miércoles, 31 de marzo de 2010

Sentencia favorable de la Corte Constitucional y medidas cautelares de la CIDH

Guadalupe Rodríguez

Rebelión
IV 30 2010

Recientemente, los indígenas Embera Katío que viven en el Chocó colombiano, en el Resguardo Uradá Jiguamiandó fueron bombardeados por el ejército colombiano. Ahora, la Corte Constitucional falló en una esperanzadora sentencia a favor de los Emberas de los resguardos Uradá -Jiguamiandó y Murindo, y las zonas humanitarias de las comunidades afrodescendientes del Jiguamiandó. La sentencia reconoce la especial significación cultural, material y espiritual del territorio indígena y ordena detener la concesión, realizar estudios de impacto ambiental y consultar con las comunidades. También la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó medidas cautelares para los Embera afectados.




La sentencia de la Corte Constitucional ampara los derechos fundamentales de las comunidades afectadas e invocados por las propias comunidades que presentaron la denuncia. Estas alegaban que el territorio habitado por comunidades indígenas y afrocolombianas y rico en biodiversidad única resulta amenazado por el proyecto minero. La economía tradicional base de la supervivencia, los cultivos, los animales y la salud de las personas se ven impactadas por el proyecto. Además, se señalaba el hecho de que las comunidades no han sido consultadas debidamente por el Ministerio del Interior y por la empresa minera interesada, y que por el contrario, un proceso de Consulta previa ilegítimo fue escenificado, por personas sin autoridad para otorgar su consentimiento para este tipo de proyectos que fueron presionadas por la empresa.



Ahora, la Corte Constitucional dispone que se suspendan las licencias de exploración y explotación minera en el proyecto Mandé Norte en los departamentos de Antioquía y Chocó de exploración y explotación de oro, molibdeno, cobre y otros minerales, hasta que no finalicen los estudios de impacto ambiental y se realice la consulta previa de manera adecuada. El Ministerio de Defensa deberá analizar por qué la presencia militar hace sentir inseguros a los indígenas. La Defensoría del Pueblo deberá apoyar, acompañar y vigilar el pleno cumplimiento del fallo.



Sólo se efectuó la consulta con algunas dirigencias indígenas y afrodescendientes interesadas, y no siempre a través de representantes válidamente acreditados

La sentencia de la Corte Constitucional otorga enorme importancia a la consulta previa de las comunidades indígenas, señalando repetidamente que esta tiene carácter fudamental y está contemplada en la Constitución colombiana. Esto es así, porque este tipo de proyectos implica según el Relator de las Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas “cambios sociales y económicos profundos imprevisibles, imposibles de anticipar, y que comprenden la pérdida de territorios y tierra tradicional, el desalojo, la migración y el posible reasentamiento, agotamiento de recursos necesarios para la subsistencia física y cultural, la destrucción y contaminación del ambiente tradicional, la desorganización social y comunitaria, los negativos impactos sanitarios y nutricionales de larga duración y, en algunos casos, abuso y violencia” (1).



“El Ministerio del Interior y de Justicia debió adelantar el proceso de consulta previa con todos los grupos que van a ser afectados con el proyecto minero, dándo amplias facilidades para que conozcan integralmente el proyecto y que todos pudiesen participar, debidamente ilustrados, lo cual en este caso no se dió”, así la sentencia (2).



No hay por el momento un estudio válido de impacto ambiental

Sobre los Estudios de Impacto Ambiental que corresponde elaborar al Ministerio del Ambiente, la Corte Constitucional concluye que estos no se han efectuado “sobre todos los territorios afectados, y que lo realizado aún requiere revisión y ajuste, razón por la cual la ejecución del proyecto minero debe postergarse y aún cancelarse, si eso es lo que se deriva de las evaluaciones ambientales serias y objetivas que tiene que realizar, en protección de la naturaleza”. Por ello, se dispone que deberán realizarse estudios científicos integrales y de fondo sobre el impacto ambiental que el desarrollo minero pueda producir, difundiendo ampliamente los resultados entre las comunidades indígenas y afrodescendientes afectadas, evitando que se emitan licencias ambientales para la ejecución de proyectos de exploración y explotación que afecten la biodiversidad.



Desmilitarización urgente del territorio indígena

La militarización de su territorio es en este momento una de las máximas preocupaciones de los indigenas Embera, que se sienten amenazados en su integridad. Sostienen, que la presencia militar en la zona estaría relacionada con la reanudación de la explotación minera. Salva la Selva apoyó a las comunidades con una acción de presión dirigida a las autoridades colombianas, que aún se encuentra online (3). Pero desde el domingo 28 de diciembre de 2008 hasta el día de hoy persisten operaciones militares en el territorio. De manera ilegal e inconsulta han ingresado al territorio indígena manifestando a la población que están allí para brindar protección en el marco de la exploración que realiza la empresa Muriel Mining. Sin embargo, esta “protección” resultó ser un ataque, cuando el 30 de enero de 2010 las fuerzas militares bombardearon la comunidad, con resultado de muerte de un bebé recién nacido y varios heridos de la misma familia. La Corte Constitucional dispone en la sentencia que el Ministerio de Defensa Nacional, debe analizar “las razones por las cuales las comunidades aborígenes de la región, no perciben el ingreso de la Fuerza Pública en sus territorios como garantía de seguridad”, en clara alusión a la militarización.



Según la Agencia France Press, el gerente de la Empresa en Colombia se declaró “sorprendido” de la noticia y advirtió que se "retrasa el proyecto en uno o dos años"^ (4). De acuerdo a la Muriel Mining, han sido otra u otras empresas multinacionales, como la Glencore (5), las que han desarrollado operaciones aéreas con apoyo de las fuerzas militares en la región. Por estas informaciones las comunidades continúan solicitando un acompañamiento internacional exhaustivo, que les apoye en todo momento en la verificación de los acontecimientos que se vayan presentando.



Por otra parte, la Comisión Interamericana otorgó el 25 de febrero de 2010 medidas cautelares a favor de 87 familias de la Comunidad Alto Guayabal-Coredocito, y solicitó al Estado de Colombia que adopte las medidas necesarias a fin de proteger la vida e integridad personal de las 87 familias de la Comunidad Alto Guayabal-Coredocito; que concierte las medidas a adoptarse con los beneficiarios y sus representantes; y que informe sobre las acciones de investigación adoptadas respecto del ametrallamiento y bombardeo sufrido por la comunidad, hechos que dieron lugar a la adopción de medidas cautelares (6).

Guadalupe Rodríguez es miembro de la organización Salva la Selva (guadalupe@regenwald.org)

NOTAS:

(1) “ONU, Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y libertades fundamentales de los pueblos indígenas, supra nota 97, p. 2.”

(2) Toda persona puede enviar una carta de apoyo. Encuentra un modelo en: _http://www.salvalaselva.org/protestaktion.php?id=528_

(3) Los cuestionados documentos que la empresa minera presenta para justificar una supuesta consulta se encuentran en la página web de la empresa minera: _http://www.lamuriel.com/docs.php?id_p=1&id_c=2 _

(4) Fallo judicial paraliza proyecto de minera estadounidense en Colombia, en: _

http://www.lamuriel.com/archivos/1/9/LMMC%20no%20es%20responsable%20por%20sobrevuelo%20de%20helicopteros%202.pdf_

(5) _http://noticias.latam.msn.com/xl/latinoamerica/articulo_afp.aspx?cp-documentid=23727350_

(6) http://www.cidh.oas.org/medidas/2010.sp.htm

Para contexto de este artículo, ver: Comunidades indígenas Embera defienden su vida de proyecto minero

martes, 30 de marzo de 2010

Arenas bituminosas

DIARIO TOLIMENSE EL NUEVO DÍA
MARTES 30 DE MARZO DE 2010

El desarrollo de las vastas y no convencionales arenas bituminosas en Alberta, Canadá, constituye uno de los últimos esfuerzos destinados a encontrar una fuente de energía fósil capaz de mantener y expandir el crecimiento económico capitalista, en un momento en el que las reservas convencionales de petróleo –la fuente de energía que impulsó la era industrial del siglo XX- están llegando a un punto límite y entrando en un irreversible período de declinación. A pesar de las enormes inversiones hechas en nueva tecnología para el descubrimiento y la recuperación, la producción convencional de petróleo ha estado cayendo progresivamente en la última década en los países no-OPEP, y peor aún, los grandes productores de la OPEP han sido incapaces en los últimos años de aumentar significativamente su propia producción. El cambio hacia alternativas no-convencionales como la de las arenas bituminosas de Alberta, trae consigo grandes problemas como un incremento dramático de las emisiones de gases de efecto invernadero, el envenenamiento del agua y la destrucción del suelo.


El descubrimiento y aprovechamiento de la energía proveniente de combustibles fósiles permitió al capitalismo ir más allá de las limitaciones de las "energías bióticas" dependientes de la circulación de energía solar. Este cambio hizo posible el desarrollo de la globalización capitalista al unificar las economías nacionales y al permitir la proyección del poder económico y militar a escala global.

La razón por la cual las arenas bituminosas y otras fuentes no convencionales de petróleo están siendo desarrolladas hoy en día es que nos encontramos en un punto de inflexión en el régimen de energía de combustibles fósiles del capitalismo. Con la depredación de las reservas convencionales a lo largo del siglo XX, las arenas bituminosas de Alberta y Venezuela constituyen las reservas más significativas de energía en el planeta. Pueden ser turbias, sucias, tóxicas, y disruptivas con la vida humana y el medio natural, pero al capitalismo sólo se interesa por la generación de ganancias y por mantener el sistema económico funcionando. El capitalismo, con el propósito de mantener su crecimiento debe generar una transición hacia un nuevo régimen de energía que reemplace los combustibles fósiles. Pero no sólo necesita un nuevo régimen de energía, sino que necesita uno con un retorno de energía mayor que la invertida.

Esta fuente de energía no-carbónica debe ser barata, no contaminante, debe evitar contribuir al cambio climático, y ser capaz de integrarse con la infraestructura de distribución existente. Si el capitalismo no desarrolla tal fuente alternativa de energía a tiempo, podemos esperar una aceleración en el cambio climático en la medida en que se incremente el uso de petróleo de arenas bituminosas, el carbón y la biomasa en reemplazo de las declinantes reservas de petróleo y gas natural. Al mismo tiempo, la competencia internacional por las restantes reservas de petróleo se verá acelerada, y el dramático aumento del costo de vida seguramente lleve a una intensificación de la lucha de clases a nivel local, nacional e internacional. tomkeefer@gmail.com

Arenas bituminosas

Las arenas bituminosas (o "de alquitrán" o "de petróleo") se encuentran constituidas por una combinación de arcilla, arena, agua y bitumen. A diferencia de los pozos convencionales de petróleo, que son explotados a partir del bombeo de los pozos, las arenas bituminosas se extraen con técnicas de minería superficial o reduciendo su viscosidad a partir de vapor o solventes. Luego deben ser procesadas por refinerías especiales para obtener productos derivados del petróleo.

Tom Keefer

Ahora a declarar la guerra a las extracciones...

Diario Tolimense El Nuevo Día

MARTES 30 DE MARZO DE 2010

En cuanto más subdesarrollados más ambiciones económicas despertamos al capital mercenario... especialmente en cuanto a recursos como el agua, mineros y atmosféricos. El Tolima muy frecuentemente enfrenta intentos de violación ambiental: el cobre de Payandé, el oro de Ataco, el cemento, y otra vez el oro con cianuro en Cajamarca... ya se escuchan las alertas de monocultivos: la palma de aceite, la caña de azúcar, el maíz, las tecas, y las fuentes de agua, como los nevados y páramos que ya están en el mercado clandestino de las bolsas.


Estamos en guerra

La crisis de los combustibles nos empuja cada vez más como posibles servidores de cultivos de maíz, yuca, palma... lo cual demuestra que el desarrollo económico industrial no tiene interés en bajar la presión sobre el medio ambiente a pesar de la claridad de los indicadores climáticos, del descongelamiento, del avance de los desiertos, de las extinciones, del hambre, la muerte de niños, el aumento de las temperaturas y de la escasez de agua potable...

Es por ello que la obsesión del desarrollo económico acelerado tendrá modalidades clandestinas y especializadas, sobornos, invasiones, imposiciones presidenciales, y todo aquello que se les ocurra, para extraer lo que les dé la gana y legalizar después.

Ello nos obliga a declaraciones de guerra territorial que incluyan a los proyectos específicos como La Colosa y territorios de importancia ecológica local, que no resisten agresiones ambientales. Ahora la vaina vuelve a ser el de territorio, especialmente cuando la ciencia está al servicio de la destrucción, en contra de las gentes y con un profundo desprecio por la vida.

La reversa ambiental

La ideología de la sociedad industrial, basada en el crecimiento económico, niveles de vida cada vez más altos y la fe en que la tecnología lo arreglara todo, es insostenible. Y para cambiarlo tenemos que trabajar hacia el objetivo de una sociedad humana en la cual la población, el uso de recursos, el procesamiento de residuos y el medioambiente muestren un saneado balance. "En cierto modo, afirma Lovelock, el mundo humano está repitiendo la tragedia del avance de Napoleón sobre Moscú en 1812. Los británicos por otro lado, recuerdan con orgullo la retirada de su Ejército de Dunkerque, en 1940, y no lo ven como una derrota ignominiosa. Ciertamente no fue una victoria, pero fue una retirada exitosa y sostenible. Ha llegado la hora de planear una retirada de la insostenible posición que hoy hemos alcanzado a través del uso inapropiado de la tecnología; es mucho mejor retirarnos ahora, mientras todavía disponemos de energía y tiempo. Como Napoleón en Moscú, tenemos demasiadas bocas que alimentar y nuestros recursos disminuyen día tras día mientras postergamos la decisión. La retirada de Dunkerque no fue sólo resultado de una adecuada planificación estratégica desde el alto mando: contribuyó a ella una sorprendente manifestación de espontáneo altruismo por parte de un gran número de civiles que arriesgaron sus vidas en sus pequeños barcos para cruzar el canal y rescatar a su Ejército. Es preciso que todo el mundo perciba el peligro como real e inmediato, de modo que la gente se movilice espontáneamente y no escatime esfuerzos en la retirada ordenada y sostenible hacia un mundo en que se pueda intentar vivir en armonía con Gaia".

El objetivo es sobrevivir

Es que la humanidad ha desperdiciado su inteligencia haciendo guerras inútiles... y pretendiendo arreglar sus diferencias mediante enfrentamientos violentos entre el capital internacional y los pueblos nativos. El objetivo urgente de la humanidad, todos unidos, es salvar la vida del planeta... ya nos queda muy poco tiempo: pero la maldición climática, predice que el despelote se desencadenará en unos 15 años y que morirá mucha gente... Lovelock está convencido que solamente sobrevivirán unos 500 millones, que se refugiarán en los polos, o en territorios muy lejos de donde vivimos... pero se trata de sobrevivir.

Gonzalo Palomino Ortiz

Observatorio Ambiental de la U.T.

viernes, 26 de marzo de 2010

ANTICAPITALISMO Y JUSTICIA CLIMÁTICA

Esther Vivas

16º Congreso Mundial de la 4a Internacional



El cambio climático es, a día de hoy, una realidad innegable. El eco político, social y mediático de la cumbre de Copenhague, en diciembre 2009, fue buena prueba de ello. Una cumbre que mostró la incapacidad del propio sistema capitalista de dar una respuesta creíble a una crisis que él mismo ha creado.

El capitalismo verde se apunta a la carrera del cambio climático, aportando una serie de soluciones tecnológicas (energía nuclear, captación de carbono de la atmósfera para su almacenamiento, agrocombustibles, etc.) que generarán mayores impactos sociales y medioambientales. Se trata de soluciones falsas al cambio climático que intentan esconder las causas estructurales que nos han conducido a la situación actual de crisis y que buscan hacer negocio con la misma, a la vez que plantean la contradicción entre el cálculo cortoplacista del capital y los ritmos largos del equilibrio ecológico.



En este contexto, es urgente un movimiento capaz de desafiar el discurso dominante del capitalismo verde, señalar el impacto y la responsabilidad del actual modelo de producción, distribución y consumo capitalista y vincular la amenaza climática global con los problemas sociales cotidianos. Copenhague ha sido hasta ahora la mayor expresión del movimiento por la justicia climática, coincidiendo justamente con el décimo aniversario de las movilizaciones contra la OMC en Seattle. Una protesta que, bajo el lema “Cambiemos el sistema, no el clima”, expresa esta relación difusa entre justicia social y climática, entre crisis social y crisis ecológica. Pero el éxito de las protestas en Copenhague contrasta con la debilidad de las manifestaciones a nivel mundial, con algunas excepciones como Londres.



La actual crisis plantea la necesidad urgente de cambiar el mundo de base y hacerlo desde una perspectiva anticapitalista y ecosocialista radical. Anticapitalismo y justicia climática son dos combates que tienen que ir estrechamente unidos. Cualquier perspectiva de ruptura con el actual modelo económico que no tenga en cuenta la centralidad de la crisis ecológica está abocada al fracaso y cualquier perspectiva ecologista sin una orientación anticapitalista, de ruptura con el sistema actual, se quedará en la superficie del problema y al final puede acabar siendo un instrumento al servicio de las políticas de marketing verde.



Frenar el cambio climático implica modificar el actual modelo de producción, distribución y consumo. Los retoques superficiales y cosméticos no valen. Las soluciones a la crisis ecológica pasan por tocar los cimientos del actual sistema capitalista. Si queremos que el clima no cambie, es necesario cambiar el sistema. De ahí, la necesidad de tener una verdadera perspectiva ecosocialista, o ecocomunista como señalaba Daniel Bensaïd en uno de sus últimos artículos.



Asimismo, se deben de combatir las tesis del neo-malthusianismo verde que culpabilizan a los países del Sur por sus altas tasas de población y que buscan controlar el cuerpo de las mujeres, socavando el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Luchar contra el cambio climático implica enfrentar la pobreza: a mayor desigualdad social, más vulnerabilidad climática. Es necesario reconvertir sectores productivos con graves impactos sociales y ambientales (industria militar, automovilística, extractivas, etc.), creando empleo en sectores sociales y ecológicamente justos como la agricultura ecológica, servicios públicos (sanitarios, educativos, transporte), entre otros.



Acabar con el cambio climático implica apostar por el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria. El modelo agroindustrial actual (deslocalizado, intensivo, kilométrico, petrodependiente) es uno de los máximos generadores de gases de efecto invernadero. Apostar por una agricultura ecológica, local campesina y por unos circuitos cortos de comercialización permiten, como dice La Vía Campesina, enfriar el planeta. Asimismo, hay que integrar las demandas de los pueblos originarios, el control de sus tierras y bienes naturales, y su cosmovisión y respeto a la “pachamama”, la “madre tierra”, y la defensa del “buen vivir”. Valorizar estas aportaciones que plantean un nuevo tipo de relación entre humanidad y naturaleza es clave para enfrentar el cambio climático y la mercantilización de la vida y del planeta.



Desde una perspectiva Norte-Sur, justicia climática implica la anulación incondicional de la deuda externa de los países del Sur, una deuda ilegal e ilegítima, y reivindicar el reconocimiento de una deuda social, histórica y ecológica del Norte respecto al Sur resultado de siglos de expolio y explotación. En casos de catástrofe, es necesario promover mecanismos de “auxilio popular”. Hemos visto como el cambio climático aumenta la vulnerabilidad de los sectores populares especialmente en los países del Sur. Los terremotos en Haití y en Chile son dos de los casos más recientes. Frente a estas amenazas son necesarias redes de solidaridad internacional de movimientos sociales de base que permitan una canalización de la ayuda inmediata y efectiva a las poblaciones locales. La iniciativa no puede quedar en manos de un “humanitarismo” internacional vacío de contenido político.



La lucha contra el cambio climático pasa por combatir el actual modelo de producción industrial, deslocalizado, “just on time”, masivo, dependiente de los recursos fósiles, etc. Las burocracias sindicales hacen seguidismo y legitiman las políticas del “capitalismo verde” con la farsa de que las “tecnologías verdes” crean empleo y generan mayor prosperidad. Es necesario desmontar este mito. La izquierda sindical debe poner en cuestión el actual modelo de crecimiento sin límites, apostando por otro modelo de “desarrollo” acorde con los recursos finitos del planeta. Las reivindicaciones ecologistas y contra el cambio climático tienen que ser un eje central del sindicalismo combativo. Los sindicalistas no pueden ver a los ecologistas como a sus enemigos y viceversa. Todas y todos sufrimos las consecuencias del cambio climático y es necesario que actuemos colectivamente.



Es falso pensar que podemos combatir el cambio climático sólo a partir del cambio de actitudes individuales, y más cuando la mitad de la población mundial vive en el “subconsumo crónico”, y también es falso pensar que podemos luchar contra el cambio climático sólo con respuestas tecnológicas y científicas. Son necesarios cambios estructurales en los modelos de producción de bienes, de energía, etc. En esta dirección, las iniciativas que desde lo local plantean alternativas prácticas al modelo dominante de consumo, producción, energético... tienen un carácter demostrativo y de concienciación que es fundamental apoyar.



Por su naturaleza, hablar de cómo enfrentar el cambio climático implica discutir de estrategia, de auto-organización, de planificación y de las tareas que aquellas y aquellos que nos consideramos anticapitalistas tenemos por delante.





*Síntesis de la intervención de Esther Vivas en el 16º Congreso Mundial de la 4a Internacional en Newport, Bélgica, marzo 2010.

**esthervivas.wordpress.com

El Presidente Uribe y La Colosa

Por: JAIRO ARIAS


Fue el Presidente Uribe el primero en anunciar al país el descubrimiento por parte de una multinacional de la séptima mina de oro más grande del mundo ubicada en Cajamarca Tolima.



De ahí en adelante lo que ha ocurrido ha sido una flagrante violación de la multinacional a la Constitución política y a la normatividad ambiental. Haber iniciado actividades de exploración sin el cumplimiento de los requisitos exigidos, da cuenta de la existencia de un Estado débil y permisivo con poca conciencia de lo que significa la defensa de lo público.



La decisión es clara. Convertir a Colombia en un país minero, aunque se ponga en peligro la seguridad alimentaria y el derecho de los colombianos a gozar de un ambiente sano. Las tres cordilleras están amenazadas. Ya hay otorgados 391 títulos mineros en parques nacionales naturales. Con el cuentico de que se autorice sólo la exploración y, como dijo un representante gremial tolimense lo único que Anglo oro Ashanti necesita “es medio litro de agua para mover un taladro”, van a abrir las compuertas para la destrucción de parques nacionales, reservas forestales, montañas de bosques vírgenes, nacimientos de agua, manantiales y acuíferos.



No obstante el Presidente haber reconocido en Ibagué que en las zonas de Antioquia donde se explotó oro en el pasado no queda más que miseria y olvido, hizo un elogio a la megaminería como si esta no fuera más depredadora que aquella que destruyó zonas enteras de su departamento. Por eso sorprendió cuando en un consejo de ministros dio orden a la viceministra del medio ambiente para que se le suspendieran las competencias que por ley tiene Cortolima sobre La Colosa. Por eso sorprendió antes del consejo comunitario de Ibagué la “visita” de la Procuraduría a las oficinas de Cortolima y un día después la “visita” de funcionarios del Ministerio a la Corporación, para revisar el expediente sobre la mina.



¡Qué manera tan particular de gobernar! El que habla de proteger los intereses superiores de la patria, empeñado hasta el último instante de su gobierno en defender a multinacionales que vienen a destruir el país.



Por eso en lo regional no tenemos otra alternativa distinta que defender a Cortolima porque su posición se ajusta a la Ley y a la defensa de nuestro patrimonio ambiental. Lo que ha hecho Carmen Sofía Bonilla merece un reconocimiento público. De su entereza y de su carácter debemos aprender los tolimenses. No es propiamente doblegando la cerviz como se construye el futuro.



Ibagué, marzo 26 de 2010

Cajamarca, biodiversidad o miseria

Por Jairo Arias Barragán.

Hace quince años en Cajamarca Perú imperaba el minifundio. Los campesinos eran dueños entre tres y diez hectáreas de tierra. Había una vocación agropecuaria arraigada. La gente llevaba una vida tranquila. El agua corría por las vertientes. Hasta que un día llegó la Minera Yanacocha con su explotación de oro a cielo abierto y a fuerza de cianuro y mercurio cambió para siempre la vida de esa región andina.




Quince años después, Cajamarca es la segunda región más pobre del Perú. A pesar de que la minera dice haber extraido 29 millones de onzas de oro. ¿Para quién ha sido esa riqueza? Pues para la minera. El pueblo cajamarquino se quedó en promedio con un cuarto de hectárea de tierra por familia y hoy vive en la miseria. Muchos llevan mercurio en la sangre. Hoy no es dueño del agua y su cordillera parece un paisaje lunar. Tenemos fotografías y videos.



Aquí se quiebra el discurso de los amigos de La Colosa. Los que dicen que traerá desarrollo, los que secundan a Anglo Gold Ashanti como el nuevo mecenas regional y quien seguramente dentro de poco comprará también nuestra bandera. La posible explotación de la minería con cianuro a cielo abierto traerá crecimiento, generará unos empleos, arrendará unas casas en Cajamarca, contratará el servicio de restaurantes y unos transportes, pero detrás arrastrará la miseria. Jamás se consolidará una noción de desarrollo que respete el derecho que tenemos de vivir en un ambiente sano e iremos en contravía de lo que está soñando Colombia al 2025. Justamente preservar la biodiversidad. Esta es nuestra mayor riqueza y no la podemos perder. Cuando el país está pensando en biotecnología, en biocomercio y en servicios ambientales como “los cimientos de nuestro futuro”, por Dios, qué estamos haciendo nosotros. Arrodillándonos ante la minera y doblegando nuestra dignidad como pueblo.



Cajamarca tiene concesionado el 47% de su territorio para minería y en Ibagué y el cañón del Combeima se han otorgado 15 títulos mineros. Esto significa que la llanura del Espinal y la meseta de Ibagué se quedarán sin agua. Agreguémosle a esto el cambio climático. Por eso es válido el esfuerzo del ex ministro Roberto Mejía Caicedo quien desde hace varios años trabaja para que los agricultores adopten buenas prácticas silvopastoriles. Como se lo dijo a un amigo “que la meseta produzca quince mil kilos de carne al día para el mercado de Bogotá”. El desarrollo lo podemos hacer sin minería.

Ibagué, 26 de febrero de 2010

Comentario: ¿Qué pensará el doctor Roberto Mejía Caicedo, de sus socios de la ADT, encabezados por la Dra. Marcela Meñaca, apoyando el engendro de La Colosa?

lunes, 22 de marzo de 2010

Argentina: un freno a los agroquímicos

Darío Aranda
Sin Permiso
21/03/10


La Justicia de Santa Fe dejó firme la prohibición de utilizar glifosato, el pilar fundamental de la producción sojera, en cercanías de zonas urbanas. El fallo marca jurisprudencia, invierte el cargo de la prueba y exige nuevos estudios a la provincia.

La Justicia de Santa Fe dictó un fallo inédito, con posibles impactos en el modelo agropecuario de la Argentina, al dejar firme una sentencia que prohíbe las fumigaciones con glifosato en cercanías de zonas urbanas de la ciudad de San Jorge, en el oeste provincial. La medida fue decidida por la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial (Sala II) de Santa Fe, que dio otro paso inédito: ordenó que el gobierno de Santa Fe y la Universidad Nacional del Litoral (UNL) demuestren, en el lapso de seis meses, que los agroquímicos no son perjudiciales para la salud. De esta manera, por primera vez, se invirtió la carga de la prueba: era una regla que los vecinos y campesinos intoxicados tenían que demostrar las afecciones en la salud, pero ahora serán los impulsores del modelo de agronegocios quienes tendrán que demostrar la inocuidad de los químicos. Los jueces también marcaron jurisprudencia al invocar el principio precautorio: ante la posibilidad de perjuicio ambiental irremediable, es necesario tomar medidas protectoras. Los iniciadores de la causa, vecinos que sufrieron trastornos en la salud por las fumigaciones, ya solicitaron que la medida se extienda a toda la provincia. El glifosato es pilar fundamental del monocultivo de soja.

San Jorge es una ciudad de 25 mil habitantes, ubicada a 144 kilómetros de la capital provincial. Es una zona sojera por excelencia. Durante los últimos quince años creció al abrigo del monocultivo, la zona urbana se extendió y también los campos sembrados. El barrio Urquiza está en el margen del pueblo, es humilde, con viviendas aún sin terminar y fue durante una década lindero a campos de soja. Desde la casa de Viviana Peralta se ve el campo, y también los aviones fumigadores. Ella fue una de las impulsoras de la denuncia inicial, luego de que su hija Ailén, de sólo dos años, sufriera ahogos, intoxicación y un desmayo después de una fumigación.

En marzo de 2009, el juez Tristán Martínez –del Juzgado Civil, Comercial y Laboral Nº 11– hizo lugar a un amparo y ordenó la suspensión inmediata de las fumigaciones en adyacencias de la zona urbana de la ciudad, hasta que el Concejo Deliberante y el municipio se hicieran eco de la ley 11.273 (sancionada en 1995) y determinaran qué zonas pueden ser rociadas con agroquímicos.
Los productores, la Municipalidad y el gobierno provincial, mediante el Ministerio de Producción, apelaron la medida. Los tres jueces de la Cámara en lo Civil y Comercial de Santa Fe (Armando Drago, Enrique Müller y María Cristina de Césaris de Dos Santos Freire) confirmaron el fallo de primera instancia: prohibición total de fumigar con agroquímicos a menos de 800 metros de viviendas familiares (si el método utilizado es terrestre) y a 1500 metros (si la aspersión es mediante avionetas).

El inédito fallo, unánime, fue dictado en diciembre pasado, pero recién se conoció ahora. “Lo llamado a decidir (la prohibición) se desarrolla en un contexto difícil en donde juegan controversias científicas, intereses económicos, presiones y contrapresiones de orden político y empresario, riesgos reconocidos socialmente (...) que tienen la propiedad de transformar lo apolítico en político, desinformación interesada, descoordinación en la gestión pública, insolidaridad con los posibles afectados”, advierte la Justicia.

En los centenares de denuncias por contaminación e intoxicación, los afectados chocan en la Justicia con un pedido de difícil cumplimiento: son los mismos perjudicados (indígenas, campesinos y humildes habitantes periurbanos) quienes deben probar científicamente que los agroquímicos son perjudiciales.

La apelación del gobierno de Santa Fe se dirigió a ese punto débil. La provincia argumentó que la denuncia original (la acción de amparo) era inadecuada porque, antes de cualquier prohibición, se debía dar un debate amplio con demostraciones científicas que certifiquen los perjuicios sobre la salud y el ambiente. Pero la Justicia rechazó ese camino. “Me permito señalar enfáticamente que la cuestión no requiere de mayor amplitud en cuanto a ‘debate y prueba’. Se discute sobre actos que atentan contra el medio ambiente, repercutiendo de manera directa en la salud de los vecinos de la ciudad de San Jorge, lo que importa que existe un factor de urgencia que (debe) ser atendido”, sentenció la Cámara de Apelaciones.

Y, por primera vez en casos de agroquímicos, invirtió la carga de la prueba. No solicitó a las familias afectadas que probaran los males de los agroquímicos. Ordenó que el gobierno provincial, mediante el Ministerio de Producción, realice estudios junto a la Universidad Nacional del Litoral (UNL). En el término de seis meses deberá probar que los agroquímicos no afectan la salud y el ambiente. El juez de primera instancia Tristán Martínez recibió nuevamente la causa recién la semana pasada. Lo antes posible debe notificar a la provincia y la UNL. Cuando se cumpla el plazo de seis meses, el juez Martínez deberá decidir –estudio en mano– si revierte la medida, la mantiene o la profundiza.

El otro aspecto inédito del fallo es el uso del principio precautorio en lo que respecta a agroquímicos. La Ley Nacional del Ambiente define al principio precautorio en su artículo cuatro: “Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la ausencia de información o certeza científicas no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la degradación del medio ambiente”. La Cámara de Apelaciones de Santa Fe lo utiliza como una de las bases de su fallo, enumera siete casos en los que fue implementado, destaca que se justifica su utilización cuando haya “falta de certidumbre científica y amenazada de daño al ambiente o la salud humana”, y toma como antecedente lo actuado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, máximo tribunal del país, en el freno a los desmontes en Salta (diciembre de 2008).

La Justicia de Santa Fe afirmó que la limitación en el uso del glifosato para la ciudad de San Jorge se fundamenta en “la incertidumbre científica acerca de los riesgos ambientales, la incidencia de la alteración seria del medio ambiente y la irreversibilidad que pueden provocar tales daños”, y explica que su medida se entiende en razón de “evitar un daño futuro, pero relativamente cierto y mensurable”. El fallo también se mete de lleno en la práctica común judicial: llama a fiscales y jueces que “repiensen que los avances tecnológicos no son poderes que se legitiman a sí mismos”.
En la sentencia, los tres jueces advierten que intervienen intereses sectoriales que no buscan identificar los riesgos reales sino defender sus propios roles en la cadena de agronegocios. Señala que los fumigadores sostienen que las contaminaciones se deben al mal uso (un argumento recurrente de las cámaras empresarias), advierte que las compañías productoras de agroquímicos “sostienen la atoxicidad con estudios encargadas por ellas mismas”, el Estado “pregona su preocupación por el medio ambiente, pero olvida que la mejor manera de comprometerse en el tema es efectuando los debidos controles” y evidencia la falta de solidaridad de los chacareros: “Sostienen que si los productos que aplican se encuentran autorizados, nadie puede endilgar acción antijurídica alguna, por lo que no puede impedírseles trabajar y producir”.

“Lo que se muestra claro es que las posiciones divergentes antes de disiparnos las dudas de utilización de los agroquímicos, sobre todo en zonas urbanas, las acrecientan porque todos conocen los potenciales riesgos de su utilización (...), la preeminencia no la tienen los intereses sectoriales de nadie sino que, por el contrario, la preeminencia está del lado de la salud pública y del medio ambiente”, sentenció la Justicia de Santa Fe y afirmó: “Frente a la existencia de la duda relevante, la aplicación del principio precautorio deviene ineludible, porque la sola existencia de los niños afectados (...) así lo determinan”.

El Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat), organización impulsora de la denuncia inicial, ya anunció que solicitará que la limitación del uso de glifosato se amplíe a toda la provincia. “La Justicia protegió a los habitantes de San Jorge hasta que se demuestre la supuesta inocuidad. Pedimos que se proteja al resto de los santafesinos. Si eso no sucede, habrá ciudadanos de primera, protegidos del uso de agroquímicos, y el resto de la provincia estará expuesto a químicos que están sospechados de afectar la salud y el ambiente.”

El Cepronat, que integra la campaña nacional “Paren de fumigar” –donde confluyen decenas de organizaciones sociales y pueblos fumigados–, instó a que el gobernador Hermes Binner escuchara el fallo judicial y extendiera la limitación para las fumigaciones. “Ante todo, el gobernador es médico, entiende que la salud debe anteceder a las actividades productivas”, afirmó Carlos Manessi, del Cepronat.

Este diario intentó dialogar con el gobernador, pero su vocero explicó que no hablará del tema y derivó las preguntas al Ministerio de Producción. Desde la cartera informaron que los funcionarios no harán declaraciones públicas hasta tanto no sean notificados por la Justicia.
Binner se graduó en Medicina en 1970, en la Universidad de Rosario. Entre otras especializaciones, según su curriculum vitae, focalizó su profesión en “salud pública”, que es un concepto social y político que (según la misma definición médica) está destinado a “mejorar la salud y mejorar la calidad de vida de las poblaciones mediante la promoción de salud, la prevención de enfermedades y la armonía con el ambiente”.

Darío Aranda es un científico argentino que escribe sobre asuntos de ecología social y política.

http://darioaranda.wordpress.com/, 15 marzo 2010


Avatar: la precuela: ¿arrasará “La Última Esperanza de la Tierra” en los Óscar de 2013?

Michael T. Klare
Sin Permiso

Puede que haya ya rumores, pero todos nosotros tendremos que esperar hasta la 82ª edición de los Premios de la Academia del 7 de marzo para descubrir cuantos oscars se va a llevar el taquillazo de Avatar. Ese espectáculo de ciencia ficción en 3D, dirigido por James Cameron, ha cosechado nueve nominaciones, incluyendo las de mejor película y mejor director, y ya a superado a Titanic, otro exitazo mundial de Cameron, como la película que más ha recaudado en la historia del cine. Pero hay incluso una duda mayor que atenaza a los millones de fans de Avatar: ¿qué será lo siguiente que va a hacer Cameron, el cuál ya ha anunciado que planea escribir una novela basada en Avatar, para la gran pantalla? Como suele ocurrir, yo tengo una sugerencia: que pase de las secuelas sobre otros lejanos mundos como Pandora, ¡y que haga la precuela!

Cameron nos da numerosas pistas en Avatar de que esa es la dirección que lógicamente debería tomar. En una conmovedora escena justo antes de que empiece la crucial batalla entre los Na'vi y los despiadados humanos, por ejemplo, Scully, el marine renegado que se ha vuelto un rebelde nativo, suplica ayuda a Eywa, la diosa que rige en toda Pandora: "Escucha, en el mundo del que venimos – no queda allí nada verde – ellos mataron a su Madre". En otro momento el Coronel Quaritch, el psicópata líder de los marines que con tanto brío interpreta Stephen Lang, se refiere al anterior servicio de Scully en el Primer Batallón de Reconocimiento de los Marines en la Tierra, destacando sus tres campañas en Venezuela. "Eso fue un asunto jodido", le dice. Y después, hablando de su propio historial de combate, Quaritch menciona duras batallas en Nigeria. Para cualquiera que esté familiarizado con la actual competencia global por los recursos energéticos, Venezuela y Nigeria son claramente grandes productores de petróleo con un largo historial de conflictos civiles.

2144 en 3D

Imaginémoslos, pues, en un planeta futuro agotado energéticamente. De hecho yo puedo fácilmente pintar ese futuro, de modo que permitidme que dé un paso más y me ofrezca a Cameron como asesor técnico para su precuela. Está claro que yo no podré ser la persona que escriba el guión o los diálogos de la película – conozco mis límites – pero cuando se trate de esbozar las futuras guerras por los recursos creo que puedo ser de gran utilidad. Así que partiendo de las pistas que da Cameron en Avatar junto con mis propios libros, Resource Wars, Blood and Oil y Rising Powers, Shrinking Planet, permitidme que dibuje el escenario que imagino para la precuela:

Es el caluroso verano de 2144, justo una década antes de que arranque Avatar (la película tiene lugar en el verano del 2154, tras un viaje desde la Tierra que se nos dice que conlleva seis años de hibernación, lo que nos permite pues situar temporalmente los combates en Venezuela en los que participó Jake Scully). Como ha venido ocurriendo durante décadas el mundo está en guerra, con varias potencias y bloques luchando amargamente por una decreciente reserva de recursos esenciales.

Tres grandes potencias dominan la lucha global, todos ubicados en latitudes nórdicas donde el clima sigue siendo tolerable y la tierra todavía recibe suficiente lluvia para sostener la agricultura. La primera de ellas, en la cual luchan tanto Scully como Quaritch, es la Federación de Norte América, fundada después de que los EEUU, ante la total desertificación de su mitad sur, invadiese y absorbiese Canadá. La segunda, la Gran China, que incluye el norte de China, la península de Corea y el este de Siberia (arrebatada a Rusia tras varias guerras), domina lo que queda de Asia; y en tercer lugar la Alianza Norte Europea, que incluye Alemania, Rusia (al oeste de los Urales) y Escandinavia, y que depende enormemente de los recursos del Ártico. Como en el mundo descrito por George Orwell en 1984, estas tres potencias se alternan permanentemente en el poder mediante alianzas cambiantes, mientras sus ejércitos se enfrentan unos a otros en las tórridas partes del planeta que todavía alojan algo de recursos naturales. En este mundo neo-Orweliano, el combate y la continua presión sobre los recursos escasos son la única constante.

Debido al calentamiento global, las regiones tropicales y subtropicales del planeta, incluyendo gran parte de África, la cuenca mediterránea, Oriente Medio, el sur y el sureste asiáticos, así como México y el suroeste de los EEUU, han devenido virtualmente inhabitables. Muchos países que eran islas y demás zonas costeras, incluyendo la mayor parte de Florida, Bangladesh, Vietnam, Sri Lanka, Indonesia y las Filipinas, están bajo el agua. Materias primas como el petróleo, carbón, gas natural, uranio, cobre y cobalto son ya irremediablemente escasas. El hambre es un peligro constante para aquellos que no puedan permitirse pagar los cada vez más caros cultivos y carne modificados genéticamente, y producidos en empresas agrarias que utilizan multitud de pesticidas.

Todavía persiste la civilización industrial a gran escala, pero muchas de las regiones que una vez fueron industriales han sido abandonadas, y las fábricas y sistemas de transporte que quedan están continuamente amenazadas por cortes en el suministro de energía y la falta de una provisión estable de materias primas. El petróleo es especialmente difícil de conseguir, y por lo tanto en los tres grandes bloques su uso está mayoritariamente restringido a los militares, las fuerzas de seguridad, los servicios de emergencia, las empresas más grandes y, por último, los muy ricos (si quieren hacerse una idea de cómo sería ese mundo, imaginen la película de Mel Gibson de 1979 Mad Max pero más exagerado si cabe). Otras fuentes de energía, incluido el gas natural y el uranio, son también cada vez más escasas. Las renovables, incluidas las energías solar y eólica, sirven para contrarrestar parte, pero no toda, la diferencia, mientras que la escasez de minerales clave – cobre, cobalto, estaño, manganesio, titanio – limita la escala de muchas actividades industriales.

Para la gente corriente – y solamente algo menos para la elite de un planeta fuertemente militarizado – la lucha por la supervivencia es una constante. Fuera de los centros industrializados de cada una de las potencias, la vida supone una búsqueda diaria de comida, agua y energía de cualquier tipo, así como toda clase de bien de lujo (piedras preciosas, armas, pedazos de tecnología) que pueda servir para comerciar a cambio de productos básicos. Para las grandes empresas y los gobiernos que las promueven, los cuales mandan a los Scully y los Quadritch a las cuatro esquinas del planeta para imponer su voluntad, el combate no es menos fiero para controlar los restantes yacimientos de petróleo, gas natural, carbón, cobre y uranio.
En el 2144, sólo cinco regiones del mundo todavía poseen reservas de petróleo y gas natural relativamente significativas: Rusia (y áreas fronterizas que pertenecieron a la antigua Unión Soviética), el Golfo Pérsico, el oeste de África (incluida Nigeria), la cuenca del Orinoco en Venezuela, y el ahora casi sin hielo Ártico. Pero hasta estas reservas se han visto seriamente mermadas, otorgando los yacimientos que quedan un inmenso poder a la empresa o el país que los controle. Si bien no son tan valiosos como el "unobtanium", el raro metal del que se saquea a Pandora y que luego se lleva a la Tierra, sí se podría decir que vienen a ser algo como un "casi-obtanium".

Vida (y muerte) en un planeta agotado

Que conste que estoy siendo un optimista para bien de Avatar: La Última Esperanza de la Tierra. Según mis propios cálculos de las reservas de recursos energéticos en el planeta, dudo mucho que en 2144 quede nada de petróleo o gas natural por el que valga la pena perforar. Pero desde la óptica narrativa, si en algún lugar fuesen a quedar dichas reservas dentro de un siglo y medio, los candidatos más probables son: el Golfo Pérsico porque todavía posee las mayores reservas mundiales combinadas de petróleo y gas natural, así que posiblemente sean las últimas en agotarse; Rusia, África y la cuenca del Orinoco porque hasta el momento han conseguido evitar la explotación intensiva por parte de las compañías occidentales, de modo que todavía retienen importantes reservas extraíbles; y el Ártico, el cuál sólo será totalmente accesible a los productores de petróleo cuando el calentamiento global haya fundido el casquete polar.
Dada la estructura de poder global tripartito del 2144, las reservas de petróleo y gas rusas se las habrán repartido la Alianza Norte Europea, que controla Siberia occidental y el Cáucaso, y la Gran China, que ha fortificado Siberia oriental y Asia Central. El Ártico será una fuente permanente de conflictos entre los tres bloques, con periódicas escaramuzas que romperán los acuerdos sobre las múltiples reivindicaciones territoriales que se solapan. Eso nos deja con el Golfo Pérsico, África occidental y Venezuela – los sitios donde se libra una lucha constante entre los Na'vi de este planeta y las distintas fuerzas expedicionarias que mandan los tres grandes bloques los cuales, a menudo mediante alianzas temporales y por conveniencia, también batallan entre ellos.

De nuevo, podemos hacernos una idea de que pinta puede tener eso. Bajo el mandato de su presidente ultra-nacionalista Hugo Chávez, Venezuela ha logrado distanciarse de su tradicional cliente, los EEUU, y ha fortalecido sus lazos con Rusia y China. Como parte de ese esfuerzo, Venezuela ha gastado miles de millones de dólares en comprar armas a Rusia y ha forjado una alianza energética estratégica con China. Alegando tener pruebas de un plan norteamericano para invadir su país, Chávez también ha llevado a cabo importantes maniobras militares de defensa nacional y ha aumentado el control militar de los puertos y otras infraestructuras clave.
Mirando hacia el futuro uno puede imaginar, pasadas unas décadas, que Venezuela es un satélite de la Gran China y sus yacimientos de petróleo pesado – los mayores que quedan en el planeta – están reservados para uso exclusivo de China. En estas circunstancias, no es difícil imaginarse que la Federación de Norte Ámerica tome medidas para derrocar el régimen venezolano de ese momento, lanzando una invasión en un remoto tramo de costa y dirigiéndose rápidamente hacia la capital, Caracas. Los venezolanos, respaldados por las fuerzas expedicionarias chinas, puede que logren detener la invasión pero no expulsar a los norteamericanos, refugiados en la maleza de las zonas selváticas. Puede que haya combates sangrientos – el "asunto jodido" mencionado por Quaritch en Avatar. Jake Scully, enviado a esta cruenta batalla por tercera vez, resulta gravemente herido y por poco no sobrevive al rescate.

Si actualmente Venezuela todavía es un sitio pacífico, Nigeria sí se encuentra ya inmersa en múltiples conflictos y sin duda destinada a ser uno de los grandes campos de batalla de las interminables luchas por los recursos naturales en nuestro futuro planeta. Con la mayor reserva sin explotar de petróleo y gas natural de África, es ya el escenario de una feroz competencia económica que involucra a los EEUU, China, Rusia y la Unión Europea, todos ellos queriendo explotar las riquezas energéticas nacionales. Las reservas de petróleo y gas natural de Nigeria fueron inicialmente habilitadas por Royal Dutch Shell y British Petroleum (ahora BP) – herencia del pasado del país como colonia británica – pero actualmente empresas norteamericanas, chinas y europeas ya han adquirido derechos para perforar valiosos yacimientos de hidrocarburos. Rusia ha entrado también en escena, al prometer ayudar a construir un gaseoducto desde el delta del Níger en el sur de Nigeria y a través del Sahara hasta la costa mediterránea, para un eventual flete hacia Europa.

Nigeria es ya hoy en día un campo de batalla. Habitantes descontentos del delta del Niger, donde se produce la mayoría del petróleo del país pero en cambio no llegan a penas los beneficios, se han alzado en armas en una lucha por conseguir una mayor parte de los ingresos petrolíferos del país. Tanto los EEUU como China están ya tratando de vender ayuda militar al gobierno de Nigeria para acabar con los insurgentes, con la esperanza de además poder reforzar sus respectivas posiciones en los campos petrolíferos de Nigeria.

De nuevo, es bien sencillo imaginar un escenario en el que, dentro de 134 años (o incluso antes), Nigeria haya pasado a estar bajo la influencia de la Gran China o la Federación de Norte América mientras el coronel Quaritch y su pelotón llevan a cabo operaciones de combate en la jungla de la región del delta, un lugar no tan distinto de Pandora, con obvias posibilidades para efectos "a la Cameron".

¿A donde más podrían Scully, Quaritch y sus colegas ser enviados a luchar? Para empezar, no asumamos que los actuales combates en Irak y Afganistán van simplemente a terminar o que los EEUU van alguna vez a retirarse voluntariamente de su maraña de bases en la región del Golfo Pérsico. Mientras los EEUU sigan obteniendo parte de su petróleo de esta zona – y la Federación de Norte América bien puede seguir luchando por ello en el 2144 – las fuerzas norteamericanas posiblemente sigan allí. Dados los históricos conflictos y enemistades que dividen a la región y la patente y extendida enemistad hacia la presencia norteamericana, no sería sorprendente que las fuerzas de la Federación de Norte América siguiesen combatiendo allí bien entrado el siglo XXII.
Finalmente el Ártico, cada vez más caliente, de momento no está en el mapa de los conflictos globales aunque bien podría convertirse en otro escenario de combates a medida que vaya atrayendo más y más operaciones extractivas. La región también hospeda una de las pocas comunidades indígenas que quedan en el planeta y que todavía mantienen un modo de vida tradicional, y que sin duda deberá enfrentar el tipo de invasiones destructivas que vemos en Avatar.

Con todo, y como imaginó Cameron, a pesar de la permanente lucha tanto la Federación de Norte América como las otras grandes potencias siguen, en el 2144, necesitando desesperadamente materas primas que ya no están fácilmente disponibles en este planeta. Las condiciones económicas, incluso para las elites privilegiadas, estarán en esos momentos ya deteriorándose rápidamente. Es en este contexto en el que las gigantescas corporaciones mineras puede que se unan en una fabulosa y gigantesca apuesta para recurrir a los viajes espaciales como una forma de reabastecer el planeta, viajando a la distante Pandora para extraer sus preciadas reservas de unobtanium, una milagrosa nueva fuente de energía.

No es pues tan difícil imaginar ese mundo futuro si seguimos en nuestra actual carrera hacia un cada vez mayor consumo de recursos, mayores emisiones de CO2, y la militarización del acceso a los recursos. ¿Tienen alguna duda de que la película que Cameron y yo haríamos, Avatar: La Última Esperanza de la Tierra, no sería a la vez apasionante y espectacular? Sería un mundo impactante, y un tanto angustioso, para visitar en 3D. Y tendría sólo un pero: a uno no le gustaría vivir ahí.

Michael T. Klare es profesor de estudios de Paz y Seguridad Mundial en el Hampshire College. Su último libro es Rising Powers, Shrinking Planet: The New Geopolitics of Energy (Metropolitan Books). Una versión documental de su anterior libro, Blood and Oil, puede encontrarse en la Media Education Foundation (Bloodandoilmovie.com).
Traducción parawww.sinpermiso.info: Xavier Fontcuberta

Guerra de Clases en Mojave

Mike Davis *
Sin Permiso

Traducción de Ángel Ferrero

El mayor agujero en California, después del actual presupuesto del estado, es la enorme mina de Rio Tinto en la ciudad de Boron, cerca de la base Edwards de las Fuerzas Aéreas. A ocho millas al noreste de Los Ángeles.

Visto desde Google Earth, es fácil imaginarse el cráter de 700 pies de profundidad en el desierto de Mojave como resultado del impacto de un asteroide o de un cometa errante. Desde el mirador de la carretera 58, sin embargo, el paisaje es enigmático: una llanura de una milla de extensión de tierra ocre y lutolita gris que termina en lo que parece una gigantesca refinería química.

Por la noche, cuando más receptiva es la imaginación del conductor a las leyendas del desierto, la intensa iluminación del complejo lo convierte en algo fuera de lo común, incluso un poco extraterrestre, como procedente de otro mundo, una siniestra colonia minera de alienígenas.

El trabajo de Terri Judd pertenece a parte de este paisaje extraño o inquietante -o más bien a su vacío. Terri es minera de bórax de tercera generación y tiene tantas raíces en este desierto como una de las yucas que crecen en él. Cada mañana, durante los últimos trece años, se ha atado su melena pelirroja, puesto el casco, subido la escalerilla de una gigante excavadora Le Toruaneu y puesto en marcha su motor diésel de 1.600 caballos. Su cabina con aire acondicionado está casi a la altura de la copa de un árbol y corona una máquina de neumáticos de doce pies fabricados especialmente, cada uno de los cuales cuesta 30.000 dólares. Opera este Leviatán manipulando delicadamente dos palancas de mando, algo más propio de un complejo videojuego que de Mad Max.

En un turno normal de doce horas y media, repite una y otra vez, mecánicamente la misma calistenia: desciende la pala de veinte pies, recoge con destreza de veinticinco a treinta toneladas de bórax y los descarga en una de las plantas de la mina, donde las convertirán en ácido bórico o granulado para su eventual uso en docenas de aplicaciones industriales, desde fibra de cristal hasta pantallas de alta definición.

Cada año se almacena un millón de toneladas del bórax producido en contenedores (800 de los cuales, permanentemente asignados a la mina) que son transportados al puerto de Los Ángeles para ser embarcados con destino a China y a otros países en vías de industrialización hambrientos del residuo cáustico de los antiguos lagos de Mojave. La mina de Boron, que reemplazó una antigua mina subterránea, produce casi la mitad de las reservas mundiales de bórax refinado.

Trabajar a campo abierto en una mina de Mojave probablemente no sea algo para todos los gustos, pero a Terri -una veterana de la Operación Tormenta del Desierto y madre soltera- le gusta su trabajo. "¿Qué puedo decir? Solíamos jugar con juguetes grandes. Creo que siempre fui una niña un poco machona. Prefería los Tonkas [serie de juguetes de vehículos de la construcción, n.T.] a las Barbies, las llaves de tubo a las casas de muñecas."

Pero no juega sola: el Gran Hermano la vigila por encima de su hombro, evaluando su trabajo. "De hecho, el jefe va conmigo. El GPS de mi vehículo puede monitorizarse no sólo desde la planta, sino desde la sede estadounidense de Rio Tinto en Denver o incluso desde las oficinas centrales en Londres."

Los mirones, sin embargo, no acostumbran a molestar a Terri. "No hay vagos en la mina. Nuestra productividad es elevadísima, porque la minería de bórax es la historia de nuestra familia." Es más, la fuerza de trabajo de Boron se redujo a menos del 40% del tamaño de sus registros de producción de 1980 a pesar de una planta que envejecía rápidamente, un cuerpo de mineros que ganaba años y mal carácter y una dirección cada vez más alejada y hostil.

I

Terri reconoce que su devoción a la mina ha sido un acto de amor no correspondido. En las negociaciones contractuales del año pasado, Rio Tinto (la multinacional australiano-británica que compró las instalaciones U.S. Borax en Boron, en 1968 y les cambió el nombre por el de Rio Tinto Borax) dejó atónitos a los miembros de la International Longshore and Warehouse Union, ILWU, Sección 30 (Boron), reclamando la abolición del sistema de antigüedad contractual vigente y la rendición de cualquier voz obrera en el proceso de negociación laboral.

Según Dan Gehring, el último en una sucesión de recientes directores de la mina, la competición internacional les empuja a un cambio drástico de "equipos de alto rendimiento que tienen la flexibilidad para hacer muchos trabajos diferentes, y necesitamos recompensar y promover a nuestros mejores trabajadores. El viejo convenio no nos permite hacer eso."

La compañía quiere un contrato que le permita promover o rebajar a su capricho, deslocalizar los puestos de trabajo sindicados, convertir puestos a tiempo completo en puestos a tiempo parcial con pocos o ningún beneficio, reorganizar los turnos sin aviso y penalizar gravemente al sindicato si los trabajadores presentan quejas contra la compañía con la National Labor Relations Board.

Rio Tinto reclama básicamente el derecho a gobernar por mandato divino, a discriminar abiertamente e incluso a despedir a los empleados por delitos tales como "fracasar a la hora de tener o mantener relaciones interpersonales satisfactorias con el personal de la empresa, clientes, contratistas y visitantes."

"La propuesta de la compañía", subrayan los negociadores del sindicato, "dest ruiría nuestro sindicato, reduciría nuestros estándares de vida y daría a Borax el control absoluto sobre nuestras vidas." El 30 de enero, los miembros del sindicato de la Sección 30 rechazaron unánimemente las concesiones exigidas por Rio Tinto.

La fecha límite de la empresa expiró al día siguiente, cuando Terri Judd salió como siempre a trabajar acompañada de su fiambrera y su termo. Ella y otros trabajadores del turno de mañana se encontraron con la puerta principal de la empresa cerrada y una falange de nerviosos agentes del sheriff de Kern County pertrechados con todo el equipo antidisturbios. Dentro de la fábrica un "equipo de seguridad contra la huelga", un cuerpo de élite contratado por Rio Tinto, había tomado el control de todas las operaciones.

J.R. Gettier & Associates, con sede en Delaware, fanfarronea asegurando que es el Home Depot [grandes almacenes de bricolaje, n.T.] de los rompehuelgas, una gran fuente de especialistas en seguridad, guardias armados, expertos legales, espías industriales y, lo más importante, obreros de reemplazo altamente cualificados. Incluso tiene personas capaces de operar la gigantesca excavadora de Terri.

Los mercenarios de Gettier tienen una sonrisa de desdén dibujada en el rostro y llevan gafas oscuras mientras el convoy atraviesa un grupo de treinta airados miembros del sindicato. "Que te hagan un lockouf, dice Terri, "es muy diferente de ir a la huelga. Al principio cuesta de creer que la compañía vaya en serio en lo de que querer darte puerta. Oye, que mi abuelo trabajó en esta mina. Pero entonces ves que una caravana de esquiroles aparece para ocupar tu puesto de trabajo y la traición es como un puñal atravesándote el corazón."

II

Hubo un tiempo en que existían varios miles de comunidades mineras en Norteamérica. Es posible que ahora queden menos de un centenar. Boron (no incorporada, población de 2.000 personas) es una de las supervivientes y una de las más anómalas, pues no está en el desierto rojo de Wyoming o en las colinas de West Virginia, sino en la órbita exterior de la periferia de Los Ángeles. En los días del boom de 1930 era una ciudad industrial de libro, donde los empleados de la que entonces se llamaba Pacific Borax -muchos de ellos, como el abuelo de Terri Judd, emigrados de Oklahoma a causa del Dust Bowl ["cuenco de polvo", nombre con el que se conoce la prolongada sequía y tormentas de arena que azotaron EE.UU. durante la Gran Depresión y que agravaron sus efectos, obligando a muchos a emigrar, n.T.]- vivían en casas propiedad de la compañía y usaban vales de la compañía para comprar en la tienda de la compañía.

El sindicato (que recibió originalmente de un antiguo afiliado de la AFL el nombre de Borax Workers Union, el Sindicato de trabajadores del bórax) puso fin al feudalismo, pero el carácter empleador de la ciudad permaneció intacto hasta que una enconada y en ocasiones violenta huelga de 132 días en 1974 forzó a los trabajadores colocados en listas negras a buscar nuevos trabajos. Algunos los encontraron en un campo de pruebas de misiles cercano, mientras otros aprendieron a pulir espejos en una estación de energía solar construida por los israelíes o se presentaron a los puestos de guardia en la prisión federal carretera arriba.
Pero la diversidad económica sigue siendo limitada, y cerca de una cuarta parte de los hogares de Boron aún ponían sus relojes a la hora que les marcaba Rio Tinto el Año Nuevo pasado. Aquí hay probablemente un número igual de mineros retirados y antiguos empleados, así que virtualmente todo el mundo en la ciudad tiene algún tipo de vínculo íntimo con la mina y con su turbulenta historia.

Durante el conflicto de 1974, Boron se polarizó en una facción mayoritaria favorable al sindicato y otra minoritaria favorable a la empresa. Hubo un disturbio famoso en la puerta principal durante las primeras horas del conflicto, luego se dinamitaron las casas de varios capataces y la fuente de electricidad de la mina, hubo intercambios episódicos de disparos, un éxodo de empleados directivos y, de facto, la ley marcial durante la ocupación de la comunidad durante un año por parte de los sheriffs de Kern County.

El lock out, en cambio, ha llevado a un patriotismo local mucho más inclusivo. A lo largo de la Twenty Mule Team Road [el camino por el que se transportaba el bórax, n.T.] las pancartas dando apoyo a los mineros de Borax festonean las ventanas de los hogares y camionetas. Skateboarders y abuelas llevan camisetas negras con el lema Union Tough (El sindicato resiste). La simpatía con la ILWU no es una condición necesaria para despreciar al ejército mercenario de guardias y esquiroles de Rio Tinto.

III

Día doce. El lock out comienza a parecer un sitio a la ciudad, pero al revés. Es la ciudad, no la mina, la que está bajo una presión creciente. En el local del sindicato, el equipo "de vigilancia de la puerta principal" informa de que los agentes del sheriff se han relajado y que incluso se muestran amistosos, probablemente porque están implicados en su propia batalla contractual con los supervisores del condado. Pero los reemplazos se han vuelto más descarados, llegando a deliberadamente a chocar contra un miembro del sindicato con su furgoneta.

Uno de los organizadores anota con gravedad el incidente en su libreta legal y regresa a la cocina, donde se acurruca con su teléfono móvil. Está llamando a la lista de miembros del sindicato para recordarles la marcha de solidaridad de la semana que viene. Los trabajadores de Boron están esperando la llegada de miembros de la ILWU de toda la Costa oeste así como un contingente de dirigentes sindicales mineros y portuarios de todo el mundo.

Al otro lado del hall, mientras tanto, Terri está discutiendo con otro operador de excavadora, Kevin Martz, sobre cuál de ellos realiza el trabajo más hercúleo en la mina.

En términos cuantitativos, no debería haber ninguna disputa: Kevin trabaja con una excavadora P&H 4100 "ultra class" con una capacidad de carga de 115 toneladas, una de las mayores máquinas de minería del mundo. En unos pocos días de trabajo probablemente abriría él solo todo el canal de Panamá. Pero Terri cree que la cualidad es más importante: "Vamos, Kevin, tu sólo recoges mierda; yo extraigo minerales. Valgo más que tú."

Kevin sonríe de manera cómplice, luego ríe. Explica que un equipo minero, como un cuerpo del ejército en combate, descansa en buena medida en tomarse el pelo mutuamente para mantener la camaradería. "Nuestro trabajo depende de la amistad, no de la competición. En un entorno de máquinas peligrosas y explosivos cada uno tiene que velar por la seguridad del otro."

Ni él ni Terri son capaces de reconocer una lógica racional en el celo de Rio Tinto por atomizar la comunidad de trabajo tradicional y promover una competición licantrópica por las primas.

"Algún genio en Denver o Londres", dice Terri, "cree que puedes mejorar tu rendimiento adoptando la ley de la jungla. Pero sin un sistema justo que fije la promoción y las pagas, el trabajo en equipo resultará gravemente afectado y la moral se desplomará. La mina será menos productiva y más peligrosa."

La conversación se desplaza hacia el impacto del lock out en la economía de la ciudad. Terri es una miembro destacada de Veterans of Foreign Wars (Veteranos de guerras extranjeras), mientras que Kevin es líder de los scouts y miembro activo de su capítulo del Movimiento de los Santos de los Últimos Días.

"Normalmente en el local de la VFW no cabe ni una aguja los viernes por la noche, en que hay karaoke", explica Terri, "pero el viernes pasado sólo había tres familias. Domingo [un restaurante mexicano que se hizo famoso por su popularidad entre los trabajadores del transbordador aeroespacial cerca de Edwards, nota de Mike Davis] va cuesta abajo y el dentista de la ciudad podría cerrar porque todo el mundo ha perdido el seguro dental para su familia."

Kevin añade que muchas de las familias de miembros del sindicato, especialmente las que recientemente compraron casas en ahora hundidos boom-burbios como Victorville o Palmdale a más o menos cuarenta millas de Boron, se enfrentan a una catástrofe inminente. "Sus hipotecas están por los suelos, así que el lock out es la gota que va a colmar el vaso y dejarlos en la calle. Perderán sus hogares con toda seguridad."

Kevin cree que los valores fundamentales están amenazados. Como muchos trabajadores mormones -el grupo social más malentendido del oeste americano- es un buen sindicalista, pero no un izquierdista. No del todo equivocadamente, ve a 30 personas plantándose a favor de trabajos decentes que permiten a las familias frugales prosperar en comunidades estables y a escala humana como Boron.

"Mi mujer es profesora de escuela en la base de las Fuerzas Aéreas de Edwards, no tenemos más deudas que nuestra hipoteca, nuestros hijos sacan buenas notas en las escuelas, amamos el desierto... pero si Rio Tinto continua jugando sus cartas así, al final nos veremos forzados a marcharnos, quizás a Wyoming."

Terri, boronita hasta la médula, confiesa que también se ha estado preguntando si en las minas de Nevada o Wyoming están buscando operadores de excavadora con experiencia. Es optimista con respecto al sindicato, pero sabe que Rio Tinto ejerce el poder más allá del juicio de la gente común. "¿Seremos una ciudad fantasma el año que viene? Ésa es la verdadera cuestión."

IV

"¿Dónde diablos está Bougainville?", alguien pregunta a Dave Dorton. "Es una isla cerca de Nueva Guinea", responde.

Quienes vigilan de la puerta están reunidos bajo un toldo, bebiendo café y hablando sobre los esqueletos en el armario de la empresa. Dave, un tipo gallardo que parece como si hubiera acabado de saltar de un barco vikingo es "jefe de silo" en la planta y uno de los antiguos motoristas de la vieja escuela que hay en el sindicato. Dice que el lock out ha despertado el interés de las bases por la escandalosa historia de Rio Tinto: "es como despertarse y descubrir que estás casado con un asesino en serie."

El verano pasado el tribunal de distrito en Los Ángeles confirmó la sentencia de los residentes de Bougainville -representados por Steve Berman, superestrella del litigio- de demanda a Rio Tinto en un tribunal estadounidense por "crímenes contra la Humanidad, crímenes de guerra y discriminación racial." Como el caso de Jarndyce y Jarndyce en Bleak House (Casa desolada) de Dickens, la denuncia se mueve a ritmo de un glaciar a través de la terrorífica oposición de la corporación y puede que tarde años en llegar a celebrarse el juicio, pero las acusaciones son espeluznantes.

A finales de los sesenta, Rio Tinto, apoyada por Australia (y después de 1975 por el gobierno independiente de Papua Nueva Guinea), comenzó a expropiar tierra en el fértil centro de la isla más septentrional de Bougainville, Solomon Island, para perforar una de las zonas más ricas del mundo en depósitos de cobre. Millones de toneladas de desechos de la mina contaminaron el ecosistema y devastaron la agricultura local, y en 1989 la violenta represión de las protestas no violentas encendió la mecha de un alzamiento revolucionario en toda regla. La compañía apeló a su socio en el negocio, el gobierno neocolonial papuano.

En Bougainville, según su antiguo comandante, el general Singirok, "las fuerzas de defensa de Papua Nueva Guinea se convirtieron en el personal de seguridad de Rio Tinto y se les ordenó emprender acciones, por todos los medios necesarios." La demanda proporciona pruebas contundentes de las atrocidades de la empresa y del gobierno que condujeron a la muerte de casi el 10% de la población de la isla. (Durante la Guerra Civil española, Rio Tinto aplaudió al general Francisco Franco por ejecutar a los mineros radicales que habían ocupado sus propiedades españolas.)

Bougainville es sólo un punto en un largo résumé de devastación. El fondo de pensiones del gobierno noruego, el segundo más grande del mundo, retiró reciente 870 millones de dólares de la cartera de Rio Tinto en protesta por su "falta de ética" en su participación con Freeport McMoRan en la infame mina de Grasberg, en Irian Java, ocupada por los indonesios (Nueva Guinea occidental). Grasberg es un desastre medioambiental más allá de la imaginación, y como en Bougainville, la resistencia tribal se ha encontrado con asesinatos y masacres del ejército indonesio.

Si las operaciones de Rio Tinto en el sudoeste del Pacífico recuerdan a las del rey Leopoldo en el Congo, sus relaciones industriales, desde Sudáfrica a Labrador y Utah, son el último modelo en lo que se refiere a intimidación a los trabajadores.

En Sudáfrica los sindicatos mineros han cuestionado desde hace tiempo si Rio Tinto, de la que se rumorea desde hace mucho que proporcionó uranio al programa de armas atómicas clandestino de Pretoria en los setenta, realmente ha roto con el apartheid en lo que se refiere a su tratamiento de los trabajadores negros. En febrero hubo una insurrección obrera en su enorme mina de uranio en Róssing, Namibia, por el aumento unilateral de las cuotas de producción y su rechazo a aceptar las quejas de los trabajadores. (Resulta interesante comprobar que el gobierno de Irán es el socio menor de Rio Tinto, con un 15% de las acciones, en Róssing.)

En Australia, donde la compañía explota algunas de las reservas mundiales más importantes de hierro, carbón y uranio, ha arrancado de cuajo los sindicatos tradicionales, recortado los salarios reales y (como está intentando ahora en Boron) reemplazado la negociación colectiva por contratos individuales variables.

Los mineros australianos y los conductores de trenes de mercancías, sin embargo, han luchado con huelgas salvajes y nuevas campañas de organización. Su desafío ha conducido a la compañía a una solución extraordinaria: una "mina del futuro" completamente automatizada que no requerirá mineros revoltosos o trabajadores del ferrocarril. Se está desarrollando un prototipo en el remoto complejo de minas de hierro de Pilboro: hasta once minas trabajan con perforación robotizada, vagonetas automatizadas y, muy pronto, también trenes de mercancías sin conductor, todo controlado desde un centro de operaciones en Perth, a 800 millas de distancia.

Los analistas de la industria debaten si la revolución de las minas automatizadas será viable fuera de los mayores depósitos de hierro y carbón con reservas próximas a la superficie, por lo que los 30 trabajadores de Boron no tienen por qué preocuparse sobre cualquier incremento de esquiroles robots. Pero están tratando urgentemente de descifrar el juego complejo y despiadado que Rio Tinto y otras superpotencias mineras están jugando a una escala mundial.

V

La revolución industrial en Asia está llevando a un clímax en la lucha por la propiedad de los metales y minerales estratégicos que comenzó a finales del siglo XIX. Por ejemplo, una sola fusión, la producida entre Rio Tinto y la aún mayor BHP Billiton, crearía la tercera mayor empresa del mundo (después de ExxonMobil y General Electric), con un poder sin precedentes para establecer los precios de las exportaciones de hierro, aluminio, cobre y titanio.

Por decirlo de otro modo, una fusión descomunal como ésa arrancaría enormes rentas del futuro crecimiento industrial de China y resto de Asia, algo que Beijing, al menos, no tiene intención de permitir que suceda (el hierro es el segundo material más caro que importa tras el petróleo).

Lo que Forbes denominó "la batalla de Rio Tinto", comenzó hace dos años, a finales del boom minero del 2000, cuando una BHP en la que afluía el dinero intentó tomar hostilmente el control del sector y se enfrentó con las ofertas multimillonarias de bloqueo de una nueva inversión de la Aluminium Corporation of China, controlada por el gobierno.

Pero a medida que los precios de los recursos minerales caían en picado tras el crash de Wall Street, las acciones de Rio Tinto se hundían con el peso de la deuda de 38 mil millones de dólares contraída para comprar Alcan (antes de que BHP lo hiciese) en 2007. BHP, frente a la incapacidad de Rio Tinto de vender su deuda de Alcan como bonos, así como en la siguiente bajada de su crédito, retiró temporalmente el ataque, mientras que los esforzados Chinos fueron rechazados descortésmente por los rebeldes accionistas de Rio Tinto, apoyados por los políticos australianos xenófobos.

Rio Tinto logró sobrevivir al primer año de la recesión suprimiendo miles de puestos de trabajo y vendiendo diez mil millones de activos no esenciales, mientras economizaba su misión fundamental de explotar "grandes asentamientos mineros a bajo coste." A los directores de mina de su división de minerales, que incluye los boratos, se les dijo que la inversión futura en sus operaciones tendría como única recompensa recortar costes y aumentar beneficios, pero no beneficios en forma de status quo. El trabajo, según parece, es un coste especialmente "comprensible".

En el caso concreto de Boron, el proyecto financiero denominado "la disolución directa modificada de la kernita", anunciado como la clave para la explotación a largo plazo de la mina, fue convertido en moneda de cambio para la "flexibilidad y responsabilidad en nuestras prácticas de trabajo", es decir, arrojando a la basura el viejo acuerdo de negociación colectiva para los trabajadores locales.

En las negociaciones Rio Tonto adoptó una postura intransigente y aseguró que la crisis en el mundo de la minería había dejado obsoleta toda relación entre contratos y sindicatos. Hasta la última caída, Rio Tinto y otros gigantes de la minería habían recuperado su talla gracias a la ola de crecimiento renovado de China, y se espera que los precios del hierro crezcan hasta el 50% este año.

La entrada de dinero de otros productos minerales, incluyendo los boratos, y los incrementos en los precios de las acciones de la mina han sido probablemente reforzados mediante un enorme flujo de inversión procedente de fondos de pensiones y otros inversores institucionales: probablemente una burbuja especulativa del mercado.

Entonces, en un movimiento sorprendente, Rio Tinto traicionó a sus pretendientes chinos y se fugó con BHP. El fruto de su amor es una joint venture -básicamente, una fusión parcial- que consolida sus colosales operaciones en la minería de hierro en Australia, concediéndoles un poder para el establecimiento de los precios sobre el metal más importante del mundo sin precedentes.

Es más, tanto Tom Albanese, antiguo director ejecutivo de Rio Tinto, como Marius Kloppers, su homólogo en BHP, advirtieron recientemente a los principales compradores que los índices de precios anuales serán cosa del pasado, a medida que la nueva empresa minera ajuste los precios a los del volátil mercado. China, en particular, podría ver sus costes en acero y manufacturas elevarse por miles de millones.

La respuesta inmediata y furiosa de Beijing fue arrestar a los cuatro ejecutivos más importantes de la compañía en Shangai por "espionaje" (los cargos se redujeron luego a soborno). Los oficiales chinos dicen pestes sobre el "monopolio" Rio Tinto/BHP, aunque sin duda preferirían formar parte de él antes que tener que desmantelarlo.

VI

El futuro de una pequeña ciudad de Mojave está así envuelto en competiciones geoeconómicas mucho mayores y más importantes que el mercado del borato en sí mismo. ¿Qué oportunidades tienen en consecuencia 560 mineros y sus familias en una lucha contra Godzilla?

El historial de los últimos veinte años no es alentador. Salvo algunas heroicas excepciones -la huelga de carbón en Virginia en 1989-90, la huelga de los Casinos Frontier en los noventa en Las Vegas y unas cuantas más- los sindicatos internacionales rara vez han deseado apoyar una lucha local hasta la última bala o el último centavo.

Pero la ILWU tiene una credibilidad única en la calle. El pit bull de los sindicatos de la generación CIO hincó el diente a los talones de la industria portuaria de la Costa oeste en 1934 y nunca más la ha dejado marchar. Se supone que los sindicatos industriales están muriendo, pero la ILWU, a pesar de su modesto tamaño, golpea lo suficientemente fuerte para mantener a la poderosa Pacific Maritime Association en su esquina y contra su voluntad, mientras se asegura que los puestos de trabajo en el puerto siguen a salvo y bien pagados.

Como el único sindicato que sobrevivió al McCarthysmo con un liderazgo de izquierdas (con Harry Bridges) intacto, la ILWU es también legendaria por arrimar el hombro con el eslógan "solidaridad de clase obrera". Desde los sesenta ha llevado a cabo docenas de acciones industriales y retiradas del puesto de trabajo en señal de protesta en apoyo a los estibadores australianos en huelga, los agricultores de California y los luchadores por la libertad sudafricanos. Es más, en mayo de 2008 el sindicato cerró la Costa oeste durante un día en protesta por la Guerra de Irak.

Anticipándose al lockout de Boron, la ILWU ha convencido a sus miembros de una coalición internacional de sindicatos mineros y marítimos -muchos de los cuales ya habían luchado antes contra Rio Tinto- para reunirse periódicamente en la ciudad cercana en el desierto de Palmdale. El 16 de febrero los delegados, junto con las bases de otras secciones de la ILWU, llegaron a Boston para marchar hacia la mina, un acto que fue seguido por una gran barbacoa organizada por la sección local del sindicato.

La protesta la abre el ruidoso rugido de los motores de cabeza de pala y de doble árbol de leva de las Harley-Davidson. Los estibadores-motoristas de la sección 13 (Puerto de Los Ángeles) aparecen de entre la bruma del desierto como la horda enfundada en chaquetas cuero de Marlon Brando en Salvaje (o, mejor aún, como los comanches de Blood Meridian [la novela de Cormac McCarthy, n.T.]).

Algunos, aún sobrecogidos, susurran, "menos mal que estos tipos están de nuestra parte." Después conté veintiséis hermosas Harley negras aparcadas en reverencial semicírculo en la calle adjunta a la sede del sindicato. (Los desafortunados propietarios de rice-burners y pasta-rockets [términos para referirse peyorativamente a las motocicletas de fabricación asiática e italiana respectivamente, n.T.] tuvieron que apartar sus motocicletas japonesas e italianas a una distancia prudente.)

Miembros de la ILWU de otras ciudades llegan coche tras coche, luego dos autobuses transportando dirigentes sindicales estadounidenses y extranjeros. La multitud aplaude, la gente se saluda, algunos ponen "Born in the USA" [de Bruce Springsteen, n.T.] a todo volumen y los manifestantes comienzan a reunirse, unos 600, detrás de una pancarta que se extiende de lado a lado de la carretera: "un ataque a uno es un ataque a todos."

Es una marcha fácil de una milla con un tiempo agradable hasta la puerta principal. Los miembros locales del sindicato portan una docena de banderas americanas y del cuerpo de Marines al frente, y empiezan a corear, "queremos trabajar, queremos trabajar". Los sheriffs están relajados, pero los guardias de seguridad de Gettier carretera arriba empiezan a ponerse nerviosos. Como siempre, sus caras son inescrutables detrás de las gafas de sol, pero casi se puede oler el sudor a culpabilidad que exudan.

VII

Imaginaos un picnic organizado por la IWW [International Workers of the World, sindicato anarquista, n.T.], la Legión Americana y los Ángeles del Infierno. Uno de los primeros en dirigirse a la tribuna es Oupa Komane, del sindicato minero de Sudáfrica. Tiene una voz magnífica: "Camaradas, ¡os traigo saludos revolucionarios de los mineros de Sudáfrica!" Miro a mi alrededor para ver cómo reaccionan los "camaradas" que ondean banderas americanas. Komane recibe un caluroso aplauso.

Un minero del cobre curtido en mil batallas procedente de Utah (donde Rio Tinto posee la gran mina de Kennecott en Bingham Canyon) dice, "no puedo deciros lo que pienso de esta compañía: no en frente de mujeres y niños." Un australiano advierte: "matarán vuestra ciudad. Es lo que nos hicieron a nosotros." Un canadiense habla sobre más ciudades muertas en Quebec, mientras un neozelandés explica una historia sobre el siniestro papel de Rio Tinto a la hora de derrotar una legislación para contener el cambio climático en su país.

El fogoso presidente de los trabajadores turcos del borato, cuya industria de propiedad estatal (Eti Mine Works) fue fundada por Atatürk, padre de la república de Turquía, trae saludos de los Borons de Anatolia: Kirka, Emet, Kestelek y Bandirma. Se ríe de la afirmación de Rio Tinto de que los salarios por hora de sus mineros (casi 10 dólares en un país barato frente a la media de 26 en Boron) exige poner fin a los derechos de los sindicatos en California.

Finalmente Ken Riley, presidente de la International Longshoremen's Association [Asociación Internacional de Estibadores], sección 1422, en Charleston, Carolina del Sur mayoritariamente negra, y líder de una de las luchas más valientes en la historia reciente del movimiento obrero estadounidense (véase Joann Wypijewski, "Audacity on Trial", 6-13 agosto, 2001) resume el caso con optimismo: "tomad por una parte a la ILWU, por la otra al mundo. Cuando nuestra internacional nos abandonó, allí estaban ellos. Ahora nosotros estamos aquí."

Cuando termina, me acerco a Ken y le confieso mis dudas. Niega con la cabeza. "Entiendo lo que estás diciendo, pero te equivocas", dice. "Esto no es un escenario político. El primer mes de una lucha es decisivo, y la ILWU está haciendo un trabajo muy bueno presentando la importancia de Boron para el resto del movimiento obrero. Internacionalmente, nuestros sindicatos entienden que tenemos que organizar la cadena logística, desde los productores a los transportistas, los distribuidores y los vendedores. Éste es un nuevo modelo del poder del movimiento obrero, como el sindicalismo industrial de los treinta, pero adaptado a la realidad de la mundialización."

"¿Pero Boron?", pregunto.

"Eh, algo nuevo está naciendo aquí. A la fuerza tiene que nacer."

Toni McCormick, una muchacha jovial de veintitantos, me lleva de vuelta a mi coche. Esposa de un miembro local del sindicato, entrena a las cheerleaders del instituto de Boron. "Soy la cuarta generación", me explica. "La casa de mi bisabuelo aún se tiene en pie, fabricada con viejas cajas de dinamita unidas con alambres. Nuestro equipo de fútbol juega en una liga del desierto contra los de otras ciudades mineras y militares. A veces tienen que placarse en el barro porque la hierba no crecerá en el lecho de un lago salino."

"¿Hay algo que pueda crecer en un lago seco?", pregunto.

"¡Claro", sonríe Toni. "Los mineros pueden".


* Nota de Correspondencia de Prensa: Mike Davis, historiador y urbanista marxista, nacido en la ciudad de Fontana (California, Estados Unidos), profesor en la Universidad de California en Irvine, es miembro del consejo editorial de la New Left Review (Gran Bretaña). Autor de numerosas obras, algunas han sido traducidas al castellano: El monstruo llama a nuestra puerta (Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006); Ciudades muertas (Editorial Traficantes de sueños, Madrid, 2007); Los holocaustos de la era victoriana tardía (Ed. Universitat de València, Valencia, 2007). En portugués la editorial Boitempo ha publicado: Cidade de Quartzo y Planeta Favela. Sus últimos libros publicados en inglés son: In Praise of Barbarians: Buda's Wagon: A Brief History of the Car Bomb (Verso, 2007); In Praise of Barbarians: Essays against Empire (Haymarket Books, 2008

sábado, 20 de marzo de 2010

¿Presión por La Colosa?

Diario Tolimense El Nuevo Día
IV 20 2010
Este medio de comunicación conoció que la Procuraduría General de la Nación realizó la semana pasada una visita técnica, además de sorpresiva, a Cortolima para revisar el expediente que lleva la autoridad ambiental sobre el proyecto minero La Colosa. De igual manera, el día anterior asesores del Ministerio de Medio Ambiente realizaron un ejercicio similar, precisamente cuando funcionarios estuvieron revisando durante todo el día la actuación de la CAR en el proyecto, aduciendo que ante la visita del presidente Álvaro Uribe, hoy a Ibagué, requería que las informaciones y actuaciones estuvieran al día.

Después de que Cortolima anunciara unas acciones jurídicas en contra del Ministerio por la aprobación del área de sustracción del proyecto minero se han tejido toda clase de rumores, que incluyen la posibilidad que quitarle a la Corporación su incidencia en el proyecto y hasta la salida del procurador Agrario del Tolima, Diego Alvarado.
Primera escena

El pasado 24 de febrero fue publicado en este periódico un artículo en el que Carmen Sofía Bonilla, directora de Cortolima, expuso las razones que la llevaron a no entregarle la concesión de agua a la empresa Anglogold Ashanti, aduciendo la escasez del líquido y el ‘Fenómeno del Niño’.
También, mostró su preocupación por las inconsistencias jurídicas que mostraron los decretos expedidos por el Gobierno, a través de los cuales el Ministerio acepta que el proyecto genera riesgos, al tiempo que avala la sustracción de un área de 6.39 hectáreas, que se ha denominado etapa de exploración.

¿Por qué reconoce los riesgos y después da vía libre a la exploración?, es la pregunta que seguramente tendrá que ser resuelta en los despachos judiciales.

La Directora anunció unos procesos jurídicos en contra del Ministerio, lo que hizo que su titular, Carlos Costa Posada, enviara una comunicación a este diario en la que rechaza tales declaraciones.

La misiva de Costa dice que "rechazo de manera enfática cualquier insinuación de que el Ministerio de Ambiente haya sido contradictorio o falto de objetividad jurídica en el caso de la sustracción de la Reserva Forestal Central en el municipio de Cajamarca"

Agrega que el cianuro ni siquiera se utiliza en actividades de exploración minera y que no hay inconsistencias en el proceso.

"Preocupa además que se insinúe que la Directora de Cortolima actuó bajo presiones, cuando como servidora pública sus actuaciones deben estar inspiradas por los principios de transparencia e imparcialidad que rigen la función administrativa", agrega el documento.
Segunda escena

Mientras la polarización se hace manifiesta entre la CAR y el Ministerio, la semana pasada la Corporación recibió la visita no anunciada y sorpresiva de la Procuraduría General de la Nación que requirió, solamente, la información de La Colosa durante dos días.

Los servidores públicos buscaron, pero no hallaron ninguna inconsistencia de tipo administrativo frente al proyecto.

De igual manera, en el pasado Consejo de Gobierno, celebrado en Hatogrande el 13 de marzo anterior, el presidente Álvaro Uribe Vélez requirió a la viceministra de Ambiente, Claudia Mora, sobre el tema.

Mientras Uribe replicó que ‘miren qué hacer con ese asunto’, la funcionaria le contestó ‘ya lo estoy mirando’, dejando notar que habría ‘terquedad’ por parte de la CAR.

Mientras Mora ha señalado que no hay escasez de agua en el Tolima, razón por la cual se debería analizar el otorgamiento de la concesión de agua de La Arenosa y la quebrada La Colosa a Anglogold Ashanti, la autoridad ambiental del Tolima sostiene que sí la hay y muestra de ello es el racionamiento en Cajamarca por cuenta del ‘Fenómeno del Niño’ y los bajos niveles a los que llegaron las cuencas del Coello, el Totare y el Cocora, entre otros.

En ese orden de prioridades, Cortolima le ha recordado al Ministerio que la misma Ley 99 de 1993 determinó la utilización de los recursos hídricos, siendo la prioridad el consumo humano y estando en el puesto séptimo la minería.

Advirtiendo, además, que esto es un tema técnico, y que si bien el ‘Fenómeno del Niño’ ha reducido los caudales de forma preocupante en el Tolima, las lluvias que se avecinan amenazan con incrementar los niveles de erosión de diferentes municipios, dentro de los cuales está incluido Cajamarca.En otras oportunidades, Cortolima le ha recordado al Gobierno nacional la incidencia de los temblores del Machín en la zona y su posible erupción, el efecto de la construcción del Túnel de La Línea y la conformación geológica del área rural de Cajamarca, pero hasta el momento, la CAR ha visto que sus razones no han sido validadas y que por el contrario el Gobierno Uribe, o sus funcionarios, estarían observando a Cortolima como un verdadero peligro u obstáculo para el proyecto minero.
Tercer acto

Precisamente ayer, representantes del Ministerio de Ambiente estuvieron durante todo el día en la CAR para detallar los avances de la gestión, por si el presidente Uribe, que se encuentra hoy en Ibagué, pregunta algo al respecto.

Lo extraño, dijo una fuente a este medio de comunicación, es que el mayor interés lo suscitó el proyecto La Colosa.

De hecho, trascendió que en Bogotá se estudia la posibilidad de quitarle a Cortolima su injerencia en el proyecto.

La única manera de hacerlo es que el Ministerio o la Procuraduría encuentren alguna irregularidad en el manejo financiero o administrativo, o que haya incumplido con sus funciones de regulación ambiental.Otras son cambiar la ley, y que en el orden de prioridades para las concesiones ubiquen la minería en el tercero o cuarto lugar, lo cual generaría un debate en el país.

Por ahora, sería interesante que el presidente Uribe, que realiza un Consejo Comunal hoy en Comfenalco (Picaleña), diera a conocer la posición oficial de su Gobierno respecto a este proyecto, pues si bien la Constitución protege el medio ambiente, el Código Minero protege a las multinacionales.
síntesis

Ibagué estuvo a unos días de entrar en racionamiento, pero para el Viceministerio de Ambiente no hay problemas hídricos ni escasez de agua en el Tolima.
DATO

De encontrase alguna irregularidad administrativa por parte de la Procuraduría General de la Nación en el caso La Colosa, todo lo relacionado con la aprobación del proyecto pasaría a manos del Ministerio de Medio Ambiente.
SABÍA USTED QUÉ...

La minería ocupa el séptimo lugar en el orden de prioridades a la hora de otorgar concesiones de agua, según lo estableció la Ley 99 de 1993 y el decreto 1541 de 1978.
Comentarios


voces - NO AL CIANURO.

2010-03-20 02:24:03

Voz 1. La propia actividad normal de la minería del oro a cielo abierto por lixiviadocon cianuro, sin necesidad que se produzcan accidentes, produce impactosaltamente devastadores inaceptables sobre ecosistemas y humanos, modifica lasuperficie terrestre, dejando como recuerdo cráteres y escombros contaminados.

Voz 2. Hasta que al fin el uribista Procurador Ordoñez sacó las garras en el caso de La Colosa.