miércoles, 5 de agosto de 2009

En el alma no nos cabe la mina

NUEVO DÍA
Martes 04 de Agosto de 2009 00:00

Las determinaciones que tenga que tomar el Estado, las regiones y las comunidades sobre la operación o no de la megaminería en nuestros países, no deben de estar soportadas sobre las perspectivas de las empresas multinacionales explotadoras, tampoco sobre supuestos de inmensos ingresos para el desarrollo colectivo regional; sino que deben obligatoriamente estar basadas en la óptica de las comunidades afectadas, desde la historia real y las consecuencias de las actividades mineras ya desarrolladas o en desarrollo en países vecinos, siempre viendo la actividad como una oportunidad, para evaluar y decidir, siempre en favor de las comunidades y los países.

El establecimiento de la mina, a sólo cinco kilómetros en línea recta, del casco urbano, nos deja incluidos en los radios más cercanos de los microsismos por las detonaciones diarias de explosivos, y generará la destrucción a mediano plazo de la meseta, con suelos derivados de piroclastos, y aún de las vulnerables casas y edificaciones en general. Los terrenos invadidos para instalar las estructuras de explotación de la Mina La Colosa, se encuentra en una reserva forestal de carácter nacional protegida por la ley 2ª de 1.959; hoy violada por la empresa Anglogold Ashanti que pretende expandirse hasta donde exista una pizquita de oro. Y parece que a nadie le importa y nadie acata o hace cumplir la normatividad. Si estas violaciones se realizan ahora sin ningún permiso, ¿qué será de Cajamarca y sus gentes cuando tengan alguna autorización para una exploración o explotación?
La explotación minera nos dejará miles de hectáreas de tierra cultivable desaparecida, nos dejará para la eternidad una región indeseable, envenenada con cianuro, metales pesados y gases tóxicos de procesos químicos y explosiones; nos dejarán un desierto en toda la extensión de la palabra, terreno improductivo, sin agua y de condiciones extremadamente peligrosas para cualquier hábitat; nos dejarán sin labriegos y sin sus productos, sin economía y sin esperanza.
Miles de hectáreas de tierras en el tercer mundo, en donde hubo y aún hay megaminería, se encuentran sin restaurar, sin un árbol y unas gotas de agua para los campesinos. No se restauraron en ese entonces ni se restauraran nunca, es imposible económicamente hoy, los inmensos cráteres y los montículos de deshechos contaminados son y serán el fiel testimonio del engaño, de la corrupción, del incumplimiento, de las falsas promesas de las multinacionales, y la desidia de los estados cómplices de la depredación y el abandono.Sería muy importante calcular, para la ratificación del NO; cuánto trabajo y riqueza generará la mina de la Colosa para la región en los 15 años de explotación, cuánto trabajo y riqueza genera la agricultura y la ganadería para la región en manos de los tolimenses; el oro, el suelo, los bosques y el agua se acabaran y nosotros, nativos, queremos perdurar.
Necesitamos realizar ya, las investigaciones sobre la futura economía local, quien de los habitantes actuales se quedaría en disposición de laborar, de pagar impuestos, de generar dinámica económica, quien nos compraría productos agrícolas y ganaderos cianurizados. Cuál sería la actividad futura para adsorber la mano de obra local que quedará, como se reivindicaría la región para retomar su progreso dentro de treinta Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla ' ); //-->">años.Por: Evelio CamposEcotierra – Cajamarca


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