martes, 17 de abril de 2012

La gratuidad de la minería


El Tiempo

¿Qué nos queda a los colombianos de nuestros recursos comunes? Nada.

En el actual 'boom' de la minería y de los hidrocarburos, una de las locomotoras del programa del gobierno de Santos, las exportaciones de materias primas en el 2011 representaron el 65% del total. Las tasas de crecimiento entre el 2010 y el 2011 fueron: petróleo, 68%; carbón, 36%, y oro, 35%. Estos altos crecimientos se explican no solo por el aumento de las cantidades exportadas, sino también por el aumento de los precios. Entre enero y diciembre del 2011, el oro pasó de 1.356,4 dólares/onza a 1.641,84; el petróleo crudo (WTI) pasó de 89,51dólares/barril a 98,61, y el carbón en el mercado de Australia pasó de 141,94 dólares/ton a 117,49, pero había sido a 54,95 en enero del 2007. Sin embargo, las exportaciones no tradicionales, manufacturas y flores, crecieron 18%, a pesar de la revaluación del peso, y gracias a la misma, pues muchas empresas manufactureras se han convertido en ensambladoras de partes importadas, a las que favorece la revaluación.
Esta expansión en las exportaciones ha estado sustentada en la inversión extranjera en el sector de minería y petróleo. No obstante, estas inversiones, en su mayoría intensivas en capital, no tienen fuertes encadenamientos con los procesos productivos internos, generan poco valor agregado y poco empleo.
Ahora, ¿cuántos impuestos y regalías pagan las multinacionales mineras al Estado colombiano? Guillermo Rudas, profesor de la U. Javeriana, afirma que, de acuerdo con las cuentas nacionales del Dane, el sector minero en el 2010 debió pagar 15,3 billones de pesos en impuestos; sin embargo, pagaron 5,6 billones. Los 9,7 billones restantes son exenciones tributarias, elusión o evasión fiscal, mayores a las regalías pagadas por 6,4 billones. En el caso del carbón, entre el 2002 y el 2010, estas empresas debieron pagar una tasa de tributación sobre las utilidades de 35%, pero solo pagaron 8% ('Portafolio': "Buen momento minero no se refleja en los impuestos", febrero 21 de 2012). Precisamente, la Contraloría General encontró que las deducciones tributarias para el caso del carbón superaron el valor de los impuestos en el 2007 ('El Espectador': "La locomotora minera puja, pero el Gobierno perdió el año", diciembre 23 de 2011). Les estamos pagando para que se lleven la riqueza "colombiana".
Por su parte, el eficiente director de la Dian, Ricardo Ortega, ha afirmado que se reciclan activos fijos viejos ya depreciados para aprovechar la deducción especial, se disfrazan de legítimas importaciones ilegales de equipos robados en Venezuela y Ecuador, incluyen estas transacciones como activos fijos que usan para la deducción especial, inflan los costos de los servicios contratados para disminuir la base gravable y no hay información clara disponible en sus estados financieros (elespectador.com: "Minería, una locomotora fuera de rieles", febrero 29 de 2012). Además, en la Comisión Quinta del Senado, el propio Ortega afirmó "que el sector minero tributa menos de lo que debe: no es una presunción, es una verdad, pero hay que demostrarlo" ('Portafolio', noviembre  22 de 2011).
¿Por qué las mineras deducen de sus impuestos las regalías? El concepto tributario 15766 del 2005 de la Dian, solicitado por la cámara de Asomineros de la Andi, favorable a la megaminería transnacional, hace deducible de los impuestos el pago de regalías. Esto quiere decir que no se pagan regalías, que no existe el pago por el agotamiento del recurso. La renta de los mineros aumenta a medida que el precio en el mercado mundial de las 'commodities' aumenta, sin que las regalías aumenten: el oro puede cotizarse en 100 dólares la onza o en 1.600 y paga 4% de regalías, mientras la sal paga una regalía del 12%.
Con este concepto de la Dian se favorece a la megaminería extrajera;  su renta, que no es producto de su trabajo, sino de los precios en el mercado, determinados por su escasez frente a una demanda creciente de los países emergentes, China por ejemplo, y a los juegos especulativos, es apropiada por las transnacionales. Los inversionistas tendrían derecho a recuperar lo costos, a una rentabilidad apropiada al riesgo y al capital que se invierte, ¿pero el resto de dónde surge? De la renta, del hecho de que los minerales son recursos escasos.
De acuerdo con Rudas, "las tasas efectivas de impuesto a la renta -que pagan las mineras- sobre estas utilidades son aún mucho más bajas: menos del 15% para todo el sector durante el período considerado. Y especialmente bajas en el caso del carbón (8,1%) y de los metales preciosos (2,9%)". Prosigue el profesor diciendo que las empresas "se ahorran por esta vía un valor no solo comparable sino de hecho superior al que pagan al Estado por concepto de regalías (es decir que acaban por explotar más que gratis los recursos del subsuelo de propiedad de la Nación). En síntesis: en el período 2002-2010 el sector (minero) dejó de pagar, en solo exenciones y evasiones al impuesto sobre la renta, un valor muy superior a lo que pagó por regalías" (www.razonpublica.com, enero 29 de 2012).
Entonces, ¿qué nos queda a los colombianos de nuestros recursos comunes? Nada. La confianza inversionista regaló el país a las multinacionales y a sus socios nativos.
El Gobierno promete hacer una reforma tributaria revolucionaria en la próxima legislatura del Congreso. Sin embargo, muy pocos están dispuestos a apoyar un cambio radical en las reglas de juego tributarias de la megaminería transnacional, que tiene en sus nóminas a altos exfuncionarios del Estado. Anif, por ejemplo, propone elevar el IVA al 18%, para perjudicar más a los colombianos pobres, que ya representa el 44,7% del recaudo de los impuestos nacionales, mientras el patrimonio solo aporta 3,2%, y el impuesto a los ingresos, el 40,1% en el 2010. Colombia necesita una reforma tributaria que tenga equidad vertical y horizontal: el que tenga lo mismo paga los mismos impuestos, y el que más tiene más paga, y las mineras deben pagar por el agotamiento de los recursos comunes de todos los colombianos. ¡No seamos tan pendejos!

GUILLERMO MAYA


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