Democracy Now!
Por primera vez en sus 120 años de historia, el grupo Sierra Club
participó en un acto de desobediencia civil. Lo hizo el mismo día en que el
Presidente Barack Obama pronunció su discurso sobre el Estado de la Unión de
2013. El grupo se sumó a otras muchas personas que se manifestaron contra la
construcción del oleoducto Keystone XL, que aguarda el permiso del gobierno de
Obama. En su discurso, el presidente se comprometió a enfrentar la creciente
amenaza de la crisis climática. Pero será necesario algo más que palabras para
salvar al planeta de la crisis climática provocada por el ser humano, y un
creciente movimiento social heterogéneo le está exigiendo a la Casa Blanca que
adopte medidas significativas.
El oleoducto Keystone XL es
particularmente polémico debido a que permitirá la explotación de las arenas
bituminosas de Canadá, que son consideradas la fuente de petróleo más sucia del
planeta. Una de las principales voces contra el cambio climático, James Hansen,
director del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA , escribió
en el New York Times el año pasado acerca de las arenas bituminosas: “Si Canadá
continúa con el proyecto y nosotros no hacemos nada, será el fin para el
clima”. Una nueva investigación realizada por la organización sin fines de
lucro Oil Change International señala que el impacto potencial de las arenas
bituminosas será aún peor de lo que se creía. Debido a que el oleoducto
planificado atravesaría la frontera entre Estados Unidos y Canadá, la empresa a
cargo del proyecto, TransCanada, debe recibir permiso del Departamento de
Estado de Estados Unidos.
Entre las personas arrestadas frente a
la Casa Blanca se encontraba Julian Bond, ex director de la Asociación Nacional
para el Progreso de la Gente de Color ( NAACP , por sus siglas en inglés -NO
LEER ). Julian Bond declaró: “Se trata de un asunto importante que afecta a
todas las personas que vivimos en este país y a todas las personas del mundo.
De hecho, a menos que adoptemos medidas con respecto al medio ambiente y
dejemos en claro que queremos tener agua limpia, aire fresco, todo lo que todo
el mundo quiere y necesita, cada vez va a ser peor”.
Las protestas que tuvieron lugar
durante dos semanas frente a la Casa Blanca en el verano de 2011 culminaron con
el arresto de 1.252 personas. En noviembre de ese año, otros miles de
manifestantes se congregaron para rodear la Casa Blanca y exigir que se
rechazara el pedido de autorización para la construcción del oleoducto Keystone
XL. Días más tarde, el Presidente Obama anunció que postergaría la decisión
hasta 2013, luego de las elecciones. Finalmente otorgó un permiso para la
construcción del tramo sur del oleoducto, proyectado de Oklahoma a Texas. Dicha
decisión provocó protestas de terratenientes y ambientalistas, que incluyeron
una campaña de acción directa no violenta en Texas en la que la gente se encadenó
a equipamiento del oleoducto, ocupó tierras y se encadenó a árboles para
impedir la construcción.
Cuando comenzó el proceso para
solicitar el permiso, la entonces Secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo
que estaba a favor de aprobar el oleoducto, a pesar de que la revisión
obligatoria que debía realizar el Departamento de Estado no había concluido.
Tras esas declaraciones, se generó controversia cuando el Washington Post
informó que el lobista de TransCanada en Washington D.C., Paul Elliott, había trabajado
para la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2008. La Agencia de
Protección Ambiental de Estados Unidos, dirigida por Lisa Jackson, una
funcionaria nombrada por Obama, había sido crítica acerca del oleoducto. Cuando
Jackson renunció inesperadamente a fines de diciembre de 2012, el New York Post
informó, sobre la base de información proporcionada por un supuesto “integrante
del círculo íntimo de Jackson” que “ella no quería ser directora de la EPA
cuando Obama apoye la construcción [del oleoducto]”. Un portavoz de Jackson
negó la veracidad de esa declaración.
El nuevo Secretario de Estado del
gobierno de Obama, John Kerry, habló acerca de Keystone XL después de su
primera reunión oficial con un dignatario extranjero, el ministro de Asuntos
Exteriores de Canadá, John Baird. Kerry sostuvo: “La secretaria Clinton puso en
práctica un proceso muy abierto y transparente que estoy comprometido a
continuar. Puedo garantizarle que será justo y transparente, que se rendirán
cuentas del mismo y esperamos poder estar en condiciones de realizar un anuncio
en el mediano plazo”.
En el discurso sobre el Estado de la
Unión, Obama le dio esperanzas a quienes están preocupados por el calentamiento
global: “Por nuestros hijos y por nuestro futuro debemos hacer más para
combatir el cambio climático. [...] Podemos pensar que la tormenta Sandy, que
la sequía más severa en décadas y los peores incendios forestales que algunos
estados han tenido que soportar son tan solo una coincidencia. O podemos creer
en el dictamen indiscutible de la ciencia y adoptar medidas antes de que sea
demasiado tarde”.
Este domingo, en vísperas del feriado
por el Día de los Presidentes, se llevará a cabo la que se espera sea la mayor
protesta contra el cambio climático de la historia de Estados Unidos,
denominada Forward on Climate. Ciento treinta y cinco organizaciones
participarán de la manifestación, entre ellas el Sierra Club, Indigenous
Environmental Network y 350.org. Sierra Club es una de las organizaciones
ambientalistas más poderosas del mundo. Su decisión de participar en acciones
de desobediencia civil implica un gran paso en el movimiento para detener el
cambio climático. El director ejecutivo de Sierra Club Michael Brune declaró:
“Puede resultar un tanto sorprendente que una organización como Sierra Club,
que ha existido durante tanto tiempo y ha participado en tantas luchas
importantes, realice un acto de desobediencia civil por primera vez. Pero
creemos que este proyecto del oleoducto de arenas bituminosas es un
despilfarro. Provocaría tal desastre climático que debemos utilizar todas las
herramientas de la democracia para luchar contra esto. [...] Nos damos cuenta
de que debemos hacer todo lo posible para asegurarnos de que en lugar de que se
inviertan 7.000 millones de dólares en un oleoducto contaminante, ese dinero
sea invertido en energía limpia”.
El Sierra Club parece evocar las
palabras de su primer presidente, John Muir, quien escribió en 1892: “Esperamos
poder hacer algo por la naturaleza y alegrar a las montañas”.
Denis Moynihan colaboró en la
producción periodística de esta columna.
Texto en inglés traducido por Mercedes
Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español,spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de
Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de
750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es
co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios
en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde
Diplomatique Cono Sur.
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