HUGO BLANCO REPLICA A OLLANTA HUMALA
Martes 4 de septiembre de 2012
Texto de la grabación
de Ollanta Humala sobre el agua
Cuánta agua se está vertiendo al Océano
Pacífico sin ser utilizada, aprovechada por nosotros.
Solamente para una muestra: El río
Tambo que pasa por Moquegua y termina en Arequipa. El rió Tambo vierte 5 millones
de metros cúbicos por año al océano sin ser utilizado por las diferentes
poblaciones, valles y comunidades, que sin tener pues la tecnología y el apoyo
del Estado, simplemente permiten que eso pase.
Entonces creamos una situación que los
técnicos lo llaman el estrés hídrico.
Vemos pasar el agua pero no llega a
nuestro caño, no llega a nuestros servicios y por lo tanto no llega a nuestros
campos.
Eso genera una situación de tensión, de
estrés, porque todos necesitamos el agua.
Creo también que otro tema que tenemos
que poner en reflexión es la relación del agua con las actividades extractivas.
Y eso es fundamental, porque es el eje
de la mayor cantidad de conflictos sociales que tenemos en el país.
Tenemos que reconocer que el Perú ha
vivido de la minería. Mal o bien pero ha vivido de la minería.
En contraposición de otras actividades
renovables como es la agricultura, ganadería y otras. Y hoy en día podemos ver
que en las zonas alto-andinas tenemos pues una actividad minera del siglo XXI,
moderna, con tecnología de punta; frente a actividades renovables como la
agricultura, que corresponden más al siglo XIX. Y eso genera una profunda
desigualdad, que tenemos como clase política, que resolverla. Y resolverla
implica resolver el tema del agua.
Por eso creo que aprovechar esta
política hídrica es una tarea que nos hemos impuesto como gobierno
Crear una nueva relación entre el
Estado y las actividades extractivas, poniendo el agua por delante
Primero que se resuelva el problema del
agua, primero vamos a resolver el problema del agua del entorno
Porque también estas actividades
extractivas necesitan el agua y entonces viene el choque, más aún cuando el
Estado por su propia naturaleza no está presente en estas zonas del interior de
la república. Y entonces esa es una tarea que tenemos que hacer: Llevar el
Estado allá y que el Estado sea el árbitro, sea el eje rector del respeto a una
política de Estado. Donde no haya abuso ni de uno ni del otro lado. El Estado
no se puede poner de parte de uno o del otro lado. El Estado se pone de parte
del interés nacional.
Respuesta a Ollanta
Humala sobre recursos hídricos
Hugo Blanco
Ollanta dice que la agricultura en el
Perú es del siglo XIX.
Lo que el Perú necesita es volver a la
lógica de la agricultura que se practicaba en el siglo XV, antes de la
llegada de los invasores europeos (por supuesto incorporando adelantos técnicos
y científicos, pero dentro de esa lógica).
El objetivo de la
agricultura era nutrir a la población. La agricultura era planificada a
nivel tawantinsuyano, señalando los lugares que eran aptos para cada variedad
de papas, maíz, kiwicha, quinua, qañiwa, maca, chochos (tarwi). Todavía existen
restos arqueológico de los almacenes dedicados a guardar los productos para que
la población se alimentara en los años en que la helada, la granizada, la poca
o mucha lluvia afectaran el año agrícola. No había hambre ni miseria, éstos
fueron aportes culturales europeos.
El Perú tiene 84 de las 104 zonas de
vida que hay en el mundo.
Heredamos una tradición agrícola de
10,000 años.
Vivimos en uno de los ocho centros
mundiales de domesticación de plantas cultivadas.
Nuestros ancestros domesticaron 182
especies, entre ellas 3,000 variedades de papa.
Recordémosle a Ollanta que en
el Perú ya existe la agricultura del siglo XXI, está presente en la
agroindustria de propiedad de empresas transnacionales. Fundamentalmente
produce para la exportación, no para nutrir a nuestro pueblo. El
objetivo de esta agricultura es satisfacer la voracidad de lucro de las
empresas, que es lo que le encanta a Ollanta (a quien le caería mejor
el nombre de Harry o William).
Es enemiga de la naturaleza, pues
practica el monocultivo que daña la tierra cultivable y usa agroquímicos
(fertilizantes, insecticidas, herbicidas) que matan el suelo y matan la vida.
Al matar los insectos mueren las aves que se alimentan de ellos. El intenso uso
de fertilizantes químicos mata el suelo cultivable, lo que no les importa a las
empresas transnacionales, pues luego de matar la tierra en el Perú irán a otros
países o a otros continentes a continuar matando la tierra.
Es cierto que la moderna industria
alimentaria usa “tecnología de punta” que tanto le gusta a
Humala, pero esa tecnología no beneficia al consumidor, sino al productor. Por
ejemplo la hormona rBGH hace que la vaca dé más leche, pero esa leche produce
cáncer a los humanos que la ingieren. Los insecticidas puestos a los frejoles
para que no sean comidos por los gorgojos envenenan a quienes comen los
frejoles.
La agroindustria en el Perú,
fundamentalmente en manos de transnacionales, principalmente produce espárragos
y alcachofas para la exportación, estos cultivos chupan mucha agua quitándola
de la producción de alimentos para los peruanos. Además el gobierno le ha
obsequiado una legislación especial que le permite aplastar al trabajador
rural.
Lo que necesita el
pueblo peruano son los alimentos sanos con que le provee la pequeña
agricultura.Necesita que se impida el robo del agua por la agroindustria del siglo
XXI.
Ollanta dice: “Tenemos que
reconocer que el Perú ha vivido de la minería.”
Debiera decir: “El Perú muere
por la minería”.
El crimen por el oro comenzó con el
asesinato de Atawallpa. Desde entonces, sometidos a la condición de colonia,dejamos
de producir lo que la población necesitaba y pasamos a producir lo que nuestros
amos de turno necesitaban.
El ataque de la minería a nuestra
naturaleza y nuestra población podemos verlo en el paisaje lunar de La Oroya;
en que Huancavelica, departamento minero desde el dominio español, es el más
pobre del Perú. Cajamarca es el segundo departamento más pobre, gracias a
Yanacocha y las otras empresas que están asolando esa hermosa tierra. De eso
está consciente la experimentada población de Cajamarca y por esos es asesinada
como respuesta a su lucha por “¡Conga No Va!”
Si la minería de socavón hizo daño al
Perú, es mucho mayor el mal producido por la llamada “minería del siglo
XXI, moderna, con tecnología de punta”como la denomina el presidente, pues
ahora que ya no se encuentra vetas de metal, la minería a tajo o cielo abierto,
debe hacer explosionar 4 toneladas de roca o tierra para extraer un gramo de
oro, lo que naturalmente produce inmensos desastres naturales.
Si la minería a cielo abierto es nociva
en cualquier parte, es CRIMINAL en cabecera de cuenca, como es el caso del
proyecto Conga, que mataría no sólo las cuatro lagunas que menciona el EIA
elaborado por la empresa, sino muchas otras que perderían el agua que se filtre
a los enormes fosos que fabricará la mina. El sistema hídrico (lagunas,
humedales y pantanos) nutre subterráneamente a manantiales que vierten agua
para beber, para la agricultura y para la ganadería a miles de campesinos que
viven en 5 valles, cuyos ríos desembocan en dos océanos. Lo que reste de esa
agua quedaría envenenada.
La empresa está construyendo
reservorios que, dice, dotarán de más agua que la actual con el agua de lluvia.
Ese cuento no lo cree Cajamarca, pues
sabe que el reservorio San José de Carachugo, en el ámbito del proyecto Yanacocha,
que debió estar almacenando 6 millones de m3 de agua, para atender a los
canales circundantes en beneficio de la agricultura: ¡Está
completamente vacío!
Por estas razones los
cajamarquinos prefieren morir asesinados a balazos por orden de Ollanta Humala
que morir sin agua.
El gobierno se pone al servicio de la
gran empresa transnacional que obtendría 64 mil millones de dólares de dicho
proyecto matando la vida de los campesinos y el resto de la población de la
zona, perjudicando también a las ciudades que se nutren de productos
agropecuarios de Cajamarca.
Entendemos que ante el argumento de los
millones, no podemos convencer a los medios de comunicación, a los gobernantes
y a las fuerzas represivas. Todos ellos prefieren ponerse al servicio de la
millonaria empresa transnacional.
Aplicando la lógica expresada en las
palabras de Ollanta, el agua debe ponerse al servicio de “…..una actividad
minera del siglo XXI, moderna, con tecnología de punta; frente a actividades
renovables como la agricultura, que corresponden más al siglo XIX.”
No importa si el pueblo peruano quede
sin comer o se alimente de los productos de la agroindustria que le
envenenarán.
Ollanta concluye diciendo: “El
Estado no se puede poner de parte de uno o del otro lado. El Estado se pone de
parte del interés nacional.”
Lo que vemos es que “El Estado”
se ha puesto de rodillas al servicio de una millonaria empresa extranjera
asesinando a campesinos que defienden el agua y la vida para así garantizar que
esa empresa mate a la naturaleza y a la población de Cajamarca.
Setiembre del 2012
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