El despojo de los indígenas de sus
territorios en el siglo XXI
Amenazas, integridad territorial y cultural a los pueblos indígenas por
parte de los nuevos proyectos mineros masivos de la mineria metalica industrial
tóxica, principalmente a cielo abierto
La minería contemporánea ha entrado a una
nueva fase, migrando de la explotación de filos de los minerales principalmente
metálicos, a la remoción masiva de materiales pétreos mismos que en ciertos
estratos contienen metales de muy baja ley (para el oro el promedio sería un
gramo por tonelada de material removido). Para este proceso industrial se
utilizan maquinarias de gran tamaño y procesos masivos de lixiviación
principalmente con cianuro de sodio prohibido en varios países de Europa. Se
trata principalmente de una explotación masiva a cielo abierto que requiere una
exploración en grandes porciones de territorios, apertura de caminos y cientos
de sitios que se barrenan para la extracción de núcleos que se analizan para
ubicar exactamente los estratos en que se encuentran los últimos reductos de
polvos minerales de interés comercial:
He aquí las amenazas
1. El artículo 6 de la ley minera impuesta
por el Banco Mundial, y los regímenes de Salinas y los panistas Fox y Calderón,
señalan que la explotación del subsuelo, es de “interés público prioritario”, y
que este interés prima sobre otros intereses públicos y privados no mineros.
Este interés público prioritario se transfiere a intereses privados mediante un sistema
de concesiones que el estado otorga a los grandes consorcios
nacionales e internacionales frecuentemente de 100% de capital extranjero.
Dominan los consorcios con sede en Canadá, sin embargo, los intereses chinos
están repuntando en nuestros países. Estos esquemas son impuestos desde la
firma de los tratados de libre comercio en toda América Latina.
2. Casi nunca los nombres de las grandes
compañías extranjeras aparecen en las concesiones aunque las mismas reportan en
sus boletines mensuales para sus inversionistas en internet que son dueños (ni
siquiera posesionarios) de la totalidad del territorio que abarca la concesión.
No todo el territorio de una concesión es removido para extraer el mineral, sin
embargo, en esta primera fase de exploración pueden pasar sobre siembras,
desmontar, abrir caminos depositar materiales, contaminar ríos y sobre todo
acaparar los terrenos de los posesionarios de la superficie de las áreas de
interés minero y apropiarse prioritariamente las diversas fuentes de agua
cercanas o lejanas aún de las que sirven para abastecer pueblos y ciudades. En
esta fase entre el otorgamiento de la concesión y la explotación, compañías especializadas
investigan con precisión las porciones del territorio concesionado que van a
explotar. Si los dueños de los terrenos se niegan a vender o rentar, se ha
recurrido al asesinato y la empresa puede solicitar al estado la expropiación
del mismo. En México han sido concesionadas alrededor de 31 millones de
hectáreas del país de más de 200 millones de ha concesionables según el
Servicio Minero Nacional. Estas concesiones incluyen porciones del subsuelo del
mar. (Véase mapa de las concesiones). Ya en la fase de explotación el mineral
sale del país en forma impura (ore) o purificado sin ninguna regalía a los
municipios, estados o la federación. Nominalmente la minera tendría que pagar
1% del mineral exportado, pero El pueblo de México no tiene ningún beneficio de
este proceso industrial de alto riesgo.
3. Las concesiones mineras que el estado
otorga a las compañías, son patente de corso para acceder a
los territorios en cualquier lugar del país incluyendo la parte urbana de
pueblos y ciudades, territorios de los pueblos indígenas, áreas naturales
protegidas, costas de propiedad federal o bien porciones del subsuelo del mar.
Las concesiones también son otorgadas como zonas de exclusión para que otras
compañías mineras, no le disputen los mismos territorios. Con las concesiones
las compañías mineras tienen en sus manos además, de manera directa o
indirecta, la administración de las políticas “de desarrollo” regionales, en
muy largo plazo. Es imposible la devolución territorial a los dueños actuales
de la superficie terrestre puesto que las concesiones se otorgan a 50 años
prorrogables por otros 50 más.
4. Para que el capital transnacional pueda
entrar masivamente a los países con minerales, los tratados de libre comercio
han promovido la promulgación de leyes que permiten la inversión y propiedad
del 100% del capital transnacional y la apropiación tanto territorial como todo
el producto, con regalías ridículas (en México el 1%, en Chile el 10%) sin
impuestos específicos a la actividad. Lo poco que pagan es una mínima suma de
dinero por hectárea concesionada. Como contraparte del proceso de apropiación
tenemos la “desposesión“ en el sentido físico, social y cultural de los dueños
de la superficie en las áreas de concesiones que en general son pertenecientes
a comunidades campesinas e indígenas.
5. Se trata de procesos industriales
intensivos en capital, con tecnologías de alto riesgo por su potencial
destructivo de los ecosistemas y la afectación grave de poblaciones humanas
locales y regionales. Una vez que se retiran las compañías dejan cicatrices
ambientales, sociales y económicas irreversibles con poca posibilidad de
resiliencia a corto y mediano plazo. Para ilustrar con un ejemplo recientemente
estudiado con la información de la propia minera de tamaño mediano (Caballo
Blanco en el estado de Veracruz), se remueve desde la exploración -bajo la
mirada impávida de la SEMARNAT,- la vegetación natural afectando así en la
complejidad de los ecosistemas todavía vigentes. En la fase de explotación la
empresa pretendería excavar a 400 metros de profundidad un tajo con un diámetro
de 1000 por 400 metros, y transportar 119 millones de toneladas de material de
las cuales 35 millones tendrían los minerales codiciados y el resto se
depositan en las llamadas tepetateras. El oro presente tendría una ley promedio
de 0.7gr. por tonelada. Para los procesos de lixiviación se utilizarían 3 mil
metros cúbicos diarios de agua durante 10 años, 2 millones de litros de diesel
mensuales durante siete años (no solo para combustible, sino como sustancia que
intensifica las explosiones), 35 mil toneladas de explosivos, 6 a 7. 5 mil
toneladas de cianuro de sodio, 300mil litros de ácido clorhídrico etcétera). De
las cicatrices ambientales más visibles se encotraría un cráter de 40 hectáreas
de diámetro con una profundidad variable hasta de 500 metros mismo que sería
muy costoso para las mineras rellenar y controlar los posibles drenajes ácidos
que se irían a los mantos freáticos por cientos de años. Las “tepetateras” y/o
los “jales” en donde se deposita el material “inerte” ya sin minerales útiles,
son igualmente parte de las cicatrices ambientales, que, cuando hay compuestos
azufrados, generan por cientos de años drenajes ácidos y migración de arsénico
y metales pesados, que van hacia las corrientes de agua, subsuelo, lagunas o
mar. La compañía citada pretende obtener 600 000 onzas de oro comprobadas y 400
000 onzas potenciales, más la plata asociada, lo que les reportaría en los 7
años de vida de ese tajo, un ingreso de 1900 millones de dólares según el
precio de mercado de la onza de oro a finales del 2012, con una inversión de
300 a 400 millones dólares. El volumen del oro recogido sería menos de un
metros cúbico. Recapitulando: se reduce un cerro que contiene 119 millones de
toneladas a un metro cúbico de oro.
6. El retorno del capital invertido es
expedito. En total esta empresa pretende abrir seis tajos que tramposamente no
explicita en su Manifiesto de impacto ambiental- R. del 2012. Se trata de una
región de altos valores ambientales y diversidad biológica con cicadas que
tienen más de 3000 años de edad (1000 más que el arbol del tule de Oaxaca) y
bosques relictuales de encinos tropicales cuya adaptación al trópico data desde
el pleistoceno. Esta vegetación que observamos insitu, convivió con los
habitantes prehispanicos del lugar de los cuales tenemos tiestos arqueológicos
de grupos olmecas y totonacos, por lo que de hacerse el desarrollo minero se
destruye parte de nuestro patrimonio (bio) cultural. La gran biodiversidad que
se encuentra en esta zona en menos de 8000 has es considerada por biologos como
una reserva genética para la resiliencia en un estado que ya ha destruído en
nombre del desarrollo el 95% de su cubierta de bosques y selvas.
7. Para legitimar un proceso industrial de
alto riesgo, y para obtener los permisos de la Secretaría de Medio Ambiente las
compañías y sus asesores incluyendo exsecretarios de medio ambiente,
desarrollan el discurso de desarrollo sustentable. Su principal argumento
legitimador es que generan empleos para la población local (en el caso arriba
mencionado de los 300 empleos temporales directos, 150 serían trabajadores
traídos de otro lado que operan grandes maquinarias y otras actividades
especializadas) y, que son ambientalmente inocuos. Para realizar las obras de
infraestructura se requieren temporalmente 1000 empleos mismos que como en
otras obras masivas no son absorbidos a mediano y largo plazo por ningún
proceso dinamizador de la economía.
8. Es indudable que los procesos
industriales de esta envergadura, trastocan el medio ambiente, (destruyen la
complejidad de los ecosistemas, contribuyen fuertemente al cambio climático y
la degradación de la diversidad biológica). Utilizan masivamente el recurso
agua del que tienen acceso prioritario frente al de consumo humano (la ley
minera viola el precepto constitucional de acceso al agua como un derecho
humano prioritario). Para los pueblos indígenas y comunidades campesinas
significa el desplazamiento, despojo no solo de manera espacial de sus recursos
naturales esenciales para la vida como es el agua, diversidad biológica y agro
diversidad. También significa que ya no hay bienes comunes que administrar,
relaciones sociales comunitarias que establecer, naturaleza que manejar,
conocimientos milenarios que recrear, milpa que sembrar y recursos fito
genéticos que domesticar, en resumen se trata de la muerte cultural generada en
un choque frontal entre un proyecto industrial de la cultura de la muerte que
desplaza el proyecto implícito regional indígena y campesino sobre un
territorio determinado. Por ejemplo los valles centrales de Oaxaca en especial
las laderas principalmente ubicadas en tierras de las comunidades zapotecas, ya
están concesionadas, y si entraran en la fase de explotación las compañías
mineras provocarían un desastre ambiental y humano en un territorio de alta
densidad cultural - histórico – paisajístico.
9. Adicionalmente nuevos fenómenos
industriales se asocian a la minería de esta envergadura. En nombre de la
sustentabilidad hay compañías mineras que le disputan a la población local e
indígena más territorios para construir hidroeléctricas que alimentarían a su
sistema minero con electricidad “sustentable”. El interés minero sobre vastos
territorios en México se encuentra principalmente en las sierras, en especial
(no exclusivamente) en la gran cadena montañosa de la Sierra Madre Occidental.
En general se encuentran en las cabezas de cuenca, o en laderas, dominantemente
en zonas áridas, semiáridas o subhúmedas, con altos valores en biodiversidad y
captación de la poca o mucha agua que van a conformar mantos acuíferos cuenca
abajo.
10. Hay que aclarar que se trata de
concesiones que abarcan todo tipo de minería y se dan en general a 50 años
prorrogables. Entre los años 2000 - 2012 se concesionaron en los territorios
indígenas alrededor de 2 173 141 has principalmente para la minería metálica
como lo muestra la siguiente tabla de las 28 millones de hectáreas
identificadas (Boege 2010 El Patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de
México. Hacia la conservación insitu de la biodiverisdad y agrodiversidad en
los territorios indígenas, INAH, CDI, SEMARNAT. México)
como el núcleo duro de los territorios indígenas. Es decir, en los últimos 100
años los indígenas habían perdido la jurisdicción del 17 % de su territorio tan
sólo por concesiones mineras frecuentemente sin que las comunidades se hayan
enterado. Según las cifras que analizamos en la tabla 2 más abajo la mayoría de
las concesiones en territorios y no indígenas fueron otorgados por los dos últimos
gobiernos panistas al amparo de una ley minera neoliberal de corte salinista.
Hay que aclarar que la siguiente tabla jerarquiza solamente el mineral
principal reportado por las empresas que generalmente es el oro.
Frecuentemente, ocultan los minerales en asociación, algunos de muy alto
interés industrial (tungsteno, cobre, molibdeno, etcétera).
Tabla 1. Número de concesiones otorgadas
en territorios indígenas por los gobiernos panistas.
NUMERO DE
CONCESIONES OTORGADAS EN TERRITORIOS INDIGENAS 2000-2012: METALES PRINCIPALES
DE LA CONCESIÓN
|
|
Oro
|
2814
|
Plata
|
71
|
Cobre
|
25
|
Esta pequeña tabla es muy significativa ya
que se trata de concesiones recientes, puesto que actualmente lo más redituable
de la minería tóxica a cielo abierto, es el oro.
La totalidad de los 5712 polígonos
concesionados en territorios indígenas 625 concesiones han sido canceladas por
lo que hay que restarle 232 mil hectáreas a la cifra arriba mencionada. La
mayoría de los territorios se encuentran en fase de investigación o exploración
(o en búsqueda de inversionistas) mientras 106 833 has ya están en la fase de
explotación.
11. Según la ley minera el gobierno tiene
la obligación de informar a los propietarios de que pretende concesionar estas
porciones de tierras, e indagar si hay interés local para “explotar” lo
minerales y obtener ellos la concesión. En el caso de los indígenas la ley dice
que en igualdad de condiciones de capacidad de explotación,
léase capital y tecnología (con las transnacionales) “sería prioritario” el
otorgamiento de la concesión a los indígenas. No hay un solo caso en que se
cumple el precepto de la ley de informar previamente a los dueños de los
terrenos a concesionar.
12. La mayoría de las concesiones están en
la fase de exploración. Es en esta fase en donde las mineras se acercan (con
especialistas en movilización social y resolución de conflictos a veces
financiados por los “organismos de desarrollo” del gobierno de Canadá), a las
autoridades municipales y estatales, reparten dádivas y promesas, como pintar
una iglesia, construcción de locales para asamblea ejidal, construir caminos
etcétera. Este proceso “de movilización social” es un eufemismo para que las
empresas puedan auto declararse como comprometidas con la sociedad local y que
se puedan certificar con la etiqueta de "empresas socialmente
responsables". Es en esta fase donde los operadores de las mineras
provocan las primeras divisiones en la población, ya que hábilmente contratan
para trabajos como el acarreo de agua etcétera, a ciertos líderes locales
incluyendo a las autoridades municipales. Esto significa que es en este momento
que las mineras buscan la “licencia social” para entrar en las regiones y
territorios campesino e indígenas. En este proceso es recurrente que compañías
polarizan y descomponen el tejido social y enfrentan de múltiples maneras la
sociedad y cultura local. En varias zonas de concesión minera se han observado
asesinatos de líderes que luchan en contra de su instalación y o operación.
13. En el caso de los pueblos indígenas,
las autoridades federales hacen caso omiso de los convenios internacionales y
su manual respecto el consentimiento libre e informado (Convenio 169 OIT,
Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas
y el Protocolo de la Suprema Corte de la Nación que envía a los juzgadores,
respecto a los derechos de los pueblos indígenas) por parte de la población.
Cabe mencionar que el169 de la OIT mandata que este consentimiento
libre e informado, también incluye el derecho a decir no una
intervención pública o privada en sus territorios si estos van contra los
intereses y modo de vida de los pueblos. Si este proceso de consulta se atiene
al manual que la OIT publicó para las consultas, no debiera ser la autoridad
municipal o agraria o del estado en cuestión, quien organice este proceso. Más
bien, una autoridad federal de “buena fe” -así dice el Convenio 169 de la OIT-
tiene que informar y consultar a toda la población indígena informada sea
propietaria de la tierra o no.
14. Es en la fase de la exploración en
donde las empresas tienen que presentar su Manifestación de Impacto Ambiental
Regional Federal, (MIA-R ) , de riesgo tipo 2 (cuando se usan de “manera
controlada” , explosivos, sustancias como el cianuro de sodio por ejempo). En el
momento que la empresa ingresa a la SEMARNAT la MIA , la sociedad tiene el
derecho a solicitar la consulta pública del documento en 10 días hábiles
siguientes y a discreción de la autoridad se puede efectuar una reunión pública
informativa en donde la empresa informa a la población y los distintos sectores
pueden opinar (como si los pueblos indígenas de las regiones más apartadas
consultan cada jueves la internet para ver si alguien está ingresando una MIA
en su región, y solicitar en los siguientes 10 días hábiles la consulta pública
de un documento altamente especializado. En la reunión pública informativa la
población tiene derecho de opinar y proponer mejoras al proyecto. Cabe decir
que si la población rechaza el proyecto y no da su “licencia social”, su
opinión no es vinculante para la autoridad ambiental para otorgar el permiso o
no. Por ello, el proceso de consulta y reunión pública informativa no se puede
considerar como LA CONSULTA PUBLICA según los preceptos del convenio 169 de la
OIT.
Hay que recordar que los territorios
indígenas se organizan principalmente alrededor de la propiedad ejidal y
comunal y en menor grado a la privada. Una sola concesión (las empresas tienen
varias en su propiedad) puede desbaratar un ejido o comunidad o bien acaparar las
fuentes de agua o contaminarlas por ejemplo.
PUEBLO
INDIGENA: (Nomenclatura del INEGI porque así aparecen en los censos. Véase en
Boege 2008 las denominaciones reales de los pueblos indígenas)
|
TERRITORIOS
DE LOS PUEBLOS INDIGENAS HECTÁREAS (Boege 2008)
|
EXTENSION
DE LAS CONCESIONES MINERAS EN TERRITORIOS INDÍGENAS
|
% DE SU
TERRITORIO
|
Chatino
|
223077
|
65667
|
29.4
|
Chichimeca
Jonaz
|
4396
|
615
|
14.0
|
Chol
|
796544
|
1993
|
0.3
|
Chontal de
Oaxaca
|
135933
|
5 222
|
3.8
|
Cochimi
|
7599
|
522
|
6.9
|
Cora
|
367047
|
121028
|
33.0
|
Cucapa
|
153688
|
62 214
|
40.5
|
Guarijio
|
83014
|
27 699
|
33.4
|
Huasteco
(Tenek)
|
250611
|
2 805
|
1.1
|
Huave
|
106 879
|
6 237
|
5.8
|
Huichol
|
832 951
|
63 285
|
7.6
|
Kanjobal
|
29 918
|
59
|
0.2
|
Kikapoo
|
7040
|
4 598
|
65.3
|
Kiliwa
|
27557
|
23 479
|
85.2
|
Mame
|
35796
|
2 377
|
6.6
|
Maya
|
7 441968
|
69 912
|
0.9
|
Mayo
|
321124
|
33 174
|
10.3
|
Mazahua
|
125482
|
12 477
|
9.9
|
Mazateco
|
315254
|
727
|
0.2
|
Mixe
|
681045
|
7 845
|
1.2
|
Mixteco
|
1 702341
|
92 538
|
5.4
|
Náhuatl
del Sur de Veracruz
|
96293
|
4759
|
4.9
|
Náhuatl
GRO, Altiplano, EDOMEX, OAX
|
665574
|
45 617
|
6.9
|
Náhuatl
SLP, SNP, NVER
|
948680
|
38 313
|
4.0
|
Náhuatl
Zongolica - Pico de Orizaba
|
348988
|
3151
|
0.9
|
Náhuatl de
Durango
|
36582
|
5578
|
15.2
|
Náhuatl de
Michoacán
|
76218
|
39742
|
52.1
|
Otomi
|
489646
|
30748
|
6.3
|
Paipai
|
68326
|
66360
|
97.1
|
Pame
|
104479
|
3005
|
2.9
|
Pima
|
53767
|
27349
|
50.9
|
Popoluca
|
103446
|
39373
|
38.1
|
Quiché
|
32414
|
279
|
0.9
|
Seri
|
212222
|
5255
|
2.5
|
Tarahumara
(Raramuri)
|
264891
|
634457
|
24.0
|
Tepehuán
(Odam)
|
1182536
|
272536
|
23.0
|
Tlapaneco
|
294429
|
74055
|
25.2
|
Tzeltal
|
924774
|
459
|
0.0
|
Tzotzil
|
774323
|
7115
|
0.9
|
Yaqui
|
449320
|
9318
|
2.1
|
Zapoteco
|
1 775199
|
280272
|
15.8
|
Zoque
|
674455
|
19255
|
2.9
|
Mapa 1 concesiones mineras julio 2012
Conclusiones
Del análisis de las tablas 1 y 2 y los
datos que se proporcionan sobre las concesiones mineras en territorios
indigenas se desprenden varias conclusiones:
1. Las concesiones mineras vigentes que se
han otorgado dentro de los territorios de los pueblos indígenas datan desde
1899 (esta fecha puede ser un error de dedo de la Secretaria de Economía).
Detectamos en ellos 5712 polígonos, cada uno representa una concesión. De estos
polígonos están vigentes un total de 5 087 con 1 940 892 hectáreas mientras que
650 han sido canceladas. Estas cifras nos dan un promedio de 17 % de afectación
de los territorios indígenas.
2. Algunas las concesiones abarcan casi la
totalidad de los territorios de los pueblos pequeños (kiliwas, kikapoo,
cucapas, pimas, guarijios, los nahuas de Michoacán) . Esto es gravísimo porque
se trata de la última estocada en contra de su sobrevivencia de estos pueblos
indígenas. Hay que aclarar que aún los pueblos con una población importante
indígenas, también son “expropiados” del control de su territorio.
3. Los territorios indígenas más golpeados
en términos de la extensión de las concesiones son los rarámuris (tarahumaras),
zapotecos (principalmente de los valles centrales de Oaxaca), chatinos,
mixtecos, coras y tepehuanes. Juntos suman más de un millón de hectáreas en
donde los indígenas pierden el control sobre sus territorios y representan la
mitad de todas las concesiones en territorios indígenas.
4. Como vimos arriba las compañías mineras
compran o rentan terrenos en donde directamente explotan y procesan el mineral;
en caso que la población se negara a vender o rentar el estado, y según la ley
minera anticonstitucional, tiene el “derecho” a solicitud de las compañías, de
expropiar los terrenos en nombre del “interés público”.
5. Las concesiones mineras para la
explotación del oro dominan sobre las que se refieren a la minería de otros
metales o no metálicas. Las metálicas en especial son las que usan cianuro (de
sodio) para lixiviar los metales utilizan procedimientos de alto riesgo tanto
para la salud humana como para el medio ambiente. En la colonia se utilizaba
principalmente el mercurio.
6. La Secretaría de Economía, no incluye
en proceso de otorgamiento inicial la consulta si los duelos de los predios
están interesados en explotar el mineral ni tampoco la consulta pública para el
consentimiento libre e informado en los territorios de los pueblos indígenas
según los convenios internacionales y el Protocolo sobre los derechos de los
pueblos indígenas que la Suprema Corte de la Nación envia a los juzgadores.
7. Las compañías mineras están
incursionando también en la “autoproducción sustentable” de energía eléctrica
como lo muestran los proyectos de cuatro represas en la Sierra Norte de Puebla.
De la información de las concesiones y de los proyectos de represas, podemos
concluir los indígenas nahuas y totonacos perderían alrededor de 30 mil
hectáreas o más de sus territorios , sin que medie ninguna consideración de que
se trata de territorios indígenas base de su cultura y su proyecto de vida.
8. Lo más paradógico de estos procesos de
destrucción en nuestros países , es que entre los minerales de mayor interés
está el oro cuyos usos se utilizan en un 52% a la joyería , 16% de reservas de
los estados, inversiones privada por las crisis monetarias 18%, 12 % de uso
industrial, el resto no está contabilizado. (Sacher W.,L. Vittor y C. Infante.
2010 Cianuro la cara tóxica del oro. Observatorio de los Conflictos Mineros en
America Latina, OCMAL. Quito)
9. Ante la sociedad las industrias quieren
presentar una cara de sustentabilidad. Los gobiernos festejan las inversiones
extranjeras como grandes logros del desarrollo del país siendo que esas
inversiones no benefician ni a la economía, natuarleza o sociedad.
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