Por: Pastor Virviescas Gómez /
Especial para El Espectador Colombia
Critican posible favorecimiento a mineros
El aval para crear el Parque
Natural Regional Santurbán deja un sinsabor: en 2010 se planteó que serían
12.267 las hectáreas protegidas y el proyecto final cobijó sólo 10.890.
La Corporación Autónoma para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga
(Cdmb) canta victoria, pero los defensores del páramo de Santurbán siguen
inconformes. El motivo ahora es el concepto previo vinculante emitido por el
Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, que
avala la creación del Parque Natural Regional, donde nace el agua que consumen
2,2 millones de habitantes en Bucaramanga, Cúcuta y otros 20 municipios de los
dos Santanderes.
El director de la Cdmb, Luwing Arley Anaya, muestra como su gran logro
que 10.890 hectáreas (120 predios) de estas montañas repletas de oro y plata se
vayan a convertir en Parque Natural Regional, y aunque admite que esta área se
ha reducido, dice que no es su responsabilidad porque apenas lleva cinco meses
en el cargo.
Anaya sostiene que se pondrán a salvo los complejos lagunares, las
subcuencas de los ríos Suratá y Cáchira y especies emblemáticas de flora y
fauna como los frailejones, cóndores, águilas crestadas y oso andino, pero que
hay zonas que no se pueden incluir en el parque debido a derechos adquiridos
que existen sobre determinados terrenos. “Para declarar parque es necesario
considerar los usos del suelo y la producción agrícola de los territorios que
se dan en la zona, para no generar conflictos, y por esta razón se da la
reducción de hectáreas en la propuesta de parque”.
Sin embargo, en el concepto favorable emitido por Brigitte LG Bpatiste,
directora del Instituto Humboldt, se llama la atención sobre los recortes que
la Cdmb le ha hecho a la propuesta. De 12.267 hectáreas contempladas en octubre
de 2010 por la entonces directora de esa corporación autónoma, Elvia Hercilia
Páez, se pasó a 11.089 hectáreas en diciembre de ese mismo año, “sin ninguna
justificación basada en información técnico-científica que sustentara dicha
variación”. Luego, el pasado 19 de septiembre, la Cdmb habló de 10.912
hectáreas, quitándole 177 hectáreas del sector de Angostura (municipio de
California), que es donde se halla el enorme yacimiento detrás del cual se
encuentra la multinacional canadiense Eco Oro (antigua Greystar).
El Humboldt también se dio cuenta de que la Cdmb aumentó la cota de
3.000 metros sobre el nivel del mar, a 3.400, apelando a recomendaciones del
Ministerio de Minas, pero de nuevo sin “los elementos de juicio basados en
información biofísica que evalúen dicha variación a la luz de los objetivos de
conservación propuestos”.
Y para completar los ‘ajustes’, la Cdmb pasó el 1° de octubre una última
propuesta, pero con 23 hectáreas menos aduciendo razones jurídicas, es decir,
apenas 10.890, restándole 1.377 hectáreas a la iniciativa de hace dos años.
Baptiste igualmente se mostró preocupada porque la vegetación de páramo
y subpáramo se ‘encogió’ en 544 hectáreas, “al tiempo que los bosques andinos
(con predominio de robledales) y altoandinos se han reducido en un 76%, pasando
de 627 a 149 hectáreas”, factor clave a la hora de ver el páramo de Santurbán
como un frágil ecosistema y no como una simple línea de demarcación.
“Hubiese sido deseable contar con un área que incluyera los ecosistemas
de páramos presentes en la zona de manera más integral y coherente con los
objetivos de conservación”, acotó Baptiste.
Mientras el diputado Henry Hernández (liberal) elogió la labor de Anaya
y dijo que la responsabilidad es del Gobierno Nacional (Ingeominas) que ha
entregado títulos mineros en zonas de páramo y no ha respaldado a las
comunidades, su colega Freddy Cáceres (verde) mostró su desencanto, pues
esperaba que al menos 20 mil hectáreas de las 63 mil de Santurbán
correspondientes a Santander y que están bajo la jurisdicción de la Cdmb, se
declaran reserva.
El diputado Roberto Schmalbach (Polo) fue más allá. Dijo que no entiende
por qué una empresa como Eco Oro tiene más extensión para su actividad minera
(25.099 hectáreas) que las que quedarían de parque y advirtió que: “La
delimitación del parque no puede ilusionar a los Batistas (en referencia al
brasileño dueño de la empresa AUX) que el camino de su gran minería depredadora
del páramo está expedito, pues los santandereanos seguimos la lucha democrática
por la defensa del agua y de Santurbán”.
La ambientalista Alix Mancilla señaló que no es cierto que con la
declaratoria de 10.890 hectáreas de parque se pueda garantizar a perpetuidad el
agua para Bucaramanga y que quede cerrado el debate sobre la conservación del
páramo. “Está en juego es la protección a las grandes multinacionales
localizadas en la zona”, denunció.
El ‘balón’ queda en poder del consejo directivo de la Cdmb, integrado,
entre otros, por los alcaldes de Vetas y Charta, quienes ante la exclusión de
cualquier actividad minera en el área del parque reclaman alternativas de
ingresos para unas 9.000 familias de los municipios de la Provincia de Soto
Norte (junto a California, Matanza y Suratá), que han vivido de la pequeña
minería, así como del cultivo de cebolla y papa, y la cría de ovejas y vacas.
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