Tomado de: http://www.espaciocritico.com/?q=node/153
Carlos Alberto Duque
García, Administrador de
Empresas y activista ambiental
José Ramiro Gálvez
Aldana, Economista y docente
Universidad del Tolima
Un verdadero
“tsunami” humano alimentado con la energía de 30.000 ciudadanos colmó las calles de Ibagué el pasado 5 de
junio durante la tercera “marcha
carnaval” convocada por el Comité Ambiental en Defensa de la Vida del
Tolima (CADVT) en contra del proyecto de
megaminería a cielo abierto conocido como “La Colosa”. La combativa multitud se
nutrió de marchantes provenientes de
Ibagué, Cajamarca, Anaime, Coello, Espinal y Chicoral entre otras ciudades que-
en un ambiente festivo y pacífico- hicieron colapsar el tráfico y el comercio
de la zona céntrica de la ciudad por más de cuatro horas. Aunque el emprendimiento
minero se encuentra aún en etapa de “exploración”, el movimiento
social-ambiental no se ha quedado cruzado de brazos esperando una decisión
final por parte del Ministerio del Medio Ambiente y se ha lanzado a la educación y movilización
de la ciudadanía.
La nota predominante
de la jornada la constituyó la hegemónica presencia de la juventud, quien con
su inteligencia, combatividad y energía creativa ha logrado ponerse a la
vanguardia de la lucha contra el inmenso peligro que acecha a la región.
También lo hicieron trabajadores, desempleados, campesinos, maestros,
representantes de organizaciones LGTBi, sindicatos, partidos y amas de casa.
Por primera vez- y como fruto de la presión popular- hicieron presencia también
delegaciones del Concejo Municipal de Ibagué y de la Asamblea Departamental. Es
de resaltar que en una ciudad de provincia, sin una larga tradición de luchas
obreras o populares fuertes (a diferencia de ciudades como Bogotá, Medellín o
Cali), con altísimos niveles de desempleo e informalidad, la respuesta masiva
de 30.000 marchantes (aproximadamente el 5,5 % de la población total del
municipio) es el equivalente relativo a una marcha de por lo menos 380.000
personas en una ciudad como Bogotá. ¿Qué fue lo que motivo tal respuesta
popular?
La multinacional de
origen sudafricano Anglo Gold Ashanti (AGA), gestora del proyecto, pretende
extraer en un área cercana a la localidad de Cajamarca —ubicada en plena zona de reserva forestal central en
el corazón de la cordillera de los Andes— 24 millones de onzas de oro en un
lapso de entre 15 y 20 años. El proyecto
extractivista afectaría más de 100 afluentes de la región, particularmente el
rio Bermellón que desemboca en el rio Coello, fuente de aprovisionamiento de
acueductos de municipios tan importantes como Chicoral, Espinal, Coello y
Flandes; y fuente de abastecimiento del sistema de riego más grande del país:
USOCOELLO. La competencia por el intenso
uso del agua asociada a la explotación minera, agudizaría las ya difíciles
circunstancias por las que atraviesa el suministro destinado al consumo humano
y otros menesteres más importantes que la minería. La experiencia en diversas
partes del mundo donde se practica megaminería a cielo abierto muestra que las
cantidades de agua consumidas por hora son equivalentes al agua consumida por
una familia durante toda su vida.
Pero la problemática socio-ambiental es mucho más amplia. Uno de los
factores que más preocupa a los tolimenses ha sido el otorgamiento de títulos
mineros sobre la importante cuenca del rio Combeima, incluida la bocatoma de
los principales acueductos que surten de agua la ciudad capital donde AGA
poseía (al año 2011) 5.816
hectáreas en títulos mineros otorgados. El
Gobierno Nacional, en una actitud irresponsable, ha decidido concesionar en
favor de AGA más de dos decenas de títulos sobre la frágil cuenca encargada de
suministrar el líquido vital a cerca de 600.000 habitantes.
El proyecto
megaminero había sido anunciado con “bombo y platillo” de mano del presidente
internacional de AGA, por el presidente Uribe en 2007. La compañía minera
inició trabajos de exploración sin siquiera contar con la licencia que la
legislación colombiana exige para el efecto. En el contexto de la mal llamada
“confianza inversionista”, el yacimiento fue señalado ante los medios como el segundo yacimiento más grande del
planeta, guardándose muy bien de ocultar el carácter devastador de este tipo de
emprendimientos. El ascenso vertiginoso a nivel internacional de los precios
del oro, que se ha convertido en reserva de valor por excelencia de cara a la
agudización de la crisis económica mundial, constituye uno de los factores que
más estimula la codicia del gran capital, fijando sus ojos sobre la riqueza
minera colombiana y continental.
La
ciudanía tolimense ha sido ampliamente informada por el CADVT acerca del gran
riesgo al cual sería sometida, en caso de que AGA logre la licencia de
explotación de manos del Gobierno Santos. El movimiento socio-ambiental ha
logrado advertir mediante una exitosa campaña de educación y movilización,
acerca del peligro que representan mega proyectos de “minería a cielo abierto
por lixiviación con cianuro”, como el que se pretende adelantar en “La Colosa”.
Allí no sólo la capa superficial de la tierra y la vegetación serán removidas
con devastadores impactos sobre el agua y la biodiversidad, que caracterizan la
zona, sino que mediante el uso de modernos equipos de
excavación, cintas transportadoras, gran maquinaria y explosivos derribarán montañas
enteras, dejando como secuela una sucesión de inmensos cráteres y escombreras
contaminadas.
Otra de las preocupaciones ciudadanas discurre sobre los delicados
impactos que sobre la salud humana y animal puede generar el uso intensivo de
grandes cantidades de cianuro, sustancia tóxica con gran riesgo de
contaminación de los cuerpos de agua. La quebrada topografía de la región y la
cercanía del activo e imprevisible volcán “Cerro Machín”, que se encuentra a 7
kilómetros en línea recta desde la ciudad de Cajamarca, acentúan el peligro de
que un accidente o negligencia humana pueda terminar en desastres apocalípticos
como los acaecidos en otras latitudes como Bhopal (India) en 1984, cuando una
fuga de 42 toneladas de isocianato de metilo en una fábrica de pesticidas,
propiedad de la multinacional Unión Carbide, ocasionó la muerte directa de
cerca de 20.000 habitantes, o el caso del desastre mega ambiental generado por el petrolero Exxon
Valdés en 1989, propiedad de la multinacional Exxon Mobil, que tras encallar en
la costa de Alaska derramó 40.000 metros cúbicos de petróleo o, el más reciente
en abril de 2010, de la fuga de miles de toneladas de petróleo crudo a cargo de
la británica BP, con irreversibles efectos medioambientales en el golfo de
México.
Estos antecedentes y la total falta de certeza acerca de los riesgos
implícitos en un megaproyecto como “La Colosa” obliga a los tolimenses y
colombianos a luchar por la aplicación del principio de “precaución” consagrado
en la constitución y legislación colombianas, lo cual debe conducir al rechazo
de la solicitud de licencia de explotación en
favor de AGA.
Ahora bien, el
Gobierno del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, lejos de oponerse a
esta amenaza, no ha hecho más que promoverla
mediante el impulso al extractivismo como una de las principales
banderas de su política económica. La metáfora de la “locomotora minera” es
ilustrativa acerca de las verdaderas intenciones del actual régimen. Como en
otros países del continente expuestos a las presiones de las compañías
multinacionales, en Colombia el Gobierno pretende sustituir el mediocre
desempeño de otros sectores productivos con el crecimiento acelerado de la megaminería.
El movimiento social-ambiental no sólo debe vérselas con las poderosas
compañías mineras sino también con sus socios gubernamentales, dispuestos a
entregar las riquezas nacionales sin parar mientes en el alto costo social y
ambiental que representan.
La lucha del pueblo Colombiano en contra de los megaproyectos
extractivistas no constituye una rareza en Colombia ni en el continente
latinoamericano. El desarrollo de miles de conflictos medioambientales a lo
largo y ancho de la región no es más que una manifestación en contra de la gran
ofensiva del capital trasnacional, que ha
decidido dar un gran salto adelante en busca de proyectos que permitan superar
la crisis de sobreacumulación y rentabilidad que hunde al capitalismo
mundial en la hora actual. Multitudes de
trabajadores y pobladores movilizados en países como Perú, Argentina, Bolivia,
Ecuador, Chile y Centroamérica desbrozan el camino por el cual debe transitar
el movimiento social-ambiental de América.
No obstante el inmenso
poder de los enemigos a enfrentar, vale la pena resaltar la exitosa experiencia
de nuestros compatriotas del Departamento de Santander, quienes en un frente
único de lucha lograron unir a todas las organizaciones sociales, cívicas, políticas, académicas,
gubernamentales y gremiales de la región en una gran lucha por la defensa del
agua y en contra del proyecto megaminero “Angostura” que, representando los intereses de la
multinacional minera canadiense Greystar Resources, amenazaba las fuentes de agua
ubicadas en el páramo de Santurban; de
donde se surten más de 2 millones de
habitantes de la meseta de Bucaramanga. Tras numerosas y multitudinarias
manifestaciones cívicas en contra de los intereses de la compañía minera, el
ministerio del Medio Ambiente optó por negar la licencia de explotación a Greystar.
El movimiento
ambientalista del Tolima —consciente del compromiso del Gobierno Santos con las
multinacionales mineras— ha desarrollado
un plan de lucha asentado en la participación activa y consciente de las masas
populares. En esa perspectiva es preciso
incorporar a la discusión la eventual convocatoria de un Congreso de
Organizaciones Sociales y Populares del Departamento (y del país) con el
propósito de debatir la propuesta de organizar un Gran Paro Cívico Regional,
que canalice la indignación del pueblo
Tolimense para golpear y aplastar los intentos ecocidas del gran capital. La
formidable resistencia popular en el Perú, en la provincia de Cajamarca, contra similares ambiciones extractivistas y
que, al momento de escribir estas líneas, se consolida con un prolongado paro
regional –que mantiene acorralado al gobierno del presidente Humala- muestra la importancia de unificar fuerzas a
nivel regional, nacional y la más amplia solidaridad internacional.
Julio 11 de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario