sospechoso de estar mezclado en la financiación de proyectos de colonización israelíes en Jerusalén Este. Añadamos que los emires no son más respetuosos de la naturaleza que de los seres humanos: cazadores sin escrúpulos, de padres a hijos, acuden regularmente regularmente a África del Norte para cazar avutardas y gacelas Thomson, dos especies protegidas que masacran impunemente, a pesar de las protestas de las asociaciones tunecinas y argelinas de defensa del medio ambiente. Esos son los personajes que presiden los debates de la 18ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático... Creer que ésta pueda trazar un camino que permita a la humanidad evitar la catástrofe tiene que ver más que nunca con la ilusión.
La catástrofe está en marcha
Veinte años después de la adopción de la CCNUCC, la incuria capitalista desarrolla sus efectos ante nuestros ojos: el calentamiento del planeta continúa acelerándose, hasta el punto de que se corre el riesgo de una aceleración irreversible. Desde el comienzo del siglo XXI las emisiones de gas con efecto invernadero aumentan entre el 3% y el 4% por año, contra alrededor del 2% en los años 1990. Este aumento se explica en particular por la explosión de los transportes y el aumento del uso del carbón en China, pero también en India, en los Estados Unidos y en Australia. Está por tanto directamente ligado a la mundialización neoliberal. Por ello, los fenómenos meteorológicos extremos (lluvias violentas, sequías anormales, canículas u olas severas de frío, tempestades, ciclones, …) se multiplican y ganan en intensidad. La fusión estival del hielo del mar ártico ha alcanzado un récord absoluto en 2012, hasta el punto de que la capa podría desaparecer totalmente en un futuro cercano. Sobre todo, se nota una aceleración inquietante de la dislocación de los casquetes glaciares de Groenlandia y del Antártico oeste -un fenómeno que hace correr a la humanidad el riesgo de una subida del nivel de los mares de dos metros o más de aquí a final de siglo.
Estas terribles amenazas, cuyas principales víctimas serán los pobres, han sido recordadas recientemente en un informe del Banco Mundial. Titulado “Bajemos el calor: porqué es absolutamente preciso evitar una subida de 4º C de la temperatura del planeta” y codirigido por Climate Analytics y elPotsdam Institute for Climate Impact Resarch, este documento no muestra nada fundamentalmente nuevo sobre los impactos de los cambios climáticos. De hecho, su difusión justo antes de la Conferencia de Doha parece tener sobre todo el objetivo de preparar los espíritus a la superación de los 2ºC... Podría también servir para legitimar, en nombre de la urgencia, las autodenominadas “soluciones” presentadas por el Banco en el marco de su ofensiva por una “economía verde”: los agrocarburantes, lo nuclear, el carbón “limpio” y la apropiación masiva de los recursos naturales, en particular de las selvas y de las tierras arables. Según Oxfam, los inversores internacionales compran cada seis días en los países del Sur una superficie de tierra del tamaño de Londres. En el curso de los diez últimos años, las tierras compradas así representan ocho veces la superficie de Gran Bretaña. En Camboya, se estima que cerca del 60% de las tierras arables han sido adquiridas por multinacionales. Esta oleada de apropiaciones es debida en gran medida al hecho de que las finanzas internacionales especulan con el precio de las materias primas agrícolas y la producción de agrocarburantes... en detrimento del derecho de los pueblos a la alimentación /1. Un ejemplo de la barbarie a que conucen las “soluciones” el Banco.
Cada vez que se abre una conferencia de la ONU sobre el clima, los medios nos repiten la misma historia: los gobiernos buscan un acuerdo para que la subida de temperatura no supere 2º C respecto al período preindustrial. La verdad es que es más que probable que ese objetivo esté ya fuera de alcance. Si la Unión Europea lo ha hecho mejor de lo que marcaba el objetivo mínimo asignado por Kyoto es, en gran parte, debido a la recesión económica, a la importación de agrocarburantes, a la compra masiva de créditos de carbono (a menudo trampeando) y a la deslocalización de la producción en China. Ya se sabe que los Estados Unidos no ratificaron Kyoto y que sus emisiones actuales superan en más del 30% el nivel de 1990. Canadá se retiró del Protocolo y Japón, así como Rusia, ya no lo quieren. Sin embargo, el texto adoptado en la excapital imperial no imponía más que objetivos irrisorios, insignificantes, frente a lo que es necesario para salvar el clima. Por consiguiente, es sencillamente impensable que la economía capitalista mundial, basada en el crecimiento, la competencia y la ganancia logre poner en marcha las reducciones drásticas que evocaba la nota de pie de página de la hoja de ruta de Balí. Basta con echar una ojeada a las tendencias de la política capitalista para convencerse de ello: las fuentes renovables siguen siendo globalmente marginales, su desarrollo no cubre más que una parte del aumento de la demanda; lo grueso de las necesidades sigue siendo asegurado por los combustibles fósiles, con un recurso creciente al carbón, una carrera por los recursos petroleros de la Antártida, la explotación delirante de las arenas bituminosas de Alberta, por no mencionar el gas de esquisto, la nueva carta de las multinacionales de la energía...
El atasco capitalista es total...
La imposibilidad de respoder al desafío climático/energético en el marco productivista del capitalismo es tan evidente que se cuela a veces entre las líneas de ciertos informes de instituciones internacionales por encima de toda sospecha de subversión comunista. Así, elWorld Economic and Social Survey 2011de las Naciones Unidas es una lectura edificante. Según ese documento, la parte de las renovables modernas en la producción primaria de energía ha pasado del 0,45% en 1990 al 0,75% en 2008, es decir un crecimiento anual medio del 2,9%. Al mismo tiempo, el uso del carbón, del petróleo y del gas natural han aumentado un 1,6%, 1,5% y un 1,2% respectivamente. Los gobiernos han intervenido masivamente para promover las renovables y el sector privado ha participado, “pero el cambio de tecnología energética se ha ralentizado considerablemente a nivel del mix energético global desde los años 1970, y no hay pruebas que apoyen la idea popular de que ese cambio de tecnología energética se acelera. (…) A pesar de las tasas de crecimiento impresionantes de la difusión de las tecnologías energéticas renovables desde 2000, está claro que la trayectoria actual no se acerca en ninguna parte a un camino realista hacia una descarbonización total del sistema energético global en 2050”, afirma el informe (pp 49-50).
Una de las razones de la paradoja es que la utilización plenamente racional y ahorrativa de las renovables necesitaría la construcción en diez años de un sistema energético completamente nuevo. Veamos una explicación en el caso de la producción eléctrica: en el marco actual, 1 GW de capacidad eólica intermitente necesita el soporte de 0,9 GW fósiles. Para evitarlo, es necesaria una red “inteligente”. Sin embargo, construir una red así representa una empresa “gigantesca, que necesita un progreso tecnológico, una cooperación internacional y transferencias sin precedentes” (p.52). De una forma general, señala el informe, “la magnitud física del sistema energético actual basado en los combustibles fósiles es verdaderamente enorme. Hay millares de grandes minas de carbón y de grandes centrales eléctricas de carbón, alrededor de 50.000 campos petrolíferos, una red mundial de al menos 300.000 km de oleoductos y 500.000 km de gaseoductos, y 300.000 km de líneas eléctricas. Globalmente, el coste del reemplazo de la infraestructura fósil y nuclear existente es de al menos 15 a 20.000 millardos de dólares [una cuarta parte del PIB mundial -DT]. China ha aumentado su capacidad eléctrica basada en el carbón en más de 300 GW entre 2000 y 2008, una inversión de más de 300 millardos de dólares, que comenzará a amortizarse a partir de 2030-2040 y funcionará quizá hasta 2050-2060. De hecho, la mayor parte de las infraestructuras energéticas en las economías emergentes han sido desplegadas recientemente y son completamente nuevas, con duraciones de vida de al menos 40 o 60 años. Claramente, es improbable que el mundo (sic) decida de un día para otro borrar entre 15 y 20.000 millardos de dólares en infraestructuras y reemplazarlas por un sistema energético renovable cuyo precio es más elevado” (p. 53).
Evidentemente, no es “el mundo” quien decide: éste no tiene nada que decir. Son los gobiernos, bajo la tutela de los grandes grupos energéticos... y del capital financiero que adelanta los créditos para las inversiones. Las reservas probadas de combustibles fósiles -que forman parte de los activos de los lobbis del carbón, del gas y del petróleo así como de los fondos de pensiones- son cinco veces superiores a la cantidad de carbono que la humanidad puede aún permitirse quemar. Según los cálculos del Potsdam Institute y de la ONGCarbon Tracker, salvar el clima necesitaría que el 80% de esas reservas permanecieran para siempre en las profundidades geológicas del globo. “El mundo” se portaría mejor, pero no los propietarios de los yacimientos, ¡está claro! Dejando a parte este “detalle”, elWorld Economic and Social Survey 2011describe bien el problema. Más del 50% de las emisiones mundiales son debidas apenas al 7% de la población, los 3,1 millardos de pobres no son “responsables” más que de entre el 5% y el 10% de los gases con efecto invernadero (p.29). Por consiguiente, el éxito de la transición no es posible más que si el “europeo medio disminuye su consumo de energía alrededor de la mitad y el residente de los Estados Unidos alrededor de los tres cuartos” (p. XIV). El informe tiene la honradez de reconocer que tales objetivos no pueden ser alcanzados por “soluciones simplistas” como “la internalización de las externalidaes medioambientales” o las políticas voluntaristas de “big push” tecnológico. “Ninguno de esos planteamientos tiene el potencial de acelerar suficientemente el cambio tecnológico a las escalas globales que son requeridas” (p.29).
Por un plan de urgencia social y ecológico
Los autores del World Economic and Social Survey 2011 no sacan evidentemente la conclusión que se impone de su análisis. Al contrario, se inspiran del escenario Blue Map de la Agencia Internacional de la Energía. Sin embargo, además de que estima razonable proseguir el desarrollo de los agrocarburantes y de construir una central nuclear de 1GW por semana durante cuarenta años, en particular, el escenario de la AIE permitiría como mucho limitar la concentración en CO2 en 550 ppm, lo que corresponde a una subida de temperatura comprendida entre 2,8ºC y 3,2ºC... Poner en marcha Blue Map: eso es sin duda lo que el Banco Mundial tiene en la cabeza cuando afirma que es preciso “evitar absolutamente una subida de 4ºC de la temperatura del planeta...
La conclusión inevitable pero tabú es sencillamente la siguiente: el salvamento del sistema climático no es posible más que por medio de una planificación democrática a escala mundial, la supresión de las producciones inútiles o nocivas, una amplia relocalización de la producción (en particular la agrícola) y una redistribución radical de las riquezas. Esta debería incluir en particular: la nacionalización sin indemnización de los grupos energéticos y de crédito, una reducción fuerte del tiempo de trabajo sin pérdida de salario, la abolición de las deudas públicas, la supresión de los derechos de propiedad intelectual sobre las tecnologías limpias, y una extensión considerable del sector público, bajo el control de las poblaciones. Solo una orientación anticapitalista en dirección a una sociedad que produzca para la satisfacción de las necesidades humanas reales, democráticamente determinadas, puede permitir disminuir radicalmente el consumo de energía y la producción material a la vez que se satisfacen las necesidades sociales de la mayoría. El salvamento del clima -que condiciona nuestras condiciones de existencia sobre la Tierra- tine ese precio. Es decir que el combate debe imperativamente ser asumido por los movimientos sociales, en particular por el movimiento sindical. En lugar de dejarse arrinconar mendigando un “relanzamiento” del capitalismo, como hacen actualmente, las organizaciones de trabajadores y trabajadoras deberían atreverse a elaborar y popularizar un amplio plan público de urgencia social y ecológica. Un plan que intentara a la vez dar un empleo a todos y todas y romper el engranaje mortal del crecimiento capitalista tendría una enorme legitimidad social, frente a este sistema que, como decía Marx, “destruye las dos únicas fuentes de toda riqueza: la tierra y el trabajador”.
(gracias a Rafik Khalfaoui por sus sugerencias)
27/12/2012
Traducción: Faustino Eguberri paraVIENTO SUR
Notas
1/ Sean Thompson, “Economics and ecology: the multiple nature of the crisis”, communication à la Historical Materialism Conference, London, nov 2012.