viernes, 26 de marzo de 2010

Cajamarca, biodiversidad o miseria

Por Jairo Arias Barragán.

Hace quince años en Cajamarca Perú imperaba el minifundio. Los campesinos eran dueños entre tres y diez hectáreas de tierra. Había una vocación agropecuaria arraigada. La gente llevaba una vida tranquila. El agua corría por las vertientes. Hasta que un día llegó la Minera Yanacocha con su explotación de oro a cielo abierto y a fuerza de cianuro y mercurio cambió para siempre la vida de esa región andina.




Quince años después, Cajamarca es la segunda región más pobre del Perú. A pesar de que la minera dice haber extraido 29 millones de onzas de oro. ¿Para quién ha sido esa riqueza? Pues para la minera. El pueblo cajamarquino se quedó en promedio con un cuarto de hectárea de tierra por familia y hoy vive en la miseria. Muchos llevan mercurio en la sangre. Hoy no es dueño del agua y su cordillera parece un paisaje lunar. Tenemos fotografías y videos.



Aquí se quiebra el discurso de los amigos de La Colosa. Los que dicen que traerá desarrollo, los que secundan a Anglo Gold Ashanti como el nuevo mecenas regional y quien seguramente dentro de poco comprará también nuestra bandera. La posible explotación de la minería con cianuro a cielo abierto traerá crecimiento, generará unos empleos, arrendará unas casas en Cajamarca, contratará el servicio de restaurantes y unos transportes, pero detrás arrastrará la miseria. Jamás se consolidará una noción de desarrollo que respete el derecho que tenemos de vivir en un ambiente sano e iremos en contravía de lo que está soñando Colombia al 2025. Justamente preservar la biodiversidad. Esta es nuestra mayor riqueza y no la podemos perder. Cuando el país está pensando en biotecnología, en biocomercio y en servicios ambientales como “los cimientos de nuestro futuro”, por Dios, qué estamos haciendo nosotros. Arrodillándonos ante la minera y doblegando nuestra dignidad como pueblo.



Cajamarca tiene concesionado el 47% de su territorio para minería y en Ibagué y el cañón del Combeima se han otorgado 15 títulos mineros. Esto significa que la llanura del Espinal y la meseta de Ibagué se quedarán sin agua. Agreguémosle a esto el cambio climático. Por eso es válido el esfuerzo del ex ministro Roberto Mejía Caicedo quien desde hace varios años trabaja para que los agricultores adopten buenas prácticas silvopastoriles. Como se lo dijo a un amigo “que la meseta produzca quince mil kilos de carne al día para el mercado de Bogotá”. El desarrollo lo podemos hacer sin minería.

Ibagué, 26 de febrero de 2010

Comentario: ¿Qué pensará el doctor Roberto Mejía Caicedo, de sus socios de la ADT, encabezados por la Dra. Marcela Meñaca, apoyando el engendro de La Colosa?

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