viernes, 29 de octubre de 2010

Neoliberalismo y neocolonialismo en América Latina

Raúl Zibechi


Alai-amlatina

La explotación y exportación de recursos primarios o bienes comunes, está permitiendo a los gobiernos de la región atravesar la crisis global sin grandes cataclismos internos, a lo que pueden sumar extensas políticas sociales. Queda en el tintero un amplio debate sobre el modelo extractivo y sus consecuencias a mediano plazo.






El gobierno de Evo Morales consiguió acumular, por vez primera en la historia de Bolivia, reservas internacionales que superan los 9.000 millones de dólares que el próximo año superarán los 10.000 millones. En los últimos 15 años Bolivia casi duplicó el ingreso per cápita pasando de 896 dólares anuales a 1.683 dólares en 2009, aunque esas cifras no contemplan la inflación. Ambos incrementos se deben al impacto de los ingresos que percibe el país por sus exportaciones.



Hace doce años, en 1998, las exportaciones mineras e hidrocarburíferas suponían el 47 por ciento de las exportaciones de Bolivia. Hoy representan el 80 por ciento, según un reciente informe difundido por el CEDLA (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario). Una tendencia no muy diferente a la que se registra en la mayor parte de los países de la región, donde la reprimarización de la producción y las exportaciones viene siendo la norma. Los altos precios de las commodities alientan esta tendencia que, sin embargo, augura problemas para el futuro inmediato.





Neoliberalismo y neocolonialismo





Por extractivismo entendemos la apropiación de los bienes comunes, de modo directo o indirecto, para convertirlos en mercancías. Se trata de una fase diferente del modelo neoliberal luego de la primera etapa anclada en las privatizaciones, la apertura comercial y financiera y la desregulación laboral. Forma parte del proceso de financierización de las economías, toda vez que podemos considerar el extractivismo como un proceso más especulativo que productivo: las inversiones son mínimas y el retorno del capital es tan veloz como sucede en el sistema financiero.



En la producción de soja, y en otros rubros de la agricultura, se alquilan las tierras y las máquinas, de modo que la inversión fija es muy baja en el conjunto del capital movilizado. Pero el retorno se produce en apenas una cosecha, al cabo de la cual el pool de siembra puede emigrar a cualquier otro lugar porque -precisamente- no se ha fijado en ningún espacio físico. Algo similar sucede con la minería, con la peculiaridad de que las ganancias son fabulosas.



Es un modelo excluyente porque no necesita personas. Más aún, las personas son un obstáculo. Mientras el modelo basado en la producción industrial durante la sustitución de importaciones necesitaba trabajadores calificados y gran cantidad de obreros y empleados en la producción y la distribución, y necesitaba a los consumidores de esas mercancías, con el modelo extractivo sucede todo lo contrario: la mecanización hace irrelevante el trabajo humano (la minería tiene un sistema muy similar al de las plataformas petrolíferas con alta rotación de trabajadores especializados que viven muy lejos del lugar de trabajo). Y no hay consumidores, ya que los productos primarios son exportados a países lejanos para alimentar ganado o para ser procesados.



Es un modo de producir mercancías que destruye la naturaleza. “El proceso de privatización y concesiones de lotes petroleros, gasíferos, mineros y forestales, se ha ido profundizando con los últimos tres gobiernos: Fujimori, Toledo y Alan García. Fujimori dejó el 15 por ciento de la Amazonía lotizada y concesionada; Toledo avanzó puntos más y García ha llegado a privatizar el 72 por ciento del territorio amazónico en lotes concesionados y entregados al gran capital transnacional, muchos de los cuales se superponen a las reservas territoriales de pueblos en aislamiento voluntario”, dijo el dirigente indígena peruano Alberto Pizango al cumplirse el primer aniversario de la masacre de Bagua, el pasado 5 de junio.





Pobreza y control territorial





La extracción empobrece a los países productores y enriquece a las multinacionales. Paga impuestos apenas simbólicos y en ocasiones nada, ya que estos emprendimientos suelen implantarse en limbos jurídicos como las zonas francas y aprovechan todas las ventajas que les ofrecen los países propietarios de esas riquezas.





Forma parte de lo que el geógrafo David Harvey ha definido como “acumulación por desposesión” o, si se prefiere, por robo o apropiación. Aún cuando pueda cuestionarse el desarrollismo, el exctractivismo no se inscribe ni siquiera en esa genealogía, ya que se salta el proceso industrializador en los países donde se instala. El reciente informe del Banco Mundial, “Los recursos naturales en América Latina y el Caribe. ¿Más allá de bonanzas y crisis?”, afirma que los países de la región “llegaron a ser de los más prósperos del mundo gracias a la producción de metales precios, azúcar, caucho, granos, café, cobre y petróleo”.





Suena extraño que la expoliación colonial sea leída de ese modo por una institución que pretende orientar las políticas nacionales. Más aún, asegura que “las exportaciones de bienes primarios siempre han activado las economías de la región, llenando las arcas de los gobiernos”, y que América Latina “puede derivar beneficios significativos por ser la mina y el granero” de las economías centrales. Casi un insulto.



Omite, por ejemplo, la creciente militarización de áreas enteras para despejar población molesta para este tipo de acumulación, que tiene en la guerra colombiana su mayor expresión. Los territorios de la guerra son exactamente aquellos donde las multinacionales han puesto sus ojos para apropiarse de los bienes comunes como lo muestran varios estudios. En paralelo, el agronegocio se apropia de millones de hectáreas desplazando a la población campesina productora de alimentos, con lo que la seguridad alimentaria de las naciones de debilita.





En consecuencia, este modelo genera pobreza y exclusión. El economista argentino Claudio Katz recordó un estudio de CEPAL que afirma que en la Argentina el decil más rico tiene un ingreso per cápita mayor que ese mismo sector en los países anglosajones, en tanto la población con menores ingresos es veinte veces más pobre que los estratos más bajos de los países desarrollados.





Debate urgente





Esta etapa del modelo neoliberal está siendo conducida en buena medida por gobiernos progresistas y de izquierda. Desde el lado de quienes defienden los monocultivos, la minería y la explotación de los hidrocarburos pueden aportarse argumentos valiosos para establecer un debate realista sobre los problemas y ventajas del modelo extractivo. Estos emprendimientos aseguran un flujo de caja a los estados para poder cumplir con sus obligaciones, entre las que destacan el pago mensual de salarios y beneficios sociales para los más pobres. Más aún, se podría argumentar que cierto nivel de extractivismo es un “mal necesario” para amasar los excedentes que permitan dar un salto industrialista.



El informe del CEDLA sobre Bolivia señala por lo menos tres debilidades inherentes a este modelo: la volatilidad de los ingresos fiscales por la inestabilidad de los precios internacionales de las commodities; la fragilidad en la ejecución del gasto ya que “la eventual caída de estos ingresos afecta a la ejecución de proyectos estratégicos”; y finalmente que “la creciente explotación de recursos no renovables requiere de fuertes inversiones lo que conduce a que los gobiernos opten por contratan deuda externa a fin de sostener esas inversiones”.





Un problema adicional es que aún no existen actores sociales y políticos poderosos como para presionar para ir más allá del extractivismo. Durante la fase de las privatizaciones existían sujetos que pudieron resistirlas, en particular los sindicatos estatales. Ahora no existen esos sujetos, deben ser construidos en una situación muy compleja: predomina un discurso estatal “progresista” que justifica el extractivismo, pero la mayor parte de la población no puede “ver” el modelo cuyos emprendimientos están en áreas rurales lejanas a las grandes ciudades.





Como mínimo, sería deseable que se instalara un debate público sobre el tema que no se reduzca al porcentaje de impuestos que deben pagar las empresas. Algo se ha avanzado sobre el tema, sobre todo en el costado ambiental. Pero la madeja está lejos de desovillarse: el nudo de la cuestión es cómo transitar de la extracción hacia la producción, no sólo sumando algo de valor agregado (el mal menor) sino estableciendo pautas para un crecimiento autónomo de los precios internacionales, tan caprichosos en sus explosivos aumentos como depredadores en las debacles.



Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.



Fuente: http://alainet.org/active/41887

martes, 26 de octubre de 2010

La cuestión minera

EDITORIAL EL NUEVO DÍA
IBAGUÉ, COLOMBIA
MARTES 26 DE OCTUBRE DE 2010

 Como si hiciera falta otro ingrediente escandaloso en los organismos estatales durante la administración Uribe Vélez, comienzan a develarse los desaguisados al interior de Ingeominas.


El desenlace se presentó a raíz de la salida del Director, Mario Ballesteros Mejía, quien se negó a acudir al Congreso a dar explicaciones por lo sucedido en la institución a su cargo.

Antes había habido una pugna interna que se saldó con la salida de altos funcionarios que no se acomodaron al favorecimiento para con las más importantes compañías mineras que actúan en el país: Drummond en carbón y Cerromatoso en níquel.

En efecto, mediante tortuosos procedimientos la administración de Ingeominas propiciaba la extensión de las concesiones hasta por un plazo de 30 años; a lo anterior se añadía el propósito de menguar las regalías en las prórrogas y, no contentos con lo anterior, manipulaban las declaraciones para no cumplir con el mandato legal en el pago de regalías.

Todo lo anterior con las dos compañías mineras que a menudo se ponen como ejemplo de minería moderna y manejada con parámetros internacionales y estrictos códigos de operación.

El nuevo escándalo seguramente tratará de ser minimizado y no faltarán los análisis filosóficos de los rábulas de la anterior administración intentando justificar lo injustificable.

Todo sirve para llamar la atención sobre la vulnerabilidad de los organismos de control en el sector minero, situación que se magnifica ante la inminente expansión de las actividades en campos como el aurífero.

Vale la pena comparar las circunstancias nacionales con lo que acontece en Brasil, Chile y Canadá con códigos severos, organismos de control bien equipados y mejor conformados y una visión de Estado que estamos lejos de poseer.

domingo, 24 de octubre de 2010

LA CUMBRE DE BIODIVERSIDAD TERMINA LA PRIMERA SEMANA SIN AVANCES

Enviado por anticapi el Dom, 24/10/2010 - 20:38 ecología

notícia



Ecologistas en Acción
Camino a Nagoya

La cumbre de Nagoya sobre diversidad biológica cumple una semana de actividad sin avances concretos en los principales temas de debate, como son la discusión del Plan Estratégico o la aprobación de un protocolo sobre ABS. Los diferentes grupos de la sociedad civil advierten de la necesidad de que la próxima semana, momento de alto nivel de la cumbre, se alcancen compromisos concretos para detener la pérdida de biodiversidad.



En las negociaciones para adoptar un nuevo Plan Estratégico 2011-2020, los diferentes países han discutido durante los últimos días sin cerrar una Misión para el conjunto del Plan Estratégico en 2020. En este sentido, una de las versiones en discusión plantea el objetivo de que para 2020 se haya detenido totalmente la pérdida de biodiversidad y conseguir una gestión de la misma de manera sostenible a largo plazo. En cambio, otra versión más escéptica considera que el objetivo debe ser el de reducir el ritmo de pérdida de biodiversidad, aceptando implícitamente que la degradación continuará, algo que Ecologistas en Acción considera inaceptable.





Otro de los temas fundamentales en discusión es el nuevo Protocolo sobre Acceso y Participación en los Beneficios (ABS). Las negociaciones se están complicando de tal manera, que la Presidencia de la COP ha tenido que proponer al grupo de trabajo que se reúna durante todo el fin de semana para definir un texto más concreto de cara al momento de alto nivel. En este aspecto, la sociedad civil reclama a los gobiernos de los países enriquecidos, un esfuerzo de justicia, teniendo en cuenta los siglos de expolio que han sufrido las regiones del Sur (África, Latinoamérica, Asia y Oceanía).



Tal y como consta en el informe Perspectiva Mundial de la Biodiversidad de las Naciones Unidas, en caso de seguir el actual ritmo de pérdida de especies y degradación de hábitats se podrían sobrepasar ciertos umbrales y puntos de no-retorno, a partir de los cuales sería totalmente imposible frenar la crisis ecológica. Según los informes oficiales, nuestra especie es totalmente dependiente del resto del ecosistema para sobrevivir.





Sigue toda la información de la cumbre de Nagoya en directo desde el canal http://www.somosbiodiversidad.tv

La minería y las regalías

Manuel Rodríguez Becerra

La sociedad tiene que ser reparada y para ello las regalías deberían dirigirse prioritariamente a la conservación ambiental




La erradicación de la minería ilegal del oro, anunciada por el presidente Juan Manuel Santos y por la ministra de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Beatriz Uribe, se inició con contundencia como lo atestiguan las recientes operaciones adelantadas en Ataco (Tolima) y Ayapel (Córdoba).

Y es que la creciente minería ilegal está arrasando bosques, suelos y ríos en los más diversos lugares de los diecisiete departamentos en donde se adelanta. Además, se ha convertido en un problema de seguridad nacional al constituirse en una robusta fuente de financiación de la guerrilla y de los denominados grupos emergentes y, por eso, para derrotarla es imperativo el concurso aunado de las Fuerzas Militares, de los cuerpos de inteligencia del Estado y de la Fiscalía, y de una decidida acción por parte de las autoridades municipales y de las Corporaciones Autónomas Regionales, como quedó recientemente demostrado.

Pero la lucha contra la minería ilegal no basta. Es también necesario emprender una cruzada para poner en orden a aquellas empresas mineras que, exhibiendo los requisitos legales para operar, violan la normatividad ambiental. Si bien se identifican empresas que muestran un adecuado desempeño, esta parece ser la excepción y no la regla con lo cual la minería formal muy probablemente ha causado un daño ambiental aún mayor que el ocasionado por la minería ilegal.

Lo absurdo es que esta última situación ha sido en parte propiciada por la autoridad minera. Así, por ejemplo, Ingeominas no solamente ha otorgado títulos mineros a lo largo y ancho del país con una irresponsable prodigalidad (incluyendo parques nacionales y páramos), sino, además, ha demostrado una alarmante incapacidad para fiscalizarlos. Precisamente, el ministro de Minas y Energía, Carlos Rodado, al reconocer esas y otras fallas, ha anunciado la reforma de esta entidad que incluiría, entre otras, su necesario compromiso con la protección del medio ambiente. Quizá sería también el momento para corregir las graves falencias que para la protección ambiental presenta el Código de Minas, así como para desarrollar un proceso dirigido a identificar aquellas áreas del territorio que por razones ecológicas deban ser excluidas de la minería, como ya se hizo con los páramos, los humedales Ramsar y las áreas protegidas.

Pero la minería, así se adelante solamente en lugares no excluidos y se desarrolle cumpliendo con una normatividad ambiental acorde con los más altos estándares internacionales, siempre dejará una huella ecológica, muchas veces profunda e irreversible. Y es una huella que se manifiesta en la pérdida de biodiversidad, la afectación de sistemas hídricos, la degradación de acuíferos, o el deterioro del paisaje, como lo demuestran innumerables estudios científicos, o como el ciudadano común lo puede constatar mediante la simple observación directa.

El país requiere asumir estos costos en aras de su desarrollo económico y social, pero simultáneamente la sociedad colombiana tiene que ser reparada y para ello las regalías deberían dirigirse prioritariamente a la conservación ambiental. Se trata de compensar a las presentes y a las futuras generaciones por la huella ecológica dejada por la minería mediante la destinación de una parte de estos recursos económicos a la protección y restauración de diversos ecosistemas que son críticos para el desarrollo del país, en un monto que no debería ser menor al costo de los daños ocasionados al patrimonio ecológico de la nación. Es un tema que debería ser enfrentado con la mayor claridad en el debate que para la modificación del régimen de regalías se adelanta en el Congreso de la República.

En últimas, en la orientación que se le dé a la minería y en el destino que tomen las regalías sabremos cuán comprometido está el nuevo gobierno con la protección de la riqueza en biodiversidad y aguas de Colombia.

La manzana envenenada

Daniel Samper Pizano


El Tiempo

23 de Octubre del 2010

El 'boom' minero está causando en Colombia graves tragedias ambientales: el Gobierno lo sabe.


Uno de los personajes de Freedom (Libertad), la última novela del Balzac gringo, Jonathan Franzen, se muestra alarmado por los abusos ambientales en América Latina. Menciona a los Andes. Menciona a Colombia. Y menciona la minería a cielo abierto, "que exige sacrificar crestas montañosas y desplazar familias pobres de su hogar tradicional".

Cualquiera diría que aquel personaje visitó algunas de las codiciosas explotaciones mineras de nuestro país, donde se contamina ríos, según sucede con el Dagua (Valle), convertido en putrefacta corriente de desechos químicos; se arruina a comunidades enteras, como pasó en Marmato (Caldas), donde la Colombia Goldfields se llevó el oro y dejó miseria; o podrían arrasarse vastas extensiones y cortar fuentes de agua, como en el proyecto de La Colosa (Tolima).

Nuestro país ha sido dizque "bendecido" con un boom minero. Desde el 2002, la Nación otorga cuantiosas concesiones a multinacionales -muchas de ellas con sede en Canadá- y ha extendido 7.000 títulos de explotación. Cierto es que la extracción de minerales significa ingresos importantes y que el Producto Interno Bruto del sector subió de 6 millones de dólares en el 2000 a 17.500 en el 2008. Sin embargo, conviene aprovechar que la minería está de moda, gracias a los topos chilenos, para establecer cuánto le cuestan al país estas explotaciones hoy y cuánto costarán a los colombianos del futuro. Es sabido que la minería crea poco empleo. Pero en este caso la mayor preocupación no es la esterilidad laboral, sino la ruina ambiental. Según el escritor Alfredo Molano, el gobierno anterior otorgó concesiones irregulares en la Amazonia, en 44 parques nacionales, páramos protegidos, humedales y zonas reservadas a comunidades negras y nativas.

La ministra de Ambiente, Beatriz Uribe, está asustada. "La minería ilegal nos está envenenando", dice. No solo la ilegal. Si consulta a los ecólogos, sabrá que también nos envenenan muchas explotaciones autorizadas. Ella misma reconoció que hay 571 títulos mineros en 203.000 hectáreas "donde no se pueden desarrollar proyectos mineros". El problema desborda los códigos: enfrentamos un tsunami de deterioro ambiental por culpa de la minería descontrolada. Gonzalo Palomino, de la Universidad del Tolima, y Guillermo Duque, de la Nacional, han demostrado que ciertos peces que se venden en toda Colombia sobrepasan las concentraciones permitidas de mercurio, lo que podría generar graves degeneraciones en los consumidores. No hay oro que pague tales horrores.

Lo más inquietante es que el propio Estado, que montó la feria de las concesiones, carece de medios para impedir que ocurran atropellos ambientales, tragedias en las minas, saqueos económicos y agaches tributarios. Con loable franqueza, el ministro del ramo, Carlos Rodado Noriega, acepta que no existe fiscalización suficiente para atajar estos desmanes. Además, quiero considerar sinceras sus palabras cuando anuncia que aspira a desarrollar el sector minero "pero sin atentar contra el medio ambiente".

Como varios ojos ven más que los del Gobierno (que a veces se enceguece, como pasó en la última década), hay que recibir con alivio la creación de la Red Colombiana Frente a la Minería Transnacional, entidad verde que luchará para atajar el arrasamiento de la naturaleza, incluido ese oprimido mamífero llamado minero. El presidente Santos, a su vez, propone la creación de una Agencia Minera Nacional. Estupendo, siempre que no se dedique solo a contar plata, sino que ponga límites ecológicos a la fiebre del oro y controle el cianuro y el mercurio en las corrientes.

Pero la clave es que los colombianos reaccionen. ¿O acaso será cierto, como dice el personaje de Franzen, que los gobiernos sacrifican el medio ambiente porque "los eligen mayorías a quienes les importa un carajo la biodiversidad"?

ESQUIRLAS. Merecidísimo el éxito de El deber de Fenster, la obra de teatro de Humberto Dorado y Matías Maldonado que mezcla drama y documentos para reconstruir un terrible episodio de nuestra historia reciente. Gran dirección, gran actuación.

Desde hace varios años, el autor del texto recibe comentarios a su columna en cambalache@mail.ddnet.es.

sábado, 16 de octubre de 2010

Desastres socio-ecológicos y responsabilidad política y empresarial

Guadalupe Rodríguez


Rebelión



Después de contemplar aliviados cómo la Pachamama gustó de volver a parir milagrosamente a los 33 mineros chilenos, y de haber derramado lágrimas y suspiros de alivio frente a la caja boba, es el momento para enfriar la cabeza y volver a la reflexión.

Los medios masivos se centran en el drama humano, y en lo anecdótico, dando menor espacio a las condiciones sociales, económicas y políticas que crearon este y otros desastres recientes. Por la gravedad de las consecuencias, empresas y gobiernos deberían enfrentar la responsabilidad criminal, por ser quienes causan una destrucción y contaminación de estas dimensiones con sus actividades y sus políticas. Por la imposición de una economía basada en el crecimiento sin límites, se puede prever fácilmente que este tipo de catástrofes irán en aumento en el futuro.

Los que siguen son hechos contundentes que ejemplifican la situación.

Chile es el productor de cobre más importante del mundo

La mina San José es una explotación de cobre y oro muy antigua, situada cerca de la ciudad de Copiapó, en el desierto de Atacama. Pertenece a la Compañía Minera San Esteban, que practica la mediana minería. En operación desde el siglo XIX, se ha vinculado a varios accidentes mortales en el pasado que motivaron su cierre hace unos años durante un breve período. Tras su reapertura, en los últimos cuatro años hubo tres accidentes fatales. La empresa acumula denuncias por su inseguridad, que una vez más se vio trágicamente confirmada por el accidente que dejó a los muy famosos 33 mineros enterrados a más de 700 metros de profundidad durante más de 70 días. Apenas un mes antes del derrumbe hubo en la mina un accidente con una víctima que sufrió amputación de una pierna. De acuerdo con las denuncias, las irregularidades de la compañía San Esteban incluyen, entre otras muchas, el retraso del anuncio del accidente, violación de medidas de seguridad y el impago del seguro social de los mineros. Pero la empresa no fue sancionada.

La mina San José forma parte de un complejo minero que produce alrededor de 1.200 toneladas de cobre al año. El cobre es la principal exportación del país y una de las mayores fuentes de ingresos. A pesar de eso, las medidas de seguridad y el control en este sentido del sector deja muchísimo que desear. No sé por qué, pero cuando el presidente de Chile declara satisfecho cómo y cuánto van a mejorar, no me lo termino de creer.



El lodo tóxico que se “vertió” en Hungría

Ocurrido el 4 de octubre de 2010 y aun de plena actualidad, el accidente de la planta de alúmina (óxido de aluminio Al2O3) en la ciudad de Ajkai al oeste de Hungría es otro “síntoma” de un sistema político-económico irracional. La alúmina es un subproducto que resulta de refinar la bauxita (http://es.wikipedia.org/wiki/Al%C3%BAmina) y se utiliza para la producción de aluminio y otros productos.

Los medios de comunicación de masas hablan de “vertido” o “fuga”, lo que sugieren al oyente o al lector la sensación de un problema pequeño y bajo control. Pero fue una riada, un derrame, un torrente de lodo tóxico rojo anaranjado con radiactividad y lleno de metales pesados, que se desparramó por todo el medio, los campos de cultivo, las aguas, la vegetación, las calles. Al menos nueve personas han muerto y hay más de 150 heridos. Cientos de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Constituye la mayor catástrofe ecológica en la historia de Hungría y sus consecuencias sobre la salud aún se desconocen. Son varios los pueblos afectados, como Kolontar o Devecser. También un afluente del Danubio. Los costos de limpieza ascenderán a millones de euros. Los daños permanecerán en el ambiente durante décadas, y eso, no hay dinero que lo compense.

El petróleo de BP regó el Golfo de México

El caso de BP pasó de largo. Ya no se habla de él. La friolera de 4,9 millones de barriles de crudo fluyeron desde el fondo del mar de manera ininterrumpida desde el 20 de abril de 2010 y durante los 85 días que tomó controlar el vertido.

En Europa, en el mar del Norte y en el Mediterráneo existen cientos de plataformas petrolíferas1. Pero la Comisión Europea, tras examinar la normativa existente en esta materia, acaba de suavizar su anunciada intención de controlar estrictamente las plataformas marinas de extracción de petróleo con el fin de evitar catástrofes ambientales como la de BP en el golfo de México. En lugar de una moratoria, establecería una mera opción a tomar por los diferentes estados miembros. La disminución en las exigencias se debería a los intereses del sector, muy bien representados en Bruselas.

Además, de acuerdo con la lógica del crecimiento global que marca la Unión Europea y crea la necesidad de abrir nuevas plataformas petrolíferas, las empresas deberán disponer de un plan de emergencia y probar que tienen disponibles los medios financieros necesarios para pagar los daños a las especies marinas protegidas y a los hábitats naturales que pueda causar un accidente. Esto indica ciertas buenas intenciones, pero no tiene en cuenta que muchos de estos daños son irreparables.

La UE no considera que racionalizar y reducir el consumo de gas y petróleo y reducir paralelamente los mercados energéticos sea una opción ni un camino a tomar.

¿Qué nos va a quedar?

Pues a este paso, nada. La misma lógica de desarrollo, que ha llevado a la escasez de materias primas, conduce a la realización de proyectos técnicamente cada vez más complejos, en lugares más remotos, y con la consecuente peligrosidad aumentada.

Cerrar ojos y oídos está a la orden del día para los gobiernos de Norte y de Sur. Dejar hacer. Y maquillar de verde: pretendiendo que toda iniciativa industrial y extractiva es sostenible, verde o renovable. Se sigue extrayendo petróleo, oro, uranio, cobre o hasta cultivando soja transgénica; para las empresas todo es “sostenible”. E incomprensiblemente, las políticas les apoyan. Y la sociedad civil cada vez tiene menos margen de denuncia, pues se empieza a restringir peligrosamente la libertad de expresión y opinión, así como a criminalizar a los movimientos sociales. Y la economía sigue por los suelos.

Si la mayoría de las grandes empresas están destinando gran cantidad de recursos a conformar su responsabilidad social corporativa, que en la mayoría de los casos consiste en burbujas de apariencias y buenas intenciones, aunque vacías, que paguen lo que deben a la sociedad y a la naturaleza. El caso más actual de los tres que hemos mencionado lo muestra claramente: los “responsables” de la compañía minera chilena sabían perfectamente que en el yacimiento San José no había vías de escape ni ventilación adecuada, ni la consolidación necesaria. Y las autoridades también, porque en varias ocasiones recibieron denuncias al respecto.

Mientras los ministros y presidentes se pasean por los lugares en los que han sucedido estas catástrofes, los ecologistas nos preguntamos quién va a ser la primera autoridad, alto cargo o propietario de transnacional en asumir la responsabilidad criminal de las diferentes tragedias personales y socioambientales, los traumas, la contaminación y la destrucción. Cada país se enfrentará a sus accidentes y tragedias de modo diferenciado. Lo que sí tendrán en común los desenlaces será, con toda seguridad, que los auténticos responsables no pagarán las consecuencias, sino los trabajadores de las minas o las plantas de producción, la población circundante y el medio ambiente. Y la impunidad seguirá su avance implacable en la sociedad global cuya economía global se dedica a producir bienes globales que desplaza por el globo arrasando con todo lo que se encuentra a su paso.

La respuesta está en no aceptar este tipo de proyectos, como ya sucede en miles de lugares en todo el Sur y el Norte global. La población está reaccionando. Nadie quiere las plantas industriales en su suburbio, las minas a cielo abierto en su reserva de bosque primario, las hidroeléctricas en su río, ni los vertidos nucleares en su patio trasero. Un mínimo porcentaje de todo esto es realmente necesario. Una de las claves está en reducir el consumo de energía y bienes. En vivir una vida más de acuerdo a la naturaleza, más cerca de la tierra, más amigable con el ambiente y con el otro. En replantear nuestra sociedad y las bases éticas sobre las que se asienta. Ahora o nunca.

Guadalupe Rodríguez. Salva la Selva

guadalupe@regenwald.org

Nota:

1 Hay casi 900 instalaciones en alta mar en funcionamiento en la UE: 486 en el Reino Unido, 181 en Países Bajos, 61 en Dinamarca, 2 en Alemania, 2 en Irlanda, 123 en Italia, 4 en España, 2 en Grecia, 7 en Rumanía, 1 en Bulgaria, y 3 en Polonia. Chipre y Malta en un futuro próximo.

sábado, 9 de octubre de 2010

El agua de Bhopal todavía es tóxica, 25 años después de mortal escape de gas

Indra Sinha, Randeep Ramesh y George Monbiot


The Guardian

Alrededor de la medianoche del 2 de diciembre de 1984, unas 40 toneladas de gases tóxicos envenenaron a los ciudadanos de Bhopal, India, una urbe del centro del país con más de 500.000 habitantes, en el peor desastre industrial de la historia. Los gases venenosos fueron vertidos en el aire nocturno, en un escape largamente previsto, por una planta química de insecticidas, en gran parte abandonada, de la corporación estadounidense Unión Carbide [“Unión Carburo”], ahora Dow Chemical.








Por negligencia y fallas de equipamiento escaparon gases de isocianato metílico, fosgeno, y otros altamente tóxicos, que mataron inmediatamente a un estimado de 8.000 personas. El número de víctimas mortales, atribuido a que “era de noche”, aumentó en las semanas y meses siguientes a 20.000 personas. Otros cientos de miles sufrieron daños, en muchos casos permanentes, como ceguera y afecciones del pulmón, hígado, riñón y sistema inmunológico. El Consejo Indio de Investigación Médica [ICMR, por su sigla en inglés] concluyó que más de 520.000 personas expuestas adquirieron venenos en su circulación sanguínea, causantes de diversos grados de daño a casi todos los sistemas de su organismo.



El desastre de 1984 puede haberse descolorado en la memoria del mundo, pero en Bhopal hasta hoy continúan naciendo niños con daños. Los restos de la misma fábrica que arrojó los gases tóxicos han estado dejando escapar sustancias químicas mortales en el agua potable de unas 30.000 personas. En las comunidades afectadas existen epidemias de enfermedad renal, cáncer y cientos de niños con daño congénito.



La escritora Indra Sinha, galardonada por su libro Animal’s People (Gente de Animal) sobre el desastre de Bhopal, explicó por qué sigue siendo un escándalo nacional el escape de gas que hace 25 años mató a 20.000 personas y continúa creando problemas de salud para incontables personas más: “La fábrica fue cerrada después de la noche del horror, pero adentro siguió teniendo miles de toneladas de pesticidas y basura tóxica. La Union Carbide nunca se molesto en limpiarla. Las sustancias químicas quedaron abandonadas en los almacenes abiertos al viento y la lluvia. Veinticuatro monzones han aherrumbrado y descompuesto la fábrica de la muerte. Las lluvias introducen los venenos profundamente en el suelo. Ingresan al agua subterránea, se filtran a los pozos y agujerean las tuberías. Permanentemente manan fluidos que se introducen en los cuerpos de la gente. Queman los estómagos, corroen la piel, dañan órganos y llegan a las matrices que alimentan a los niños en gestación, todavía nonatos. Si los bebés logran llegar vivos al mundo, los aguardan los venenos en la leche materna”.



Una encuesta de Greenpeace encontró substancial y, en algunas locaciones, severa contaminación de metales pesados y químicos clorados en la tierra y las fuentes de agua. Las muestras de agua subterránea extraídas de pozos alrededor del sitio mostraron presencia de químicos clorados, incluyendo cloroformo y tetracloruro de carbono, indicadores de una contaminación de larga data. Adicionalmente, en las muestras de suelo se encontró plomo, níquel, cobre, cromo, hexaclorociclohexano y clorobencenos. La contaminación total del sitio y de sus alrededores inmediatos se originó en derramamientos y accidentes rutinarios, mientras la fábrica estuvo en actividad, y las basuras tóxicas que siguen permaneciendo en el lugar todavía continúan emanando sustancias químicas.



El Centro para la Ciencia y el Ambiente de Delhi dijo que a más de tres kilómetros de la fábrica encontró agua conteniendo pesticidas en niveles 40 veces más altos que el estándar de seguridad indio. En un segundo estudio, la entidad británica Súplica Médica de Bhopal (BMA, por su sigla en inglés) encontró un cóctel químico en el agua potable local, con la presencia del agente carcinógeno tetrafluoruro del carbono en un nivel 2.400 veces más alto que las pautas de la Organización Mundial de Salud (OMS).



Ahora están afectadas las nuevas generaciones



La clínica local Sambhavna, financiada por la BMA, denunció que 1 de cada 25 recién nacidos muestra severos defectos de nacimiento, una tasa 10 veces más alta que la media nacional, incluyendo cojera, miembros torcidos o perdidos, sordomudez, daño cerebral, labio leporino y fisuras del paladar, dedos reticulados, parálisis cerebral y tumores ocupando el lugar de los ojos. La víctima Mohini Devi reclamó que sus niños y nietos experimentan defectos de nacimiento. “Mi preocupación real son mis nietos. Algunos ya han nacido sin los ojos. ¿Por qué es nadie hace ninguna cosa por nosotros?”, dijo.



Union Carbide Corporation –ahora Dow Chemical, tras una fusión en febrero de 2001– alega que el isocianato metílico (el gas que se escapó de la planta del pesticida de Bhopal) es su “secreto comercial” de 60 años de investigación (incluyendo experimentos con “voluntarios humanos"). Hay más que suficiente investigación para sugerir que Dow-Carbide ha bloqueado los esfuerzos de las víctimas para ayudarse reteniendo información, propagando información falsa y retirando fondos destinados a asistencia médica. El gubernamental Consejo Indio de Investigación Médica [ICMR], a su vez, detuvo en 1994 toda investigación de los efectos del gas sobre la salud y todavía no publica los resultados de 24 estudios de investigación realizados hasta ese año que implicaban a más de 80.000 supervivientes. Sigue permaneciendo indocumentado el aumento alarmante de cánceres, tuberculosis, dificultades reproductivas y retraso en el crecimiento de los niños nacidos después del desastre. La agencia oficial que monitoreaba las muertes se cerró en 1992.



En ausencia de información médica, no existen protocolos de tratamiento específico a los problemas multi-sistémicos derivados de la exposición a los químicos. En vez de eso, a millares de seres que buscan alivio y tratamiento médico en muchos lugares se les prescriben drogas ineficaces y a veces perjudiciales para el riñón. Sin embargo, desde 1996 la clínica de Sambhavna comenzó a ofrecer a los supervivientes una combinación de medicina moderna, tratamientos herbarios ayurvedic (medicina tradicional de la India), yoga y masajes. Financiada por donaciones privadas, la ONG británica Súplica Médica de Bhopal, proporciona gratis tratamiento, medicinas y monitoreo.



Mientras siguen dispersas hasta hoy toneladas de pesticidas venenosos y otros desechos peligrosos abandonados por la fábrica de Dow-Carbide, envenenando sibilinamente el agua subterránea y contaminando la tierra, la corporación y Warren Anderson, su ex jefe máximo (en inglés, CEO: chief executive officer), se han distanciado de “la gerencia de la compañía india”, culpando de eventual sabotaje a los empleados. Como consecuencia, el desastre hizo poco para afectar a Dow-Carbide. En febrero de 1989, después de forzar un acuerdo ínfimo de reparación –470 millones de dólares en respuesta a los 3 mil millones exigidos por el gobierno de India–, el precio de las acciones de “Unión Carburo” aumentaron en 44 centavos de dólar y volvieron al negocio como de costumbre. Los supervivientes de Bhopal recibieron una compensación pobre: la mayor parte consiguió 25.000 rupias (algo más de 500 dólares) para una vida de sufrimiento causado por el daño a sus pulmones, hígado, riñones y sistema inmunológico.



Dado los centenares de miles de víctimas muertas y heridas, el acuerdo significó menos de 9 centavos de dólar estadounidenses diarios, apenas el costo de una taza de té cada día, por más de un cuarto de siglo de sufrimiento inimaginable. No recibió ayuda ningunos de los miles de nacidos con defectos congénitos o enfermedades relacionadas con el gas y la contaminación actual del agua. Cuando Dow Chemical adquirió a la “Unión Carburo” sacó un comunicado de prensa negando responsabilidad adicional en el desastre y afirmó que el acuerdo fue “….generosamente bueno para un indio”.



Union Carbide Corporation (UCC) y Warren Anderson, entonces CEO de la UCC, resultaron inculpados de homicidio u homicidio culposo y en 1992 fueron declarados prófugos por la corte de Bhopal, después de varias ocasiones en que no asistieron a honrar el emplazamiento del tribunal. Warren Anderson fue arrestado brevemente en la India en 1984 y después huyó del país. El paradero actual de Anderson es considerado desconocido, pese a que se conocen públicamente sus residencias, una en el exclusivo suburbio de Hamptons, Nueva York. Ni el gobierno indio ni el gobierno de EEUU están dispuestos a apoyar acciones judiciales para el arresto de Anderson, ni para exigir responsabilidades a Dow-Union Carbide. De hecho, los luchadores indios que trabajan para exigir la responsabilidad de Union Carbide por sus acciones, denuncian que su gobierno declaró “segura” la fábrica ahora cerrada y apta “para abrirse como atracción turística”. El gobierno local de Bhopal también mostró negligencia en trabajar por cualquier clase de reclamación contra Union Carbide y, simplemente, dejó que continúen escapándose sustancias químicas desde la planta.



Satinath Sarangi, de la clínica Sambhavna de Bhopal, dijo que el gobierno ahora está trabajando por un contrato con Dow Chemical que permitiría una inversión de mil millones de dólares, y alega que dejará pasar por alto la obligación de Union Carbide de limpiar su derramamiento. “Todo esto es por el dinero. Los políticos de la India más bien deberían luchar por la gente que sufrió”, dijo Sarangi.



Fuentes contribuyentes:

– “Indian court issues arrest warrant for Warren Anderson, the former head of Union Carbide, in Bhopal gas leak case,” The Guardian UK, July 31, 2009,

http://www.guardian.co.uk/world/2009/jul/31/warren-anderson-arrest-warrant

– The Bhopal Medical Appeal, “Bhopal 1984 until Today,” ‘That Night’; “Bhopal’s Secret Disaster”; “Health Issues, Poisoned Water” The Bhopal Medical Appeal, Bhopal.org, December 1, 2009, http://bhopal.org/index.php?id=11&L=pkhhvjbblianb



Fuentes:

– Randeep Ramesh, “Bhopal Water Still Toxic 25 Years After Deadly Gas Leak, Study Finds,” The Guardian UK, December 1, 2009,

http://www.guardian.co.uk/world/2009/dec/01/bhopal-chemical-studies-toxic-levels

– Randeep Ramesh, “Bhopal marks 25th anniversary of Union Carbide gas disaster: Activists and survivors continue to fight for justice over gas leak which killed 20,000 and affected 600,000 others,” December 3, 2009, http://www.guardian.co.uk/world/2009/dec/03/bhopal-anniversary-union-carbide-gas#history-link-box

– Indra Sinha, “Bhopal: 25 Years of Poison,” The Guardian UK, December 3, 2009,

http://www.guardian.co.uk/world/2009/dec/03/bhopal-anniversary-union-carbide-gas#history-link-box

– George Monbiot, “Bhopal being poisoned all over again,” September 28, 2009, http://www.guardian.co.uk/environment/georgemonbiot/2009/sep/27/bhopal-poison



Estudiantes investigadores:

Abbey Wilson y Jillian Harbin, DePauw University



Evaluador académico:

Tim Cope and Kevin Howley, DePauw University.



Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)



Fuente original: http://www.argenpress.info/2010/10/proyecto-censurado-2011-15-agua-de.html

Catástrofe ecológica en Hungría


Trabajadores arrojan yeso en la confluencia de los ríos Marcal y Raba para neutralizar la alcalinidad






No tiene caso retirar escombros de Kolontar; imposible, volver a vivir ahí: primer ministro





El vertido de lodo tóxico ocurrido en Hungría llegó ayer al río Danubio a través de uno de sus afluentes, el Raba, a la altura de la localidad de Gyor, a unos 120 kilómetros de Budapest, anunciaron las autoridades del país.

El barro rojo llegó primero al río Marcal, afluente del Raba, que a su vez vierte sus aguas en el Danubio, por lo que los científicos se están concentrando en contener la marea tóxica entre el Marcal y el Raba con la idea de que llegue la menor cantidad de residuos al Danubio.

En el punto en el que confluyen el Marcal y el Raba, los equipos de limpieza vierten yeso al agua para neutralizar los elevados niveles de alcalinidad de las aguas, que suponen una grave amenaza para los seres vivos.

Los niveles de ph –que miden la acidez o alcalinidad de las aguas– en la confluencia de ambos ríos han subido hasta 9.3 puntos, informó el vocero del Servicio de Desastres, Tibor Dobson. La escala de ph se establece entre 0 y 14 puntos, siendo el valor neutro de 7 el más adecuado para la vida. Por arriba de 7 el agua es alcalina.

Por el momento, no se han encontrado signos de daños naturales en el Danubio. En cambio, en el río Marcal murieron todos los peces de la zona afectada por la avalancha tóxica.

El servicio de Protección Civil húngaro aseguró que la masa tóxica aún no ha afectado las reservas acuíferas del subsuelo en las zonas anegadas y aseguró que la muerte de peces se limita al río Marcal.

Los ecologistas esperan consecuencias de largo plazo. Según dijeron, todavía es difícil determinar la verdadera dimensión de la catástrofe, ya que aún no se conoce la composición química del lodo ni su contenido enmetales pesados.

Para constatar los daños, el primer ministro, Viktor Orban, visitó este jueves la localidad de Kolontar, una de las poblaciones contaminadas con lodo. Después de observar el panorama dijo que no tiene sentido retirar escombros del pueblo porque resultaría imposible volver a vivir ahí. Es una catástrofe sin precedentes en Hungría, agregó. Un error humano fue la más probable causa. El muro del depósito de bauxita no se desintegró en un minuto y debió haberse detectado.

En ocho países temen contaminación

El Danubio, segundo río mayor de Europa después del Volga, que atraviesa Rusia, forma una sinuosa ruta por diez países, aunque sólo en Eslovaquia, Croacia, Serbia, Rumania, Bulgaria, Moldavia y Ucrania, además de Hungría, se temen catástrofes ecológicas por la contaminación con bauxita proveniente del río Marcal, en territorio húngaro. Austria no fue afectada porque los daños al cauce comienzan en un punto posterior a la zona fronteriza austro-húngara.

Tras su paso por Viena, el Danubio cruza otras tres capitales de Europa del este: Bratislava, Budapest y Belgrado. Las capitales húngara y serbia, así como medio centenar de ciudades y pueblos podrían resultar afectados por la alta tasa de alcalinidad generada por metales pesados componentes del lodo rojo que reventó el depósito de la productora de aluminio Mal, el lunes, en el oeste de Hungría.

Sólo en Alemania, donde nacen los arroyos que forman el cauce del Danubio en una zona boscosa y montañosa, el agua es utilizada para consumo humano, prácticamente sin tratamiento. Los otros nueve países por donde sigue el río –con unas 60 afluentes– tienen problemas para controlar la contaminación del líquido que desemboca en forma de delta en el mar Negro. El río de dos mil 800 kilómetros es navegable por diferentes tipos de embarcaciones hasta ciudades alemanas.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/10/08/index.php?section=mundo&article=025n1mun

http://www.jornada.unam.mx/2010/10/08/index.php?section=mundo&article=025n3mun

sábado, 2 de octubre de 2010

Reportaje a Hugo Blanco en Miradas al Sur

"Ahora la lucha es cultural y medioambiental”

Por Francisco Yofre


fyofre@miradasalsur.com



Blanco empezó a militar en Palabra Obrera. Durante su vida emprendió 14 huelgas de hambre y fue deportado de varios países. (JUAN ULRICH)

Hugo Blanco, líder campesino peruano, formado en el trotskismo argentino, es un referente de esa corriente política. De paso por Buenos Aires, analiza el poder indígena, el peronismo y el conflicto con el campo.

Un puñado de brasileños deambula por el lobby del hotel. Bullicio, ansiedad, cámaras de fotos y el chasquido de una lata de cerveza que se abre componen una pequeña escena del hiperconsumo occidental. Revolotean en su mundo hasta que algo los sorprende y los congela un instante. Un señor mayor cautiva su atención. Lo observan curiosos. Es un abuelo que lleva un sombrero de paja, un abrigo de lana, sandalias, un morral cruzando su pecho y manos arrugadas como pergaminos milenarios. Es Hugo Blanco Galdós. Los turistas vuelven a su rutina viajera. El grabador se enciende y el abuelo abre fuego: “En las comunidades indígenas está el doble poder que los trotskistas siempre alentamos. Hace 500 años que el poder de las comunidades indígenas y campesinas se enfrenta con el poder del consumismo. Esa lucha, esa contradicción es una de las llaves para derrotar a la locura capitalista”, arremete Blanco, el dirigente que encabezó en Perú, a fines de los ’50, una de las mayores reformas agrarias que haya conocido la Historia, y que hoy es considerado un mito viviente por centenares de luchadores sociales en el mundo.

Blanco está en Buenos Aires para presentar su último libro, Nosotros los indios, recientemente publicado por Editorial Herramienta. “Hablo de indios porque así nos llaman peyorativamente. Es un látigo con el que nos azotan la cara. Como digo en el libro, recojo ese mismo látigo ya que detesto las palabras suaves”, subraya mientras levanta sus canosas cejas.

La obra recopila varios textos suyos que revelan el devenir de un personaje poseedor de una valentía tal que lo ha llevado a emprender 14 huelgas de hambre, dirigir levantamientos armados, ser deportado varias veces, ser electo como diputado y senador y estar preso tantos años que ya ni recuerda cuántos han sido. La historia cuenta que uno de los penales en los que pasó más tiempo es el de la Isla del Frontón, un presidio alejado de las costas peruanas y al que se llega luego de superar fuertes corrientes marinas. En esa cárcel, cada vez que sube la marea el agua entra a las celdas y llega hasta el cuello de los reclusos. “Sí, sí, de eso sí me acuerdo”, apunta risueño.



Blanco es un militante de toda la vida que se formó políticamente en nuestro país en la década del ’50 cuando llegó de su Cuzco natal para estudiar Agronomía. En la universidad ingresó a Palabra Obrera, la agrupación trotskista que conducía Nahuel Moreno, un dirigente histórico de esa corriente ideológica en la Argentina. Pero la facultad no le gustaba ya que, según relata, “era un lugar demasiado antiperonista” y se proletarizó entrando a trabajar en un frigorífico de Berisso, cerca de La Plata.



“En junio de 1955, cuando se produce el primer intento de derrocamiento de Perón, nos subimos a un camión para defender al gobierno del General. Cuando pasamos por una escuela le pedí a la directora que me prestara la bandera argentina que estaba izada en el patio para llevarla a la Plaza de Mayo. Me la dio con la promesa de que la devolviera a la vuelta. Por supuesto que así lo hice. Esa experiencia y ese recuerdo es lo que me permite valorar muchas cosas del pueblo peronista. Creo que tenía, no sé si ahora será igual, una fortaleza tremenda digna de admiración”, rememora sobre aquellos años platenses.

–¿Cómo se plasma en su militancia la formación trotskista con ese apego por el peronismo y la lucha indígena y campesina?



–Mi experiencia en las comunidades indígenas me ha mostrado que en ellas hay varios elementos de una sociedad socialista. Por ejemplo, los problemas comunitarios no los resuelve una persona o un grupo de personas, sino el conjunto. Algo que para las comunidades es obvio pero que en las sociedades capitalistas es todo lo contrario, ya que un grupo decide sobre los problemas de todos.



–¿Cuán realista es esa opción en pleno siglo XXI?



–Es absolutamente posible. Así funciona hoy en día la organización política en las comunidades y así funcionaba en toda América hasta que llegó la colonización con sus problemas capitalistas. Han pasado 500 años y los indígenas seguimos allí, planteando un contrapoder al capitalismo reinante. Yo lucho para que ese poder de las comunidades, el de abajo, el que plantea la ruptura con el orden, tenga cada vez más fuerza. ¿Hay algo más trotskista que eso? En muchas regiones del Perú y de buena parte de América latina, los guardias civiles y el Estado capitalista no entran a nuestras zonas de influencia. Es el caso de Chiapas, el caso de los kunas en Panamá, el de la región del Cauca en Colombia y decenas de lugares más. En los últimos años estas comunidades han adquirido un sano poder que antes no tenían. Hay una dinámica muy favorable. Evo Morales y Rafael Correa en Bolivia y Ecuador son reflejos de este proceso. La lucha más abierta es en las comunidades ecuatorianas amazónicas y, en menor escala, en las comunidades serranas o costeñas de ese país. En los últimos años hay un gran ascenso de los indígenas. Y ahora muchas de las organizaciones se enfrentan a estos gobiernos exigiéndoles más. Eso yo lo veo muy bien. En Otavalo, Ecuador, hace poco se hizo la reunión del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) exigiendo que se construya el Estado plurinacional que la misma Constitución dice que hay que hacer.



–Sin embargo, muchos integrantes de pueblos originarios andinos viajan a los Estados Unidos y con las remesas que envían, sus familias hacen construcciones estilo Miami en plena sierra.



–Eso existe, es verdad, pero también peleamos contra eso dentro de nuestras comunidades. Muchos compañeros si pudieran ser como Michael Jackson, se sacarían la piel. Es una mentalidad muy fuerte pero creo que comienza a revertirse. Así como en los Estados Unidos antes era algo malo ser negro, luego de las rebeliones, ser negro comenzó a ser bello. Con las rebeliones empiezan los cambios. Cuando no hay rebelión todo es más pasivo y la colonización avanza. En momentos de bajo conflicto las mujeres que van a trabajar o a una entrevista laboral a Lima dicen que no habla quechua y que sólo saben castellano. Son conscientes de que en caso contrario les van a pagar menos. Sin embargo, lentamente la cosa se está dando vuelta pero se avanza despacio. En Perú venimos de una guerra entre las fuerzas armadas y la guerrilla que fue fratricida. Los militares asesinaron a casi 70 mil indígenas, muchos de ellos grandes dirigentes que no tenían nada que ver con las organizaciones armadas, y por eso sentimos el retroceso.



–En su libro señala que la batalla ahora es cultural y medioambiental, ¿cómo es eso?



–Absolutamente. Es medioambiental en sus fines y cultural en sus medios. Cultural por la reivindicaciçon de la hoja de coca y su contenido sagrado y ancestral contra la denigración que hace el capitalismo al asociarla con la cocaína. Otro punto es el idioma que nos han robado. Allí se ve un ejemplo de cómo el capitalismo es un sistema opresor. El castellano es sexista. Si en un lugar hay 300 mujeres y un solo hombre, se habla de un “nosotros”. En el quechua se usa la palabra runa que no distingue entre varones y mujeres. En las comunidades, ahora se utilizan cada vez menos nombres como Walter o William y más nombres como Urpi. Otro ejemplo son los monumentos nuevos como el de Túpac Amaru, el de los cuatro hermanos Ayar, el de las cuatro campesinas levantando una carga o el que representa a un grupo de agricultores. En lo cultural está la gran batalla y es allí donde más queda expuesta la tensión del doble poder.



–¿Y por qué medioambiental?



–Antes, desde el marxismo y el trotskismo, luchábamos por una sociedad igualitaria. Pero ahora he cambiado. Ya no creo que sea la clase obrera la única sepulturera del capitalismo, tal como decía Marx. Ahora está en juego la salvación de la especie humana. Porque si no derrotamos al sistema capitalista nos van a matar a todos, incluidos los capitalistas. La minería que envenena a la gente, la desaparición de bosques y selvas, la agroindustria que depreda la tierra son algunos ejemplos de cómo se daña a la Madre Tierra. No es que esté en contra del desarrollo. En realidad es la misma lógica del marxismo adaptada al hoy. No reniego de que haya minería, que haya centrales termoeléctricas, que haya un campo de aviación en las sierras, pero siempre y cuando sea la humanidad la que decida sobre sí misma y pondere qué cosas son buenas y no pongan en peligro a la Madre Tierra. Ese cuidado a la Pachamama subvierte los valores capitalistas de dañar el planeta para obtener ganancia lo más rápido posible a costa de todo. Elinor Ostrom, la Premio Nobel de Economía del año pasado, agradeció a muchas comunidades indígenas norteamericanas, ya que le habían mostrado cómo se podía administrar la economía teniendo en cuenta a la séptima generación de sus descendientes. Ellos dicen que si hay una obra que puede perjudicar a sus tátaratataranietos no se hace. El capitalismo, como se ve, es todo lo contrario. Y no es que hay capitalistas buenos y capitalistas malos, es así intrínsecamente. Si una multinacional desiste de una obra porque va a provocar un agujero en la capa de ozono, viene otra multinacional y la lleva adelante.

–Pero no todas las naciones tienen el mismo peso de su componente campesino e indígena. Aquí en Argentina la gravitación de esa población es menor.



–Seguro, pero el doble poder aquí también existe. Yo creo que donde más se ve es en las fábricas recuperadas. Ahí se está construyendo poder. La apuesta creo que pasa por fortalecer estos ámbitos como comunidades y fábricas recuperadas, su¬mando algunos sindicatos y estudiantes para derribar al capitalismo. Sabemos que tarde o temprano iremos a una disputa violenta y armada y así será. Aquella frase de Marx de que “la violencia es la partera de la historia” sigue vigente.

Tierra o muerte. En 1958, Blanco, junto a la comunidad cuzqueña, dejaron de pagar la arrienda al hacendado y exigieron que la tierra fuera para quien la trabajara. Así estuvieron nueve meses hasta que lograron tener sus parcelas. Anteriormente hubo paros reivindicativos pero esa vez el paro consistía en trabajar la tierra para ellos. El enfrentamiento se hizo armado. La resistencia indígena campesina triunfó y el gobierno peruano reconoció esa reforma agraria. El levantamiento de Cuzco contagió al resto del Perú y así se logró toda una revolución rural que ha convertido a esa nación andina en uno de los países con mayor cantidad de pequeños propietarios.



–Aquí hace poco hubo un importante conflicto entre las cúpulas del campo y el Gobierno Nacional, ¿lo pudo seguir?



–Sí, claro, y muy de cerca. Esa gente de la Rural es depredadora no sólo de sus grandes campos sino de la Madre Tierra a través de la soja. Desde ya que acuerdo con que paguen impuestos. También seguí al trotskismo local y sus posturas en ese conflicto. En fin... me parece inaudito que un revolucionario esté defendiendo a los grandes patrones. No sé por qué lo habrán hecho. Probablemente porque son antikirchneristas y entonces están a favor de todo lo que esté contra el Gobierno. Yo me formé con Nahuel Moreno y con él, mas allá de que nunca fuimos peronistas, siempre luchábamos contra la oligarquía y los patrones, muchas veces junto a los peronistas.

Blanco se ha quedado sin municiones verbales. El contingente brasileño regresa de su paseo turístico pero ya no le llama la atención ese abuelo que a sus 76 años sigue militando para minar las bases del sistema capitalista. No le prestan atención, pero el doble poder ha vuelto a caminar por el lobby del hotel.



Título: Nosotros los indios



Autor: Hugo Blanco



Edi¬t.: Herramienta-La Minga



Año: 2010. 239 págs.