jueves, 17 de junio de 2010

Retiro de glaciares: el Salto de Tequendama

Por: José Fernando Isaza


El Espectador

VI 17 10

HACE CERCA DE 10.000 AÑOS TERMInó la última glaciación que cubrió de un extenso y profundo glaciar a Norteamérica, Europa y Asia. En las altas montañas de los trópicos y al sur del continente también se localizaron los glaciares.


En períodos muy cortos, desde el punto de vista geológico, se produjeron grandes cataclismos. Uno de los más conocidos fueron los deshielos que causaron inundaciones en amplias zonas. Este hecho puede explicar por qué muchas civilizaciones de Oriente Medio comparten el mito de un diluvio universal. Los grandes lagos de Estados Unidos y Canadá y las Cataratas del Niágara son producto del retiro del glaciar.

En la zona tropical los glaciares de las montañas se retiran miles de años después de finalizar la edad de hielo en el hemisferio norte. Este retiro se acelera a partir de 1850, período que coincide con el aumento de temperatura atmosférica, conocido como efecto invernadero. En Colombia la disminución del área de lo que pomposamente se llamaban “nieves perpetuas” en el período 1850-2008 ha sido de más del 80%. En el caso de la Sierra Nevada de Santa Marta el glaciar sólo cubre el 10% del área que tenía a mediados del siglo XIX.

En el transcurso de dos generaciones desaparecieron los nevados del Quindío, Cumbal y Azufral.

En un trabajo realizado con Diógenes Campos, al observar datos y referencias del retiro de los glaciares que rodeaban el altiplano Cundiboyacense, esbozamos la hipótesis de que el mito de la creación del Salto de Tequendama puede tener sustento histórico.

En la zona tropical, hace 2 o 3 mil años, el nivel de las nieves, restos de la última edad del hielo, debían estar localizados en los 3.000-3.500 metros sobre el nivel del mar. Al retirarse empiezan a producir inundaciones en la Sabana, lugar original del asentamiento de la civilización muisca. Un líder, Bochica, padre de la cultura, inicia un éxodo hacia las laderas de las montañas de la Cordillera Oriental, y de los cerros occidentales, como respuesta a la inundación de la Sabana, que la mitología atribuye al malvado Chibchacum. Es posible que esta migración explique los hallazgos de piezas arqueológicas en alturas superiores a la Sabana. El retiro del glaciar debió ser muy rápido en términos geológicos, pero lento en términos de la duración de la vida humana, lo cual permitió preservar la cultura que se había desarrollado en el altiplano. La gran laguna que se formó con el agua del deshielo crea un espejo de agua que cubre el altiplano. Las aguas buscan una salida y forman el Salto de Tequendama, que sirve de desagüe al lago. Poco a poco éste se va secando y permite el retorno de los hijos o nietos de quienes se vieron obligados a buscar en las montañas su lugar de asentamiento.

Este proceso se asemeja, aunque en escala muy inferior, al que origina las Cataratas del Niágara, y los diluvios “universales” de Oriente Medio.

No es tarea sencilla delimitar los factores geológicos de los antrópicos que explican la disminución de los glaciares en los últimos 160 años. Muchos años antes que la actividad económica del hombre causara emisiones de anhídrido carbónico, la atmósfera se calienta y se inicia el fin de la edad de hielo. Hoy una parte del fenómeno es simplemente la continuación del período interglaciar actual, y otra el efecto de las emisiones de gases de invernadero generadas por la actividad humana.

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