Plataforma 2015 y Más
El nuevo
dossier de Economistas
sin Fronteras, de cuya edición se ha encargado la Plataforma 2015 y más,
aporta diferentes enfoques críticos sobre la agenda de desarrollo para después
del 2015, con la intención de que la ciudadanía reclame propuestas realmente
transformadoras.
Hay ciertos debates, como los vinculados a
la agenda de desarrollo, que ocupan un amplio espacio de tiempo, energía y
trabajo en las organizaciones ligadas a la cooperación al desarrollo (ONGD,
plataformas y redes de la sociedad civil, instituciones gubernamentales y, por
supuesto, organismos internacionales). Sin embargo, los movimientos sociales
pocas veces participan de manera directa en estos debates (ya sea por la propia
arquitectura de la “participación” de las grandes citas internacionales, ya sea
por la brecha entre las “profesionalizadas” ONGD y los movimientos ciudadanos).
Estos debates, de gran calado en las políticas globales, encuentran poco eco en
los medios generalistas, y apenas se extienden a la opinión pública. Sin
embargo, eso no quiere decir que muchas de las demandas de los movimientos
sociales no impregnen y se cuelen en las grietas de los cerrados foros
internacionales, donde muchos representantes de las organizaciones civiles
asumen y trasladan las propuestas que se discuten a pie de calle.
En cualquier caso, no parece que la agenda
de desarrollo post 2015 sea uno de los asuntos que más movilice a la ciudadanía
global aún cuando, paradójicamente, las políticas de dicha agenda afectarán de
manera directa a la ciudadanía. Pero es que, además, dentro del imbricado
sistema internacional, son precisamente estas políticas relacionadas con el
desarrollo, las que la ciudadanía más ha trabajado, para las que tiene grandes
propuestas, y también muchas reclamaciones: ¿Qué tipo de planeta queremos? ¿Por
qué modelo de desarrollo vamos a apostar, al menos discursivamente, en los próximos
años: uno sostenible o uno centrado en las dinámicas de crecimiento? ¿Queremos
seguir apostando por metas voluntarias para combatir la pobreza, como lo han
sido los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), o queremos políticas
globales coherentes con un modelo de desarrollo sostenible, sometidas a un
marco de exigibilidad legislativa?
El nuevo dossier de Economistas sin
Fronteras, La
agenda de desarrollo post 2015: ¿Más de lo mismo o principio de transición?,
fue publicado, oportunamente, a mediados de septiembre coincidiendo con la 68º
Asamblea General de Naciones Unidas, que este año se ha dedicado, precisamente,
a la construcción de la nueva agenda. Con este documento, Economistas sin Fronteras pretende
acercar a la ciudadanía lo que significa la agenda de desarrollo post 2015, qué
contenidos y enfoques se están proponiendo, mediante qué metodologías. El
propósito del dossier, como subraya su editor Pablo J. Martínez Osés en la
introducción, es principalmente generar argumentos favorables para la
incorporación de aspectos estructuralmente transformadores en la nueva agenda.
Argumentos que nos ayuden a proponer y a demandar a nuestros gobiernos las
políticas que queremos en cuestiones de desarrollo tras el 2015.
El dossier, además, incorpora un adelanto
del documento encargado por el gobierno español al catedrático de Economía
Aplicada José Antonio Alonso. El texto final, con artículos de varios autores,
tal y como sostuvo el gobierno en su
presentación, tiene como objeto alimentar (o convertirse en) la
posición de España en el debate sobre la agenda de desarrollo. El documento
completo no está, de momento, disponible en la web del ministerio.
En el especial de Economistas tienen
cabida también otras reflexiones de mucho interés, como la de Jens Martens,
director del Global
Policy Forum, que apuesta por la inclusión en la agenda de
objetivos universales de sostenibilidad; las de Diane Elson y Radhika
Balakrishman, del Center
for Women’s Global Leadership, que elaboran propuestas sobre la
inclusión de los derechos de las mujeres en la agenda, o la del propio Pablo
Martínez, coordinador de la Plataforma
2015 y más, que propone un marco de fiscalización de la
coherencia de políticas de desarrollo a través de un índice con el que poder
realizar exigencias a los Estados en esta materia.
Como afirma Jens Martens en su artículo,
“el actual marco de desarrollo internacional centrado en los Objetivos de
Desarrollo del Milenio y las estrategias emanadas de él no han proporcionado
las respuestas adecuadas a los problemas globales, como la aceleración del
cambio climático, la creciente brecha entre ricos y pobres, la financiarización
de la economía mundial o la falta de respeto a los derechos humanos”, de ahí
que se necesite de un nuevo marco global más ambicioso que el que nació en 2000
con la Declaración del Milenio. Los debates en la conformación de la agenda no
deberían eludir, esta vez, dos cuestiones claves: el persistente dilema entre
crecimiento y sostenibilidad, y el de la exigibilidad versus la voluntariedad.
Ya veremos si con esta nueva agenda seremos y haremos más de lo mismo o
apostaremos por un cambio que modifique en profundidad las contradicciones y
los aspectos más desiguales del modelo de desarrollo actual.
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