El GIEC lanza la
voz de alarma
DANIEL TANURO
Miércoles 12 de noviembre de 2014
[En diciembre de 2015 se celebrará en Paris la COP21 (21ª conferencia de las partes sobre
el cambio climático) bajo los auspicios de la ONU cuyo objetivo es
alcanzar un acuerdo a nivel mundial para hacer frente al cambio climático y a
los riesgos que acarrea. El documento base para esta reunión lo constituye el V
Informe del GIEC (Grupo intergubernamental de expertos sobre cambio
climático) puesto en pie en 1988 por dos organismos de Naciones Unidas: la
Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el
medioambiente.
En los dos artículos que publicamos a continuación, Daniel Tanuro analiza, en primer
lugar, el significado del resumen hecho público del V Informe y,
segundo lugar, las propuesta de la UE de cara a esa cumbre.]
V Informe del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el cambio climático
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático (GIEC)
-acaba de hacer pública la síntesis de su V Informe sobre la evaluación, así
como el resumen de las propuestas para quienes tengan que adoptar medidas (los
responsables, en el lenguaje del informe)/1.
El diagnóstico no ofrece sorpresas:
- El
calentamiento continúa; fundamentalmente debido a la combustión de
combustibles fósiles. Sus efectos negativos son netamente más importantes
que sus efectos positivos.
- Probablemente
aún estamos a tiempo de evitar que la temperatura media sea superior en 2º
C en relación al período pre-industrial, pero las medidas adoptadas a lo
largo de estos últimos 20 años nos conducen sin remisión hacia un
calentamiento entre 3,7 y 4,8º (2,5 y 78,8º si tomamos en consideración la
incertidumbre climática) que conllevaría " riesgos elevados a
muy elevados, con impactos severos, amplios e imprevisibles".
Una inquietud palpable
La evaluación que se presenta en este 5º informe no difiere
fundamentalmente de las precedentes, pero el grado de precisión de las
precauciones que plantea es mucho mayor: se comienzan a dilucidar las zonas
oscuras que existían hasta ahora y la inquietud de quienes han realizado el
informe se revela más neta que nunca. La expresión "prácticamente
seguro" (o sea, más del 99% de probabilidades) se emplea cada vez más para
caracterizar el nivel de probabilidad de tal o cual fenómeno. Por ejemplo, en
deshielo creciente del permahielo y el aumento continuo del nivel de los mares
durante varios siglos se consideran como "prácticamente seguros",
incluso en caso de que se de una reducción drástica de las emisiones.
Más allá del tono científico "objetivo" del informe, el GIEC
lanza una voz de alarma. La inquietud de los expertos está a la vista. Se
comprueba en el hecho de que el resumen sobre las decisiones a adoptar integra
un apartado sobre el creciente riesgo de "cambios bruscos e
irreversibles" a partir del año 2100. Por ejemplo, en él podemos
leer que "el umbral para la desaparición de la capa de hielo de
Groenlandia, que produciría un incremento de 7 metros en el nivel de los mares
en un milenio, es superior a 1ºC pero inferior a 4ºC de calentamiento
global" . Así pues, a largo plazo, limitar el calentamiento a 2ºC
no elimina del todo el riesgo de una transformación extremadamente grande del
"ecosistema terrestre"/2…
Los principales responsables: los combustibles fósiles
Regularmente, los media se hacen eco de informaciones que inciden en la
responsabilidad del metano producido por los rumiantes o de las emisiones de CO2derivadas de la deforestación. Hay una
parte de verdad en esas informaciones, pero el informe del GIEC pone los puntos
sobre las íes: " Las emisiones de CO2 provienen de la combustión de
combustibles fósiles, y los procesos industriales han contribuido en un 78% al
total de las emisiones de gas de efecto invernadero desde 1970 a 2010, con una
contribución similar, en cuanto a porcentaje, entre el año 2000 y el 2010" .
El gráfico sobre la contribución de los diferentes gases entre 1970 y 2010 confirma
que el problema esencial está ahí: la utilización del carbón, del petróleo y
del gas natural como fuentes de energía (ver gráfico)
Esta constatación es determinante cuando se trata de elaborar soluciones.
El grupo de expertos del GIEC han sintetizado la literatura existente sobre los
modelos para "mitigar" el calentamiento y distingue ocho escenarios
en función del nivel al que sería estabilizada la concentración de los gases de
efecto invernadero en la atmósfera de aquí a finales del siglo. Para cada uno
de estos escenarios, el cuadro presenta las reducciones de emisión que habría
que realizar de aquí al año 2050 y al año 2100, así como probabilidad de que el
incremento de la temperatura en relación al período preindustrial se mantenga
bajo un cierto nivel (1,5º, 2º, 3º, 4ºC) a lo largo del siglo. En cada uno de
los escenarios, el lugar que ocupa la combustión de combustibles fósiles en la
reducción de las emisiones de CO2 es central.
Escenarios: entre la pesadilla y la revolución
El escenario menos exigente es aquel en el que las emisiones continúen
aumentando más o menos al ritmo actual. En ese caso, la probabilidad de
sobrepasar los 4ºC es"más grande que la probabilidad inversa".
La lista de catástrofes sociales y ecológicas que se deriva de ella es una
pesadilla y más larga que el Danubio. Por ejemplo, hablando de la salud humana,
el informe proyecta que " la combinación del incremento de la
temperatura y de la humedad en determinadas regiones y en determinados momentos
del año, compromete la actividad humana normal, cultivo de alimentos y trabajo
exterior incluidos". La productividad agrícola y pesquera se
verán muy afectadas. El declive de la biodiversidad se acelerará.
En el otro extremo de los escenarios posibles, un reducido número de estudios
prevén una estabilización de la concentración atmosférica a 430 ppm de CO 2eq/3. En la medida que ese es el
nivel actual, el esfuerzo a realizar en ese escenario es extremadamente
exigente; diríamos que colosal: las emisiones para el año 2050 deberían
reducirse entre el 70 y el 95% (en relación al nivel de año 2010); en el año
2100 deberían haberse reducido entre 110 y 120%/4. El resumen para los
responsables no dice nada más. Este escenario implica una reorientación
revolucionaria en todos los dominios de la vida social. Pero, por otra parte,
es el único que permitiría no sobrepasar el 1,5ºC de calentamiento: un objetivo
que numerosos científicos (¡incluso el presidente de GIEC!) consideran
necesario.
De hecho, el informe pone el acento, fundamentalmente, sobre los dos
escenarios siguientes: El de la estabilización a 450ppm y el de una
estabilización a 500 ppm. Según las modalidades, estos escenarios respetan los
2ºC como objetivo "probable" (lo que significa más del 66% de
probabilidad), " más probable que improbable", o "tan
probable como improbable". Solo será posible situarse por debajo de
1,5ºC en el marco de una estabilización a 450 ppm, pero las posibilidades son
mínimas (es "más improbable que probable").
Una dificultad gigantesca
Estos escenarios dejan un margen (pequeño) para incrementar aún un poco la
cantidad de gas de efecto invernadero enviados a la atmósfera (es decir, para
seguir quemando durante cierto tiempo una cantidad determinada de combustibles
fósiles). Sin embargo, son extremadamente restrictivos. Por ejemplo, en el caso
de una estabilización a 450 ppm, las emisiones mundiales deberían descender
entre el 42 y el 57% de aquí al año 2050 y entre el 78 y el 118% de aquí al año
2100 (en relación al año 2010). De aquí al año 2050, la parte de energía
"cero carbono" o con débil intensidad de carbono debería aumentar en
un 90% a nivel mundial/5. Teniendo en cuenta que el 785 de las emisiones
se deben al CO2 que proviene de la
combustión de combustibles fósiles y que esta combustión comprende al 80% de la
energía utilizada por la humanidad, se puede medir la amplitud del problema…
Es verdad que existe una dimensión técnica de esta dificultad sobre la que
no me extenderé aquí. Sobre todo existen las dimensiones sociales y políticas.
El informe insiste sobre el reparto equitativo de los esfuerzos entre los
países (en función de las responsabilidades históricas), sobre compartir
tecnologías, sobre la necesidad de una colaboración internacional, sobre la
importancia de combinar la lucha contra el calentamiento y la lucha contra la
pobreza, sobre los imperativos éticos de esta combinación y los retos para el
futuro de la humanidad… Se trata de puntos cruciales que potencialmente chocan
de frente contra el neoliberalismo. Jamás un informe del GIEC había enviado un
mensaje tan fuerte.
"Devaluar los activos"
Al mismo tiempo, hay una dificultad de orden social sobre la que el resumen
para los responsables hablo poco y tiene una importancia decisiva. En un
determinado momento se puede leer lo siguiente: " La política de
atenuación podría devaluar los activos en energías fósiles y reducir la renta
de los exportadores de combustibles fósiles (…) La mayoría de los escenarios de
atenuación implican disminuciones de renta para los principales exportadores de
carbón y petróleo."
Estas dos pequeñas frases, bastante discretas, nos remiten de hecho a una
cuestión fundamental: para no superar los 2º C de calentamiento, el 80% de las
reservas de combustibles conocidas deberían quedar bajo tierra y no ser
extraídas nunca. Sin embargo, estas reservas forman pare de los activos de las
compañías petrolíferas y de las (familias gobernantes de los) Estados
productores. Por lo tanto, escribir que " la politica de
atenuación podría devaluar los activos en energías fósiles" no
es mas que un eufemismo. En realidad, una atenuación digna de ese nombre
implica la destrucción pura y simple de la parte más grande de ese capital.
La patronal del sector de las energías fósiles conocen bien el riesgo. Es
por eso que han financiado hasta saciarlos a los
"climanegacionistas", lo que les ha permitido ganar tiempo. Pero, a
la larga, es poco probable que las mentiras de esos charlatanes puedan
contrarrestar la inquietante evidencia científica aportada por el GIEC. Por
ello, cada vez más se pone el acento en la búsqueda de una política de
atenuación compatible -el "realismo" obliga"- con la máxima garantía
para los beneficios de la patronal del carbón, del petróleo y del gas natural.
Atacar al capital
La captura y el almacenamiento geológico del carbono (CCS) ocupa aquí un
lugar estratégico y el informe del GIEC le otorga una gran importancia. Para no
equivocarse, conviene saber que cuando los media se centran sobre la
"buena noticia" (mantenerse por debajo de los 2ºC de incremento
reducirá el crecimiento en apenas 0,06% /anual), que, efectivamente, esta cifra
figura en el informe…; pero que el informa dice, también, que está calculada
sobre la hipótesis de un despliegue masivo de la captura y almacenamiento del
carbono. Según el informa, de aquí al año 2030, la transición energética
exigiría inversiones de varios cientos de miles de millones de dólares por año
a nivel mundial. Una buena suma… Pero, sin la CCS, los costes de transición
aumentarían en un… 138% e incluso en un 200%.
No obstante, el papel de los combustibles fósiles no constituye mas que un
aspecto de un problema más amplio: es la lógica de la acumulación [capitalista]
la que está en juego. Decirlo, se ha convertido en una banalidad: el
crecimiento infinito en un mundo finito no es posible. Para reducir
drásticamente las emisiones de aquí al año 2050, sabiendo que estas emisiones
provienen sobre todo de la conversión energética, es obligado reducir el
consumo final de energía, y hacerlo en una cantidad que pone en cuestión,
inevitablemente, el "siempre más". Dicho en plata: es preciso reducir
la producción material y el transporte.
Y si se suprimen las producciones inútiles y dañinas, la obsolescencia
programada, el transporte delirante en el marco de la globalización, etc., es
posible sin dañar el bienestar de la gente (por el contrario, aumentándola). Y
si se reparte el trabajo, la riqueza, los conocimientos y la tecnología…, es
posible hacerlo sin atentar contra el empleo (por el contrario,
favoreciéndolo). Pero cada una de estas hipótesis nos lleva inevitablemente a
la misma conclusión: es preciso atacar al capital.
La mayoría de los investigadores que elaboran modelos de atenuación no
toman en cuenta esta posibilidad. Para ellos, la acumulación forma parte del
paisaje, incluso de las leyes naturales. A partir de ahí, además del CCS, la
mayoría de ellos introducen en sus estrategias la extensión de la energía nuclear
y la combustión masiva de biomasa. Son, por decirlo de alguna manera, los
parches de la acumulación. El resumen para los responsables menciona algunos
riesgos de estas tecnologías (sobre todo la competición con la producción
alimentaria en el caso de la biomasa), pero el GIEC no hace más que recopilar
estudios existentes haciéndose tributario de ellos.
Bastante más que un combate ecológico
A finales de 2015 la COP21 (Cumbre sobre el clima organizada por Naciones
Unidas) está diseñadas para concluir con un acuerdo climático. El informe del
GIEC situará a cada cual delante de sus responsabilidades. Apostamos a que
pesará mucho en el ambiente. Pero no es mucho decir que los gobiernos no tienen
en perspectiva ninguna hipótesis anticapitalista. Mientras que los perfiles de
la catástrofe con cada vez más claros, verificados y temibles que nunca; cuando
ya hay centenares de millones de pobres que constituyen las primeras víctimas
del calentamiento… esos gobiernos no serán capaces, en el mejor de los casos, mas
que de elaborar minuciosamente, a nuestras espaldas, un acuerdo climático
totalmente insuficiente en el plano ecológico, injusto en el plano social y
peligroso en el plano tecnológico. Las decisiones recientes de la Unión Europea
son elocuentes (leer el artículo siguiente)
Que no ocurra eso depende exclusivamente de la movilización social. Porque
se trata de algo más que de la cuestión ecológica. Se trata de un reto humano
fundamental, una opción de sociedad y de civilización que condicionará el
resto. El adversario es enorme. No se le puede hacer retroceder mas que a
través de la acción colectiva de todas y todos los oprimidos y explotados.
Utilicemos desde ahora la señal de alarma lanzada por el GIEC para construir un
frente lo más amplio posible a favor de una alternativa a la vez social y
ecológica; en una palabra: ecosocialista.
2/11/2014
Traducción: VIENTO SUR
Notas:
1/ El GIEC está compuesto por tres grupos de trabajo
centrados respectivamente en: (1) el que evalúa los aspectos científicos del
sistema climático y del cambio climático; (2) el que evalúa la vulnerabilidad
de los sistemas socio económicos y naturales al cambio climático, sus
consecuencias y las opciones de adaptación; y (3) el que evalúa las opciones
para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero así como otras
políticas de mitigación del cambio climático. Cada uno de estos grupo de
trabajo redacta un informe y cada informe da lugar a un resumen para los
responsables. Después, se publica un informe sintético que contiene, también,
un resumen para los responsables. Los informes los redactan los científicos.
Los resúmenes para los responsables son redactados conjuntamente por los
científicos y representantes de los estados. Por lo tanto, comprometen a los
gobiernos.
2/ Probablemente, a corto plazo (de aquí al 2100), esto permitiría (es decir,
mas de 66% de probabilidad) contener el incremento del nivel de los mares en el
año 2100 a cuarenta centímetros. Pero esta proyección no incluye la
desintegración de la parte más frágil de los glaciares de la Antártica. Sin
embargos, hace seis meses, dos equipos de investigación americanos llegaron a
la conclusión que esta desintegración ya ha comenzado, no se puede detener y
entrañará un incremento inevitable de 1,80 m en los 300 o 400 próximos años…
3/ La concentración
de gas se expresa en volúmenes, en partes por millón (ppm: la cantidad de
molécula de un gas determinado sobre un millón de moléculas). El poder de
calentamiento de los diferentes gases de efecto invernadero se transforma en
poder de calentamiento del CO2; en ese caso, se habla de C02 equivalente (CO2eq).
4/ Una disminución de
más del 100% significa que la Tierra absorbe más gas de efecto invernadero que
la que emite, lo que puede darse sobre todo si se ocupan grandes superficies
con boques que absorben el CO2 por fotosíntesis.
5/ Las restricciones son análogas para los otros dos escenarios.
El engaño del acuerdo europeo sobre el
clima
"La Unión Europa ha concluido un ambicioso acuerdo sobre el
clima". Así nos anunciaron los media el acuerdo alcanzado en la cumbre
celebrado por la UE a lo largo de la noche del 23 al 24 de octubre. Un examen
detallado del mismo muestra que ese mensaje no es mas que pura propaganda.
40% en la reducción de emisiones
Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión se han puesto de acuerdo
sobre tres nuevos objetivos: reducir las emisiones de gas de efecto invernadero
al 40% de aquí al año 2030 (en relación a 1990), lograr que la parte de las
energías renovables alcance el 27% del consumo e incrementar la eficiencia
energética en un 27%. Este tercer objetivo no se considera obligatorio y los
dos primeros se contabilizaran tomando a la UE en su conjunto.
Hagamos un poco de memoria. Según los informes del GIEC (grupo de trabajo
de la ONU) para que la temperatura del planeta no supere en 2º C el aumento de
la temperatura en relación al siglo XVIII, los países desarrollados, que son
los principales responsables del calentamiento del planeta, deberán haber
reducido sus emisiones para el año 2050 entre 80 y 95%, pasando por una etapa
intermedia (ente el 25 y 40%) para el año… 2020. Así pues, el acuerdo concluido
el 24 de octubre se plantea alcanzar la cuota alta de la horquilla, solo que…
con diez años de retraso.
Una cifra engañosa
La cifra del 40% es engañosa. Fundamentalmente, porque ignora las
"emisiones grises"; o, dicho de otro modo, las emisiones derivadas de
la producción de los bienes consumidos en Europa pero importados de otros
países. Es preciso saber que la contabilidad de las emisiones se basa en el
lugar de emisión y no en el espacio de consumo. Esta fórmula de cálculo fue adoptada
en el marco de las negociaciones internacionales y no es neutra.
Effectivamente: a la vista de que una parte creciente de bienes consumidos en
los países desarrollados se produce en los países emergentes, la contabilidad
basada en los espacios de producción conlleva que una parte de las emisiones
debidas a los países ricos se les imputa a los pobres. Lo que da una imagen
sesgada de la responsabilidad de los primeros y de sus esfuerzos para
"mitigar" el calentamiento global.
Evidentemente, no solo existen los bienes producidos en el Sur y consumidos
en el Norte, sino también bienes producidos en el Norte y consumidos en el Sur,
bienes producidos en países del Sur y consumidos por otros países del Sur,
bienes producidos en el Norte y consumidos en el Norte, y bienes producidos en
un país del Sur que se transporta a otro país del Sur antes de ser consumido en
el Norte… Todo esto resulta muy complicado, pero el principio es claro: para
poder determinar de forma correcta las responsabilidades climáticas y los esfuerzos
de unos y otros para limitar los daños, es necesario tener en cuenta todos
estos elementos del comercio mundial a la hora de determinar las
"emisiones netas" de cada país.
Transferencia neta de emisiones
Los investigadores se han dedicado a investigarlo para poder cuantificarlo/1.
Sus trabajos confirman que una parte de las emisiones imputadas a los países en
desarrollo se debe en realidad a los países desarrollados. Dicho de otro modo,
que hay una "transferencia neta" de emisiones del Norte hacia el Sur.
Esta transferencia crece y se acelera con el paso del tiempo. Globalmente,
los países desarrollados sometidos a los compromisos adquiridos en el protocolo
de Kioto redujeron sus emisiones en un 2% entre 1990 y 2008 (muy por debajo de
su promesa del 5,2%). A lo largo del mismo período, las "emisiones
grises" importadas por estos países se multiplicaron por cuatro (de 0,4 Gt
a 1,6Gt de CO2. Acumulativamente, el
comercio internacional ha traído consigo que en 18 años se hayan transferido
16GT de CO2 de los países
desarrollados hacia los países "en desarrollo". Sólo en el año 2008
se alcanzó este dato sorprendente: la transferencia neta de emisiones del Norte
hacia el Sur fue al menos cinco veces más elevada que las reducciones operadas
en el Norte en nombre de la responsabilidad con el Sur…
Reduzco pero… aumento
Como otros países, Europa se ha beneficiado de este truco. Se ha
vanagloriado de haber cumplido casi el compromiso adquirido en el Protocolo de
Kioto (8% de reducción de emisiones), lo que es cierto. Solo que… esas
reducciones han sido netamente inferiores a las "emisiones grises"
importadas bajo la forma de productos fabricados en otras partes. Desde este
punto de vista, la realidad es que la UE no ha reducido sus emisiones, sino que
¡las ha aumentado.!
Los nuevos compromisos post-Kioto apenas modifican el escenario. Como
señalan los autores del estudio citado más arriba: " Si la
tendencia histórica continúa de forma lineal, las transferencias netas de
emisiones del grupo de los países desarrollados al conjunto de los países en
desarrollo se situará alrededor de 2,3 GT de CO2 por año en 2020, es decir, el 16% de
las emisiones de los países desarrollados en 1990." Y también señalan que la cifra del 16% es
"comparable a las ofertas de reducción más optimistas realizadas por
los países desarrollados en el marco de los acuerdos de Copenhague."
No somos nosotros, son los chinos
De hecho, desde Kioto, la UE se comprometió a desarrollar la estrategia
conocida como "3x20"; es decir, de cara a 2020: reducir en un 20% las
emisiones, aumentar en un 20% las energías renovables e incrementar en un 20%
la eficiencia energética. Como consecuencia del débil crecimiento y del
escamoteo de las "emisiones grises", el 20% de reducción de emisiones
para el años 2020 podría alcanzarse sin muchas dificultades.
Sin embargo, para seguir la trayectoria compatible con el límite de 2ºC,
hubiera sido necesario alcanzar al menos un 30% de reducción para el 2020 (de
hecho, sería más prudente alcanzar el 40%). El antiguo secretario de la
convención marco sobre el cambio climático de Naciones Unidas, Ivo De Boer, ya
se manifestó en ese sentido ante el Parlamento Europeo hace algunos años. En
vano.
Los nuevos objetivos para 2030 van en el mismo sentido que los establecidos
para 2020: teniendo en cuenta las "emisiones grises", el 40% de
reducción anunciado por los Jefes de Estado y de Gobierno corren el riesgo de
transformarse más o menos en un 15% de reducciones efectivas a nivel interno. Y
no está excluido que sea menos…
La conclusión es clara: los dirigentes de la UE tratan de adormecernos mientras
nos conducen hacia una catástrofe indescriptible e irreversible a todo trapo.
Al mismo tiempo, y en caso de que nos despertemos inesperadamente, tienen a
mano un argumento: "No somos nosotros, son los chinos".
Es necesaria otra política
Porque la trampa de la reducción del 40% no solo sirve para adormecernos
sino también para asegurar a la UE le mejor posición posible en las
negociaciones sobre el clima que deben concluir en Paris en diciembre de 2015,
con el objetivo de favorecer los intereses de las grandes empresas que, cada
vez en mayor número, osan decir alto y claro que sus beneficios están por
encima de la salvación del clima tal como lo conocemos y en el seno del cual se
ha desarrollado la humanidad.
Las grandes ONG medioambientalistas han condenado las decisiones del
Consejo Europeo. Está bien. Pero sus argumentos nos dejan estupefactos: más que
denunciar la forma como se contabilizan las emisiones, que imputa las
"emisiones grises" a los países en desarrollo, tratan de convencer a
los gobiernos y a la patronal de que una política climática más ambiciosa sería
más ventajosa para la competitividad de sus empresas… Esta vía está abocada al
fracaso. Los gobiernos, en este tema como en otros, actúan a favor de los
intereses patronales. Más que jugar a consejeros gubernamentales, lo que hace
falta es movilizar masivamente para que otra política social y ecológica sea
posible.
28/10/2014
Traducción: VIENTO SUR
Notas
1/ Por ejemplo, "Growth in
emission transfers via international trade from 1990 to 2008” en http://www.pnas.org/content/108/21/...
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