viernes, 31 de enero de 2014

Minería y medioambiente

5:59 p.m. | 30 de Enero del 2014 El Tiempo

Jorge Eduardo Cock L.

Tiene más valor económico y social contar con un futuro sostenible que sacar a bajo costo y de afán unos minerales y quedar para siempre sin agua y con suelos inutilizables.
El tema de minería y medioambiente es bastante complejo. Resulta muy fácil lanzar opiniones disparatadas si no se parte de un conocimiento y un análisis completo y profundo, como viene ocurriendo en estos días cuando se agudiza la discusión a raíz de hechos escandalosos en el mundo minero y dada la proximidad de la gran reunión de las trece empresas mineras más importantes del país, filiales casi todas ellas de las más grandes del planeta, que se agrupan como Sector de la Minería a Gran Escala (SMGE). Asumiendo también el riesgo de equivocarme, quiero aportar al debate comentando algunos pronunciamientos recientes.
Me refiero, en primer lugar, a las afirmaciones hechas por dos prestigiosos columnistas, un exministro y un doctor en economía minera, quienes hacen afirmaciones como que “existe el peligro de que se dejen de llevar a cabo importantes proyectos de desarrollo… en los sectores de agricultura y minería a causa del radicalismo ambientalista” y que “las evaluaciones ambientales estratégicas y las consultas previas tienden a dar poder de veto a la conservación pura por encima de las necesidades generales de la población...”, como también que “el costo de oportunidad de declarar la moratoria de la minería incluye las pérdidas por no transformar el capital natural en capital construido y capital intangible”.
Erróneo todo. En primer lugar, las audiencias ambientales son escenarios para que las comunidades expresen sus inquietudes sobre lo que se proyecta, pero no son instancias decisorias. Y, ¿cómo que radicalismo ambientalista? ¿Cuál moratoria minera? ¿O será que piensan que donde un empresario quiera hacer minería se le debe, simplemente, licenciar sin tener en cuenta las afectaciones que se puedan causar a las comunidades que allí viven y que ancestralmente han poseído y explotado sus tierras?¿O que nada importa destruir páramos o humedales, cambiar el curso de ríos y quebradas, envenenar caudales, cambiar radicalmente el uso de los suelos y destruir su potencial para otros usos sostenibles, para extraer los minerales? No, mil veces no. Ni económica ni socialmente eso le conviene al país.
Por su parte, sostenía en estos días la directora del SMGE en entrevistas radiales y televisivas que en Colombia se puede hacer minería en grande sin causar problemas, así como la hacen en países de geografías similares a la nuestra, como Perú y otros. Pero, con todo el respeto y el gran aprecio que le tengo, debo decir que está muy equivocada: no se puede hacer en nuestras tierras tropicales la misma forma de minería que se practica en países subtropicales.
No es lo mismo destapar, remover y revolcar con maquinaria y explosivos los suelos desérticos, de meros arenales y riscos estériles, donde las únicas aguas provienen del deshielo en las zonas más altas, que hacerlo en tierras cubiertas de bosques, praderas o cultivos, donde se producen nacimientos y manantiales por doquier.
No podemos hacer lo mismo, porque las tierras fértiles, los bosques y las fuentes de agua que se destruyen jamás pueden ser reconstruidos, y por lograr unos recursos de corto plazo acabaríamos completamente con la vida y las posibilidades del futuro.
Tampoco estoy planteando que se deba proscribir completamente la minería. Lo que digo es que por nuestras condiciones geográficas específicas tenemos muchas restricciones para hacerla. En unas partes se podrá y en otras, no. Y posiblemente cueste más lo que se extraiga. Pero tiene más valor económico y social contar con un futuro sostenible que sacar a bajo costo y de afán unos minerales y quedar para siempre sin agua y con suelos inutilizables.
Jorge Eduardo Cock L.

lunes, 27 de enero de 2014

Primer manifiesto de las asambleas, 18 tesis por el ecosocialismo

 «Yo quiero que la inmensa mayoría, la única mayoría: todo el mundo, pueda hablar, leer, escuchar, sentirse realizado.Nunca he entendido la lucha sino como un medio de terminar con la austeridad.
He escogido un camino porque creo que nos lleva a estar alerta de manera permanente.Lucho por esa felicidad general, multiplicada, inagotable»
Pablo Neruda, poeta chileno  (Confieso que he vivido,  1974)
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INTRODUCCION
1-Este Manifiesto de las Asambleas por el ecosocialismo se inscribe en la línea del Manifiesto internacional del ecosocialismo publicado en 2002 así como en la declaración ecosocialista de Belén de 2009, para abrir el camino a un nuevo proyecto político.
Ha sido ampliamente sometido a debate en el marco de la Asambleas por el ecosocialismo organizadas por el Parti de Gauche el uno de diciembre de 2012. Desde entonces,  se han recibido 133 enmiendas de relevantes, procedentes  de más de una treintena de autores de horizontes diversos que han sido analizadas.


Esta síntesis se ha enviado como propuesta a todas aquellas organizaciones y personas que lo deseen y que se identifiquen con el ecosocialismo, tanto en Francia como a nivel Internacional.
Este Manifiesto de la Asambleas por el ecosocialismo será discutido a lo largo de todo el año y dará lugar a nuevos debates con ocasión de las segundas asambleas por el ecosocialismo que se llevaran a cabo en diciembre del 2013 en el marco de los comités de asamblea compuesto por las siguientes personalidades: Mathieu Agostini, Paul Ariès, Guillaume Etievant, Laurent Garrouste, Susan George, Janette Habel, Damien Joliton, Matthieu le Quang, Jacques Lerichomme, Michael Löwy, Laurent Maffeis, Corinne Morel Darleux, Arno Munster, Danièle Obono, Anita Rozenholc... Todas las informaciones sobre las asambleas permanentes por el ecosocialismo se encuentran en: ecosocialisme.com
¿QUÉ ES EL ECOSOCIALISMO?
1. Una alternativa concreta y radical. El ecosocialismo no es una utopía a la cual lo real debería conformarse. Es la respuesta humana razonada  al doble callejón sin salida en el cual se encuentra encerrada la humanidad hoy en día por sus modos de producción y consumo que esclavizan al ser humano y agotan al medio ambiente. 
Esta respuesta apela a un pensamiento y una acción política radical, en el sentido de que debe ir a la raíz de las causas. Así pues nosotros combatimos entonces los 2 motores del sistema actual: el capitalismo y el productivismo. El capitalismo impone la mercantilización para hacer de cualquier cosa una nueva fuente de dividendos. 
Es así responsable del incremento de las iniquidades sociales y de la globalización en marcha, liberal y liberticida, donde reina el dumping social y medioambiental con la deslocalización de las contaminaciones y de las alteraciones del ecosistema. El productivismo agota los recursos naturales y afecta negativamente al clima. La ideología consumista es su corolario. 
Esta eleva la acumulación material al rango de ley, a grandes golpes de publicidad para generar necesidades jamás satisfechas. Nosotros señalamos a los verdaderos culpables de ese sistema: la oligarquía financiera globalizada, los gobiernos sometidos a los lobbies de las multinacionales sin control democrático, los ideólogos de la libre competencia, del capitalismo verde y del libre intercambio. Frente a ellos, el ecosocialismo es una alternativa para salir de la crisis e imponer el interés general humano: compartir las riquezas sin demora, fundar una nueva economía de las necesidades y de la sobriedad, preservar el clima, el ecosistema y su biodiversidad.
2. Un paradigma del interés general. De hecho, previo a cualquier idea humana sobre el tema, el ser humano es parte integrante del ecosistema en el que vive, ambos no pueden disociarse. 
No hay más que un solo ecosistema global compatible con la vida humana. De allí que todos somos iguales en nuestra dependencia con respecto al ecosistema. Esta verdad se impone a todos, más allá de nuestras diferencias de todo tipo. Hay, por tanto, un interés general humano que está ligado al de otras especies vivas: preservar el ecosistema que hace la vida humana posible.  ¿Cómo identificarlo si no es por la libre deliberación colectiva? ¿Cómo podría ésta ser libre si los unos dominan a los otros, si verdades reveladas se imponen previamente? El paradigma ecologista necesita, pues, la democracia, la igualdad social, la laicidad y el feminismo,  condiciones imprescindibles para que el debate ciudadano pueda tener lugar sin la intrusión de fuerzas oligárquicas, dogmáticas o patriarcales. Para concluir, en la deliberación para determinar el interés general humano, cada uno de nosotros está llamado a decir no lo que es bueno para sí mismo, sino lo que es bueno para todos. Ello instituye la universalidad de derechos humanos, la ciudadanía como deber y la República como necesidad. Tal es el lazo de unión razonado entre la ecología política y la República social universal. Es esta teoría política global lo que llamamos ecosocialismo. Se trata de un humanismo y de un universalismo socialista y concreto.
3. Una nueva síntesis política de izquierda. El ecosocialismo es un nuevo proyecto político que sintetiza una ecología necesariamente anticapitalista y de un socialismo necesariamente liberado de las lógicas del productivismo. Permite de esta forma la unión de grandes corrientes de la izquierda en un nuevo paradigma político. Necesitamos este nuevo proyecto de sociedad alternativo al capitalismo. Traza una línea de horizonte en la lucha por una sociedad de emancipación y de progreso donde el pillaje del medio ambiente y la explotación del hombre por el hombre habrán desaparecido. Nuestro proyecto ecosocialista toma en cuenta las necesidades humanas y los límites del planeta, replantea la utilidad social de la producción, nuestras maneras de consumir, nuestras necesidades reales, la finalidad de nuestros productos y la manera de producirlos.
4. La renovación del socialismo. El socialismo siempre pretendió la emancipación de la persona  humana. Esta pasa por la repartición de la riqueza, la democratización del poder y la educación global de cada mujer y cada hombre. Ese programa es aún el nuestro. Pero ahora sabemos que la emancipación no se puede obtener por el crecimiento sin fín: el ecosistema que hace posible la vida humana no lo permite. Ese principio nos obliga a definir un nuevo modelo de progreso en ruptura con el sistema capitalista. Deber volverse a plantear no sólo el sistema de producción e intercambio, sino además el contenido de las producciones y los modos de consumo. Esto implica, por consecuencia, al conjunto de la organización social y política. Nos obliga a pensar de una forma nueva qué es verdaderamente el progreso humano en la perspectiva de la preservación del ecosistema. En esas condiciones, proponemos un nuevo enunciado a la estrategia emancipadora por el futuro de la humanidad. Esta nueva conciencia y su programa de acción son el ecosocialismo.  Sus métodos son la radicalidad concreta, la planificación ecológica y la revolución ciudadana.
II SALIR DE LOS CALLEJONES SIN SALIDA IDEOLÓGICOS
5. La mentira del capitalismo verde, los riesgos de medioambientalismo. Nuestra ecología es social, ella prolonga las luchas históricas de la izquierda. Rechazamos la mistificación representada por una cierta visión de la ecología que se quiere compatible con el liberalismo. Denunciamos el "capitalismo verde", que bajo el disfraz del desarrollo sostenible, ofrece un nuevo espacio al poder de la búsqueda del lucro máximo, alimenta la dinámica imperialista y el corto plazo. Rechazamos el discurso ecologista que se contenta con culpabilizar a los individuos. Así evita destacar la mayor responsabilidad del productivismo sin freno, renuncia a atacar a los modelos de producción o de consumo capitalistas y rechaza ver que ellos explotan a los más precarios y saquean a los países del Sur. Rechazamos lo que sería una ecología de salón separada de las clases populares, sin crítica seria de la economía globalizada, desprovista de visión social y por tanto, de eficacia medio ambiental. Nuestra ecología aborda las cuestiones del medio ambiente relacionándolas sistemáticamente con la crítica económica y con las luchas sociales implicando en ellas a todos los ciudadanos.
6. El callejón sin salida de la socialdemocracia. Rechazamos la doctrina socialdemócrata que querría que toda redistribución de riquezas pasara previamente por la reactivación del crecimiento del PIB y el alza del consumo material global. Esto es un doble contra sentido. Primero, permite que se mantenga el poder del capital financiero y supone que la repartición de la riqueza se organiza a partir de los "frutos del crecimiento". No se ataca a la acumulación ya operada. Sin embargo, sabemos que las riquezas existen y que no hay lugar a esperas para redistribuirlas. Lo que se cuestiona es la acaparación de esas riquezas vía la predación del capital. Por otro lado, esa doctrina se basa sobre un modelo de expansión infinita, lo que es un suicidio de la civilización humana. El PIB es un indicador que no refleja el bienestar de una sociedad. Es obviamente un imperativo que cada ser humano pueda acceder a los bienes fundamentales. Por supuesto, la reactivación de las actividades de interés general es indispensable. Sin embargo, esta reactivación de un crecimiento económico ciego no responde a las urgencias sociales por propia naturaleza y es aún menos deseable y soportable desde el punto de vista de la preservación del ecosistema, los recursos naturales y el clima. No esperamos por tanto ni retomar el crecimiento ni los efectos benéficos de la austeridad: nosotros no creemos ni en lo uno ni en lo otro.
III INSTAURAR UNA NUEVA ECONOMIA POLITICA AL SERVICIO DEL PROGRESO HUMANO
7. Poner la economía al servicio de las necesidades.   El ecosocialismo quiere poner la economía  y el sistema productivo al servicio de las necesidades humanas; en eso, se opone a la "política de la oferta" defendida por los liberales. Rechazamos esta lógica productivista  que consiste en producir todo y no importa qué, en cualquieras condiciones para verterlo en un mercado a través de gastos publicitarios. ¿Cómo no ver también que con ese objetivo, para aumentar las ganancias, el sistema nos vende productos programados para romperse y volverse obsoletos cada vez más rápido?  ¿Cómo soportar más tiempo el derroche de los desperdicios crecientes de nuestra civilización? ¿Cómo cerrar los ojos al hecho de que muchos son exportados a países del Sur en perjuicio de la salud de sus poblaciones y de su medio ambiente? Nuestras decisiones colectivas se deben guiar, al contrario, por la satisfacción de las necesidades reales;  ése es el sentido de la planificación ecológica que invierte esta lógica, partiendo de las necesidades, del deber de preservar el ecosistema y del derecho de todos a vivir en un medio ambiente sano. Dicha planificación ecológica pone el sistema productivo en adecuación a estos imperativos.
8. Romper con los esquemas de pensamiento tradicionales. El ecosocialismo cuestiona la dictadura de los intereses particulares y de la propiedad privada de los medios de producción. Cuestiona la relación al trabajo. Nosotros preconizamos la apropiación social de los medios de producción y las propuestas alternativas de la economía social y solidaria en términos de autogestión y de cooperativas. Defendemos la soberanía presupuestaria y la nacionalización como herramienta de política pública, particularmente en materia de servicios bancarios y crediticios. Índice de progreso humano, desmundialización y proteccionismo social y ecológico, dotación incondicional de autonomía salarial socializada, ingreso máximo autorizado, son algunas de las perspectivas que tenemos en el espíritu para salir de los caminos trillados y evitar la trampa de ser guiados por el sistema. Nos hace falta ir más lejos en materia de reducción drástica del tiempo de trabajo: "trabajar menos para trabajar todos mejor", fijarse el pleno empleo como meta siempre cuestionándose las finalidades del trabajo. No sirve de nada trabajar más tiempo que el tiempo útil para producir aquello de lo que tenemos necesidad. El tiempo así liberado podría ser eficazmente utilizado para realizar actividades consideradas hoy como "improductivas" y sin embargo, tan esenciales al buen vivir.
9. Producir de otra manera. La revisión de nuestro sistema de producción se basa en lo que llamamos "4 R": Relocalización de la actividad, reindustrialización ecológica, reconversión del aparato industrial y redistribución del trabajo. Existen numerosas necesidades no satisfechas: en una industria relocalizada, en los servicios a personas, en la agricultura ecológica y la agricultura campesina al servicio de la soberanía alimentaria y de la salud de todos, en la investigación y sus sectores "verdes" que apuntan a reducir nuestra dependencia de los recursos agotables (eco construcción, eficacia energética, renovación térmica, energías renovables...). Con el aumento del desempleo y de la crisis social, el argumento del empleo es utilizado con demasiada frecuencia contra el imperativo de la protección del medio ambiente. Es absurdo: estamos viendo el costo económico y social del "dejar hacer" liberal, allí donde la relocalización y la transición ecológica permitiría al contrario conservar, transformar o crear numerosos empleos, locales y estables en todos los países.
10. Instaurar la regla verde como brújula política. La "regla verde" es nuestro indicador central del pilotaje de la economía; reemplaza a la "regla de oro" de las políticas de austeridad y "de ajuste estructural" impuestas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y la Banca Central Europea; pretende asegurar nuestra responsabilidad ante la humanidad y su ecosistema suprimiendo la deuda ecológica; asocia la necesaria reducción de ciertos consumos materiales y el necesario relanzamiento de ciertas actividades tomando en cuenta de forma sistemática la huella ecológica generada. Además de los destrozos ya cometidos a reparar en materia de emisión de gases de efecto invernadero y de pérdida de biodiversidad, adoptamos como modo de evaluación de las políticas públicas, retrasar cada año el "día de superación global". Se trata del día en el que hemos tomado a escala mundial el volumen de recursos renovables igual a lo que el planeta es capaz de regenerar y hemos producido la cantidad de desperdicios que ella sea capaz de asimilar. Nuestro objetivo es de llevarlo al 31 de diciembre, es decir, neutralizar nuestra huella ecológica. Esto implica la reducción drástica de emisiones de gases de efecto invernadero y la suspensión de lo nuclear que produce desperdicios radioactivos que nadie sabe manejar y que comporta riesgos inaceptables tanto para los seres humanos como para el ecosistema.
IV: CONSTRUIR LA REVOLUCIÓN ECOSOCIALISTA
11. Las luchas deben converger. Nuestro objetivo de ruptura en cuanto a cultura ecosocialista  impone que la acción política sea cosa del pueblo. Se trata de reunir y actuar, no de contentarse con tener razón entre los afectos, o lo que es peor, de poner los unos contra los otros: nos situamos del lado de los trabajadores y los excluidos del sistema que resisten y llevan proyectos alternativos sociales y medio ambientales. La reconversión ecológica no se hará sin ellos, ni mucho menos en su contra. Nuestros adversarios en esta bifurcación radical de sociedad no son los investigadores o los trabajadores de la industria, sino más bien los bancos, las multinacionales y los accionistas que orientan la producción en función de sus intereses privados y no en el interés general.
12. Luchar y resistir para inventar. La revolución socialista combina propuestas programáticas y presencia en las luchas sociales y medioambientales, al lado de todos y todas que resisten. Los ciudadanos comprometidos en este proyecto se implican en el desarrollo de experimentos y alternativas concretas: circuitos cortos, asociaciones por el mantenimiento de la agricultura campesina, sostén a los cinturones de agricultura de subsistencia y acciones contra la desnaturalización de los suelos, colectivos de ciudades en transición, retoma de empresas por parte de los asalariados, sistemas de intercambio locales, ahorro ciudadano y monedas complementarias, hábitat  colectivo y conducción automotriz compartida... Ser activos en las acciones de desobediencia civil y no violenta, operaciones anti publicidad u ocupación de viviendas vacías. Los elegidos del pueblo por el proyecto ecosocialista se comprometen con una línea de acción coherente entre sus discursos y sus actos. Hacen vivir la izquierda por el ejemplo tomando medidas como la prohibición de publicidad, la vuelta a la gestión pública del agua, la penalización del mal uso o incluso la extensión de la gratuidad de los servicios públicos.
13. Poner en marcha la planificación ecológica. La planificación ecológica impone tener  en cuenta el largo plazo y el dominio público, todo dispuesto bajo el control de los ciudadanos, trabajadores y usuarios. El problema no es la industria, la investigación o la técnica en sí, sino la ausencia de elecciones y de control ciudadano. Una revolución ciudadana es necesaria para conquistar esta capacidad de control. Tal es la mezcla detonante de utopismo revolucionario y de técnica a la que aspiramos. El Plan ecológico da la posibilidad de organizar el cambio de dirección hacia otro modo de desarrollo, interrogándonos por nuestras necesidades y reorientando la producción, intercambio y consumo en virtud de su utilidad social y ecológica. El sector de la investigación debe reorganizarse en torno al interés general y de las necesidades reales, e inventar nuevas formas participativas por la vía por ejemplo de convenciones de ciudadanos. La escuela pública, a través de los centros educativos profesionales, tecnológicos y generales, debe organizar la elevación de los conocimientos y calificaciones a todas las edades para alcanzar el éxito en este cambio de dirección y hacer emerger nuevos centros. "Conferencias de participación popular" deben ser organizadas para redefinir los criterios de utilidad social y medioambiental y la articulación entre sus diferentes peldaños, desde las políticas europeas hasta las acciones locales. La planificación ecológica organiza la intervención continua de los asalariados en la gestión de las empresas en la prolongación de la convergencia creciente, de las luchas sociales y medioambientales.
14. No hay igualdad y República social posibles sin un proceso constituyente! Afirmamos la exigencia de un alto nivel de cultura común por la escuela pública incluyendo la educación medioambiental. Si no, ¿cómo hacer posible la emancipación individual y colectiva, única que permitiría el consentimiento de un contrato social compartido por todos? El proyecto socialista reafirma el rol del Estado, de la colectividad y de los servicios públicos, indispensables para planificar la ruptura, construir una sociedad emancipadora y garantizar la igualdad de acceso a los derechos fundamentales para todos, y en todas partes. Estos deben ser refundados por la vía de una asamblea constituyente que debe renovar profundamente las formas institucionales e instalar los medios democráticos que harán posibles la implicación ciudadana permanente y la soberanía popular en todos los dominios, puesto que la tarea revolucionaria es inmensa. Apoyamos en efecto, la puesta en práctica de un "management" del territorio inverso al esparcimiento urbano, de la concentración de las poblaciones en las megalópolis y de las competencias entre los territorios. Militamos por un nuevo urbanismo que acerque las funciones indispensables al "bienestar" (servicios públicos de salud y educación, vivienda, actividad profesional cultura y esparcimiento, biodiversidad, agricultura campesina). Rechazamos la mercantilización de lo vivo y los OGM, tanto como la especulación de bienes comunes como el agua, la energía y el saber, y la privatización de servicios públicos. Estos deben ser objeto de una gestión pública repensando la articulación entre el Estado, garante de la igualdad republicana, las colectividades locales y la acción de los ciudadanos, sindicatos, asociaciones y usuarios.
15. Guiar la batalla cultural. El proyecto ecosocialista conduce su combate ideológico mediante la educación popular. Pretende descolonizar el imaginario. Denuncia la programación de un individuo consumidor dócil, sometido al punto de vista de los supuestos expertos y a los imperativos del productivismo que nos hace desear producciones perjudiciales e inútiles, fabricadas en el otro extremos del planeta en condiciones de trabajo indignas y bajo legislaciones medioambientales deficientes, cuando no inexistentes. Combate el brazo armado del productivismo que son la publicidad, con su cortejo de mercantilización y de sexismo, la moda y los medios de comunicación, retomados por los organismos de crédito, que nos condicionan y nos someten a un mandato de compra y desperdicio permanentes.  Esta batalla ideológica es también una batalla de vocabulario. Rechazamos la política del oxímoron y la neolengua liberal: el "precio del trabajo" que se convierte en un "coste", las cotizaciones sociales en las "cargas", los  "guardianes de la paz" renombrados "fuerzas del orden", la video vigilancia "video protección", o incluso lo nuclear disfrazado en energía "limpia y sin carbono".
16. Hacer saltar los cerrojos de los tratados liberales. A escala mundial, denunciamos los acuerdos promovidos por la Organización mundial del comercio, acuerdos de libre intercambio y acuerdos de asociación económica que contribuyen al agotamiento de los recursos naturales, a la explotación de los pueblos del Sur y al dumping social en los países llamados desarrollados. Porque es la primera zona económica del mundo, la evolución de la Unión Europea implica a todo el planeta. Su política liberal es presa por los candados de los planes actuales y las políticas de austeridad. Establecidas bajo el latrocinio de los lobbies económicos y financieros, los cuales tienen todos en común la previsión de la desaparición de los servicios públicos, la extensión del dominio mercantil y del libre intercambio. Ello provoca a la vez los daños debidos a las competiciones mercantiles, y la destrucción de los servicios públicos y bienes comunes para el beneficio de intereses privados. 
La Europa liberal y "austeritaria" impide también el manejo y orientación de la producción y del intercambio hacia objetivos de progreso humano. En esas condiciones, asumimos que una política ecosocialista en Europa pasa por la desobediencia a la Europa liberal y a sus directivas. Hace falta para ello construir otras correlaciones de fuerzas entre los ciudadanos, el poder de la finanza y de las instituciones anti democráticas de la Unión europea. Si la escala europea puede ser pertinente para grandes políticas medioambientales y sociales, su puesta en marcha no será posible sino por la construcción de otra Europa, bajo el control democrático de los pueblos.
17. Llevar a cabo un combate internacionalista y universalista. No hay más que un solo ecosistema posible para la vida humana. Es necesario discernir las consecuencias en todos los dominios. Las decisiones tomadas en un extremo del planeta tienen repercusiones en todas partes. El proyecto ecosocialista implica el reconocimiento de la responsabilidad de los países llamados del Norte, de la Organización mundial del comercio, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial de cara a los pueblos del Sur. Denunciamos la competencia organizada en lugar de la cooperación, el productivismo y sus efectos sobre el clima mundial, el saqueo de los recursos naturales, la acaparación de tierras cultivables o incluso la austeridad impuesta por la Troika. Induce el reconocimiento de la Declaración universal de los derechos del hombre y la creación de un tribunal internacional de crímenes contra el medioambiente. 
El ecosocialismo nos impone contribuir en los debates que ligan políticas de desarrollo y de progreso social, y la preservación del medioambiente. Para ello, sostenemos y nos inspiramos en las alternativas en el extranjero: revoluciones ciudadanas y "primaveras" árabes, rechazo de la deuda y de los monopolios mediáticos en Argentina, asamblea constituyente en Islandia y en Venezuela, iniciativa Yasuni ITT para dejar el petróleo bajo tierra en Ecuador... Los saberes, la experiencia y los métodos adquiridos en esas situaciones deben poder convergir. El proyecto ecosocialista debe poder ser llevado por un foro mundial que tenga por objetivo la revolución ciudadana de nuestro tiempo.
18. Hacer la revolución ciudadana por el ecosocialismo. Teniendo en cuenta la amplitud de su objetivo, el cuestionamiento del modelo productivista capitalista no puede resultar de una simple alternancia electoral y de decisiones venidas desde las cúpulas. Esto implica una refundación radical de las instituciones incluyendo escrutinios proporcionales, paridad y no acumulación de mandatos permitiendo al pueblo ser efectivamente representado en todas sus características. Se trata de derribar a la oligarquía y asegurar, en todas las circunstancias, la soberanía popular por una democracia real. Esto exige que las mayorías parlamentarias ecosocialistas conjuguen su acción con los movimientos de implicación popular en todos los dominios de la vida de la sociedad. Esta reapropiación de la iniciativa política y ciudadana por cada mujer y cada hombre, con el objetivo de determinar en todos lados y en todos los temas cuál es el interés general, eso es a lo que llamamos revolución ciudadana. Es una revolución. Pues se propone cambiar las formas de la propiedad, el sistema institucional y la jerarquía de normas jurídicas, sociales y medioambientales que organizan la sociedad y la economía.
Es ciudadana. Pues ella quiere dar el poder a cada uno, no para usarlo en el interés de una categoría social en particular sino por el bien de todo humano, y puesto que se da formas institucionales y se somete al sufragio universal en el pluralismo político. Nos negamos a que la desesperanza y la cólera basculen hacia el odio. Ni vanguardia iluminada, ni dictadura verde, ni repliego étnico, defendemos la vía democrática de la revolución ciudadana. El pueblo no es el problema, es la solución. El peor daño de la crisis actual de la civilización humana sería que la humanidad sea incapaz de abrirse el camino de un futuro diferente. El ecosocialismo puede ser ese futuro. Qué florezca!


miércoles, 22 de enero de 2014

Entrevista a Gustavo Veiga, periodista y docente universitario sobre la situación actual de Fukushima

“Los periodistas deberíamos seguir el tema con preocupación para encontrar explicaciones entre tanta maraña desinformativa”



Gustavo Veiga (12-11-57), periodista, docente universitario, autor de libros y guiones de televisión, trabaja actualmente en el diarioPágina/12
-Recordemos cosas que están en la mente de casi todos. Nos puede explicar brevemente qué pasó en Fukushima en 2011
-Un terremoto provocó un tsunami que a su vez paralizó a la planta nuclear de Fukushima, destruyendo todo a su paso. La falta de previsión ante fenómenos como estos hizo que la central fuera destruida por el agua. Donde debía haber un muro de contención muy superior en altura a los 6 metros – como el que tenía la planta – se provocó una tragedia que tendrá imprevisibles consecuencias por varios años. O sea, una mayor seguridad podría haber evitado ciertas consecuencias. Quedó liberada radiación al exterior, murieron ya más de 3.000 personas por consecuencias directas o indirectas del accidente.

-¿Cuál es la situación actual? ¿Está controlada? Usted ha citado recientemente unas declaraciones de Alex Kerr: “El verdadero problema es que el gobierno japonés se ha esforzado tanto en ocultar información que en este momento nadie sabe realmente lo que está pasando. Es justo decir que es un auténtico desastre y que la situación empeorará”. ¿No exagera, no es un alarmista un pelín desinformado?
-Es imposible saberlo porque difieren las informaciones según cuál sea la fuente. El gobierno conservador japonés minimiza las consecuencias, no controla lo suficiente a Tepco, la empresa que administra la planta y hasta se lanzó a la aventura de organizar los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020. Especialistas como Kerr, organizaciones ecologistas y cada vez más gente movilizada en dos continentes (Asia y América del Norte) temen enfermedades por la contaminación por radioactividad, denuncian mortandad y malformaciones en animales. Kerr no me parece un alarmista ni un desinformado. Al contrario, creo que sobre Japón (un aliado estratégico de EEUU) hay una malla de contención mediática que hizo casi desaparecer el tema de la prensa mundial. Muy diferente a lo que ocurrió en Chernobyl en 1986, ubicada en territorio de la ex Unión Soviética.

-De nuevo le cito. “La psicosis por el último desastre nuclear japonés llegó hasta las playas de Ensenada, en Baja California, México”. ¿Hasta la otra parte del Pacífico? ¿Cómo se traslada?
-La psicosis es trasladable en términos relativos. Sería aún peor si se dijera toda la verdad, ya que existe una verdad a medias. Tepco suele brindar informaciones alarmantes. La última fue cuando en vísperas de nochebuena, mencionó una fuga de agua contaminada que ascendía a 1,8 toneladas.

-Según algunas fuentes oficiales, todo esto es inocuo para la población. ¿Es el caso en su opinión?
-De ninguna manera comparto esa información. Más tratándose de fuentes oficiales vinculadas al gran capital, el que defiende un proyecto nuclear de desarrollo que no tomó las medidas necesarias para poner a resguardo a la población de este tipo de accidentes.

-“La costa oeste del Pacífico, en América del Norte, suma de a poco este tipo de protestas contra la contaminación radiactiva que generaron el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011” ha escrito también usted. ¿Quiénes participan en esas protestas? ¿Tienen mucho apoyo ciudadano?
-Está descrito en mis artículos. Son personas de a pie, sensibles a un tema que ya dejó miles de muertos por el camino, incluso al otro lado de las costas japonesas. Varios marinos del buque US Reagan que cooperaron en los primeros momentos del accidente para enfriar los reactores ya tienen cáncer o sufren otro tipo de consecuencias. A las pruebas y testimonios de los damnificados me remito.

-Se han detectado, señala, hasta 190 bequerelios de estroncio-90 por litro “hacia el interior de las barreras que intentan impedir filtraciones de casi mil tanques donde se almacena el líquido letal”. ¿Dónde se ubica el peligro de esa cantidad de becquerelios?
-Es algo muy técnico, lo explicaría mucho mejor un especialista en energía atómica.

-Tepco ha contratado a trabajadores no cualificados para operar en Fukushima a los que, en algunos casos, no se les avisó que iban a trabajar en la zona radiactiva. ¿Por qué? ¿Cómo es que el gobierno nipón lo permitió?
-Mal puedo saber por qué el gobierno japonés lo permitió, aunque bien puedo intuirlo. Las razones hay que buscarlas en la rentabilidad a cualquier precio que siempre busca el gran capital. En este caso Tepco. La no información fidedigna a los involucrados en la zona radiactiva es repudiable.

-Da cuenta usted de que la psicosis que se vive desde Alaska hasta Baja California, en México, va en aumento. ¿Por qué? ¿Qué ha querido decir la bióloga Lanza Barrett-Lennard cuando afirmó que “algo muy raro está sucediendo”?
-No tuve contacto directo con la bióloga (es una fuente citada por otros en varios cables y portales de Internet), pero se refiere a lo que pasa con la fauna de ciertos lugares de Canadá y Alaska.

-¿Es razonable el primer ministro Abe cuando, en estas circunstancias, insiste con recuperar el modelo de desarrollo nuclear de Japón?
-Japón ha basado en buena medida su desarrollo energético en plantas como las de Fukushima. Sin ellas no se autoabastece. Hay una gran resistencia a reabrir todas, como pasaba antes de la tragedia. De hecho, tengo entendido que hasta ahora volvió a funcionar una sola, la de Oi, en la región de Kansai, la segunda región más poblada del país.

¿Conoce usted la opinión y actuaciones del gobierno norteamericano sobre lo que estamos hablando?
-A medias, y solo por la prensa internacional.

-Por cierto, ¿conoce usted el número de refugiados nucleares que ha causado hasta el momento la tragedia?
-Distintas fuentes hablan de 52 mil a 160 desplazados.

-El que era Primer Ministro japonés en el momento del terremoto, Naoto Kan, ha explicado cómo cambió su posición sobre la energía nuclear. Un paso de su reflexión: "Mi posición antes del 11 de marzo de 2011 era que mientras nos aseguráramos de que funcionaran en forma segura, las plantas nucleares podían y debían existir. Sin embargo, tras haber vivido el desastre del 11 de marzo, cambié radicalmente de opinión. Los accidentes, como un accidente de avión, pueden ocurrir. Y, a veces, cientos de personas mueren en un accidente, pero ningún otro accidente o desastre podría afectar a 50 millones de personas. Tal vez una guerra, pero no hay un accidente similar que pueda provocar tal tragedia". ¿Qué le parece su comentario?
-Me parece atinada, aunque tardía, típica de un arrepentido que antes acompañó un modelo de desarrollo basado en la energía atómica, sin medir las consecuencias ni invertir lo suficiente.

-¿Quiere añadir algo más?
-No, solo decir que los periodistas deberíamos seguir el tema con preocupación para encontrar explicaciones, aunque sean provisorias, entre tanta maraña desinformativa.

Salvador López Arnal es nieto del cenetista asesinado en mayo de 1939 –delito: “rebelión militar”-: José Arnal Cerezuela.

sábado, 18 de enero de 2014

La advertencia de Fukushima: una lección para el resto del mundo

Democracy Now!


Desde Tokio.- "Escribo estas palabras de la forma más objetiva posible, con la esperanza de que sirvan de advertencia al mundo", escribió el periodista Wilfred Burchett desde Hiroshima. Su artículo titulado "La plaga atómica" fue publicado el 5 de septiembre de 1945 en el periódico London Daily Express. Burchett logró evitar el bloqueo militar estadounidense de Hiroshima y fue el primer periodista occidental que visitó la devastada ciudad. Escribió en aquel entonces: "Hiroshima no se parece a una ciudad bombardeada. Es como si una aplanadora gigante le hubiese pasado por encima y la hubiera aplastado hasta hacerla desaparecer".
Viajemos 66 años en el tiempo, hasta el 11 de marzo de 2011, y situémonos a casi 1.000 km. al norte de Hiroshima, en la ciudad de Fukushima, tras el gran terremoto que sacudió el este de Japón y provocó un tsunami ese día. Como sabemos ahora, el impacto inicial que dejó 19.000 muertos y desaparecidos fue apenas el comienzo. Lo que empezó como un desastre natural se convirtió rápidamente en un desastre provocado por el hombre, después de que, uno tras otro, fallaran los sistemas de la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi. Tres de los seis reactores colapsaron y comenzaron a liberar radiación a la atmósfera y el océano.
Tres años más tarde, Japón aún sufre los efectos del desastre. Más de 340.000 personas se convirtieron en refugiados nucleares, y se vieron obligadas a abandonar sus hogares y su sustento. El realizador cinematográfico Atsushi Funahashi dirigió el documental "Nación nuclear: la historia de los refugiados de Fukushima". En la película, Funahashi sigue a los refugiados de la localidad de Futaba, donde se encuentra la central nuclear Fukushima Daiichi, en el año posterior a la catástrofe. El Gobierno reubicó a las personas que vivían en Futaba en una escuela abandonada cerca de Tokio, donde viven hacinadas, deben compartir áreas comunes, varias familias deben vivir en una misma habitación y reciben alimentos en caja tres veces al día. Le pregunté a Funahashi qué perspectivas de futuro tienen esas 1.400 personas. "No muchas, realmente. Lo único que dice el Gobierno es que durante al menos seis años después del accidente no podrán regresar a su ciudad".
A los refugiados les otorgaron permisos para regresar a sus hogares para recolectar sus efectos personales, pero tan solo durante dos horas. Al igual que Wilfred Burchett, Funahashi tuvo que infringir la prohibición del Gobierno de viajar a las zonas devastadas por el accidente nuclear para poder capturar con su cámara los momentos dolorosos del regreso al hogar de una de las familias de Futaba. Funahashi me contó que la familia le dio uno de los cuatro permisos que tenía para poder viajar: "Intenté negociar con el Gobierno, pero no me dieron permiso para ingresar. Ningún periodista independiente ni documentalista obtuvo permiso para ingresar a la zona, pero yo me llevaba muy bien con esta familia de Futaba. Me dijeron: ’Está bien, tal vez regresemos allí. Nos dieron cuatro permisos y solo utilizaremos dos, entonces, ¿por qué no vamos juntos?" y Funahashi viajó con la familia.
La negativa del Gobierno japonés a otorgarle el permiso a Funahashi refleja otro grave problema que ha surgido desde que ocurrió el terremoto: el secretismo. El Primer Ministro conservador de Japón, Shinzo Abe, promulgó una controvertida ley de secretos de Estado en diciembre del año pasado. En Tokio, el profesor de la Universidad de Sophia Koichi Nakano sostiene acerca de la nueva ley: "Por supuesto, la ley concierne fundamentalmente asuntos de seguridad y medidas antiterroristas. Pero, cuando cambiaron los parámetros, se hizo cada vez más evidente que la interpretación de lo que realmente constituye un secreto de Estado puede ser algo muy arbitrario, que los líderes de los Gobiernos definen con bastante libertad. Por ejemplo, la ley permite la vigilancia, sin su conocimiento, de los movimientos ciudadanos que se oponen a la energía nuclear, además del posible arresto de sus miembros".
Desde que ocurrió el desastre nuclear, ha surgido un fuerte movimiento de base que reclama el desmantelamiento de todas las plantas nucleares de Japón. Quien era Primer Ministro en el momento del terremoto, Naoto Kan, explicó cómo cambió su posición sobre la energía nuclear:
"Mi posición antes del 11 de marzo de 2011 era que mientras nos aseguráramos de que funcionaran en forma segura, las plantas nucleares podían y debían existir. Sin embargo, tras haber vivido el desastre del 11 de marzo, cambié radicalmente de opinión. Los accidentes, como un accidente de avión, pueden ocurrir. Y, a veces, cientos de personas mueren en un accidente, pero ningún otro accidente o desastre podría afectar a 50 millones de personas. Tal vez una guerra, pero no hay un accidente similar que pueda provocar tal tragedia".
El actual Primer Ministro, Shinzo Abe, líder del Gobierno japonés más conservador desde la Segunda Guerra Mundial, quiere reactivar las plantas nucleares de Japón, a pesar de la fuerte oposición pública. En Tokio, las personas se manifiestan a diario frente a la residencia oficial de Abe.
Sentado entre los escombros de Hiroshima en 1945, el periodista independiente Wilfred Burchett escribió: "Uno se queda con una sensación de vacío en el estómago tras ver una devastación de tal magnitud provocada por el hombre". Los dos ataques con bombas atómicas de Estados Unidos contra la población civil de Hiroshima y Nagasaki siguen teniendo graves efectos en la sociedad japonesa hasta el día de hoy. Del mismo modo, el triple desastre del terremoto, el tsunami y el actual desastre nuclear afectará a varias generaciones. La peligrosa trayectoria que va de las armas nucleares a la energía nuclear está siendo cuestionada por un creciente movimiento popular que reclama paz y sustentabilidad. Y es una lección para el resto del mundo.
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Malestar por depósitos de escombros de AGA

Anglogold Ashanti y la empresa de Ibagué Limpia aseguraron que el contrato que hay para la disposición de escombros cumple con todos los requisitos ambientales y que no se está afectando a la comunidades aledañas a la escombrera de Ibagué. Mientras la comunidad espera la intervención de Cortolima, la entidad ambiental informó que se está programando una visita de verificación
En un derecho de petición enviado a la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, la comunidad de la vereda La Murraposa de Ibagué solicitó a la entidad ambiental el cierre definitivo de la escombrera del municipio.
El documento en mención, justifica que la planta, “ha violado las normas establecidas para la cual fue creada, como lo era la recepción de material de escombros de construcción, excavaciones de material y lodos de alcantarillas del municipio”.
Y agrega que, sin embargo, desde diferentes sectores de la misma comunidad, se tiene conocimiento que la escombrera ha venido recibiendo materiales contaminados de la empresa minera Anglogold Ashanti”.
EL NUEVO DÍA consultó con la multinacional y la empresa corroboró que con relación a la disposición de residuos del proyecto La Colosa, “AGA tuvo un contrato con Ibagué Limpia para recolectar, transportar y disponer residuos en la escombrera autorizada de Ibagué Limpia.
“Este contrato se venció en noviembre de 2013 y está renovado para 2014”, menciona el comunicado. De igual forma, la carta indicó que los residuos que se envían a Ibagué Limpia son:
“Tierras provenientes de deslizamientos, escombros de demoliciones y adecuaciones de edificaciones, lodos deshidratados de perforación (roca molida generada en el proceso de perforación)”. Estos materiales, según AGA, han sido caracterizados como no peligrosos.
Por su parte, María del Pilar Giraldo , gerente de Ibagué Limpia, informó que “la disposición de escombros se está llevando conforme al plan de manejo ambiental, las terrazas se están construyendo para la estabilización de taludes”, y agregó que: “Es necesario afirmar que nunca se ha recibido material contaminado, pues se realiza la respectiva inspección a dichos escombros”.
Ping-pong
Pero la disposición de materiales del proyecto La Colosa en la escombrera del municipio, no es lo único que genera malestar en la comunidad de Murraposa.
Adicional a esto, en el derecho de petición se expresa que los compromisos contractuales de la planta y del municipio con la vereda no se han dado.
Estos, según la comunidad eran: El arreglo general de las vías, la construcción de canales para recoger las aguas lluvias y que no perjudicaran el carreteable de la vía veredal.
“Así mismo, la construcción de los canales circundantes a la escombrera para evitar un derrumbe de los taludes que han sido rellenados con basuras”.
Ante estas quejas, Ibagué Limpia respondió que: “no es cierto que la empresa no haya realizado las inversiones en el arreglo de las vías, esto se hace, además, constantemente y se humedecen los tramos afectados.
“Respecto a la afirmación de la no construcción de canales para recoger las aguas lluvias, no concuerda con la realidad, pues se han hecho los respectivos canales para conducción de dichas aguas”, dijo la empresa.
Finalmente es necesario manifestar que la Empresa está realizando la prestación del servicio especial de recolección y disposición final de escombros y que en la ciudad de Ibagué es la única escombrera publica y que de no existir dicho servicio, se estaría incurriendo en fallas ambientales, pues los constructores depositarían escombros en lugares no permitidos”, puntualizó María del Pilar Giraldo, gerente de Ibagué Limpia.
En Murraposa también exigen a Cortolima rechazar la ampliación de la escombrera, ya que en el sitio hay una cuenca hidrográfica y unos nacederos de agua, además de una reserva de flora y fauna.
Los escombros
El artículo 1 del decreto 1713 de 2002 define el escombro de la siguiente manera: informó Ibagué Limpia.


“Escombros. Es todo residuo sólido sobrante de las actividades de construcción, reparación o demolición, de las obras civiles o de otras actividades conexas, complementarias o análogas.”


De conformidad con lo establecido en el artículo 44 del Decreto 1713 de 2002, es responsabilidad de los productores de escombros su recolección, transporte y disposición en las escombreras autorizadas.


Adicional a lo anterior, la misma norma indica que la persona prestadora de aseo podrá ofrecer este servicio de conformidad con los términos de la Resolución No. 541 de 1994 del anterior Ministerio del Medio Ambiente.


En este orden de ideas la recolección de los escombros es responsabilidad de quien los produce. Solo sería responsabilidad de la empresa que presta a efectuar su recolección, si previamente entre el productor y la empresa se hubiere celebrado un contrato especial con dicha finalidad. Asimismo, el ámbito de acción de la empresa es a nivel nacional y no se rige por ninguna circunscripción regional. 
Publicada por
NATALIA RAMÍREZ BRÍÑEZ


Ibaguè El Nuevo Dìa I 18 2014.